viernes, 22 de noviembre de 2013

Casa del alma ("Soul House") egipcia poco conocida (Archaeological Museum, Johns Hopkins University, Baltimore)








Fotos: Tocho, Museo Arqueológico, Universidad de Johns Hopkins, Baltimore (EEUU), noviembre de 2013

Las "casas del alma" egipcias, ya comentadas en este blog, son modestas piezas de terracota. Comprenden una bandeja, que dispone habitualmente de un canal de libación, que soporta reproducciones de alimentos, y una maqueta de una casa popular, en la que, a veces, se descubren figuras.
Estas piezas cumplían una doble función: servían como un monumento funerario y como la morada del alma del difunto. En efecto, los enterramientos muy sencillos consistían en la deposición del cuerpo no momificado sobre una estera en un hoyo de pequeñas dimensiones, rellenado y recubierto de arena, sobre la que se depositaba este pequeño objeto.
A principios del siglo XX, el arqueólogo Petrie desenterró un par de centenares de este tipo de piezas -la arena las había sepultado-, todas datadas de finales del tercer milenio. Vendidas o cedidas a todos los museos con colecciones egipcias suelen hallarse en las reservas, aunque algunas se han incluido en las colecciones permanentes en los últimos quince años. Nunca han sido mostradas juntas.
La presente casa del alma, de cierto tamaño (unos cincuenta centímetros de largo) -poco conocida, entre otras razones porque el pequeño museo arqueológico de la Universidad Johns Hopkins de Baltimore (un museo de estudio más que un museo turístico, con notables piezas egipcias, sin embargo) ha estado cerrado durante años por reformas y reabrió ayer- presenta la singularidad que la bandeja tiene la forma de una nave en la que el alma (el ka o el ba) navega, en un incierto viaje, pero defendida por su hogar, hacia el más allá.

ARI FOLMAN (1962): WALTZ WITH BASHIR (VALS CON BASHIR, 2008)



El diario británico The Guardian acaba de elegir Vals con Bashir como el mejor largometraje de animación de la historia.
Trata de la manipulación política de la memoria, de cómo ciertos hechos horrísomos, vergonzantes, son escamoteados: uno de los temas centrales del presente congreso de la ASOR (American School of Oriental Research) en Baltimore, que muestra como la arqueología, que actúa inversamente a un ritual funerario -pero con el que está necesariamente relacionado-, desenterrando lo que se ha, voluntariamente o no, sepultado, devuelve a la vida lo que, en ocasiones, no se quiere ver.
Hasta ahora, era imposible contemplar legal y gratuitamente este durísimo viaje a los infiernos.

Arqueología y política: la destrucción y la manipulación del pasado (Congreso del ASOR, Baltimore, 2013)




El congreso anual de la ASOR (American School of Oriental Research) está teniendo lugar en Baltimore (EEUU).
C. Brien Rose, de la Universidad de Pensilvania, en Filadelfia, impartió la conferencia inaugural: "Cultural Heritage: Protection in Zones of Armed Conflict: Lessons Learned and Future Strategies".
El texto se basaba en dos tipos de ejemplos: países o zonas en guerra en los que se destruye el patrimonio (Iraq, Afganistan, Siria hoy), y áreas en las que se manipula el pasado como en países o regiones europeos marcados por el renovado ascenso de los nacionalismos que fabulan su historia y se dotan de mitos y motivos y figuras legendarios. En estos casos, el pasado no es destruido físicamente -no se suelen bombardear monumentos o testimonios del pasado, ni se les suele hacer explotar, sino que se les desplaza, esconde, y reemplaza por nuevos signos-. Es decir se manipula la memoria; ésta es alterada o borrada y cambiada por nuevas figuras que responden no a la realidad, la realidad tal como ha sido interpretada y asumida hasta el presente, sino a los deseos, sueños o ansias de nuevos dirigentes que forjan un nuevo pasado ciñéndolo a sus esquemas o visiones que responden a intereses partidistas, a un nuevo reparto del poder.
En algunos casos, ambos tipos de manipulación histórica están en juego. Así, en Iraq, yacimientos arqueológicos son saqueados -y, en este caso, la educación y la implicación de la población en la salvaguarda del pasado es necesaria  quizá suficiente-, y testimonios del pasado son alterados. La discusión sobre qué hacer con las estatuas y los palacios de Sadam Husein, algunos construidos en el centro de yacimientos arqueológicos, como Babilonia, es plenamente válida. ¿Son testimonios el pasado, hablan del pasado y, por tanto, si el pasado o la memoria debe ser preservado -los humanos, ¿no somos animales conscientes de quienes somos y capaces de recordar cómo fuimos?-, tienen que ser destruidos o conservados? La actitud ante símbolos de violencia -¿no lo son caso todos o casi todos- tiene que conllevar su erradicación, física y de los recuerdos? Una pirámide, o un zigurat, como la "Torre de Babel", ¿no "habla" o evoca conflictos, la violencia ejercida sobre semejantes considerados inferiores?
Quizá fuera pertinente preservar dichos restos (que evocan un pasado que se quisiera olvidar, pero que aconteció, determinando inevitablemente el presente), advirtiendo de lo que significan, y de la manipulación o el uso partidista a la que han estado sometidos. La máxima información, lo más objetiva o plural posible, puede permitir valorar qué ocurrió en el pasado, y quizá sirva de lección.
El conferencia se refirió a tres ejemplos recientes más: la utilización actual de la figura de Alejandro en Macedonia, con la erección de una estatua descomunal del monarca en la plaza central de la capital, Skope, de modo que la evocación de un pasado supuestamente glorioso haga olvidar a la población las miserias del presente y la manipulación de la opinión pública, de sentimientos y necesidades; la conflictiva "reconstrucción" de la imaginaria casa de Abraham (una figura que no existió) en Ur, por parte de Sadam Husein, en 1999, con vistas a una visita papel (que no tuvo lugar), cuya finalidad, por parte del dictador iraquí, consistía en establecer una relación entre Iraq y el Papa, y lograr que éste se prosternara en Iraq, de modo que el previsible ataque norteamericano (que tuvo lugar finalmente en 2003) fuera difícilmente asumible por la opinión pública occidental;  y el desmontaje y almacenamiento de símbolos franquistas (estatuas, placas, etc.) en España, como si la dictadura y la colaboración de una parte de los dirigentes políticos, económicos y sociales no se hubiera producido nunca. De nuevo, el conferenciante abogada por la preservación de estos testimonios molestos o vergonzantes, quizá en museos, acompañados de cuantos más datos y explicaciones, claros, mejor, a fin que se pudiera evaluar el pasado y los símbolos creados y utilizados partidísticamente.
Finalmente, el conferenciante no olvidó comentar el tema candente de la devolución de piezas a países que se presentar como los legítimos herederos de dichas piezas. ¿Se tienen que devolver obras clásicas a Grecia o Roma? Estos países, ¿tienen que ver con las ciudades-estado griegas, la Roma republicana o imperial? ¿Son los herederos o los depositarios de las obras antiguas? ¿Les pertenecen, o pertenecen a todos?

Temas y preguntas de difícil respuesta, pero de candente actualidad en Europa, África y el Próximo Oriente. En particular, el yacimiento arqueológico del Born, en Barcelona, es un ejemplo certero de los problemas con los que uno se enfrenta a la hora de juzgar, construir y reconstruir el pasado de modo que legitime determinadas decisiones políticas, es decir, económicas. De aquí a años, la ideología, el uso y el abuso del pasado, por ejemplo en este caso, serán sin duda estudiados como un caso paradigmático de utilización partidista de un pasado recreado y modelado según qué necesidades y deseos.

El congreso empieza con buen pie

miércoles, 20 de noviembre de 2013

KAMIL POLAK (1980): THE LOST TOWN OF ŚWITEŹ (2010)


Świteź 2010 PL Kamil Polak by dm_51b4637e3eb2c

 Por fin, puede verse, fuera de los circuitos de festivales de cine -y espero que de manera legal- este cortometraje reciente, estrenado en 2011, que ha adquirido en muy poco tiempo un estatuto casi "legendario".

Véase la siguiente página web: http://polishshorts.pl/en/film_catalogue/animation/979/

KRZYSZTOF KIWERSKI (1948): THE ROLLING STONES (2013)

Cortometraje de animación sobre el nacimiento y la caída de las civilizaciones, muy recomendable, de este gran animador -y pintor- polaco, que se tiene que ver directamente en el portal de Vimeo. Se tiene que "clicar" en este enlace siguiente:

http://vimeo.com/70944936

LEON KOSSOFF (1926): PAISAJES DE LONDRES (1952-2013)






























Fotos: Tocho, Nueva York, noviembre 2013 & Google Images

Leon Kossoff es uno de los últimos pintores (británicos) contemporáneos formados aún en contacto directo con la tradición.
Una exposición antológica viaja desde hace un año hasta 2014. Se halla en estos momentos en una gran galería privada del barrio de Chelsea en Nueva York.
La muestra comprende casi un centenar de óleos y dibujos. El primero data de 1952; los últimos, de colores claros y trazos nerviosos, de este año.
Todas las obras tienen la ciudad de Londres como tema central. Las primeras vistas muestran una ciudad hollinada, apenas salida de la Segunda Guerra Mundial; las últimas -plazas y calles, casi siempre anónimos-, la urbe soñada o recordada, la ciudad de la infancia, nítida, plasmada nerviosamente, antes de que el recuerdo, o el artista, desaparezcan. A través e los colores claros, la ciudad se reaviva, y se diluye. Fijando los recuerdos, Kossoff los objetiva: los destruye. Ya casi nada queda de la ciudad que ha sido tanto el lugar dónde se ha formado como la que ha recogido en los lienzos y los papeles.

martes, 19 de noviembre de 2013

Oscar Bluemner (1867-1938), el imaginario de la ciudad norteamericana






















Fotos: Tocho, Nueva York, noviembre de 2013, & Google Images

Hooper es el pintor que, sobre todo a los ojos europeos, ha forjado la imagen de la ciudad y del campo urbanizado de los Estados Unidos.
Una muestra de los fondos del Museo Witney, de Nueva York, muestra que junto con Hopper, otros artistas, como Stuart Davis, y Arthur Dove, también contribuyeron a fijar la imagen de la urbe moderna pero también de las vastas extensiones planas de campos cultivados, apenas interrumpidos por granjas aisladas y edificaciones industriales y funcionales equipamientos.
Entre estos artistas, que posiblemente hayan tenido un mayor impacto en los Estados Unidos que en Europa, se encuentra un arquitecto alemán, poco conocido, Oscar Bluemner, cuyas cuadros de colores planos y saturados han reflejado bien la simplicidad y funcionalidad del urbanismo norteamericano anterior a la Segunda Guerra Mundial. Trabajó como arquitecto en Chicago y Nueva York, antes de dedicarse a pintar, exponer en el Armory Show, y acabar suicidándose tras años de miseria.
Los colores construyen los volúmenes. Éstos son masas de color. La mirada es europea, en la que resuena el expresionismo alemán, pero la amplitud de los campos de color traduce bien las extensiones urbanas monótonas y sin historia, que han acabado conformado el pasado y la memoria de este país. Quizá debiera ser un pintor más conocido o recordado, por su capacidad para fijar imágenes que de las que el cine también se ha nutrido.