domingo, 21 de enero de 2024

ORHAN PAMUK (1952): EL MUSEO DE LA INOCENCIA (ESTANBUL, 2012)











































Fotos: Tocho, enero de 2024


No sabemos hasta qué punto la historia que se cuenta ocurrió fuera de la novela y del museo. Porque la veracidad está en su narración y su puesta en escena: un teatrillo por el que los espectadores se desplazan, contemplando objetos que evocan, recrean y componen una historia.
El Museo de la Inicencia es el título de un proyecto que comprende una novela del escritor turco contemporáneo, premio Nobel de literatura, Orhan Pamuk , y un museo que éste ideó como escenificación de su novela.

Inaugurado en 2012 y declarado mejor museo europeo dos años más tarde, el museo se ubica en una estrecha casa unifamiliar antigua en el llamado barrio europeo de Estambul, adquirida por el novelista.

Rehabilitada, una escalera en espiral une tres plantas por las que disponen vitrinas pobladas de objetos, dispuestos como en pequeños dioramas que recuerdan las cajas surrealistas de Joseph Cornell, que cuentan una doble historia: la historia de dos familias de Estambul entre los años 30 y 70, cuando el turismo y la occidentalización fueron cambiando la atmósfera, opresiva, ritualizada, de la ciudad; la trágica historia de dos amantes separados por sus tan distintas clases sociales cuyas barreras no logran romper; evocados por objetos que los pertenecieron; y el reeencuentro de los amantes, a escondidas, antes del trágico final, durante el cual el protagonista masculino fue quedándose en secreto con una pequeña posesión de su amada para poder tenerla siempre cerca gracias a la mediación fetichista de unos objetos. 
Las vitrinas son relicarios dispuestos de tal modo que escenifican los capítulos de la novela, y todos el museo ilustra sobre vidas perdidas, la vida acompasada de una ciudad que yo no es, salvo en el recuerdo, y la vidas de dos figuras que no lograron vivir plenamente sus vidas salvo por la presencia perturbadora de objetos menudos, desde muñecas hasta viejas fotografías, recortes de periódico y botes de perfume vacíos.

Un hermoso y sobrecogedor museo, con una de las mas sugerentes museografías que cabe imaginar (obra del novelista y de los arquitectos berlineses Brigitte y Gregor Sunder-Plassmann) del que es muy difícil despegarse.



jueves, 18 de enero de 2024

Encantos

 “ “Escribir es limpio, pero hablar es sucio. Es sucio porque es ser zalamero ” (Gilles Deleuze)


“Écrire c’est propre, mais parler c´est sale. C´est sale parce que c´est faire du charme"  (Gilles Deleuze)

miércoles, 17 de enero de 2024

2026





 Vídeo de presentación en la segunda y definitiva fase de un proyecto finalista del concurso de comisariado del congreso mundial de arquitectos Barcelona 2026.

“La arquitectura es demasiado seria para quedar en manos de los arquitectos” (Giancarlo de Carlo)

El equipo comprendía, entre otras personas, a actores y directores de teatro (Marcel Borràs, Irene Escolar), músicos (Clara Aguilar, Helena Cánovas), escenógrafos (Adriá Pinar), filósofos (Jèssica Jaques, Gregorio Luri), cineastas (Albert Serra, Nuria Giménez Lorang), artistas plásticos (Ala Younis), críticos de arte (Ángela Molina), diseñadores gráficos (Quim Pintó), editores (Ediciones Asimétricas), productores de vídeo (15-L), iluminadores (Cube), modelos (Fernando Albaladejo, también estudiante de arquitectura), arquitectos (Sergio Pardo, Aureli Santos, jóvenes y estudiantes, sobre todo, Mònica Sambade, Gemma Serch, Carlos Bitrian, Oriol Jutglar, Roger Badia, Tiziano Schürch, Oscar Poggi, Marc Marín), productores musicales (Albert Guardia, del dúo Maestro Espada, entre otros), etc.


El equipo ganador comprende solo arquitectos.

El congreso no era de arquitectura, sino como se precisó, de y para arquitectos.

La propuesta finalista recibió la siguiente evaluación:

“Si en la primera fase, se valoró la capacidad de
evocación de la propuesta, se constata que, en esta
segunda fase, la propuesta mantiene esta
capacidad, confirmando que se trata de una
propuesta apetecible e intelectualmente
estimulante. A la propuesta presentada, que tienen
un gran trasfondo cultural, se le añaden unas
amplias reflexiones alrededor de la organización y
los aspectos prácticos que se explican
espacialmente en el dosier, más que en la
presentación oral. El congreso que se deriva de la
propuesta será uno de gran calado cultural, con la
aportación de otras disciplinas y en el que se daría
valor a las humanidades y al conocimiento universal,
más allá de los contextos culturales concretos.”
2026




lunes, 15 de enero de 2024

GEORGIA O’ KEEFFE (1887-1986): “MY NEW YORKS”




































 











 No es extraño que el Arts Institute de Chicago dedique una exposición a la pintora norteamericana Georgia O’ Keeffe, dado que se formó en la escuela de arte de esta ciudad a principios del siglo XX, si bien una de sus series pictóricas (y de dibujos) más conocida estuvo dedicada a retratar los rascacielos, no de la ciudad del lago Dino de Nueva York donde vivió en la década de los años  veinte.
Rascacielos o, mejor dicho, el estrecho, recto y casi infinito espacio longitudinal que se abre entre los acantilados de los edificios, una brecha de luz entre dos paredes casi rocosas, representada desde un punto de vista muy bajo, forzando la fuga de las líneas paralelas horizontales, o, en ocasiones, percibida desde las alturas, desde un piso que ocupaba en un rascacielos.
Georgia O’ Keeffe, una de las primeras pintoras abstractas, logró fundir en una misma imagen la verticalidad inmutable de los rascacielos, y la sensación de velocidad a la que las calles rectas, trazadas a escuadra y cartabón, recorridas por vehículos ya mecánicos, invitaban. 
Al mismo tiempo, los colores de Nueva York, a menudo, más propios de los paisajes desérticos del sur de los Estados Unidos, que fascinaban a O’Keeffe, desdibujaban las diferencias entre la urbe y la naturaleza, una ciudad mineral como los imponentes riscos recortados del desierto.
Una primera exposición sobre las vistas de Nueva York pintadas por O’ Keeffe, se ha inaugurado en la ciudad de Chicago.

https://www.artic.edu/exhibitions/9539/georgia-o-keeffe-my-new-yorks

domingo, 14 de enero de 2024

Picasso, 1906, o de la sobreinterpretación












 Las tres primeras fotos: Tocho, Madrid, enero de 2024


La selección de obras de Picasso realizadas en 1906, expuestas en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid es deslumbrante. Alterna obras muy conocidas, como el mítico retrato de Gertrude Stein, con grabados y dibujos procedentes de los museos Picasso de Barcelona, Málaga y París que, sorprendentemente, nunca se habían exhibido o en tan contadas ocasiones que no se recuerdan. El trabajo de documentación es, por tanto excepcional. Y las obras están muy bien presentadas. Las obras antiguas , ibéricas, helenísticas, romanas, egipcias, y de culturas africanas son prescindibles.

1906: ya se sabía -existen estudios sobre este año central en el trabajo de Picasso- que 1906 fue cuando Picasso y su amante Fernando Olivier, a lomos de burro, viajaron al retirado, casi inaccesible entonces pueblo pirenaico de Gosol, donde permanecieron meses y donde Picasso quedó fascinado por el arte románico. Antes o después había ya descubierto o descubriría el arte ibérico. Y luego, las tallas y máscaras africanas, en cuyo descubrimiento quizá Gosol y las rudas o anti académicas formas del arte románico jugaron un papel importante, abriéndole los ojos y permitiéndole apreciar un arte no mimético. 

La producción de Picasso en Gosol fue deslumbrante, pese a las dificultades por obtener modelos, sobre todo femeninos, reacias a posar desnudas, al contrario que los ocasionales pastores o agricultores masculinos. 

El desnudo en el arte no era extraño a Picasso. Su sólida formación académica, como la de cualquier buen artista de finales del siglo XX, le había enfrentado al reto de la representación al natural del cuerpo masculino y femenino desnudo, ayudada por la existencia de copias de yeso de estatuas clásicas, comunes en todas las academias. 

Es por esto que la interpretación que la exposición ofrece de la presencia del desnudo en la obra primeriza de Picasso -la exposición insiste en el predominio del desnudo masculino- es un tanto ridícula o descentrada. Aunque Picasso, siguiendo a Cézanne, trataba de ir “más allá” de la copia mimética del arte clásico, compuesto principalmente por imágenes de desnudos, masculinos sobre todo (efigies de dioses y héroes greco-latinos), el naturalismo, y por tanto la figura humana aún “clásicamente” representada, aún dominaba, por lo que los temas tratados eran los esperados, y los desnudos, obvios. 

Del mismo modo, el simbolismo (que la exposición no cita), al que Picasso se adscribió, aunque más en el “periodo azul” anterior, conllevaba la imagen edénica del ser humano, que chocaría con la vergüenza del cuerpo desnudo tras la caída. Temas y aproximaciones al cuerpo comunes al arte occidental, tanto literario cuanto académico. 

El desnudo no era un problema ni era problemático en el arte occidental -siempre que se atuviera a la representación del cuerpo humano heroizado, un debate, una limitación o un problema con el que los artistas occidentales de finales del siglo XIX y principios del siglo XX se enfrentaban, al menos hasta 1906, en el caso de Picasso, si bien su renuncia o su superación del naturalismo que emprendería entonces nunca fue definitivo, con periódicos regresos a la figuración naturalista heroica que marcaría su trabajo hasta casi el final de su vida.

Si no se leen los textos, ilegibles, la exposición sobre el año 1906 en la carrera de Picasso es un deslumbramiento y seguramente la mejor que se haya presentado en los actos del cincuentenario de su muerte.


https://www.museoreinasofia.es/actividades/picasso-1906-gran-transformacion

sábado, 13 de enero de 2024

ÉMILE COHL (1857-1938): LE PEINTRE NÉO-IMPRESSIONISTE (1910)


 Sobre el dibujante, caricaturista y primer cineasta de dibujos animados, el francés Émile Cohl, véase, por ejemplo:


STEPHEN GRZANOWSKI : PETER GABRIEL (1950), PANOPTICOM (2023)





 Vídeo generado por ordenador con un programa de “Inteligencia Artificial (AI)”, utilizando y mezclando imágenes de obras de arte, algunas reconocibles, en el del primer “fotograma”  o pantalla, por ejemplo, el cuadro American Gothic (1930), de Grant Wood (1891-1942).