jueves, 19 de mayo de 2011
(Guggenheim, Guggenheimcito...). Otro cuento de fantasmas arquitectónico
Museo de Tito Bustillo, Ribadesella
Las villas marineras de Asturias no iban a ser menos (hermosas) que las del País Vasco.
La bajada a remo de una ría, y familiares plebeyos de una futura reina dan lustre a un villorrio de mansiones de veraneo decimonónicas.
Pero es una cueva prehistórica cabe el pueblo, con algunas de las mejores pinturas que se conocen, su tesoro más preciado. Los turistas, empero, se desplazan, en verano, para contemplar esta maravilla, más no pernoctan. Apenas gastan en el pueblo.
Hace años, la consejería de cultura asturiana decidió construir un pequeño museo y centro de interpretación del arte paleolítico. El alcalde el pueblo, empero, de un partido rival, rechazó con desdeño la propuesta y los fondos brindados: aquélla era pequeña, no tenía ambición. Si Bilbao tenía el museo Guggenheim, el tamaño del museo de la prehistoria tenía que estar, cuanto menos, a la altura de aquél.
El alcalde contaba con un arma secreta. La promesa de fondos sin fondo para el nuevo museo del por el aquel entonces Ministro de Fomento. Ante maná semejante, calderilla era la ayuda de la consejería autonómica.
El alcalde organizó un concurso. de arquitectura para edificar el museo. El solar se hallaba cerca de unos terrenos que el alcalde había adquirido para edificar un hotel ante la previsión de hordas de turistas. Éstos se quedarían dos días, al menos.
Ni forrando la fachada de oro se lograba gastar el presupuesto destinado al museo.
El Ministro de Fomento cayó en desgracia por un lío de faldas. Pocos meses después, todo el gobierno español se derrumbó. Estábamos en marzo de 2004.
Se descubrió entonces que el antiguo Ministro de Fomento había prometido fondos por doquier a todos los pueblos afines a su partido. Fondos que nunca habían existido.
Pero el alcalde ya había firmado el contrato con el equipo de arquitectos ganador del concurso. Se dirigió entonces a la consejería autonómica. Ésta, entretanto, había destinado los fondos previstos para el museo prehistórico a otro museo, también prehistórico -cuyo programa era tan parecido que incluía incluso una réplica de la cueva paleolítica de la villa marítima-, que se estaba construyendo a muy pocos quilómetros.
¿Dos museos idénticos, financiados con ingentes fondos públicos, distantes unos pocos quilómetros? Parece imposible.
La Consejería acabó ofreciendo fondos modestos para un museo que ya no era necesario. El alcalde los volvió a rechazar. Exigía las decenas de millones de euros que pensaba destinar a "su" museo.
Tras años de negociaciones, se rindió. La sombra de un proceso por incumplimiento de contrato acechaba. Aceptó que el coste del museo se redujera sustancialmente.
Convocó un segundo concurso para escoger al arquitecto que dirigiría la obra. Quién fallaba está hoy enjuiciado. Cobró una importante comisión. Escogió, no a los autores del proyecto, sino a un arquitecto conocido no por sus obras.
El museo se ha inaugurado tras casi diez años de obras y un pozo de fondos públicos gastados.
Y el antiguo Ministro de Fomento vuelve a rondar por Asturias.
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Josh Raskin : I Met the Walrus (2006-2007)
Seleccionado para el Oscar al Mejor Corto de Animación, 2008
Premio Emmy a una obra que ofrece "Nuevos Acercamientos" al arte, 2009
martes, 17 de mayo de 2011
Guggenheim, Guggenheimcito: dime qué museo es más grande
Museo Balenciaga, Guetaria. Estado de la obra en el momento de la destitución del arquitecto. La obra estaba, según los promotores, terminada, lista para el interiorismo.
Érase una hermosa villa del País Vasco. Tenía un ciudadano ilustre: un célebre sastre de alta costura; para muchos, el mejor de la historia, y maestro de todos los grandes sastres, franceses incluso, del siglo XX.
Se decidió abrir un museo en su honor con una buena colección representativa de sus trajes femeninos. Una gran mansión fue puesta a disposición de la fundación recién creada. El presidente era el alcalde. Éste encargó directamente a un arquitecto cubano, amigo suyo (en lenguaje tabernario, la palabra es otra) el proyecto del museo. Su título no estaba homologado, por lo que no podía ejercer de arquitecto. Pero pretendía construir un museo que iba a revolucionar la historia de la arquitectura.
Doce millones de euros públicos más tarde, y un inmenso edificio de vidrio oscuro "limousine" -techo incluido- a medio hacer, sostenido por una estructura metálica blanca inclinada, en forma de ondulante molde de plum-cake (o de mastaba egipcia), de paredes curvas en pendiente, que aplasta visualmente al caserón existente, el arquitecto fue destituido: no se sabía cómo terminar la obra. No se podía acceder a las plantas: no existían escaleras. No existía proyecto de iluninación. Los paneles de vidrio entregaban directamente a tierra. No siquiera se sabía cómo concluir la fachada.
Mientras, trajes desaparecieron de la fundación; valiosos dibujos fueron regalados a esposas de políticos del partido mayoritario.
Se convocó un concurso de interiorismo. Lo ganó legalmente uno de los mejores estudios de arquitectura de España. Por interiorismo los organizadores entendían completar la fachada, o rehacerla, disponer núcleos de comunicación, resolver la unión del edificio con las construcciones vecinas, y con el suelo.
La dirección de obra respondió a un tercer concurso. Obtuvo el primer premio, contra todo pronóstico, una pequeña empresa fundada por familiares de un influyente obispo de la región, un pilar de la iglesia católica. No pudo llevar a cabo la obra. Contrató, primeramente, a todo el equipo asesor y técnico de los arquitectos del proyecto de "interiorismo" -que, por lógica y economía, hubieran tenido que dirigir la obra de reforma interior y exterior que habían proyectado-. Los trabajos tampoco avanzaron. Aquéllos acabaron siendo subcontratados para salvar los muebles.
La obra habrá costado diecisiete millones de euros. Se ha construido prácticamente dos veces.
El arquitecto y el alcalde están procesados. Nadie más. Como si nadie fuera responsable.
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sábado, 14 de mayo de 2011
viernes, 13 de mayo de 2011
Fangoria: Interior de una nave espacial abandonada (Arquitectura efímera, 2004)
Del disco Arquitectura efímera, 2004
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(La supervivencia de los mitos. Mito y arquitectura) Elton John & Bernie Taupin: Tower of Babel (1975)
Snow, cement and ivory young towers
Someone called us Babylon
Those hungry hunters
Tracking down the hours
But where were all your shoulders when we cried
Were the darlings on the sideline
Dreaming up such cherished lies
To whisper in your ear before you die
It's party time for the guys in the tower of Babel
Sodom meet Gomorrah, Cain meet Abel
Have a ball y'all
See the letches crawl
With the call girls under the table
Watch them dig their graves
`Cause Jesus don't save the guys
In the tower of Babel
Watch them dig their graves
`Cause Jesus don't save the guys
In the tower of Babel, no no no
Junk, angel, this closet's always stacked
The dealers in the basement
Filling your prescription
For a brand new heart attack
But where were all your shoulders when we cried
Were the doctors in attendance
Saying how they felt so sick inside
Or was it just the scalpel blade that lied
Del LP Captain Fantastic and the Brown Dirt Cowboy.
Por algo el cantante se llama, de segundo nombre, Hércules.
Arquitectura en ruinas
Los estudiantes de la Escuela de Arquitectura de Barcelona, entre los que se encontraban algunos de los mejores, se pusieron recientemente en huelga por unas horas, en plena época de exámenes parciales. Querían denunciar los drásticos recortes presupuestarios que amenazan la contratación de profesores asociados, dificulta el pago de los sueldos de los funcionarios y reduce los fondos de los departamentos, lo que redundaría en una disminución de la atención hacia los estudiantes y una pérdida de clases de taller.
Los arquitectos somos en parte responsables de la crisis. La construcción desaforada, la sistemática destrucción del territorio se ha hecho, necesariamente, con proyectos, o al menos, firmas, de arquitectos, no siempre "anónimos". Cuántos aeropuertos inútiles (salvo para pasear los domingos), cuántos museos de arte contemporáneo, imposibles de mantener, cuántos "hitos", auditorios, óperas, centros de convenciones, parques temáticos, restaurantes temáticos, centros de "ocio", casinos y salas de juego, descomunales complejos de vacaciones sin demasiados complejos, balnearios, puertos deportivos, cuántas infraestructuras megalómanas no se han levantado en España.
Los miembros de la universidad también tenemos una parte de culpa. Se han abierto universidades por todas partes. Cualquier ciudad pequeña dispone de un lujoso campus universitario. con medicina y arquitectura. Casi cincuenta escuelas de arquitectura se han creado últimamente en España. Hasta la Manga del Mar Menor dispone de una, no fuera que la calidad de la construcción que allí se practica bajara. Las escuelas privadas se han sumado a la oferta. Y a qué precio.
Mientras el dinero corría, los problemas se cubrieron. Hoy afloran, como montículos hojas pútridas cuando desciende el nivel de las aguas. La crisis no es solo financiera; es moral.
Hemos tenido catedráticos a tiempo completo, con sueldos que rondaban los cuatro mil euros netos al mes, que se han negado a dar clase durante años; profesores que trataban de cambiar días de clase en función de sus largos fines de semana en fincas particulares; docentes que impartían la mitad de las clases; o que juntaban grupos a fin de dar menos clases; o, por el contrario, docentes que afirmaban que multiplicaban el número de clases de prácticas, a fin que constara las horas dedicadas para luego volver a reunir a los alumnos en un mismo grupo; catedráticos de relumbrón a tiempo completo que no daban una sola clase al año; que no corregían exámenes provocando caos entre los estudiantes; o que enviaban ayudantes de sus despachos de arquitectura para impartir las clases en su lugar; o que malpagaban a estudiantes (sin contrato ni seguro) para que les dieran las clases; docentes tan malos a los que se pagaba para que no vinieran a clase ( a fin de evitar que los alumnos se rebelaran); profesores que venden sus libros en clase, cuyas asignaturas no se aprueban sin sus libros (que incluyen los ejercicios que se tienen que realizar); personal no docente violento o conflictivo al que se remuneraba para que se quedara en casa, o trabajara, en nada, fuera de la Universidad; departamentos con tantos enfrentamientos internos que habn estado bajo control judicial; catedráticos jubilados por ley que han logrado mantener sueldos completos durante un tiempo; profesores que han utilizado becas públicas para pagar a secretarias privadas; enseñantes o grupos de investigación que han obtenido becas e ingentes ayudas solo por su adescripción política, con independencia de la calidad del trabajo. Nadie ha podido o querido enfrentarse a los problemas. El que escribe el primero. Eran enseñantes mediáticos, o muy violentos, o con altos contactos políticos. Los departamentos, las facultades, los rectorados nos hemos pasado la patata caliente. El dinero invertido para nada ha sido ingente. Pero más valía pagar para acallar, para evitar conflictos.
Una pena. Quizá esté llegando a su fin una época gloriosa de pequeñas alegrías. O no.
¿Acabarán cobrando lo que deberían los profesores asociados?
Habrase visto.
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Julian Soto & Pretty Boy Crossover: Invisible Cities (2001)
http://mmbase.submarinechannel.com/video/index.jsp?id=249&video=26060
El único enlace encontrado para ver este inquietante video sobre la ciudad contemporánea.
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jueves, 12 de mayo de 2011
Cecil M. Hepworth & Percy Stow: Alice in Wonderland (Alicia en el País de las Maravillas) (1903)
Agradezco a Jorge Raedo el envío de esta joya.
Qué la disfrutemos todos
miércoles, 11 de mayo de 2011
Perspectiva mesopotámica
La publicación del estudio de Erwin Panofsky, en los años veinte, La perspectiva como forma simbólica, trastocó completamente la imagen de que se tenía de la representación perspectiva renacentista. Hasta entonces, ésta era considerada como un sistema representativo objetivo: las cosas aparecían "tal como eran", sin depender de las jerarquías que habían influido en el esquema representativo medieval (las formas más grandes no lo eran "verdadramente" sino que eran consideradas más importantes, superiores, como los miembros de la corte celestial, el rey o los nobles, en comparación con los siervos y la servidumbre. La información gráfica brindada en la Edad Media no era de fiar.) Los artistas renacentistas, por el contrario, hallaron un método que ofrecía una imagen veraz o convincente, sin distorsiones, de los entes representados.
Sin embargo, Panofsky argumentó que la visión objetiva renacentista no era tal, sino que las imágenes solo mostraban lo que el artista veía y quería mostrar. La imagen era un punto de vista subjetivo. No solo ofrecía dos caras tan solo de la realidad sino que estas eran retratadas en función de la posición escogida por el artista. Las cosas se mostraban tal como aquel decidía: estaban sometidas a un punto de vista personal. Este interpretación del sistema de representación perspectiva se basaba en la teoría del arte de Kant, según el cual, la interpretación y valoración del arte (y de todas las cosas sometidas a escrutinio) dependía del gusto, bueno o malo, del intérprete; gusto necesariamente personal, que responde solo a criterios o puntos de vista subjetivos. Las cosas no "son" sino que solo "parecen", si bien, puesto que la mayoría de los observadores u espectadores poseemos gustos parecidos, la discusión o el debate es posible, y los puntos de vista pueden armonizarse y dejar de ser enteramente personales. La representación "impersonal" existía, ciertamente: la vista caballera ofrecía una imagen que no respondía a ningún punto de vista; punto de vista humano, habría que decir, ya que dicha representación muestra lo que un ojo situado en el infinito percibe: el ojo de dios, pues. La perspectiva caballera también es personal, aunque se trata de la visión del ojo que todo lo ve: una concepción curiosamente medieval.
Queda preguntarse si la nueva manera de mirar al mundo del Renacimiento lo fue verdaderamente. El cambio con respecto al Medioevo es indudable. ¿Lo fue en comparación con culturas anteriores?
Para poder mirar y representar una cosa o una persona, tengo que colocarme delante. La representación mimética o perspectiva responde a una cara a caro entre el artista o el observador y lo que contempla o se le ofrece a la vista. El artista tiene que colocarse delante, frente a lo que quiere ver y mostrar.
En sumerio, el adverbio delante se decía igi. También significaba anteriormente. Implica una distancia espacial y temporal. Pero igi significaba también ojo. Un ojo que no existía sin un rostro (otro significado de igi). Por tanto, estar delante implicaba, necesariamente, delante de un ojo, es decir de un observador. Una representación frontal mostraba lo que un ojo avezado distinguía. No cabían representaciones objetivas, sino objetivas, no se concebía una representación independiente de un sujeto que miraba. Las ocas se mostraban no tal como eran sino tal como un ojo las ordenaba. Las cosas se sometían a la voluntad o el deseo de un ojo. De un punto de vista.
Los mesopotámicos no inventaron el sistema representativo perspectivo que quizá ni los helenísticos ni los romanos conocieron, ya que implica la creencia o aceptación de un espacio extenso y uniforme, noción o concepción que aún no existía en la antigüedad. Pero sí sabían que las cosas visibles siempre "responden" a a la mirada, necesariamente personal, de un observador. De un buen ojo. Un ojo razonable, en el que la sensación se coordina con la razón, dando lugar a una observación "juiciosa": en efecto, igigal significaba gran ojo, buen ojo, es decir, perspicacia, inteligencia o agudeza, entonces. La importancia del "sujeto" observante o enjuiciante no podfía quedar sino acrecentada.
Sin embargo, Panofsky argumentó que la visión objetiva renacentista no era tal, sino que las imágenes solo mostraban lo que el artista veía y quería mostrar. La imagen era un punto de vista subjetivo. No solo ofrecía dos caras tan solo de la realidad sino que estas eran retratadas en función de la posición escogida por el artista. Las cosas se mostraban tal como aquel decidía: estaban sometidas a un punto de vista personal. Este interpretación del sistema de representación perspectiva se basaba en la teoría del arte de Kant, según el cual, la interpretación y valoración del arte (y de todas las cosas sometidas a escrutinio) dependía del gusto, bueno o malo, del intérprete; gusto necesariamente personal, que responde solo a criterios o puntos de vista subjetivos. Las cosas no "son" sino que solo "parecen", si bien, puesto que la mayoría de los observadores u espectadores poseemos gustos parecidos, la discusión o el debate es posible, y los puntos de vista pueden armonizarse y dejar de ser enteramente personales. La representación "impersonal" existía, ciertamente: la vista caballera ofrecía una imagen que no respondía a ningún punto de vista; punto de vista humano, habría que decir, ya que dicha representación muestra lo que un ojo situado en el infinito percibe: el ojo de dios, pues. La perspectiva caballera también es personal, aunque se trata de la visión del ojo que todo lo ve: una concepción curiosamente medieval.
Queda preguntarse si la nueva manera de mirar al mundo del Renacimiento lo fue verdaderamente. El cambio con respecto al Medioevo es indudable. ¿Lo fue en comparación con culturas anteriores?
Para poder mirar y representar una cosa o una persona, tengo que colocarme delante. La representación mimética o perspectiva responde a una cara a caro entre el artista o el observador y lo que contempla o se le ofrece a la vista. El artista tiene que colocarse delante, frente a lo que quiere ver y mostrar.
En sumerio, el adverbio delante se decía igi. También significaba anteriormente. Implica una distancia espacial y temporal. Pero igi significaba también ojo. Un ojo que no existía sin un rostro (otro significado de igi). Por tanto, estar delante implicaba, necesariamente, delante de un ojo, es decir de un observador. Una representación frontal mostraba lo que un ojo avezado distinguía. No cabían representaciones objetivas, sino objetivas, no se concebía una representación independiente de un sujeto que miraba. Las ocas se mostraban no tal como eran sino tal como un ojo las ordenaba. Las cosas se sometían a la voluntad o el deseo de un ojo. De un punto de vista.
Los mesopotámicos no inventaron el sistema representativo perspectivo que quizá ni los helenísticos ni los romanos conocieron, ya que implica la creencia o aceptación de un espacio extenso y uniforme, noción o concepción que aún no existía en la antigüedad. Pero sí sabían que las cosas visibles siempre "responden" a a la mirada, necesariamente personal, de un observador. De un buen ojo. Un ojo razonable, en el que la sensación se coordina con la razón, dando lugar a una observación "juiciosa": en efecto, igigal significaba gran ojo, buen ojo, es decir, perspicacia, inteligencia o agudeza, entonces. La importancia del "sujeto" observante o enjuiciante no podfía quedar sino acrecentada.
lunes, 9 de mayo de 2011
(Espacio de encuentro) Bestué & Vives: Ralf & Jeanette (2010)
RALF & JEANETTE (2010) from BESTUÉ VIVES on Vimeo.
Ralf & Jeanette, de David Bestué y Marc Vives (a la altura de la performance y el vídeo Acciones para la casa, su obra maestra, hasta ahora) cuenta, como en una proyección acelerada, la "historia" -el desarrollo- de una relación, desde el encuentro hasta la ruptura, en una plaza urbana. Una vida desfila ante nosotros.
Como si de una historia muda se tratara, el diálogo que los personajes (interpretados por actores que no se conocían y tuvieron que reconocerse, sin saber si podían interpretar o estar juntos) mantienen, desde las palabras amables, amantes, hasta los reproches, se proyectaba en una gran pantalla luminosa en Times Square de Nueva York. Los viandantes, espectadores ocasionales e involuntarios, no sabían si leían un anuncio, una noticia, o un texto enigmático, que tenía sentido sin que se supiera qué contaba, qué reflejaba. Nada permitía relacionar la acción con las voces. Imagen y texto estaban desconectados. Como si el diálogo no fuera de nadie. Nadie parecía dialogar. Y, sin embargo, las frases saltaban a la vista. Como frases sacadas de contexto. Como un diálogo urbano contemporáneo. Quizá los viandantes intuyeran que algo acontecía cerca de ellos. Los personajes solo eran dos personas más, perdidas en la plaza, invisibles para los demás. Como todos nosotros. Solo cobraron entidad cuando la proyección. La imagen les dio cuerpo. El espacio de encuentro es la pantalla, no la plaza; o es la plaza actual, donde todos nos encontramos hoy.
Un nuevo juego sobre las virtudes y complejidades de la ficción, semejante a los inteligentes retruécanos de Albet & Borràs.
Definitivamente, la reflexión sobre el espacio habitable acontece, brillantemente, fuera del ámbito de la arquitectura y el urbanismo.
Espacios escénicos (el espacio, según Marcel Borràs y Nao Albert, en la obra Hamlet 3.0)
La nueva obra teatral, recién estrenada, que los autores y actores teatrales Marcel Borràs (1989) y Nao Albert (1990) han escrito, interpretado y dirigido para el ciclo Radicals, en el Teatre Lliure, en Barcelona (7,8, 14 de mayo de 2011), refleja una compleja concepción o visión de las relaciones del teatro y la vida que ya han mostrado en alguna obra anterior.
Marcel Borràs se refiere a menudo a la "cuarta pared", esa pared invisible que separa el escenario del patio de butacas, el espacio de la interpretación del espacio "real" o cotidiano. Los juegos entre la realidad y la ficción son contantes, no siempre discernibles a "simple vista": la historia se basa en historias, creencias o experiencias de un familiar de uno de los artistas, el cual se interpreta a sí mismo en la obra. Los actores representan papeles y se representan a sí mismos, sin que se sepa bien en qué mundo se encuentran. Cruzan, en ambos sentidos, la "cuarta pared". Algunos diálogos podrían ser improvisaciones, sin que se sepa bien -ni se tenga que saber- quienes dialogan: personajes o actores.
La obra se titula Hamlet 3.0: el desconcierto, la sensación de no saber donde uno se halla, si en un escenario de teatro, o de pesadilla, embarga, no a los personajes, sino a los espectadores. Hamlet son todos los que asisten al espectáculo. No saben -no sabemos- si vemos fantasmas o seres de carne y hueso. La duda que embarga a Hamlet atraviesa la cuarta pared.
Es la concepción del espacio escénico, sin embargo, que más intriga. Éste no se presenta como un único espacio, sino que se ve sometido a una continuaa metamorfosis, confundiéndose a veces con el espacio real, antes de volver a ser el lugar extraño de una ficción.
No existe una barrera física entre el escenario y la platea. Cuando la obra empieza, todos los elementos escenográficos están ya en escena. Ésta diría una instalación de Paul MacCarthy o de Thomas Hirschhorn. Cuando la obra empieza, el espacio de la ficción oscila entre un escenario y la directa prolongación de la platea: es y no es -tal es un tema hamletiano- un escenario: los actores representan a unos personajes que son ellos mismos, estando sin estar en un escenario. De pronto, la puesta en escena se vuelve más convencional: un decorado transporta la acción a un lugar remoto. Ya no estamos en un teatro, sino en el Lejano Oeste norteamericano. Pero, poco a poco, el espacio se desagrega. Como en un retablo medieval, se subdivide en múltiples espacios: una casa del siglo XIX, una pradera, un cuatro de estudiantes. Todas las acciones que acontecen en estos espacios se representan simultáneamente sin que presten a confusión. Constituyen viñetas que el ojo recorre una a una, sin perder de vista el conjunto.
Uno de los decorados plantea problemas acerca de su entidad: se representa o se simboliza un cuarto de estudiantes de ciencia gracias a un invernadero. Este invernadero es "de verdad": no se trata de una reconstrucción o imitación de un invernadero sino de uno trasplantado a la escena. Invernadero "real" que cohabita con un decorado que representa una casa decimonónica del Oeste norteamericano. Dos "verdades" se hallan en escena, dos representaciones: la nueva presentación de una estancia, traída del exterior -es la realidad que penetra en escena- y la representación de una estancia de otro tiempo -aquí el decorado transporta el espectador hacia una realidad lejana en el tiempo y el espacio-. Dentro del invernadero (impoluto como un laboratorio de una plantación experimental) quienes actúan son estudiantes, y no actores, que se llaman por sus verdaderos nombres, que no actúan, sino que se interpretaban a sí mismos. Son su propia imagen. Se muestran como son: la escena revela su verdadera entidad: el teatro dice su verdad. Y las obsesiones de Hamlet reaparecen.
A medida que la obra se desarrolla, el escenario se vuelva a transformar: es ahora un escenario de conciertos. Quienes tocan son los actores, convertidos en personajes, sin dejar de ser ellos mismos. Nuevo cambio: el escenario se vuelve una pantalla: lo que vemos es un anuncio. No se sabe si asistimos a la grabación de un anuncio, su representación teatral, o si se muestra como si se proyectara en la cuarta pared, convertida en pantalla. El espacio tridimensional se reduce a un plano. Más tarde, acabada la obra, Marcel Borràs contaría el cuidado con el intentan que, en este caso, lo que acontece en el escenario quede perfectamente detrás de la cuarta pared, sin "salpicar" a los espectadores: la pantalla muestra sangre, pero está lisa.
Las luces se ensombrecen. Casi todos los actores desaparecen. Algunos no volverán. El ruido, la música disminuyen. Se diría que la obra acaba. El escenario vuelve a transformarse. Ya no es el lugar de una acción tomada de la realidad, sino el espacio de un sueño: el sueño de uno de los personajes que no es un personaje ni un actor sino una persona de la calle en escena se va a "hacer realidad": sus sueños cobran vida o entidad. Pero no sabemos si sueña, son alucinaciones o ensueños suyos. No sabemos si lo que acontece acontece "de verdad" o solo son figuraciones del actor-no actor. La sombra de Hamlet vuelve a rondar: ¿acaso vio al espectro de su padre?
Y, de pronto, uno de los actores, sin sacarse la máscara, se levanta, se presenta como un actor -cuyo rostro no vemos- y anuncia el fin de la ilusión. La realidad tarda en imponerse. Los juegos entre la realidad y la ficción han sido tan constantes y cambiantes que nadie cree al actor cuando "dice la verdad": lo que cuenta parece parte de la obra, una ficción, un juego. Y nadie, mientras sale lentamente, sabe a fe cierta si se ha convertido en un personaje, como si la salida no implicara el fin de la obra, sino que hiciera parte de su desarrollo. Pocas veces el barroquismo de Shaskeapare ha sido llevado hasta sus últimas consecuencias.
Lo que sí queda claro es que Marcel Borràs, sea quien sea, un actor, una persona o un personaje, es un intérprete deslumbrante. Un simple monólogo de unos pocos segundos, pronunciado por un personaje que quizá sea el actor que se ha sacado la máscara, ha dejado a los espectadores mudos. Les ha enfrentado a lo que son sin querer reconocerlo.
El arte de la versión (según Lévi Strauss)
Joy Division vs Enrique y Ana - La Yenka
Según Lévi-Strauss todas las variantes enriquecen (verbo que no viene del sustantivo Enrique) los mitos y no deber ser anatemizadas (Ana...)
Qué bien.
(Obra maestra hallada en el excelente blog del poeta Jesús Jiménez Domínguez)
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Estética y teoría de las artes,
Modern Art
Evelyn Lee: Kanzsa Hill (2008)
KANIZSA HILL from evelyn lee on Vimeo.
La multipremiada obra maestra (proyectada en dos festivales en España) de la jovencísima animadora norteamericana (de origen oriental) Evelyn Lee
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domingo, 8 de mayo de 2011
sábado, 7 de mayo de 2011
(La tela de araña y la concha: Louise Bourgeois y Zarina Hashmi): dos visiones del hogar
Shelter
Homes I Made, 1984
Homes I Made (nueve obras), 1958-1961
Homes I Made (detalle)
Homes I Made (detalle)
Homes I Made, Life in Nine Lifes, 1997
Those Cities Blotted in the Wilderness
Cities I Called Home, 2010
Cities I Called Home: Aligarh
Cities I Called Home: Delhi
Delhi, 2000
City of Light and Darkness
Home is a Foreign Place, 1999
Home is a Foreign Place (detalle)
Spaces to Hide
Shadow House, II, 2006
Shadow House, I, 2006
Shadow House, 2006
House of Many Rooms, 1993
Zarina Hashmi (Aligarh, 1934 ó 1937)
Atlas of My World, 2001
Tras el reciente fallecimiento de la nonagenaria artista norteamericana de origen francés Louise Bourgeois, ya solo queda la artista hindú Zarina Hashmi (1934 ó 1937), a quien los homenajes, exposiciones personales y antologías se suceden en "Occidente" (Estados Unidos y Francia, donde vivió unos años) desde hace unos diez años.
Ambas artistas han tratado, una y otra vez, el tema de la casa o, mejor dicho, del hogar. Pero no caben visiones más dispares.
El símbolo de la casa es la tela de araña (y ésta, la araña, el constructor), para Bourgeois; atrapa, aprisiona; sus formas son viscosas. Hashmi, en cambio, muestra que la concha representa el hogar; replegado, recluido. El hogar es -o, mejor dicho, fue, un día, ya que la casa materna ya no existe- un escondite, que da la espalda al mundo, donde el ser humano, sintiéndose protegido, se encuentra consigo mismo, con sus recuerdos.
La casa de Bourgeois es una cárcel, una celda. De la casa brotan piernas (una imagen poderoso que algunos han interpretado como una imagen antropomorfizada de un edificio, vivo y unido hasta el mimetismo con el humano que la habita, hasta casi ahogarlo), como si el usuario, como un niño demasiado grande en una cuna que le viene pequeña, no cupiera en el hogar, o como si la casa quisiera huir, no estuviera firmemente unido al suelo. Las aperturas son los intersticios entre los barrotes. Las líneas que Bourgeois traza o maneja son hilos de coser o de bordar -algunas obras están bordadas, de verdad- evocando una cuerda que enreda al ser humano, lo inmoviliza. Éste está atado a un lugar, no como haya echado raíces, sino porque su hogar lo enjaula.
Para Hashmi el hogar (materno) es un recuerdo anhelado. Hasta las ciudades, en el recuerdo, se convierten en paraísos perdidos. Hasta los mismos países de acogida. Pero la trama urbana, que debería estar firmemente urdida, se deshilacha. Las calles parecen no llevar a sitio alguno, quizá porque los recuerdos no logran remontar el hilo, o porque las tramas bien urdidas solo caben en los recuerdos. Parches, retazos, formas inconexas, como las que pueblan un sueño, son los restos de lo que fue, o de lo que se piensa que fue, un espacio armonioso. El plano de la ciudad se asemeja a una tierra reseca: las calles son grietas, intersticios entre bloques a la deriva. Hashmi vivió el trama de la partición de la India. Su concepción del límite es compleja: los límites parten lo que debería estar unido, pero también protegen: son muros y fronteras.
La casa debería estar enteramente cerrada, vuelta sobre misma. Sin embargo, el envoltorio de los muros está rajado por cortes. La luz penetra por estas heridas. Pero daña el penumbroso interior. El hogar ofrecía una sombra protectora; hoy, solo es una sombra de lo que fue. Se ha convertido en un espacio extraño. Nadie puede vivir en él. Originariamente, empero, quizá solo en los recuerdos imaginados de la niñez, la casa fue un espacio habitable, deseado, en el que gustaba morar, o esconderse.
Zarina Hashmi quizá sea una de las pocas grandes intérpretes del espacio habitado que aún quedan. Quizá porque no es arquitecta. Como tampoco Bourgeois lo fue. Ambas han percibido el espacio interior de muy diversa manera; pero lo han sentido, se han sentido atrapadas por él.
Homes I Made, 1984
Homes I Made (nueve obras), 1958-1961
Homes I Made (detalle)
Homes I Made (detalle)
Homes I Made, Life in Nine Lifes, 1997
Those Cities Blotted in the Wilderness
Cities I Called Home, 2010
Cities I Called Home: Aligarh
Cities I Called Home: Delhi
Delhi, 2000
City of Light and Darkness
Home is a Foreign Place, 1999
Home is a Foreign Place (detalle)
Spaces to Hide
Shadow House, II, 2006
Shadow House, I, 2006
Shadow House, 2006
House of Many Rooms, 1993
Zarina Hashmi (Aligarh, 1934 ó 1937)
Atlas of My World, 2001
Tras el reciente fallecimiento de la nonagenaria artista norteamericana de origen francés Louise Bourgeois, ya solo queda la artista hindú Zarina Hashmi (1934 ó 1937), a quien los homenajes, exposiciones personales y antologías se suceden en "Occidente" (Estados Unidos y Francia, donde vivió unos años) desde hace unos diez años.
Ambas artistas han tratado, una y otra vez, el tema de la casa o, mejor dicho, del hogar. Pero no caben visiones más dispares.
El símbolo de la casa es la tela de araña (y ésta, la araña, el constructor), para Bourgeois; atrapa, aprisiona; sus formas son viscosas. Hashmi, en cambio, muestra que la concha representa el hogar; replegado, recluido. El hogar es -o, mejor dicho, fue, un día, ya que la casa materna ya no existe- un escondite, que da la espalda al mundo, donde el ser humano, sintiéndose protegido, se encuentra consigo mismo, con sus recuerdos.
La casa de Bourgeois es una cárcel, una celda. De la casa brotan piernas (una imagen poderoso que algunos han interpretado como una imagen antropomorfizada de un edificio, vivo y unido hasta el mimetismo con el humano que la habita, hasta casi ahogarlo), como si el usuario, como un niño demasiado grande en una cuna que le viene pequeña, no cupiera en el hogar, o como si la casa quisiera huir, no estuviera firmemente unido al suelo. Las aperturas son los intersticios entre los barrotes. Las líneas que Bourgeois traza o maneja son hilos de coser o de bordar -algunas obras están bordadas, de verdad- evocando una cuerda que enreda al ser humano, lo inmoviliza. Éste está atado a un lugar, no como haya echado raíces, sino porque su hogar lo enjaula.
Para Hashmi el hogar (materno) es un recuerdo anhelado. Hasta las ciudades, en el recuerdo, se convierten en paraísos perdidos. Hasta los mismos países de acogida. Pero la trama urbana, que debería estar firmemente urdida, se deshilacha. Las calles parecen no llevar a sitio alguno, quizá porque los recuerdos no logran remontar el hilo, o porque las tramas bien urdidas solo caben en los recuerdos. Parches, retazos, formas inconexas, como las que pueblan un sueño, son los restos de lo que fue, o de lo que se piensa que fue, un espacio armonioso. El plano de la ciudad se asemeja a una tierra reseca: las calles son grietas, intersticios entre bloques a la deriva. Hashmi vivió el trama de la partición de la India. Su concepción del límite es compleja: los límites parten lo que debería estar unido, pero también protegen: son muros y fronteras.
La casa debería estar enteramente cerrada, vuelta sobre misma. Sin embargo, el envoltorio de los muros está rajado por cortes. La luz penetra por estas heridas. Pero daña el penumbroso interior. El hogar ofrecía una sombra protectora; hoy, solo es una sombra de lo que fue. Se ha convertido en un espacio extraño. Nadie puede vivir en él. Originariamente, empero, quizá solo en los recuerdos imaginados de la niñez, la casa fue un espacio habitable, deseado, en el que gustaba morar, o esconderse.
Zarina Hashmi quizá sea una de las pocas grandes intérpretes del espacio habitado que aún quedan. Quizá porque no es arquitecta. Como tampoco Bourgeois lo fue. Ambas han percibido el espacio interior de muy diversa manera; pero lo han sentido, se han sentido atrapadas por él.
jueves, 5 de mayo de 2011
Divinidad urbana.
El alcalde de Barcelona ha pedido a quienes les "gusta la ciudad en la que vive(n)" que le "apoye(n)". Siendo así, los que no le apoyen, es decir, no le "den" su voto, estarían a disgusto en la ciudad o sentirían disgusto por ésta; de algún modo, lo que les desagradaría, sería, no lo que el alcalde haría o hubiera hecho en y por la ciudad, sino la misma ciudad. Unos verdaderos desagradecidos, a quienes se debería declarar como ciudadanos indeseables; y expulsarlos del seno de la urbe. Condenarlos al destierro.
Esa opinión significa o denota que el alcalde liga su suerte (política y laboral) a la ciudad. El disgusto que se pueda sentir por él o por su labor refleja el disgusto por Barcelona. El alcalde y la ciudad son, entonces, lo mismo. La identificación es absoluta. Quien no está conmigo está contra la ciudad: es un mal ciudadano. La personificación de la ciudad es el alcalde. No solo la representa, sino que la encarna. El alcalde, pues, se presenta como el protector de Barcelona, algo así como la divinidad tutelar, lo que antiguamente se conocía como la diosa Tique o Fortuna. El alcalde se muestra o se cree como un dios. El dios de la ciudad. Ésta descansa en él. Su destino está unido al suyo. Si desaparece (políticamente), si no se le elige o se le aclama, la ciudad está en peligro. Nadie ni nada la defenderá. Como una esfinge, la mala fortuna se instalará.
Después de Madonna, hacía tiempo que no se había asistido a la reciente divinización de un ser humano, un gobernante por añadidura.
Pero a los dioses no se les vota. Se les rinde culto; se les adora; o se les derriba. La caída de los dioses. Y no levantan más la cabeza.
Esa opinión significa o denota que el alcalde liga su suerte (política y laboral) a la ciudad. El disgusto que se pueda sentir por él o por su labor refleja el disgusto por Barcelona. El alcalde y la ciudad son, entonces, lo mismo. La identificación es absoluta. Quien no está conmigo está contra la ciudad: es un mal ciudadano. La personificación de la ciudad es el alcalde. No solo la representa, sino que la encarna. El alcalde, pues, se presenta como el protector de Barcelona, algo así como la divinidad tutelar, lo que antiguamente se conocía como la diosa Tique o Fortuna. El alcalde se muestra o se cree como un dios. El dios de la ciudad. Ésta descansa en él. Su destino está unido al suyo. Si desaparece (políticamente), si no se le elige o se le aclama, la ciudad está en peligro. Nadie ni nada la defenderá. Como una esfinge, la mala fortuna se instalará.
Después de Madonna, hacía tiempo que no se había asistido a la reciente divinización de un ser humano, un gobernante por añadidura.
Pero a los dioses no se les vota. Se les rinde culto; se les adora; o se les derriba. La caída de los dioses. Y no levantan más la cabeza.
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miércoles, 4 de mayo de 2011
(Arte urbano) Yves Klein: Monotone Symphonie (1949; primera audición, 1960)
Sobre esta composición, véase estas páginas web y web y web
La sinfonía dura cuarenta minutos. Dirige la orquesta Yves Klein. Los músicos visten como intérpretes de "música clásica" en un escenario. La obra consiste en una única nota. Tras veinte minutos de música, suceden veinte de silencio absoluto, que forman parte y concluyen la composición. El tiempo se detiene: lo que acontece antes y después es lo mismo: una nota invade el espacio. Se vuelve espacio. Y tiempo. Da la medida del tiempo y del espacio. Nada acontece fuera de esta nota que "es" todo: todo lo que acontece en el tiempo y el espacio.
Klein busca los "fundamentos del arte urbano", de un nuevo arte, que renueve las condiciones de la creación. Creación que solo la ciudad garantiza.
(Mientras tres mujeres desnudas, se embadurnan el cuerpo de pintura azul, y son dirigidas por Klein, que las utiliza como pincel, para imprimir la imagen de sus cuerpos en un lienzo. No es una imagen pintada por la mano del hombre: el cuerpo deja una huella directamente sin intervención externa: el cuerpo se traduce o se trasmuta en una imagen: es el cuerpo en apariencia, pero tiene otra esencia: una transubstanciación se ha producido. La música abre un nuevo espacio, y un tiempo nuevo, en el que circunscriben instantáneamente las efigies de los cuerpos).
Klein se refería a que el arte era productor o causa de mitos: una nueva mitología.
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martes, 3 de mayo de 2011
Casa con patas
Laurie Simmons: Walking House, 1989
Agudamente comenta ayer Jordi Abadal que el cerebro no tuvo antiguamente la importancia que ha adquirido con el tiempo. Quizá fuera Palón uno de los primeros que localizara la phren -la inteligencia- en la testa. Anteriormente, para los griegos, thumos, el corazón era la sede de la inteligencia (phren -nombre con el que también se designaba el corazón, así como el diafragma-) y de las sensaciones, la sensibilidad, el sentimiento, y las bajas pasiones (thumos, nombre que también designaba el corazón).
Así como en Grecia el corazón era el órgano central en el que moraban las facultades superiores e inferiores, para los Mesopotámicos, el corazón era la sede de las intuiciones- mientras que el hígado era dónde radicaba la inteligencia. quizá la superficie brillante y espejeada del hígado, donde se reflejaba todo lo que se hallaba alrededor, estuviera en el origen de la creencia en el hecho que los dioses comunicaban sus decisiones en las manchas tornasoladas que se forman en el hígado, y justificara que la víscera que se extraía en un sacrificio y en la que el harúspice, mago o sacerdote, tanto en Babilonia cuanto en Etruria, sobre todo, leía el porvenir -es decir interpretaba lo que los dioses habían decidido- era el hígado cargado de sangre -otro elemento o componente corporal cargado de vida.
El cuerpo humano es la morada de las facultades que permiten los conocimientos inteligible y sensible. La imagen del cuerpo concebido como un receptáculo de imágenes, emociones, intuiciones, alojadas en él o los órganos correspondientes, está en consonancia que la imagen de un casa presentada como un cuerpo. Los humanos y toda clase de potencias se amoldan y se guarecen en el interior del cuerpo, que los defienden, como las ideas, las imágenes mentales y los sueños se recogen en el cuerpo o en ciertas partes del cuerpo. El cuerpo compuesto de órganos se asemeja a una casa organizada en estancias. Esta imagen o creencia es muy antigua.
Así, el hígado, en sumerio, se decía ur5, un término que también designaba los cimientos de un edificio (y las raíces o el tronco de un árbol, es decir, la o las partes inferiores que unían el árbol a la tierra y lo mantenían recto, vivo). Del mismo modo que el cuerpo viviente se fundamenta en el hígado, de donde irradia toda la energía, un edificio no se sostiene si carece de ur5, si no tiene ningún fundamento.
Aunque a veces ur5 podía designar, no sé si me´tafóricanmente, el hígado, en cuanto se querían destacar las virtudes de un guerrero listo para la contienda, se ponía el acento en la nobleza de su hígado y su corazón. En estos casos, se contraponía ur5 (hígado) con shag4 (corazón); hoy, el empeño, la tozudez parece residir en otros órganos.
Shag4 era una palabra que no sólo nombraba el corazón (sobre todo cuando se contraponía al´hígado); también servía para designar el interior, tanto como lugar -opuesto al exterior- como emplazamiento (el interior de una morada, o la morada entendida como un interior) 8en una entrada anterior, referida a la teoría del arte mesopotámica, ya vimos que shag4 también se traduce por contenido de una obra). Es cierto que el corazón era un órgano que no gozaba, en Mesopotamia, del préstigio que tuvo en Grecia; su importancia palidecía ante la del hígado. Pero seguía siendo un órgano "central" en y para la vida del ser humano. Éste su papel era el mismo que asumía la casa para el hombre. Era dónde residía su fuerza. El hombre no podía vivir sin corazón ni morada. Descansaba en ella, como el héroe necesitaba que su corazón se calmara para poder actuar. Era un ente central (en la vida; shag4 también significa centro, de un cuerpo o de un espacio, siempre de una envolvente, un espacio cerrado o interior.
Las asociaciones entre la casa y el cuerpo no son de hoy en día ni se originaron en el Renacimiento. quizá hagan parte de esos supuestos "arquetipos" o "formas" a través de los que concebimos la vida y nuestro lugar en la tierra.
lunes, 2 de mayo de 2011
domingo, 1 de mayo de 2011
Amos Gitai (1950): (Fragmentos de) News from House/News from Home (Noticias de casa/Noticias del hogar) (2006)
Amos Gitai (Haifa, 1950) es un cineasta y arquitecto (formado en Berkeley, en los Estados Unidos) israelí, hijo de Munio Weinraub, uno de los arquitectos de origen alemán que construyó la ciudad racionalista de Tel Aviv, y que ha realizado numerosos documentales sobre la relación de los habitantes, desplazados, exiliados, expulsados, palestinos e israelís, de sus casas. Destacan House (1980) , A House in Jerusalem (1998) y News From House/News from Home (2006), centradas en las reacciones de palestinos expulsados de sus hogares en Jerusalén ante la ocupación de los mismos por parte de israelitas (expulsados de sus países de origen del Este de Europa) (Amos Gitai tuvo que exiliarse a París en los noventa por su punto de vista sobre la "ocupación del espacio" en Israel).
Se trata de uno de los pocos arquitectos que da voz a las "casas" (a los habitantes), y no retrata solo las estructuras arquitectónicas antes de ser ocupadas, animadas, "deformadas" por la vida y el uso.
Véase la siguiente página web
sábado, 30 de abril de 2011
Florero, o la nueva imagen del Museo Arqueológico de Cataluña, Barcelona
Algunas paradas de autobús de Barcelona lucen este cartel. Anuncia la "nueva colección" del Museo Arqueológico de Cataluña, en Barcelona.
Dejando aparte la errónea información -el Museo no presenta una nueva colección, no incluye nuevas piezas (¿cómo podría, con su ajustado, casi inexistente presupuesto?), sino que presenta una nueva museografía, expone las piezas de siempre de manera distinta, alejada de la vetustez de la exposición permanente que ha regido durante decenas de años en gran parte de la colección-, la imagen del cartel puede sorprender.
La testa marmórea de la escultura clásica griega más conocida del museo (hoy, trasladada al museo del yacimiento de Ampurias, donde fue hallada, y reemplazada por una copia en Barcelona), una efigie del dios de la medicina Asklespios (Esculapio, en Roma), o de Serapis, una benéfica divinidad greco-egipcia que aunaba rasgos griegos dionisíacos con rasgos egipcios del dios de la arquitectura Ptah, o de su manifestación, el dios toro Apis, aparece convertida en un tiesto floreado, o cubierta con un pelo afro, o un gorro de baño digno de Doris Day en el mejor de los casos. ¿Cabe una imagen más absurda -o grotesca?
Supongo que no está vacía de simbolismo. ¿Evoca el renacer del museo, tras una completa reestructuración de las colecciones, o el deseo que el arte clásico se convierta una renovada fuente de vida e inspiración, y no un polvoriento recuerdo solo apto para estudiosos miopes?; ¿"significa" que en primavera es la mejor época para acudir al museo? o ¿denota miedo que el público no se interese en el arte antiguo si no sufre una "renovación" de su imagen, una "puesta al día"?; ésta tiene que consistir necesariamente en asociar a Serapis o Esculapio en un pálido remedo de Michael Jackson, de Liz Taylor declinante, o de Marina Rosell? Quizá sí, si no tuviera flores en el pelo no tendríamos pelos en la lengua.
El Museo de Arqueología de Cataluña ha padecido toda clase de visicitudes, toda clase de ultrajes; dejado casi de la mano de dios, que ya es dejar, sin apenas visitantes locales -salvo aguerridos colegiales-, sus excelentes colecciones púnicas e ibéricas -quizá unas de las mejores del mundo, tras las del Museo Numantino de Soria, del Museo de la Prehistoria de Valencia, y del Museo Arqueológico Nacional de Madrid, que incluye una espléndida colección de ex-votos o figuras votivas de bronce, pasan desapercibidas.
Durante años, fue la niña fea de los museos públicos barceloneses; visitarlo era como recorrer una tienda de viejo; las vitrinas eran dignas de un museo de antigüedades, casi más vetustas que lo que presentaban. Ha tenido no sé sabe cuántos directores en poco tiempo; apenas nombrados, huían con razón, al descubrir el estado del museo, la falta de presupuestos y de personal, y el nulo porvenir; directores tan pintorescos como el que mandó destruir las colecciones bibliográficas prehistóricas, o las publicaciones repetidas -echadas a la basura, y empapadas a fin de evitar que ningún conservador horrorizado -como ocurrió- ni nadie, si acaso alguien pasara delante del museo y se detuviera, pudiera recuperarlas-, o el que quiso desmontar las colecciones griegas y romanas porque no eran étnicamente catalanas; cuatro mil piezas desaparecieron de las reservas sin que nadie se diera cuenta; no posee aún una guía, un catálogo a la venta. En los años ochenta se encargó al arquitecto José Llinás una profunda renovación y ampliación; solo una parte se llevó a cabo; no se pudo ni siquiera dotar el museo de aire acondicionado; el calor era tal, en verano, que las bibliotecarias autorizaban la lectura fuera de la biblioteca convertida en sauna -situada en el primer piso, bajo la cubierta, con una temperatura asfixiante-, en algún lugar menos abrasador. Se habló -y no se sabe si la propuesta va a seguir- de cerrar el museo, y juntar las colecciones con las de los museos de Artes y Tradiciones Populares (cerrado desde hace decenas de años), y de Etnología, como si existiera alguna misteriosa conexión entre un apeo labriego de madera de los años sesenta y una hoz de bronce prehistórica. Total, estos tres desgraciados museos solo contenían vetustosidades, que nadie visitaba.
Desde entonces, sin embargo, quizá debido a la que la propuesta de cerrar el museo va para largo dados las precarios presupuestos culturales (aunque la amenaza de cierre no está conjurada, ya que los pequeños y espléndidos museos de Geología y Zoología han desaparecido, convertidos, fundidos, en el sentido literal del término, en el Museo Blau, donde Cristo perdió el gorro -en la tierra de nadie, donde, la presentación de una parte de la colección ha sido nadie va, del Forum, solo para salvar la cara de quienes plantearon semejante tierra yerma), la presentación de la colección ha sido brillantemente replanteada y ejecutada, logrando que las lagunas de las colecciones no parezcan tales, si bien los textos, apasionantes, y con enfoques renovados, solo están en catalán, lo que dificulta la visita de los que no son lugareños, que son quienes visitan mayoritariamente el museo.
No sé si la imagen de un Esculapio marujero invita a subir a Montjuich. Mujeres al borde de un ataque de nervios ya está vista de sobras.
jueves, 28 de abril de 2011
José Luis Sert: antigua embajada norteamericana en Bagdad (1957), hoy
Remito parte de un mensaje electrónico recibido desde Bagdad; describe brevemente el estado de los locales de la antigua embajada norteamericana (visitada hace unos pocos días), cabe el río Tigris e incluida en la llamada Zona Verde (una parte de la ciudad cerrada a los ciudadanos, creada por el ex-presidente Saddam Hussein, y mantenida por las antiguas fuerzas de ocupación y el actual gobierno iraquí), construida por el arquitecto español José-Luis Sert, en 1957, por el aquel entonces decano de la Universidad de Harvard. Se trata, sin duda, de la mejor obra de Sert. El conjunto fue bombardeado.
Hace unos tres años, el Ayuntamiento de Barcelona (o una parte, al menos) manifestó el interés por el recinto y propuso restaurarlo; luego, ofreció lograr los fondos para la restauración si se aclaraba la titularidad de los edificios.
Éstos, en efecto, fueron usados durante poco tiempo por el gobierno norteamericano, dadas las dificultades para controlar un recinto excesivamente grande y disperso; cedidos a las autoridades iraquíes, fueron usados como sede del Ministerio de Asuntos Exteriores entre 1973 y 1983; finalmente, en 2009, el gobierno norteamericano -que conservaba la propiedad- los entregó definitivamente al gobierno iraquí, el cual mantuvo la titularidad del suelo y cedió los edificios al Ayuntamiento de Bagdad: una parte, la mejor conservada, es sin embargo utilizada como unas dependencias secundarias del Ministerio de Asuntos Exteriores, nuevamente, mientras el jardín sirve de aparcamiento, sin que se realice un mínimo manteniento.
Dada la ruinosa condición del conjunto, muchas voces autorizadas iraquíes no lamentarían que los edificios fueran echados abajo; el desconocimiento del conjunto, tanto por parte de iraquíes como de altos cargos militares norteamericanos, y el hecho que el conjunto se halle en la recluida Zona Verde, ignota para los habitantes de Bagdad, no contribuyen a que se vea el interés en preservar la obra de Sert.
Los Ayuntamientos de Barcelona y de Bagdad iniciaron el proceso de hermanamiento o de cooperación cultural en 2009; la embajada de España mediadia y alentaba en todo lo que podía; se habló de utilizar el recinto para un instituto Cervantes junto con un aún inexistente instituto de estudios bagdadí; algún miembro del Colegio de Arquitectos de Cataluña propuso, en 2009, que se organizara un concurso internacional de arquitectura para escoger al arquitecto que llevaría a cabo la rehabilitación (y el Colegio se ofrecía para llevar a cabo el concurso), pero el alcalde Bagdad prefería que dicho arquitecto responsable fuera nombrado directamente desde Barcelona; más tarde, se pensó en desplazar la embajada española en estos locales si la restauración corría a cargo de las autoridades españolas.
Desde entonces, la crisis económica, la aún difícil o confusa situación en Irak, particularmente en Bagdad, y la ambigua posición de las autoridades estatales o municipales iraquíes, que aceptaban ayuda financiera extranjera (española) para la restauración del conjunto, pero querían mantener el derecho de decidir sobre el uso y destino del recinto, han dejado el proyecto en el aire, no se sabe si para siempre.
A la deseperada, y a ciegas, antes del derribo, se intenta, desde la Universidad de Bagdad, ante la indiferencia general, obtener fondos y ayudas para salvar el recinto, un peligro que afecta a una parte de la arquitectura moderna de Bagdad, si bien un representante de la Fundación Le Corbusier llega mañana mismo a Bagdad para tratar de preservar el estadio Saddam Hussein levantado en los años ochenta a partir de un proyecto de Le Corbusier de finales de los cincuenta.
"Today I visited the Sert building , it is in an awful condition !!! parts of the embassy building are destroyed , others damaged ,the building of the employees appartments is in a better shape , , the residency is not so good also , but nothing couldnt be fixed !! the only very clear thing that it needs a lot of money to do that !" (Bagdad, 26 de abril de 2011).
Fotos y documentación: Ghada Siliq (Bagdad,, 20 de abril de 2011)
martes, 26 de abril de 2011
Henry James: The Birthplace (la casa natal) (1903)
Los Gedge, una pareja de maestros que se va haciendo mayor, desencantada y asustada por la creciente falta de trabajo, reciben lo que parece la oferta de una vida, una propuesta que es un sueño: convertirse en los guardianes y los guías de la casa de el Poeta. Él -así lo presenta Henry James, como si de (un) dios se tratara- es una gloria nacional. Sus obras -u Obras- son un espejo en el que una Nación (Nación) se mira. Todo lo que produjo, expuso y tocó debe ser preservado y ofrecido a la contemplación extasiada y fetichista del público (ciudadanos convertidos en espectadores de la grandeza inalcanzable del Poeta, a la que se les da la impresión de llegar por un momento cuando se les entroniza en la intimidad del espacio que ocupó, en el que habitó.
La gestión y la explotación del espacio la lleva un ente abstracto, el Órgano. Éste pretende rentabilizar la posesión de la Casa Natal del Poeta. O lo que se afirma es Su Casa Natal. Los turistas acuden en masa. Un sinnúmero de grupos son organizados diariamente para recorrer los interiores donde, supuestamente, el Poeta creó. Ingleses y extranjeros, mayoritariamente norteamericanos, siguen las explicaciones del guía. Quieren ver, y si pudieran, tocar, lo que el Poeta vio y tocó, con sus mismas manos y ojos, quieren estar dónde Aquél estuvo. La visita culmina con la entrada en la Cámara Natal: la habitación donde el Poeta nació, con el corro alrededor de la piedra central -que es el centro de la casa, el centro del mundo creado por el artista- donde el niño fue expuesto por vez primera.
Los guías que precedieron a los Gedge, contaban un sinfín de anécdotas. Puntualizaban, hacían observar, matizaban, destacaban aquellos rincones en los que el Poeta se recluyó, los objetos que acariciaba y que, acaso, le inspiraron; lograban casi evocar la figura del Poeta desaparecido, como si aún morara en su Casa Natal.
Sin embargo, para Morris Gedge, el trabajo presenta un inconveniente. No es seguro que la Casa Natal lo fuera verdaderamente. Es muy posible que la hubiera habitado durante un tiempo, pero nada prueba que naciera allí, ni que la Cámara Natal hubiera sido un, Su dormitorio. Los muebles y los enseres que amueblan la casa -la Casa- parecen antiguos, tanto como las vigas viejas o envejecidas, y los oscuros -u oscurecidos voluntaria, intencionadamente- porticones. Para los visitantes todo el interior huele a tiempo pasado, el tiempo del Poeta; para Morris, huele a una superchería. La casa es un decorado; si siquiera una reconstrucción de lo que fue, sino una invención. Ni el nombre del poeta es conocido.
La Casa Natal es una máquina de hacer dinero. Todo un Órgano vive de los ingresos crecientes. La duda no puede instalarse. Es necesario actuar como si se creyera en la verdad de la Casa; una casa que no es cualquier casa, sino la Casa Natal, allí donde el Genio nació, se crió, se educó, y trabajo: la causa casi de su obra; el receptáculo o matriz de los Inmortales Versos.
El dinero que la Casa produce depende de la capacidad de los guías por hacer creer a un público entregado de antemano y crédulo que están asistiendo a un acontecimiento único: el encuentro con el fantasma del Poeta, el contacto con todo lo que le envolvió.
Lo único que salva a Morris es su capacidad por "hacer teatro": gesticula, exagera, alza la voz, adopta poses, como el Espíritu lo poseyera y le transmitiera lo que tiene que anunciar. Sus palabras son la Buena Nueva; el Poeta revive durante el tiempo de la visita, previo pago. Morris lo representa. El Poeta es él, el creador de la figura y el espacio del Poeta, que nunca existió.
Un cuento de Henry James, el mejor escritor del siglo XX, tras Marcel Proust, que retrata la avaricia de una sociedad y la degradación de la cultura, convertida, cincuenta años antes de que lo enunciara Guy Debord, es un espectáculo. O Espectáculo.
Algo que en Barcelona, los promotores, constructores y defensores de, por ejemplo, la Sagrada Familia -qué mayúsculas- saben bien (hay quien ha visto el espectro del Arquitecto rondando por la cripta); o de las casas modernistas transformadas en cuencos vacío listos para llenarse de incautos.
Texto original en inglés en:
http://www.henryjames.org.uk/birthp/home.htm
La gestión y la explotación del espacio la lleva un ente abstracto, el Órgano. Éste pretende rentabilizar la posesión de la Casa Natal del Poeta. O lo que se afirma es Su Casa Natal. Los turistas acuden en masa. Un sinnúmero de grupos son organizados diariamente para recorrer los interiores donde, supuestamente, el Poeta creó. Ingleses y extranjeros, mayoritariamente norteamericanos, siguen las explicaciones del guía. Quieren ver, y si pudieran, tocar, lo que el Poeta vio y tocó, con sus mismas manos y ojos, quieren estar dónde Aquél estuvo. La visita culmina con la entrada en la Cámara Natal: la habitación donde el Poeta nació, con el corro alrededor de la piedra central -que es el centro de la casa, el centro del mundo creado por el artista- donde el niño fue expuesto por vez primera.
Los guías que precedieron a los Gedge, contaban un sinfín de anécdotas. Puntualizaban, hacían observar, matizaban, destacaban aquellos rincones en los que el Poeta se recluyó, los objetos que acariciaba y que, acaso, le inspiraron; lograban casi evocar la figura del Poeta desaparecido, como si aún morara en su Casa Natal.
Sin embargo, para Morris Gedge, el trabajo presenta un inconveniente. No es seguro que la Casa Natal lo fuera verdaderamente. Es muy posible que la hubiera habitado durante un tiempo, pero nada prueba que naciera allí, ni que la Cámara Natal hubiera sido un, Su dormitorio. Los muebles y los enseres que amueblan la casa -la Casa- parecen antiguos, tanto como las vigas viejas o envejecidas, y los oscuros -u oscurecidos voluntaria, intencionadamente- porticones. Para los visitantes todo el interior huele a tiempo pasado, el tiempo del Poeta; para Morris, huele a una superchería. La casa es un decorado; si siquiera una reconstrucción de lo que fue, sino una invención. Ni el nombre del poeta es conocido.
La Casa Natal es una máquina de hacer dinero. Todo un Órgano vive de los ingresos crecientes. La duda no puede instalarse. Es necesario actuar como si se creyera en la verdad de la Casa; una casa que no es cualquier casa, sino la Casa Natal, allí donde el Genio nació, se crió, se educó, y trabajo: la causa casi de su obra; el receptáculo o matriz de los Inmortales Versos.
El dinero que la Casa produce depende de la capacidad de los guías por hacer creer a un público entregado de antemano y crédulo que están asistiendo a un acontecimiento único: el encuentro con el fantasma del Poeta, el contacto con todo lo que le envolvió.
Lo único que salva a Morris es su capacidad por "hacer teatro": gesticula, exagera, alza la voz, adopta poses, como el Espíritu lo poseyera y le transmitiera lo que tiene que anunciar. Sus palabras son la Buena Nueva; el Poeta revive durante el tiempo de la visita, previo pago. Morris lo representa. El Poeta es él, el creador de la figura y el espacio del Poeta, que nunca existió.
Un cuento de Henry James, el mejor escritor del siglo XX, tras Marcel Proust, que retrata la avaricia de una sociedad y la degradación de la cultura, convertida, cincuenta años antes de que lo enunciara Guy Debord, es un espectáculo. O Espectáculo.
Algo que en Barcelona, los promotores, constructores y defensores de, por ejemplo, la Sagrada Familia -qué mayúsculas- saben bien (hay quien ha visto el espectro del Arquitecto rondando por la cripta); o de las casas modernistas transformadas en cuencos vacío listos para llenarse de incautos.
Texto original en inglés en:
http://www.henryjames.org.uk/birthp/home.htm
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Guy Debord: Sur le passage de quelques personnes à travers une assez courte unité de temps (1959)
Sur le passage de quelques personnes... por Mecanopolis
o una "visión" irónica de la pompa de la teoría de la arquitectónica moderna
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lunes, 25 de abril de 2011
domingo, 24 de abril de 2011
Arquitectura y ciudad (2000-2009) según Francesc Ruiz (1971-)
El Corte Inglés y el Hotel Barceló Sants, 2000
Les portes de Lleida, 2009: maqueta de la ciudad compuesta de pilas de libros (todos compuestos por el artista), como en un aparador de una librería. Al abrirlos, como si se "abrieran" las fachadas concebidas como puertas o cancelas, se descubre la vida interior o doméstica.
Me comenta que dirige una próxima exposición de arte contemporáneo, para una galería de arte de Barcelona, que se inaugurará en verano, con obras de coleccionistas privados y de los fondos de aquélla.
Destaca la obra de Francesc Ruiz (1971).
Tras la charla se dirige hacia la Fundación Antoni Tapiès en la que se venden catálogos rebajados. Me viene de paso. le acompaño. Encuentro pilas de una publicación o catálogo de la enigmática (algo habitual si nos referimos a las exposiciones de la Fundación Tàpies) muestra Registres i Hàbits. Màquina de Temps, Imatges d´Espai (no se indica si se llevó a cabo, ni cuándo -se inauguró en 2006 en Barcelona y en 2007 en Santiago de Compostela).
En esta muestra (y en la publicación) destaca la obra de Francesc Ruiz antes mencionada por David Bestué (a quien agradezco esta información): El Corte Inglés y el Hotel Barceló, Sants,, de 2006 (2x11ms). Una sección de los grandes almacenes, de un hotel construido sobre una estación de tren , y del túnel del metro que los une en el que se inscribe una estación de metro (como si la vista fuera la que se tuviera desde la ventanilla de un vagón); la obra se dispone en la esquina de una estancia. Contrariamente a las secciones de un proyecto de arquitectura, en éstas los elementos arquitectónicos, estructurales, casi no se distinguen -salvo algunas escaleras, particiones verticales y poco más) pues los edificios se muestran invadidos por una multitud. Mas parece la sección de un hormiguero que la de un edificio. Lo que se registra no es el envoltorio, la sucesión de pisos presentados como estratos, sino la vida -si es que de "vida" se trata cuando se documenta el tránsito y el trasiego en unos almacenes, un hotel (donde solo se "está" para dormir, para no "estar" despierto, para no ver ni sentir nada) y en una estación- que se genera y se encierra.
Las superposición de secciones de plantas libres en la que desfilan, posan o actúan personajes se asemeja intencionadamente a las viñetas de un cómic, y a los frescos de tumbas egipcias. La relación con la estructura narrativa y gráfica del lenguaje del cómic se establece de dos maneras: las escenas se desenvuelven como en las tiras de un cómica, pero los dos edificios también se retratan como una sola viñeta (cargada de información gráfica; gráfica y no escrita: la obra registra los movimientos, pero no las voces. Nada se dice en los grandes almacenes y en las estaciones, de tren y de metro. Solo se actúa, o se está). El registro en horizontal y en vertical, como también se produce en el soporte fotográfico y fílmico, donde las acciones "desfilan" ante nuestros ojos, coincide con e registro que un corte vertical del edificio -propio de una "sección"- proporciona. Sin embargo, mientras en el cine, son las acciones las que "desfilan", aquí es el espectador quien se desplaza paralela y perpendicularmente a la obra -y mueve los ojos- para abarcar lo que acontece.
La manera de disponer la obra, por otra parte, convierte a la sección en el encuentro de dos muros. La obra envuelve el espacio. Se presenta tanto como una ventana cuanto un cerramiento.
Figuras y fondo se representan del mismo modo: mediante manchas -y algunas líneas gruesas- negras. Los personajes hacen parte de la arquitectura. la propia estructura de plantas libres de os edificios tan parecidos (no queda claro -y la ambigüedad es, sin dudas, intencionada- si su perfil coincide con el de la obra o si ésta enmarca una parte de los edificios; son cajas o se presentan como cajas) se acentúa por la propia disposición de la multitud que lo "llena" todo. El edificio "es" la masa de compradores y viajeros -si bien éstos se disponen de este modo, y no les queda otro, por la organización estructural y espacial de los "contenedores"-. Las figuras parecen existir (y ser) para llenar los intersticios entre los forjados, y las plantas solo tienen sentido como tubos llenos de gente. Pues no queda un espacio, un intersticio vacío o libre, como tampoco aparecen figuras solas (aquéllas que lo están se hallan encerradas en espacios angostos como, posiblemente, probadores. Solo tienen existencia en tanto que forman parte de una multitud acoplada a los intenstino de los edificios. Están engullidos, y digeridos, por éstos, como si se dispusieran en una cadena de montaje (que los lleva a no se sabe dónde).
La visión es terrorífica. Por eso, las secciones de los arquitectos están vacías. No quieren desvelar lo que acontecerá.
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