jueves, 7 de junio de 2012
Ar(fri)kitectura
http://piramidesdebosnia.com/
La pirámide de Keops con el ojo esférico de Horus (sic)
Hace unos años me llamó Gregorio Luri (www.elcafedeocata.blogspot.com). Una conocida suya, reputada arqueóloga búlgara o rumana, si no me equivoco, nos invitaba a un viaje a Bosnia, con todos los gastos pagados no recuerdo si por la UNESCO o la Comunidad Europea.
A cambio, debíamos formar parte de una comisión que redactaría un informe sobre un reciente descubrimiento arqueológico que iba a cambiar la historia de la humanidad: una gigantesca pirámide, construida en el Paleolítico, unos diecisiete mil años antes que las pirámides de Egipto. El pueblo al pie de la pirámide y el gobierno bosnio tenían mucho interés en la promoción turística de semejante monumento, único en el mundo. Ya se estaban planeando hoteles.
Una rápida consulta por internet desveló parte del misterio. Decenas de páginas webs se referían a la pirámide bosnia. Se trataba de la llamada Pirámide de la Luna. Necesariamente, tenía que hallarse cerca la Pirámide del Sol. La había descubierto un arqueólogo aficionado australiano, célebre porque había demostrado que las pirámides mayas habían sido levantadas por extraterrestres.
Algunas fotografías mostraban la imagen de la Pirámide de la Luna. Era imponente: una montaña arbolada, terminada en pico. No lejos se divisaba otra montaña.
De pronto, empezamos a imaginar pirámides. La colina del Tibidabo, a cuyos pies se extiende Barcelona, ¿no sería una pirámide paleolítica? Desde luego, la montaña más alta del Montseny, a unos pocos quilómetros de Barcelona, con una perfecto perfil en diente de sierra, no podía ser sino otra pirámide. Por no hablar ya de los picos de Montserrat. Los primeros humanos aún medio simiescos, ¿no se han hallado cabe Barcelona?
La Pirámide de la Luna debía tener galerías, pasadizos, cámaras secretas. Estaba construida con gigantescos bloques de un ignoto hormigón artificial. Dado que en el Paleolítico, no se conocía ni siquiera la cerámica, era difícil pensar que terrícolas hubieran levantado semejante monumento.
Aceptamos gustosos el viaje a Bosnia, gastos pagados, para redactar un informe absolutamente desfavorable. No supimos nada más.
Este descubrimiento, sin embargo, queda en agua de borrajas si se compara con la tesis doctoral recientemente leída en la Escuela de Arquitectura de Barcelona, con todos los parabienes, y divulgada por las más altas instituciones culturales barcelonesas, que demuestra que la pirámide de Keops está relacionada con la Atlántida (esa hermosa ficción urdida por Platón), y que puede ser leída como un libro en piedra semejante al que contiene las profecías de Nostradamus.
Doctorandos del mundo entero, que tratáis de escribir tesis doctorales sobre la existencia del Castillo de Barba Azul, la casa de Hansel y Gretel, el palacio de la Reina de Bastos, la ciudad del planeta Kripton, o la barca llamada Libertad cantada por José Luis Perales, por ejemplo, ¡acudid inmediatamente a la Escuela de Arquitectura de Barcelona dónde obtendréis la máxima nota y notoria notoriedad!
Pagamos con fondos públicos asignaturas optativas sobre las profecías de la pirámide de Keops, al mismo tiempo que echamos a la calle a profesores asociados que se limitan, aburridamente, a contar los datos, verificados, que la arqueología y la epigrafía brindan sobre la historia de las pirámides, laboriosamente levantadas por humanos.
miércoles, 6 de junio de 2012
Joris Ivens (1898-1989): Études de mouvements à Paris (Estudio de movimientos en París) (1928)
El fotógrafo, cineasta, documentalista holandés Ivens realizó varias filmaciones sobre la vida en la ciudad, entre los años veinte y cincuenta, consideradas hoy como algunas de las mejores y más poéticas sinfonías urbanas que exaltaban la vida industrial, aunque, tras la Segunda Guerra Mundial, también cantó los valores de los trabajos del campo.
A lo largo de esa semana, se incluirán varias de esas filmaciones.
Tocho ya mostró la célebre Regen (Rain), de 1929
La noción de espacio en la Grecia antigua, II
La relación entre espacio escénico o coral (choros) y espacio "abstracto (chooros), que se comentaba en una entrada anterior, no parece descabellada -todo y las diferentes raíces de estas palabras-, opinan helenistas como Jesús Carruesco y Françoise Frontisi-Ducroux, basándose en los estudios etimológicos de Pierre Chantraine.
La noción de espacio estaría relacionada con el espacio procesional, coral, teatral. El espacio sería lo que los ceremoniantes dibujarían a medida que se desplazan. De este modo, el espacio estaría íntimamente ligado al movimiento, a la acción humano. Los hombres no se desplazarían en el espacio, sino que lo instituirían con sus gestos.
Esta estrecha, y necesaria relación entre continente y contenido, entre espacio y ser humano, entre espacio y espacio vivido, de tal modo que el espacio solo se concebiría como un espacio ligado al ser humano, próximo a él, un espacio que no existiría, no sería concebible, sin la actuación de los seres humanos, desemboca en una visión del espacio en la Grecia antigua que quizá esté en el origen de algunos rasgos de la cultura moderna.
Choros (espacio coral, procesional, teatral: sagrado, en suma) estaba también emparentado el término griego chortos. Éste significaba patio, recinto cerrado, acotado; también, prado: un lugar cercado donde existía abundante alimentación, y dónde era agradable asentarse. De algún modo chortos era un claro en el bosque. Para un griego, el bosque, la maleza era el "no-espacio", es decir un ámbito hostil a la vida, en el que era imposible desplazarse. Por eso, la creación o apertura de espacios consistía en desbrozar un terreno, en abrir claros en la selva, una tarea que, en los inicios, fue llevada a cabo por Apolo, el dios de la organización y delimitación territorial, y de la arquitectura: el dios-constructor (autor del recinto y del santuario de Delfos, considerado el centro del mundo).
Chortos provenía de una raiz, *gher-, que significaba contener. Chortos era un receptáculo de vida: un espacio ordenado donde se podía prosperar. Posiblemente no sea casual, como escribe Chantraine que el radical sáncrito (de raíz indoeuropea, como el griego) grha- se tradujera por casa (entendida como un espacio íntimo, inviolable sagrado, donde se asentaban las divinidades protectoras de la familia; de ahí, kirke, en alemán, church, en inglés: iglesia), y que, en ruso, gorod, derivado de la misma raíz, signifique ciudad. Chortos era el espacio bien defendido en el que la vida se recogía.
Si la relación entre choros y chooros es posible, y que chortos (con el que está emparentado choros) evoque la casa y la ciudad, se explicaría que choorion, un diminutivo de chooros (espacio), signifique plaza fuerte, o pueblo: un lugar construido, bien edificado, defendido.
Polichoros, que se puede traducir por "muchas plazas", era un epíteto homérico de ciudad (polis). La ciudad., así,, se caracterizaba, se representaba, se simbolizaba por un rasgo: la posesión de lugares procesionales, de "plazas" (ágoras) donde mercadear, discutir y honrar a las divinidades protectoras de la ciudad.
La noción de espacio estaba, pues, asociada al asentamiento humano: el pueblo, la plaza fuerte y la ciudad. El espacio era la ciudad: el ámbito dónde el ser humano se movía en libertad, con seguridad, libre de los peligros que acechaban en la selva, un ámbito dónde no podía defenderse, moverse.
La ciudad era el paradigma del espacio. Éste no era el espacio indeterminado, libre, que se concibe hoy, sino un lugar bien acotado, protegido, cuya imagen más precisa era el pueblo y la ciudad, sin duda amurallados: una ciudad pletórica de vida. Así, mientras nosotros equiparamos el espacio con el vacío (términos sinónimos), los griegos, en la Antigüedad, distinguían cuidadosamente chooros (espacio) de kenon (vacío, inocupado, privado -de vida). El chooros no podía estar vacío, no podía ser un ente vacío, pues el chooros nacía de la pulsión vital que la ciudad generaba. Kenooo era un verbo que se traduce por evacuar: justo lo contrario de lo que el espacio (urbano) ejecutaba: acoger, contener. La ciudad era un espacio de contención: contenía la vida, y contenía (defendía) los peligros que asediaban la vida de la ciudad. Acciones que solo un ente cargado de vida, como el espacio (de la ciudad) -pero no se concebía espacio sin cerco: sin pueblo ni ciudad- podía llevar a cabo.
Espacio urbano, trazas o plantas urbanas que, recordemos, seguían las trazas de las procesiones: eran los miembros del choros los que, mientras desfilaban -por ejemplo, con motivo de las ceremonias de fundación de la ciudad- abrían las sendas que, posteriormente, tras la fundación de la ciudad, se convertirían en la red arterial urbana. El chooros, que era el chortos (el poblado), nacía de la actividad del choros.
La noción de espacio estaría relacionada con el espacio procesional, coral, teatral. El espacio sería lo que los ceremoniantes dibujarían a medida que se desplazan. De este modo, el espacio estaría íntimamente ligado al movimiento, a la acción humano. Los hombres no se desplazarían en el espacio, sino que lo instituirían con sus gestos.
Esta estrecha, y necesaria relación entre continente y contenido, entre espacio y ser humano, entre espacio y espacio vivido, de tal modo que el espacio solo se concebiría como un espacio ligado al ser humano, próximo a él, un espacio que no existiría, no sería concebible, sin la actuación de los seres humanos, desemboca en una visión del espacio en la Grecia antigua que quizá esté en el origen de algunos rasgos de la cultura moderna.
Choros (espacio coral, procesional, teatral: sagrado, en suma) estaba también emparentado el término griego chortos. Éste significaba patio, recinto cerrado, acotado; también, prado: un lugar cercado donde existía abundante alimentación, y dónde era agradable asentarse. De algún modo chortos era un claro en el bosque. Para un griego, el bosque, la maleza era el "no-espacio", es decir un ámbito hostil a la vida, en el que era imposible desplazarse. Por eso, la creación o apertura de espacios consistía en desbrozar un terreno, en abrir claros en la selva, una tarea que, en los inicios, fue llevada a cabo por Apolo, el dios de la organización y delimitación territorial, y de la arquitectura: el dios-constructor (autor del recinto y del santuario de Delfos, considerado el centro del mundo).
Chortos provenía de una raiz, *gher-, que significaba contener. Chortos era un receptáculo de vida: un espacio ordenado donde se podía prosperar. Posiblemente no sea casual, como escribe Chantraine que el radical sáncrito (de raíz indoeuropea, como el griego) grha- se tradujera por casa (entendida como un espacio íntimo, inviolable sagrado, donde se asentaban las divinidades protectoras de la familia; de ahí, kirke, en alemán, church, en inglés: iglesia), y que, en ruso, gorod, derivado de la misma raíz, signifique ciudad. Chortos era el espacio bien defendido en el que la vida se recogía.
Si la relación entre choros y chooros es posible, y que chortos (con el que está emparentado choros) evoque la casa y la ciudad, se explicaría que choorion, un diminutivo de chooros (espacio), signifique plaza fuerte, o pueblo: un lugar construido, bien edificado, defendido.
Polichoros, que se puede traducir por "muchas plazas", era un epíteto homérico de ciudad (polis). La ciudad., así,, se caracterizaba, se representaba, se simbolizaba por un rasgo: la posesión de lugares procesionales, de "plazas" (ágoras) donde mercadear, discutir y honrar a las divinidades protectoras de la ciudad.
La noción de espacio estaba, pues, asociada al asentamiento humano: el pueblo, la plaza fuerte y la ciudad. El espacio era la ciudad: el ámbito dónde el ser humano se movía en libertad, con seguridad, libre de los peligros que acechaban en la selva, un ámbito dónde no podía defenderse, moverse.
La ciudad era el paradigma del espacio. Éste no era el espacio indeterminado, libre, que se concibe hoy, sino un lugar bien acotado, protegido, cuya imagen más precisa era el pueblo y la ciudad, sin duda amurallados: una ciudad pletórica de vida. Así, mientras nosotros equiparamos el espacio con el vacío (términos sinónimos), los griegos, en la Antigüedad, distinguían cuidadosamente chooros (espacio) de kenon (vacío, inocupado, privado -de vida). El chooros no podía estar vacío, no podía ser un ente vacío, pues el chooros nacía de la pulsión vital que la ciudad generaba. Kenooo era un verbo que se traduce por evacuar: justo lo contrario de lo que el espacio (urbano) ejecutaba: acoger, contener. La ciudad era un espacio de contención: contenía la vida, y contenía (defendía) los peligros que asediaban la vida de la ciudad. Acciones que solo un ente cargado de vida, como el espacio (de la ciudad) -pero no se concebía espacio sin cerco: sin pueblo ni ciudad- podía llevar a cabo.
Espacio urbano, trazas o plantas urbanas que, recordemos, seguían las trazas de las procesiones: eran los miembros del choros los que, mientras desfilaban -por ejemplo, con motivo de las ceremonias de fundación de la ciudad- abrían las sendas que, posteriormente, tras la fundación de la ciudad, se convertirían en la red arterial urbana. El chooros, que era el chortos (el poblado), nacía de la actividad del choros.
martes, 5 de junio de 2012
Kate Broadhurst, Emma-Rose Dade, Helen Dallat, Daisy Gould, Joseph Wallace: We Weren´t the First Ones (No fuimos los primeros) (2010)
La historia de una casa y de la "casa" -las generaciones- que vivió en ella
¡Oh! siris (Mars Attacks)
Solo hace falta teclear la palabra "Sumeria" o "sumerio" en un buscador para descubrir que la cultura mesopotámica procede de los extraterrestres, y que los dioses mesopotámicos eran seres de otro planeta descendidos para aleccionar a los humanos.
Algunos grupos de heavy metal bien lo saben, y se esfuerzan en proclamar a voz de grito a los cuatro vientos.
Los amantes de la egiptología no podían quedarse atrás. Toda la cultura egipcia procede, cuanto menos, de Orión o de más allá. Osiris era un marciano (a menos que viniera de Sirius, que todo puede ser), sin duda: siempre se le representaba con la cara verde manzana.
La gran Alaska ya lo cantaba. Isis vino para anunciar el día de la Bestia.
Estas luminosas teorías, afortunadamente, no se han quedado en el espacio virtual. Se explican en el ámbito académico, con gran alegría de los seguidores de las antiguas Crónicas Marcianas.
Así, la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona, reputada por sus rigurosas clases técnicas, orientadas siempre a formar a arquitectos-constructores, se dio una alegría hace un año.
Acogió una asignatura optativa de Metarquitectura y Cosmología (sic), del estudioso Miguel Sánchez-Sánchez. Se basaba en una tesis doctoral, recientemente leída en dicha Escuela, y merecedora de la calificación Aprobado. Cum Laude, hoy presentada y divulgada en diversas conferencias con prestigiosos presentadores (Carlos Ferrater, Josep Muntañola, etc.).
En ésta, se analiza la pirámide de Keops, a fin de mostrar que todos los saberes del mundo, pasado y futuro, estaban contenidos en su juego de proporciones. La pirámide sería como una enciclopedia y un conjunto de profecías. La historia y el porvenir de la humanidad contenidos en las números empleados para ubicar y conformar la pirámide. La pirámide sería incluso un monumento que recordaría la destrucción del Gran Diluvio. Una gran esfera dorada, que simbolizaría el ojo de Horus, y proyectaría los rayos del sol hacia el orde entero, habría estado apoyada en la cumbre de la pirámide, como una pelota sobre el hocico de una foca circense.
Desde luego, los egipcios debían de ser un pueblo poco común. Habrían sabido del Diluvio, en una tierra en la que no llueve jamás. Sus saberes, por otra parte, no habrían sido superados. Al parecer, la Atlántida tendría alguna relación con esta pirámide sabia.
No sé si los Templarios, también.
Esta tesis ha merecido algún comentario por parte de estudiosos. Por ejemplo: http://blogs.elcorreo.com/magonia/2012/06/04/piramidiotologia-cum-laude-por-la-universidad-de-politecnica-de-cataluna/
¿Quién dijo que a la arquitectura catalana solo le preocupan los tapajuntas?
Estamos en órbita. La escuela, paranormal. Nunca mejor dicho.
Paul Schuitema (1897-1973): Rond de Maasbruggen (1938)
Obra maestra del cine documental urbano del diseñador gráfico, cartelista, fotógrafo y documentalista holandés Schuitema.
lunes, 4 de junio de 2012
La noción de espacio en la Grecia antigua
Los griegos antiguos desconocían el espacio uniforme, ilimitado,
"abstracto". Por el contrario, el espacio estaba siempre relacionado
con los cuerpos y, en particular, con el ser humano. Por eso, adquiría tonos y
cualidades dependiendo de la posición y el humor del individuo.
Platón, de acuerdo con el imaginario espacial de la Grecia antigua, consideraba que el espacio
era un receptáculo en el que se ubicaban los seres vivos. No se concebía en
ausencia de éstos, sin éstos; no existía independientemente de lo que contenía.
Así, Platón afirmaba (Ti., 52) que existían tres
realidades: el ser, inmutable e invisible, ubicado en el cielo, ajeno a la
mudable cotidianeidad; "el devenir", esto
es, una realidad que nace, en un lugar, y que está siempre en movimiento hasta
que desaparece; se trata de la vida terrenal. Para poder manifestarse, ésta
requiere una tercera realidad: chooros, el espacio.
El espacio, entonces, es concebido como la intersección entre el
ser y el devenir, lo ideal y lo terrenal. El espacio es el "lugar"
donde lo intangible se hace tangible, donde el ser etéreo cobra
"cuerpo", se materializa o se "encarna". El espacio es la
pista donde el ser "aterriza", y se convierte en un ser viviente,
vital y, necesariamente,
condenado a desaparecer.
El espacio posee cualidades opuestas: "en sí", es
invisible, inconcebible, pero se descubre cuando acoge a un ser vivo. Está
irremediablemente unido a los cuerpos. Nace y se manifiesta con ellos, pues sin
vida no hay espacio (vital).
Chooros se traduce por espacio, pero no traduce lo
que el término espacio evoca para nosotros. Chooros debería traducirse más bien por
intervalo -tal es la traducción literal: un intervalo espacial entre dos seres,
o entre dos posiciones de un mismo ser. Éste necesariamente está en movimiento, poseído por el
movimiento, o la vibración, la pulsión vital. El espacio de los muertos no
existe.
El verbo chooreo significa hacer sitio, retirarse: el
espacio es lo que se descubre, y se funda, cuando uno toma las distancias, y se
aleja de lo que observa. En este momento, es cuando la extensión (limitada a, o
por nuestra vista) se descubre. El espacio es así lo que se ofrece a la vista
mientras uno está en movimiento; y el movimiento más favorable al
reconocimiento espacial es el movimiento de retirada, que permite reflexionar
sobre, y darse cuenta, del espacio en el que y con el que vivimos. El espacio
aparece cuando nos alejamos de él. Los humanos tienen todos "su"
espacio, o su "lugar" (topos): éste es el ámbito en el que
gustan retirarse, ámbito al que acceden cuando emprenden un movimiento de
introspección. Éste da lugar a una reflexión, a una vuelta sobre su consideración, que se descubre como si
se viera por vez primera. Y no podía ser de otro modo: sin este retroceso,
físico y espiritual, el espacio es inconcebible: no existe (para nosotros).
Algunos helenistas, como Jesús Carruesco, piensan que los griegos
debían de ser conscientes de la relación entre chooros y choros, pese a que ambas palabras
tienen distintas raíces. Choros era un coro, no tanto o no solo
de cantores, cuanto de danzantes: choros era también el lugar dónde danzaban.
El canto y la danza se practicaban en ceremonias religiosas. Éstas consistían
en procesiones. Los ceremoniantes desfilaban, y sus desplazamientos
trazaban caminos, o seguían caminos que unían santuarios. Desfilaban y al
mismo tiempo entonaban cánticos. El espacio por el que se movían, o el espacio
que abrían, que determinaban, era un espacio religioso: el espacio donde lo
invisible se manifestaba -gracias a los himnos, las plegarias, los gestos y las
máscaras que imploraban que lo invisible, las divinidades se mostraran a los
ojos de los humanos.
El espacio estaba, así, íntimamente
unido a lo sagrado. El choros tenía un papel fundamental en
el teatro -que consistía en una acción sagrada, en la que se ponía en juego la
relación entre dioses y héroes (o humanos). El choros era un colectivo ubicado en el choros: choros era tanto un grupo de
figurantes como el lugar que ocupaban. El coro representaba a la ciudad. Reflexionaba lo que acontecía en la escena.
Aconsejaba, opinaba, se manifestaba. El coro no estaba en el centro de la
acción, sino que si situaba en un espacio fronterizo entre el espacio de la
magia (teatral) y el de los espectadores. Desde este punto privilegiado podía tener un buen conocimiento de lo
que ocurría y de lo que iba a ocurrir. El coro era el lugar donde la verdad se
descubría. El coro no tenía sentido fuera de la acción.
El espacio, en Grecia, era concebido como un área de
juego: una escena donde se ponían en marcha los acontecimientos que marcaban la
vida de los hombres. Esas acciones eran prototípicas:
mostraban acciones y pasiones "en estado puro", "más grandes que
la vida", más "verdaderas". Se erigían como modélicas, como un
espejo particularmente nítido dónde se reflejaba lo que acontecía en la vida
cotidiana. La escena era el lugar de la vida verdadera, de la vida que el arte
(del teatro y la danza) representa o crea.
De este modo, el espacio de los
humanos, el chooros era un choros:
el gran teatro del mundo. No es casual que los griegos pensaran que el ser
humano era un títere.
Pero esta consideración no tenía porqué ser negativa. Los
humanos escenificaban su propia vida; la interpretaban, jugaban con ella;
jugaban a ser humanos. Se tomaban la vida con la seriedad con la que se juega,
y se desfila: ceremoniosamente, sabiendo que, al final de la
"escena", aguardaba la salida.
El teatro, así, era el modelo de la
vida, y de su espacio vital. Todo acontecía en la escena. Nada de lo que no se
"produjera" o aconteciera en la escena (el chooros)
podía existir "de verdad".
El espacio, así, no podía ser una
abstracción; era demasiado vivido o sentido. No tenía sentido sin la presencia,
sin las acciones de los actores, o de los humanos. Del mismo modo que un
teatro, o unas escena, vacíos, son particularmente deprimentes, porque parecen
lugares muertos, la vida estaba esencialmente ligada a la escena. La vida, es decir
el movimiento, las acciones de los héroes y los hombres,
solo podían existir en el chooros; es decir, el choros:
la escena -o el escenario- del mundo; el mundo entendido como una escena al que
los hombres, los seres vivientes dotan de sentido.
Léase el apasionante ensayo de:
BOLLNOW, O.F.: Human
Space, Hyphen Press, Londres, 2011 (1a ed. en alemán, 1963)
Agradezco todas las reflexiones de
Jesús Carruesco
Victoria Garriga (AV62Arquitectos), sobre Bagdad
Entrevista a Victoria Garriga sobre el recientemente ganado concurso para la rehabilitación del barrio suní de Al-Adhimiya, en Bagdad (Iraq)
sábado, 2 de junio de 2012
viernes, 1 de junio de 2012
Hermanos Marx: The House that Shadows Built (La Casa que las Sombras Edificaron) (1931)
La película, hermosamente titulada La Casa que las Sombras Edificaron, dedicada a la historia del cine, y mostrada en 1931, comprendía fragmentos de películas célebres de la productora Paramount para celebrar su vigésimo aniversario
Incluida, sin embargo, un corto de los Hermanos Marx, inédito, basado en una de sus obras de teatro, que nunca formó parte de película alguna.
Los Hermanos Marx consideraban que era su mejor filmación, aunque es poco conocida.
Debe ser contemplado con devoción:
Incluida, sin embargo, un corto de los Hermanos Marx, inédito, basado en una de sus obras de teatro, que nunca formó parte de película alguna.
Los Hermanos Marx consideraban que era su mejor filmación, aunque es poco conocida.
Debe ser contemplado con devoción:
Junio, el mes de los arquitectos
La fiesta patronal de los arquitectos, al menos en Cataluña, se celebra en el mes de junio.
Aunque el patrón sea, erróneamente, Tomás de Aquino (cuando debería ser Tomás el apóstol), que la fiesta tenga lugar en junio no es casual.
Junio era -y es aún- es mes dedicado a los arquitectos o constructores. La tierra ya estaba seca, y las lluvias de finales de agosto aún estaban lejos: era la mejor época para construir (así, al menos, acontecía en Mesopotamia)
Juno, la esposa de Júpiter, muy posiblemente diera nombre al mes de Junio. Eso ya situaba al mes de Junio en una posición muy destacada, ya que Juno no solo era la paredra (o esposa) del dios padre romano, sino que también cumplía las veces de diosa madre y, en particular, de divinidad protectora de los esponsales -que acontecían preferentemente en el mes de junio, cuatro mes del calendario romano, cuando las promesas del año nuevo llegaban a ser una realidad tangible- y de los nacimientos. Juno era hija de Ops, la diosa de la abundancia. Juno protegía a los jóvenes, garantes de la renovación del mundo; a su vera, la naturaleza, el cosmos, los seres vivos rejuvenecían, como el nombre de Juno bien indica.
Sin embargo, Junio no estaba dedicado a Juno, sino a Hércules y a Fons Fortuna: el dios de las fuentes, de las aguas de la bienaventuranza, que traían la vida y purificaban, hijo de Jano, el dios romano de la arquitectura: sin puntos de agua no cabía la posiblidad de fundar una ciudad. Hércules, por su parte, era el gran héroe civilizador de todo el Mediterráneo. Luchó con monstruos descomunales (la Hidra, el Toro de Creta, el Jabalí de Erimanto,etc.), de cuya presencia libró el espacio que los humanos ocupaban, y que pudo ser entonces ordenado, civilizado. Hércules, no solo fundó ciudades, sino que preparó el terreno para que la vida pudiera asentarse.
Mercurio era la divinidad que protegía el mes de Junio: dios protector de los caminos, acompañaba a los viajeros y les llevaba por el buen camino. Velaba para que no se extraviaran. En todos los cruces de vías, un busto de Hermes (Mercurio, en Grecia) coronaba los mojones que servían para orientarse. Dichos indicadores ordenaban, y protegían, el espacio. Mercurio se ocupaba personalmente de tener libres los caminos, de que fueran seguros, ya que, con sus zapatos alados, recorría continuamente el espacio, evitando que el caos, antes de la edificación y ordenación del mundo, retornara.
En el mes de Junio se producía el tránsito de la constelación de Géminis a la del Cáncer. Géminis eran los Dioscuros divinizados, convertidos en estrellas. Los Dioscuros (o Dio kuroi: hijos de Zeus, o de Dios) eran los hermanos gemelos, protectores tanto de las ciudades cuanto del espacio doméstico (como ya hemos comentado en una entrada anterior). Roma estaba bajo su protección, Roma, la ciudad que era el mundo.
Cáncer, por su parte, era un Cangrejo Gigante. Constituía una Puerta Cósmica (dibujada por las dos patas delanteras del cangrejo que dibujaban un arco) por la que las almas de los humanos entraban en el mundo terrenal.
Este cangrejo fue uno de los monstruos derrotados por Hércules (hijo predilecto de Hera, es decir, de la Juno griega, si es que se puede comparar divinidades griegas y romanas). Pero el cangrejo era una imagen de un tipo muy particular de seres humanos: los herreros, cuyo cuerpo deforme, causado por el tipo de trabajo que llevaban a cabo, presentaba unos miembros inferiores reducidos por la falta de ejercicio -los herreros no se movían del estrecho ámbito de la forja a fin de cuidar que el fuego no se desmandase-, y unos brazos descomunales, cuya hipertrofía era causada por el manejo de útiles tan pesados como sopletes y pinzas, y cuya forma arqueada venía dada por la posición que los brazos tenían que adoptar para evitar quemarse sin dejar de operar con el fuego. El desequilibrio causado por el tan distinto desarrollo de los miembros inferiores y superiores llevaba a que los cangrejos andaran mal, de lado; andares semejantes a los de un herrero, una figura inquietante, marginal, siempre encerrada en la forja, que era un espacio infernal, que, de algún modo, andaba mal por la vida -nadie quería tener contactos con los herreros, de rostro ennegrecido por el humo, y enrojecido por las llamas.
Sin embargo, todos necesitaban de las labores del herrero que forjaba armas, útiles y apeos. Los herreros eran creadores. Forjaban instrumentos con los que los humanos podían hacerse con el mundo. De algún modo, eran los forjadores del mundo.
El patrón de los herreros, o el herrero prototípico era Vulcano (Hefesto, en Grecia), padre de Fons Fortuna.
Vulcano estaba también relacionado con Vesta (Hestia, en Grecia): la diosa del fuego eterno cuya llama ardía en el centro del foro o del ágora, la plaza pública de la ciudad, y que simbolizaba la vida que la ciudad poseía. Al mismo tiempo, Vesta también velaba sobre el fuego doméstico. Se trataba, al igual que los Dioscuros, de la divinidad protectora de los hogares y de las ciudades. Su fuego evocaba la vida, la vida que los útiles forjados por Vulcano preservaban. Vesta también se asociaba con Mercurio: éste defendía los caminos que partían de un centro fijo, estable, sobre el que Vesta reinaba.
El templo de Vesta tenía una planta circular. Su forma evocaba la circularidad de la tierra; era una imagen de la tierra nutricia. Mientras que el resto de los templos eran de planta rectangular porque, como destacó Dumézil, estaban orientados según los puntos cardinales, según los vértices del cielo, resultando, así, de la proyección del cielo sobre la tierra, la falta de orientación de los templos de planta circular demostraba que éstos no se orientaban hacia el cielo, sino que estaban únicamente conectados con la tierra, con las entrañas de la tierra, de dónde procedía la vida que el fuego emanado de las profundidades simbolizaba.
Las fiestas dedicadas a Vesta, las Vestalia, en Roma, tenían lugar en Junio.Estas ceremonias exigen la purificación de los templos de Vesta, cuyos escombros, en época arcaica excrementos de animales. eran barridos por mujeres; pues tan solo mujeres podían entrar en el santuario de Vesta, la guardiana del hogar. Unos hombres, sin embargo, sí estaban asociados a Vesta: los panaderos, que molaban el trigo con los que se producía la harina que, mezclada con sal, daba lugar a un producto, llamado mola salsa, con la que se recubrían los animales que se tenían que inmolar; la mola salsa, blanca, purificaba y conservaba: la harina evocaba el renacer de la vida que los cereales aportan, y la sal preservaba. La molienda del trigo se efectuaba con piedras que giraban sobre si misma, dibujando la planta del templo circular de Vesta; los molineros, al igual que los herreros, trabajaban también con el fuego, y no podían salir, debiendo cuidar del fuego, como Vesta, y como Vulcano. Lo que producían, el pan, era el alimento de la vida.
Es así como Junio era el mes del renacer: el mundo se purificaba y se reordenaba. La restauración del mundo estaba encomendaba a quienes, como Hércules, eran capaces de librar al mundo del mal, y a quienes podían, a continuación, volver a central y organizar el espacio, figuras que trabajaban de común acuerdo, como Vesta y Mercurio, Vesta y los Dioscuros.
Los arquitectos, de nuevo, somos los reyes del mundo.
No sé si por suerte.
jueves, 31 de mayo de 2012
CRÓNICAS DE ERBIL (V y fin): ARBELES (IRAQ)
Barrio de Ainwara: viviendas, parque, iglesia cristiana en forma de zigurat.
Tercer anillo de circunvalación.
Plaza frente a la entrada de la ciudadela
Casas pudientes
Tell con construcciones neo-asirias en el centro de la ciudad
Vistas del zoco desde la ciudadela. La gran muralla blanca moderna corresponde a un nuevo bazar, desierto, perteneciente a la familia gobernante.
Casas de familias adineradas. Todo por la fachada
Fotos: Tocho, mayo de 2012.
La diferencia fundamental entre ciudades y pueblos en Mesopotamia residía en que las ciudades eran la morada de ciertos dioses. Éstos, los fundadores y protectores de la ciudad, poseían su templo principal en el recinto que las murallas establecían. El número de habitantes ni la extensión eran, por el contrario, determinantes a la hora de reconocer una ciudad.
La diosa Inana (cuyo nombre algunos estudiosos piensan que podría significar Nin An: Señora del Cielo) era una divinidad principal en el sur de Mesopotamia. En el norte existía una diosa muy similar, que quizá fuera la misma diosa: Ishtar.
Esta diosa estaba asentada en diversas ciudades, en las que poseía templos principales. Al igual que ocurre en todas las religiones, la diosa que moraba en una ciudad o un santuario era distinta de la de otro emplazamiento. Incluso en una religión monoteísta como el cristianismo, la Virgen María de un Santuario no puede ser confundida con la Virgen que apareció en otro lugar. Son, casi, divinidades distintas, pese a tener el mismo nombre.
Inana, en el sur de Mesopotamia, era una diosa de la fertilidad y la fecundidad. sin embargo, su manifestación norteña, Ishtar, presentaba rasgos más guerreros, lo que no era óbice para que también estuviera en el origen de la renovación de la vida. Era una diosa, pero poseía barba, al menos en Babilonia; mujer y guerrera; virgen y madre: aunaba los contrarios; los trascendía; la diversidad de la vida, las contradicciones se disolvían en y ante Ishtar. Ishtar establecía o reestablecía la unidad perdida.
En tanto que diosa del cosmos antes de la partición, Ishtar permitía o simbolizaba el retorno al origen. Por ese motivo, la diosa descendió a los infiernos donde fue despojada de sus cuerpo, de su vitalidad hasta quedar reducida a un pellejo. Ésta su suerte, común a los mortales, y que Ishtar asumía, era revertida cuando Ishtar, y las almas tras de ella, remontaban y ascendían hacia el empíreo, retornando al origen. De este modo, Ishtar era una diosa redentora. Esta faceta o esta virtud se acentuó en el primer milenio aC, en particular en el norte de Mesopotamia, en el Imperio Asirio.
Sus dos santuarios principales se hallaban en las ciudades de Nínive y de Arbales; o, mejor dicho, existían dos Ishtar, de Nínive y de Arbales, a las que un rey neo-asirio como Asurbanipal (s. VII aC), rendía culto, y a las que dedicó encendidos himnos.
El templo más importante era el é.gashan.kalam.ma: la Casa de la Señora de la Tierra. Se trataba del templo de Ishtar-Ninlil (siendo Ninlil la esposa del dios del aire y de las aguas del cielo, Enlil, hijo del dios-padre An, el Cielo). Ishtar-Ninlil era una divinidad central. En tanto que Enlil gobernaba (en) el cielo en sustitución de su padre, el Cielo, que pasaba el tiempo dormitando -el Cielo siempre es inmutable-, Ishtar era la gran diosa en lo alto del panteón.
El templo cumplía una función muy particular, que mostraba cómo la religión mesopotámica (o las religiones del Próximo Oriente antiguo) habían evolucionado. Ishtar era la madre del rey asirio; esta afirmación no es gratuita, ni es una metáfora. Los reyes, de pequeño, estaban al cuidado de sacerdotisas de Ishtar que los amamantaban, y vivían en el recinto del santuario de la diosa. La relación entre Ishtar y el rey, era la misma que la que una madre establece con su hijo. La madre le aconsejaba y le advertía. En su templo, Ishtar profetizaba; es decir anunciaba los tiempos venideros; enunciaba lo que iba a ocurrir; al contrario de otras divinidades, sobre todo anteriores, que advertían de lo que podía acontecer si no se tomaban determinadas decisiones o no se emprendían ciertas acciones, lo que Ishtar contaba era cierto: iba a ocurrir. El templo de Ishtar, así, se convertía en el origen del espacio, organizado a partir de él, y del tiempo. Nada ni nadie podía torcer lo que Ishtar había previsto. Los profetas bíblicos no se distinguían de los reyes neo-asirios inspirados por Ishtar.
Este templo, sede de las profecías, se hallaba en el "acrópolis" -un tell- de Arbeles. Ciudad "santa"; la ciudad neo-asiria principal, antes que Nínive y Assur. Arbeles, como se cantaba en un himno dedicado a su grandeza y su bondad, era el prototipo de Babilonia. Crónicas sumerias, ya en el tercer milenio aC, se referían a Urbilum. Las ciudades mesopotámicas más importantes se miraban en ella. Era, de algún modo, la Jerusalem del norte, similar a la Jerusalem celestial, terrenal e ideal al mismo tiempo, la ciudad donde residía la divinidad principal, que había establecido estrechas relaciones con su pueblo.
Hoy, Arbeles, es decir, Erbil (o Irbil), sigue estando en una encrucijada de caminos: la vía que lleva de los montes Tauro al golfo Pérsico, y la senda que comunica Occidente con Centro-Asia. El "acrópolis" (la ciudadela) aún existe, si bien está desierto; el templo de Ishtar debe de hallarse sepultado bajo capas y capas de barro.
Erbil ha crecido como una ciudad sin ley. Es lo más parecido a una ciudad del oeste norteamericano a principios del siglo XX: vibrante, caótica, sede de todos los trapicheos; segura, en tanto que ha escapado a los atentados que asolan Iraq, e insegura, puesto que aspira a ser la capital comercial de Centro Asia, controlando el paso de los gasoductos y oleoductos, y de todos los bienes que circulan a la vista de todos o bajo mano.
Se diría que el futuro del Próximo Oriente se dirime en Erbil: la ciudad de Ishtar, diosa guerrera y vengativa.
"Arbeles, ciudad eterna, corazón
y hálito de la sagrada Asiria.
Arbeles, oh Arbeles, ciudad
sin igual, Arbeles,
Ciudad del buen hacer, Arbeles
Ciudad de ceremonias, Arbeles.
Ciudad del templo de la alegría
Arbeles. Santuario de Arbeles, renombrada
morada, gran templo, santuario
delicioso.
Puerta de Arbeles, pináculo de
las ciudades santas.
Ciudad prototípica, Arbeles, morada
de la alegría, Arbeles.
Arbeles, templo de la razón y de
los consejos,
Unión de la tierra, Arbeles.
Fundadora de ritos profundos,
Arbeles.
Arbeles tan elevada como el cielo.
Tus cimientos, sólidos como los del cielo.
Los pináculos de Arbeles son elevados,
tu imagen es Babilonia, te comparas
con Assur.
Oh elevado santuario, santuario
de los destinos, gran puerta del cielo, tributos
de todas las tierras se recogen en tu interior.
Ishtar mora aquí, Nanaya,
la hija de Sin (la Luna), Irnina,
el origen de los dioses, la primera diosa (son epítetos de Ishtar, presentada como la diosa primigenia).
Ciudad del acuerdo,
ciudad de Nanaya también, la diosa de las alturas. Los que
dejan Arbeles y los que entran están contentos y se alegran.
El corazón está contento que Arbeles se alegre.
Los habitantes estallan de alegría"
(Himno neo-asirio dedicado a la ciudad de Arbeles)
martes, 29 de mayo de 2012
Hiroshi Yoshii: Meat or Die (2009-)
Una mítica serie japonesa, creada en 2009, en la que dos dinosaurios carnívoros hambrientos recorren Nueva York en busca de comida viva en un futuro no muy lejano.
Dos cerditos les suelen hacer la pascua
Véase la web de la serie: http://meatordie.com/,
así como la del creador Hiroshi Yoshii: http://www.yoshii.com/yoshii.com/Home.html
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Animación y aquitectura,
Ciudades,
Modern Art
domingo, 27 de mayo de 2012
CRÓNICAS DE ERBIL (IV): EL RÍO KABUR (II)
Estatua del II milenio aC, del norte de Mesopotamia. Museo Arqueológico de Erbil (Iraq)
Foto: Tocho, mayo de 2012
Una diosa recorría las planicies del Próximo Oriente antiguo: subida a un carro tirado por fieras, o andando, acompañada de animales salvajes (tales como toros bravos o leones), circulaba, casi siempre en invierno. Un viento gélido que barría las llanuras anunciaba su venida. A su paso, la tierra quedaba aterida, muerta (de miedo). Luego, cuando el infernal carruaje había desaparecido, la tierra levantaba la cabeza, y llegaba la primavera; el mundo brotaba de nuevo, como en los inicios de la creación.
Un bramido, como de guijarros removidos por las frías aguas de los ríos, anunciaba la llegada de la diosa. Diosa que destruía el mundo -su hálito gélido helaba la naturaleza, y a los humanos-, pero que también la revivía.
Se trataba de una divinidad que creaba y recreaba el mundo. Una diosa-madre, en suma.
Una diosa de los inicios ligada a las aguas fértiles y que inundaban al mismo tiempo era Tiamat, la gran diosa de las aguas oceánicas que agitaba el mundo con su cuerpo sibilino. Sus movimientos ondulantes, y el fuego de sus fauces asolaban, pero también removían el mundo hasta que lo reanimaban. Un clamor se alzaba cuando Tiamat actuaba.
Mesopotamia del norte adoraba a una diosa llamada Ishtar, conocida en Grecia como Artemisia, Diana en Roma. Ishtar era una diosa guerrera, sedienta de sangre; pero también colmaba todos los deseos. Ishtar se anunciaba a través del planeta Venus, de las estrellas matutina y vespertina. Se trataba de una diosa que espoleaba la naturaleza y a los hombres. A Ishtar (y a Inana, su equivalente en el sur de Mesopotamia) se le rendía un ardoroso culto, puesto que se sabía que la vida del mundo dependía de su buen querer. Las lluvias, y las sequías, estaban en manos de esa diosa.
Es muy posible, comenta Maria-Grazia Masetti-Rouault, que Ishtar fuera una hipóstasis (una emanación, una cara) de Tiamat; Tiamat con otro nombre; una Tiamat ya con forma humana.
Mas la Ishtar que se adoraba en el norte de Mesopotamia era particularmente temible. Creativa, generativa, sin duda; pero también muy destructiva, como las aguas desbocadas de los riscos durante una crecida.
Como todas las diosas de la vida, Ishtar estaba ligada al poder caprichoso de las aguas, de las lluvias y de los diluvios, de las aguas benéficas, y de las que inundan, o de las sequías.
Esta Ishtar tan tumultuosa era Tiamat revivida. Tiamat había sido reducida -aniquilada- por el dios solar Marduk. Su cuerpo, mutilado, había conformado el orbe. Era "natural" que Tiamat/Ishtar quisiera vengarse, y se levantara en armas.
Su poder creador y destructor era el de las aguas caídas del cielo, que se precipitaban por los ríos. A su paso, la tierra temblaba ante el rugido de las aguas. Este ruido, que precedía la destrucción previa a la recreación del mundo, era provocado por las aguas tumultuosas: las aguas del río Kabur, que manaban de los infiernos (Tiamat(Ishtar era una diosa infernal), y separaban, como ya vimos, el mundo de los vivientes de la planicie de los muertos, más allá de los montes Tauro.
Por eso, el río Kadur tenía una importancia muy superior a su aspecto. Toda la vida del norte de Mesopotamia estaba suspendida a sus deseos. Ishtar las manejaba a su antojo.
Era imprescindible rendir culto a Ishtar, satisfacerla. Una Ishtar tan fría y tan ardiente como las aguas descendidas de los ricos bajo el sol del estío.
La gran capital religiosa del imperio neo-asirio era Arbeles. En su acrópolis se alzaba el gran templo de Ishtar.
Arbeles, hoy, se llama Erbil (el templo quizá se halle en las profundidades del tell de la ciudadela)
El tumulto que Ishtar causaba aun resuena en la vital y destructiva Erbil, que nace y muere casi ritualmente, perseguida y levantada de nuevo.
Seguiremos
David OReilly (1985): The External World (El mundo exterior) (2007) / RGB XYZ (2008)
Deberíamos ponernos de rodillas ante lo que parece una versión de una obra de Ionesco en la era del manga. Uno de los cortos de animación más premiados de la historia.
Véase la web de este genio bizarro: http://davidoreilly.com/
sábado, 26 de mayo de 2012
viernes, 25 de mayo de 2012
CRÓNICAS DE ERBIL (III): EL RÍO KABUR
Fotos: Tocho, mayo de 2012
El río Kabur separa Iraq de Turquía. Se trata de un afluente del Tigris. Ancho y con un curso de agua rápido, favorecido por pequeños saltos de agua, discurre en un lecho muy amplio, cuyas riberas están ciertas de una densa vegetación que, sin embargo, sobresale poco.
Un temido puente metálico cruza el río. Es "el" puente. Situado en tierra de nadie, los puestos fronterizos de Iraq y de Turquía lo enmarcan Los esperas son míticas, infernales. Puedo dar fe de éstas: esperamos ocho horas, detenidos, sin poder siquiera retroceder, el viernes pasado: Turquía había cerrado la frontera debido a incidentes en su territorio, ocasionales disparos, causados por las tensas relaciones entre el Kurdistán iraquí y Turquía.
Lo que aguarda al que trata de entrar en Turquía es aún peor. Así como los guardias fronterizos iraquíes no causan problemas, la entrada en Turquía sucede a exhaustivas, imprevisibles y caóticas inspecciones que obligan a ir de una ventanilla a otra sin que se sepa qué va a ocurrir ni que cabe hacer en cada momento. Un infierno.
Un infierno, en el sentido literal de la palabra.
Dos río llevan el mismo nombre: un afluente del Éufrates, que discurre en su totalidad por Siria, y el Kabur entre Turquía e Iraq.
Para los griegos, Mesopotamia estaba delimitada por los ríos Éufrates y Tigris: Mesopotamia significa, precisamente, Tierra entre Ríos, en griego. Sin embargo, en el imaginario mesopotámico, al menos en la Mesopotamia central, centrada alrededor de Babilonia, los límites del espacio los establecían, no el Éufrates y el Tigris, sino ambos Kabur, cuyo curso, casi de norte a sur, traza dos líneas verticales, que enmarcan, al este y al oeste, la franja de tierra central en Mesopotamia.
Los ríos Kabur, pese a su aparente modesta, eran ríos poderosos que organizaban el mundo visible.
Kabur era el nombre de uno de los ríos infernales, que se ha comparado con el Estigio greco-latino: separaba el mundo de los vivos, del espacio de los muertos, ya que en Mesopotamia, al contrario que en otras culturas, las almas de los difuntos no se recogían debajo de la tierra de los vivos, en el inframundo, sino allende los confines del mundo, más allá de los ríos y las montañas. El espacio de los muertos circundaba la tierra de los vivientes.
Kabur era también un epíteto de la diosa primigenia Tiamat, tal como se cita en el Enuma Elish, el llamado Poema de la Creación babilónico. Tiamat era la diosa de las aguas salobres (Thalassa -mar-, en griego, deriva del babilónico Tiamat). Se trataba de una diosa madre en forma de dragón o de serpiente descomunal. La lucha entre el dios solar Marduk, dios supremo del panteón babilónico, e hijo de Enki (o Ea), el dios de la arquitectura, constructor del universo, a partir de finales del II milenio aC, y la fuerza primigenia de las aguas y la noche, encarnada por Tiamat, alcanzó proporciones cósmicas. La derrota de Tiamat, de la noche por el día, acabó por configurar el cosmos, ya que Marduk concluyó el universo con partes del cuerpo de Tiamat: así, sus lágrimas dieron luz a los ríos Tigris y Éufrates.
Tiamat era, así, concebida como una diosa primigenio, que mandaba sobre el universo originario -o lo encarnaba-: era la diosa de los vivos y los muertos; alumbraba, y acogía, a ambos. Sus dominios se extendían por la tierra de los vivientes, por el mundo visible, y por el invisible. Todos los vivientes, los que lo son y los que lo fueron, estaban bajo el manto de Tiamat. La vida de la tierra dependía de ella.
El sustantivo kabur, como agudamente observó Michalowski, tenía otro significado. Kabur significa, en acadio, "ser ruidoso". Kabarum es un verbo acadio que se traduce por hacer ruido, o estar ocupado. Designa los efectos de la acción: acción que, debido a su intensidad, genera ruido. Kabur es, por tanto, el rumor de la actividad, una actividad esencial: la vitalidad.
Quien estaba más ocupada era, necesariamente, la diosa de la creación por excelencia: Tiamat, la diosa de las aguas fecundantes que, al discurrir (al pensar y al actuar) causaban un ruido de fondo, constante, consecuencia y prueba de su actividad incesante. La creación, la configuración del mundo, surgido de las aguas, no se efectuaba en silencio. La vida activa y creativa producía sonidos. El silencio, por el contrario, se asociaba a la muerte. La vida, empero, no lo olvidemos, no estaba disociada de la muerte: Tiamat dibujaba un círculo, en el que vida y muerte estaban asociados. Y su actividad, la actividad de sus aguas, generaba ese rumor de aguas vivas.
Kabur era también el ruido que los humanos producidos cuando nos afanamos. Así, el rumor que emanaba de la tierra y que tanto molestaba al dios del Cielo, que le llevó a tomar la decisión de acabar con la humanidad mediante un diluvio, era el mismo que la diosa madre producía mientras mantenía vivo el universo: kabur -madre, en acadio, se decía mummu, y mu, era ruido o rumor, en sumerio. La madre vital, necesariamente, era ruidosa, porque la vida conlleva un rumor vital que prueba que la vida se ufana, y late en la tierra. De algún modo, kabur es el latido de la tierra viva, y de los vivientes, vida que se ejercita en la incesante acción diaria. Así, al menos, se desprende del mito del diluvio: el cielo se cansó del kabur de los humanos. Este kabur era consecuencia del talante creativo de los humanos. Actuaban como la diosa-madre, puesto que los efectos que causaban eran los mismos. Kabur era la pulsión vital, las ansias creativas con las que dioses y humanos conformaban el mundo, puliéndolo incesamentemente, como las aguas del Kabur pulen guijarros y lavan la tierra de impurezas, manteniendo, al mismo tiempo, puentes de contacto entre los vivos y los muertos. Sin éstos, la creación vital no tendría sentido: la creación que tiene a preservar la vida, y a mantener el recuerdo de los muertos, a oponerse al olvido que la muerte causa.
El río Kabur, entonces, es esencial en el imaginario mesopotámico: la vida depende de él. Cruzarlo conlleva abandonar la vida y adentrarse en el espacio de los muertos, en busca de los secretos, inalcanzables, de la vida, o de la inmortalidad.
Toda vez que somos deudores de la cultura mesopotámica, nuestro vida, la imagen que nos hemos forjado de ella, nuestra manera de percibir el mundo, está aún conectada con ambos ríos lejanos que encuadran y alimentan nuestro espacio vital. De algún modo, todos deberíamos, en sueños, cruzar un día los ríos Kabur. Y, quizá, no volver, no despertar más
Agradezco a la Dra. Maria-Grazia Masetti-Rouault todos sus comentarios, aquí resumidos, sobre la importancia del río Kabur que, fatigosamente, cruzamos, en ambos sentidos, hace unas semanas
Véase también el texto fundamental de Piotr Michalowski, destacado por Masetti-Rouault:
MICHALOWSKI, Piotr: Presence at the Creation: http://www.scribd.com/fullscreen/50833081?access_key=key-15lfyyol2ln2qrytspmm
miércoles, 23 de mayo de 2012
Simbolismo arquitectónico
Torre inclinada de Bankia en Madrid
Felicidades al arquitecto Philip Johnson (1906-2005) por su intuición cuando proyectó las torres que antes fueron.... de Kio.
Pocas veces la arquitectura ha simbolizado tan bien el estado de quienes representa.
Torres más altas (no) cayeron
.... a menos que Johnson fuera gafe.
Nueva de Bagdad (News from Baghdad): Concurso para la rehabilitación del barrio sunita de Adhamiyia
Presentación ante el jurado de los cinco equipos proyectos finalistas del concurso para la rehabilitación del barrio sunita de Adhamiyia, en el Ayuntamiento (Al-Amana) de Bagdad.
En junio de 2009, el Ayuntamiento de Bagdad organizó un concurso internacional de arquitectura para la remodelación del barrio chiita de Khadimiyia.
Este barrio se enfrentaba a un grave problema. Alberga, en el centro de un hermoso tejido urbano de principios del s. XX, pero de origen medieval, can casas de adobe y galería labradas de madera, en mal estado pero restaurables, y una tupida red de callejuelas zigzagueantes, en medio de un bazar cubierto, un santuario chiita, del siglo XVI: dos millones de peregrinos acuden del mundo entero cada mes, y cuatro millones un par de veces al año, para rodear el santuario, quedándose un mínimo de dos días.
La población del barrio, de unos doscientos mil habitantes, se multiplica por diez o por veinte.
Los problemas de alojamiento y atención son acuciantes. El barrio se paraliza dos veces al mes.
Se trataba de ofrecer soluciones a esta situación, antes de que el barrio, el más antiguo y mejor preservado de Bagdad -pese a que Saddam Hussein abriera una vía de acceso que corta la trama medieval, en los años ochenta, y derribara todas las construcciones que se apiñaban alrededor del santuario, para despejar espacio para los peregrinos- sucumbiera ante la presión, sobre todo desde que el embargo ha cesado y los viajes por motivos religiosos son posibles.
Sin embargo, Iraq había estado desconectado del mundo, a causa del embargo -y de la inexistencia de internet, aún hoy deficiente-, por lo que las bases del concurso y su difusión presentaron notables lagunas. Por otra parte, escasos eran los arquitectos extranjeros que quisieron proyectar en Bagdad, cuya imagen era (y ¿es?) aún muy sombría, quizá con razón en aquel año (el número de atentados ha descendido notablemente en 2012, si bien éstos han dejado de ser noticia, lo que no significa que no se produzcan).
El concurso se llevó a cabo en dos fases: una primera curricular, y una segunda tras la entrega del Proyecto.
Ganó un equipo de arquitectos asentado en los Emiratos Árabes, Diwan, que construye una parte importante de los rascacielos y centros comerciales que se levantan en los estos países del Golfo. Proponía arrasar todo el barrio, y reconstruir una parte del barrio "tradicional", como se hace, por ejemplo, en algunas ciudades del oeste norte-americano, que tras unas fachadas vagamente antiguas esconden centros comerciales, desterrando a la población y al comercio habitual (muy activo en Khadimiyia).
Pese a que el arquitecto en jefe es amigo del alcalde de Bagdad, la presión de la UNESCO detuvo su puesto en obra.
Ésta, sin embargo, está a punto de empezar.
¿Los motivos? El fallo de un segundo concurso, para la remodelación del barrio sunita de Adhamiyia, situado justo enfrente del barrio chiita. Un puente une incluso estos barrios, enfrentados, en manos del poder religioso, y sobre los que el Ayuntamiento de Bagdad puede ejercer un control relativo. De hecho, funcionarios del Ayuntamiento no pudieron fotografiar este barrio sunita, de cuatrocientos mil habitantes, ni proporcionar una información gráfica y escrita veraz a los concursantes. Por otra parte, su acceso está prohibido. Se trata aún del barrio´considerado más peligroso de Bagdad. Un recorrido, en noviembre de 2011, en coche, permitió, a escondidas, tomar algunas imágenes, aunque no descender del vehículo, ni penetrar hasta el centro del barrio.
Este segundo concurso fue anunciado en 2011. También consistió en dos fases: ocho equipos, de un total de veinte, fueron escogidos. El proyecto se entregó en junio de 2011. Tres meses más tarde, el Ayuntamiento pidió que los concursantes viajaran a Bagdad para entrevistarse con el jurado. Los visados, tramitados por el Ayuntamiento, tardaron casi ocho meses en llegar.
La reunión tuvo lugar los días 5 y 6 de abril de 2012.
El jurado comprendía solo arquitectos: veinte profesionales, que representaban a todos los sectores, laicos y religiosos afectados. No hubieron presiones políticas ni religiosas.
Cada equipo dispuso de media hora de presentación y debate.
El jurado, entonces, se tomó diez días para deliberar.
Un equipo español, formado por los arquitectos AV62Arquitectos, Pedro García del Barrio, y Pedro Azara, ha obtenido el primer premio de doscientos cincuenta mil dólares.
Este equipo recibirá entonces, tras la entrega del Proyecto ejecutivo, se supone que el año que viene, como mínimo, el encargo de la ejecución de las obras. Quizá duren entre diez y veinte años.
El Ayuntamiento quiere que las obras se inicien el año que viene, a fin de mostrar, no solo que los proyectos se pueden y se tienen que construir (contrariamente a una crítica habitual), sino que las autoridades actuales chiitas no marginan a la población sunita. De hecho, se trata del mayor proyecto en Iraq, y posiblemente uno de los más importantes en el Próximo Oriente, ya que a la rehabilitación del barrio se le suman los equipamientos de barrio (escuelas, centros cívicos, asistenciales, etc.) y para toda la capital: puentes, parques, una ópera, museos, bibliotecas, archivos, un auditorio, una sala de conferencias, un bazar, centros comerciales, centros de enseñanza primaria, secundaria y universitaria, hoteles, transportes públicos fluvial y terrestre, etc., situados, muchos en una terrenos cabe el río Tigris, disponibles tras el próximo derribo de un gran palacio de Saddam Hussein. El santuario sunita y su cementerio tienen que ser también objeto de una cuidada rehabilitación.
El proyecto ganador trata de preservar al máximo el tejido urbano. Se desmarca pues de la manera cómo el proyecto ganador del concurso de Khadimiyia aborda la rehabilitación de este barrio (que derriba). Ambas aproximaciones, que tanto contrastan, son defendidas como dos opciones de restauración urbana válidas según el Ayuntamiento de Bagdad, que deben de ser aplicadas simultáneamente, cada una en su área.
Las obras, quizá, empiecen en 2013, cuando Bagdad sea la capital árabe de la cultura.
ENGLISH RESUME:
The spanish architectural team formed by AV62Architectos, Pedro García del Barrio and Pedro Azara, has won the first prize (250000 dollars) of the international architectural competition for the renewal of the suni neigbourhood of Adhamiyia in Baghdad (400000 inhabitantes), and the construction of public equipments and infracstructures, such as bridges, a tramway, an opera house, museums, archives, concert hall and auditorium, hotels, a bazar, a mall, schools, etc., after a presentation of the project to the jury, at the Mayoralty of Baghdad, on the 4th and 5th April.
Eight teams were chosen on the first part on the competition, thanks to the CV.
Four other teams, iraqi and international, have received prizes.
The jury was formed by twenty architects from the University, the Maroyalty and the suni religious authorities.
The decision was officially taken in May. The team has to go to Baghdad for meetings with authorities -Mayor, Prime Minister-.
The project might begin to be implemented next year.
http://www.alhurra.com/content/article/199990.html
http://www.uragency.net/2012-03-11-16-31-52/2012-03-11-16-33-57/3221-2012-05-21-14-49-28.html
الى /الشركات المتقدمة لمسابقة الاعظمية التراثية
م/ نتائج المسابقة
تهديكم امانة بغداد اطيب تحياتها
نود اعلامكم بإن نتائج مسابقة الأعظمية كانت كالاتي:
الفائز الاول : مكتب AV 62 الاسباني
الفائز الثاني : مكتب القطيف الهندسي
الفائز الثالث : city architecture & landscape studio
التسلسل الرابع : مكتب اوبربو
التسلسل الخامس : مكتب سامي الموسوي
000 مع التقديـــر
أمانة بغداد – دائرة التصاميم
Mayoralty of Baghdad - Designs Office
Iraq, Baghdad, khilany Square, Al-kholfaa Street
00964 8189010 / 9 lines
Website : www. bm.gov.iq
Email 1: tasamem@amanatbaghdad.gov.iq
Email 2: designs_bm@yahoo.co.uk
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