Por una vez Mateo (28, 6), Marcos (16, 6) y Lucas (24, 6) están de acuerdo: al tercer día, las mujeres acudieron a la tumba de Cristo, vieron que la piedra tumbal había sido desplazada, entraron en aquélla y vieron un ser alado que descendía, o a dos seres alados sentados en el reborde del sarcófago, que les anunciaba que Cristo había resucitado.
La resurrección anunciada había acontecido.
El verbo griego que los tres evangelistas emplean para describir qué ha ocurrido es el mismo: egeiroo. De inmediato, surge un problema interpretativo. Egeiroo no significa resucitar, sino despertar. Quien se despierta no se alza del mundo de los muertos, sino de los sueños. Ciertamente, en la antigüedad, los sueños y la muerte, los dormidos y los muertos no se distinguían. Pero egeiroo no significará resucitar hasta Pablo. Se trata de un verbo que describe un acto de vigilia. Se podría traducir también por "estar atento". El verbo se aplica incluso a una construcción que se alza.
Quizá seamos conscientes que las propias palabras modernas que utilizamos para describir unos de los misterios de la vida de Cristo no tienen siempre el mismo significado. Cristo resucitó. Se produjo, pues, una -o la- resurrección. Mas, resucitar y resurrección no tienen la misma etimología. Resurrección viene del latín surgere, que significa levantarse de la silla, o surgir. Denota una acción súbita e inesperada, mas no milagrosa
Resucitar significa, literalmente, volver a suscitar. Suscitare acabó significando resucitar en los textos de los Padres de la iglesia, mas no en los siglos I y II. Suscitare significa alzar y también se aplica a una obra que se levanta. También se puede traducir por animar o excitar. Un fuego puede ser resucitado, es decir avivado -pero no vuelto a la vida. De nuevo, nombra una acción meditada, técnica, no milagrosa.
¿Qué quisieron decir los evangelistas? ¿Qué acción describían? La resurrección, tal como la entendemos, la vuelta a la vida, es una interpretación de Padres de la iglesia como Tertuliano, apoyado quizá en Pablo, mas en el siglo I, Cristo se despertó, quizá de un sueño profundo, tan profundo que evocaba a la muerte. El imaginario de la época, sin duda nos escapa, por lo que el misterio sigue más vivo que nunca, avivado por las palabras evocadoras.
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! Qué interesante! entonces puede que pensaran que no había muerto sino que,quizá,estaba en una especie de trance .Incluso el descenso a los infiernos se podría haber hecho en estado de trance,como en el caso de los chamanes que
ResponderEliminartambién pueden soportar importantes pruebas físicas .Quizá también era más fácil pensar que había despertado de un trance que resucitado de la muerte .Tiene razón :se nos escapa totalmente el imaginario de la época ,la caracterización de los hombres santos y profetas y las creencias en los actos extraordinarios que podían llevar a cabo
Un saludo
Cómo todos los textos sobre la vida de Jesús son como mínimo treinta años más tarde posteriores a su muerte -y en aquella época, treinta años correspondían a más de una generación-, se basan en relatos orales -y quizá algún texto anterior perdido-, cuya fiabilidad, obviamente, no es segura -lo que por otra parte es lógico, dado que los hechos se van modificando a medida que se transmiten de voz en voz, y que la veracidad histórica no existía o no se le daba importancia entonces.
EliminarEn verdad, los primeros textos no son los evangelios, sino las cartas de Pablo. Muy posteriomente, fueron los primeros padres de la iglesia quienes fueron perfilando la teología cristiana que, en sus inicios, solo era una revisión de la teología hebrea.
La traducción al latín del NT, en la que se basan las traducciones modernas, es de finales del siglo IV. El vocabulario había, inevitablemente cambiado de significado. Pero es que ya los primeros textos no contaban lo que se produjo sino lo que se contaba que se produjo si es que se produjo. Lo importante eran las palabras no los hechos narrados. La verdad está en las palabras. Y éstas dicen lo que dicen. Cada palabra encierra una verdad. Tenemos que atender a la literalidad de las palabras, si es que se pueden traducir y si es que podemos saber qué significaban entonces.
Por tanto, la resurrección, tal como la imaginamos -a través de tantos cuadros- no se dio, pero tampoco sabemos bien qué debían evocar las palabras escritas.
Además, cada sociedad e incluso dentro de ella cada grupo social, adapta los hechos a sus propios mitos y tradiciones narrativas. Los seguidores de Jesús estaban familiarizados con los mitos tanto orientales como egipcios y griegos acerca de los dioses agrarios que como las semillas son enterrados y resucitan .Incluso el reparto de las vestiduras de JC por parte de los soldados,al pié de la cruz, sería semejante al despedazamiento de Dionisos o el de Orfeo,que también bajaron al infierno.
ResponderEliminarDesde este punto de vista,si tendría sentido resucitar por “despertar” “avivarse” “resurgir “ ,relacionados con la energía vital .