La Universidad Politécnica de Cataluña evalúa anualmente a los profesores de la Escuela de Arquitectura de Barcelona desde hace años. Amén de otros informes, se entrega a los estudiantes, en una hora de clase, ya prevista, unos documentos para que puntúen a los profesores teniendo en cuenta diversos parámetros (entusiasmo, interés, puntualidad, dificultad, etc.). Las notas se escalan de A a D. Ésta corresponde a un resultado no satisfactorio.
En años anteriores, los profesores con notas C y D han tenido que dar a veces explicaciones sobre qué y cómo enseñan, y los Departamentos han elaborado informes explicativos o justificativos. En los casos más graves -en contadas ocasiones- los profesores funcionarios con una nota baja han sido penalizados con una reducción de docencia, y la consiguiente pérdida de complementos (por ejemplo, quinquenios docentes).
Sin embargo, hoy, la situación se ha invertido.
Si las noticias son ciertas, a partir de ahora o de septiembre, se preve obligar a los profesores peor puntuados - tanto por los estudiantes como por el Departamento al que están adscritos y por su facultad o escuela- a... impartir más clases. Los alumnos tendrán preferentemente a profesores repudiados. Es decir, si se forzara la lógica hasta sus últimas consecuencias, los mejores profesores no darían clases, y quienes quisieran, amantes de la docencia, impartirlas, deberían trabajar de la peor manera posible.
Curiosa consideración de la enseñanza como un castigo -quizá lógica vista desde el sillón de la administración.
La defensa de la enseñanza pública sigue por caminos novedosos.
miércoles, 20 de marzo de 2013
martes, 19 de marzo de 2013
Marcel Dzama (1974): A Game of Chess (Una partida de ajedrez, 2011)
Marcel Dzama - A Game of Chess from sieshoeke on Vimeo.
Cortometraje de uno de los artistas (dibujantes) contemporáneos más en forma, que recrea escenas de películas, formas y espectáculos de vanguardia de los años veinte, desde Duchamp, Schlemmer y Buñuel: una partida de ajedrez, en espacios exteriores e interiores, a vida o muerte.
IRAQ, A LOS DIEZ AÑOS DE LA INVASIÓN
Contaba D. Ignacio Rupérez, ex embajador de España en Iraq, en una reciente conferencia pública en Barcelona, que el gobierno iraquí de Saddam Hussein, en los años ochenta y noventa, poseyó "armas de destrucción masiva": gases letales que utilizó con la población kurda del norte, y chiíta, en las marismas del sur, incluso durante el embargo, con el permiso de los Estados Unidos.
Sin embargo, todo el mundo sabía que dichas armas eran "delicadas". Requerían, para ser operativas, estar almacenadas en condiciones de temperatura y humedad muy estrictas y controladas. Su maneja, por otra parte, también exigía -y exige- unos cuidados que, en el Iraq arrasado por el prolongado embargo que duró catorce años, eran imposibles de alcanzar. Finalmente, no existían técnicos capaces de manipularlas. Iraq poseía armas de destrucción masiva, mas eran absolutamente inoperativas.
Los gobiernos estaban perfectamente al corriente de este hecho. El gobierno español también fue avisado. Las armas eran inservibles.
Y, sin embargo, fue la irreal o ilusoria amenaza que estas armas constituían -amenaza que los gobiernos eran conscientes no existía- lo que desencadenó la invasión, que ha acabado en una más o menos larvada guerra religiosa o civil.
Hoy han estallado diecisiete coches bombas en Bagdad.
En Sudamérica se juzga hoy a los mandatarios que desencadenaron la siniestra represión de opositores en los años setenta y ochenta.
Sin embargo, todo el mundo sabía que dichas armas eran "delicadas". Requerían, para ser operativas, estar almacenadas en condiciones de temperatura y humedad muy estrictas y controladas. Su maneja, por otra parte, también exigía -y exige- unos cuidados que, en el Iraq arrasado por el prolongado embargo que duró catorce años, eran imposibles de alcanzar. Finalmente, no existían técnicos capaces de manipularlas. Iraq poseía armas de destrucción masiva, mas eran absolutamente inoperativas.
Los gobiernos estaban perfectamente al corriente de este hecho. El gobierno español también fue avisado. Las armas eran inservibles.
Y, sin embargo, fue la irreal o ilusoria amenaza que estas armas constituían -amenaza que los gobiernos eran conscientes no existía- lo que desencadenó la invasión, que ha acabado en una más o menos larvada guerra religiosa o civil.
Hoy han estallado diecisiete coches bombas en Bagdad.
En Sudamérica se juzga hoy a los mandatarios que desencadenaron la siniestra represión de opositores en los años setenta y ochenta.
lunes, 18 de marzo de 2013
Bernard Tschumi (1944): Museo del Acrópolis (2012), o una chuminada.
Entrevista al arquitecto Bernard Tschumi en La Vanguardia (18 de marzo de 2013):
"- ¿De los malos edificios, se aprende?
Mucho: el Sagrado Corazón de París o la catedral de Marsella enseñan que para decir algo con sentido ante todo no hay que chillar.
- ¿Son obras excesivas?
Son tan grandilocuentes como desgraciadas"
Tschumi sabe de lo que habla. Su Museo del Acrópolis, que sobrevuela un barrio de pequeñas casas de planta baja y piso, debe de ser, junto con la Ciudad de las Artes y las Ciencias, de Calatrava, el único edificio visible desde la luna.
Toyo Ito (1941)
Toyo Ito: apartamento turístico (2009), Paseo de Gracia, Barcelona.
"Toyo Ito logra el máximo reconocimiento de su disciplina - Premio Pritzker de arquitectura 2013- gracias a una trayectoria (...) alejada del vacuo espectáculo del diseño" (El País, lunes 18 de marzo de 2013).
Debe de haber otro Toyo Ito.
Estela con el encargo de la construcción del templo de Atenea Niké, en el Acrópolis de Atenas, a Kalícrates -se lee su nombre en la fila cuarta de la segunda imagen-, siglo V aC, Museo del Acrópolis, Atenas.
Foto: Tocho, Marzo 2013
Las grandes obras públicas atenienses, en el siglo V aC, se iniciaban con un concurso público entre "empresas constructoras" ( y no "arquitectos"); éstas estaban dirigidas por un "promotor-constructor-arquitecto-maestro de obra" (los griegos no distinguían entre estas figuras, por lo que el término "architectes" no designaba necesariamente a un "arquitecto") y comprendían albañiles, tallistas, escultores, pintores, etc.
Estas empresas tenían que someter una memoria descriptiva y una maqueta para poder presentarse al concurso. Al parecer no era necesario entregar, ni se solían emplear, planos, salvo para detalles ornamentales, toda vez que el tipo de templo exigido evocaba de inmediato cómo sería, cuántas columnas y de qué orden, y qué proporciones tendría, adaptadas a las medidas indicadas en las bases.
Se firmaban contratos en papiros, tablas de madera y, en siglos posteriores, pergaminos. Responsables públicos supervisaban la ejecución y los gastos.
Por fin, el principal y definitivo acuerdo era grabado en una o varias estelas de piedra o de mármol, distribuidas en espacios públicos, cerrados y abiertos. De este modo, los ciudadanos podían saber con exactitud qué se había encargado y el coste por el que se realizaba el encargo.
Como hoy.
La mayoría de los nombres de los encargados de la obra se han perdido.
Sin embargo, se sabe que Ictino y Calícrates recibieron el encargo de erigir el Partenón, si bien el escultor Fidias, que proyectó la decoración escultórica del Partenón -y talló sin duda algunos relieves-, fue el encargado de coordinar y supervisar el desarrollo de la urbanización del acrópolis en tiempos de Pericles.
Años más tarde, Calícrates recibió el encargo del templo de Atenea Niké (Atenea Victoriosa), sin duda el pequeño templo que aún se conserva.
Se tiene noticia de esta obra gracias a la presente estela que destaca el nombre del responsable de esta obra: KALLIKPATES (la R en griego se escribe P).
Todos los arquitectos deberíamos ponernos de rodillas ante esta estela.
domingo, 17 de marzo de 2013
Johan Thurfjell (1970): Do You Have the Shine? (¿Tiene brillo?, 2002)
Cortometraje de animación inspirado en la película de Stanley Kubrick, El resplandor (The Shining)
No apto para cardíacos.
Sobre este artista y animador sueco, véase su página web.
Una parte de su obra versa sobre escenarios domésticos
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