miércoles, 30 de octubre de 2013
ARCADE FIRE: CITY WITH NO CHILDREN (CIUDAD SIN NIÑOS, 2011)
Este tema, y el tema presentado en una entrada anterior, del álbum del grupo canadiense Arcade Fire, The Suburbs (Suburbios)
Mito y misterio (en la Grecia antigua)
"Los mitos y los misterios son dos medios complementarios utilizados por la divinidad para revelar la verdad a las almas religiosas".
Este frase esclarecedora del helenista Luc Brisson, que apenas desarrolla, enuncia bien las dos maneras gracias a las cuales los seres humanos, en la Grecia antigua, entraban en contacto con las divinidades a fin de que éstas les libraran determinados conocimientos (acerca del pasado, el presente o el futuro, del cosmos o del ser humano).
Los mitos eran relatos sobre las andanzas de dioses y héroes (mythos significa, en la Grecia antigua, palabra contada: palabra que dice la verdad acerca de lo que aconteció cuando aquéllos organizaron el cosmos). Pertenecían a un tradición oral -aunque, gracias a Homero y Esquilo, principalmente, fueron algunos puestos por escrito.
Una parte de los mitos fueron escenificados: utilizados como "texto" en rituales. Un rito consistía en una puesta en escena de un relato mítico. Lo que se contaba era revivido, mostrado en un espacio dado. los ceremoniantes asumían los papeles de las figuras cuyas historias el mito narraba.
Es cierto que no todos los ritos tenían un soporte mítico, ni que todos los mitos fueron representados en rituales, pero cuando la escenificación de un mito se producía, lo que solía ser habitual, la historia se visualizaba. Es así como los seres humanos se acercaban a la divinidad: asumían su papel; lo vivían. Estas escenas rituales tenían lugar durante los sacrificios. Eran públicos; al menos todos los participantes lo contemplaban. Las escenas acontecían al aire libre, ante un altar, situado frente a la fachada de un templo, o en medio de un recinto sagrado. La narración podía dar pie a una procesión, que mostraba esta aproximación del hombre a la divinidad.
Por el contrario, los misterios acontecían en espacios cerrados. Un misterio consistía en la manifestación de la divinidad. Ésta se mostraba ante los fieles. Descendía del Olimpo. Los humanos no avanzaban hacia la divinidad sino que era ésta la que aceptaba materializarse para, con su sola presencia, iluminar a los fieles.
Los misterios tenían lugar fuera del ámbito urbano. No eran rituales cívicos. Los espacios eran cuevas, hondonadas o estancias oscuras -como el santuario de la diosa-madre Démeter en Eleusis. El fiel tenía que desplazarse hasta el ámbito de la revelación y aguardar.
Lo que acontecía era secreto. Un secreto tan bien guardado que, contrariamente a la escenificación de los mitos, bien documentada, no se sabe bien quien participaba, qué se utilizaba ni qué tenía lugar. La mostración era íntima o personal. El fiel salía del encuentro trasfigurado. Un misterio es, literalmente, un acontecimiento misterioso, secreto; indecible, incluso. No se divulga porque no se puede verbalizar. La divinidad deslumbra; deja sin palabra al fiel. Así como el mito es capaz de articular un relato, la aparición fulgurante es inenarrable. Los asistentes a los misterios se vuelven místicos. Guardan dentro de sí lo que han visto. Misterio (musterion) viene del verbo, en griego antiguo, muoo, que significa cerrarse. Los místicos son mudos, como silenciosas son las apariciones que imponen el silencio.
El mito recurre al verbo; el misterio a la luz. El mito es narrativo, imaginativo: describe, narra, explica la sucesión ordenada de acontecimientos. La palabra se acompaña del gesto. El mito se cuenta y se muestra, como en una representación teatral. Por el contrario, el misterio revela y esconde. Deja entrever y se cierra. Es un fulgor que produce el rapto extático del fiel. Éste cierra los ojos para ver mejor, para entender lo que ha entrevisto. Los misterios se descubren con los ojos del alma. Desatan la imaginación. No se sabe bien qué se ha visto, pero se intuye que la aparición es esencial, y que no está al alcance de todo el mundo. Un místico requiere una cierta preparación anímica, de modo a poder soportar la visión, y asumirla. Sólo así, ésta será enriquecedora y no cegadora.
Con el fin de la Grecia clásica, los misterios, hasta entonces, marginales -acontecían en los márgenes de las ciudades y la sociedad-, adquirieron una creciente importancia, suplantando poco a poco los rituales.
Sin embargo, el cristianismo fue una religión que aunó ambas revelaciones: la historia de la divinidad es escenificada plástica o espacialmente en la planta y el volumen del templo, en las imágenes y en los textos, pero este narración sensorial culmina con la comunión cuando la divinidad se muestra en el interior del alma humana, un hecho que ya se producía en la mayoría de los cultos mistéricos que implicaban la ingestión del cuerpo o la carne de la divinidad.
Este frase esclarecedora del helenista Luc Brisson, que apenas desarrolla, enuncia bien las dos maneras gracias a las cuales los seres humanos, en la Grecia antigua, entraban en contacto con las divinidades a fin de que éstas les libraran determinados conocimientos (acerca del pasado, el presente o el futuro, del cosmos o del ser humano).
Los mitos eran relatos sobre las andanzas de dioses y héroes (mythos significa, en la Grecia antigua, palabra contada: palabra que dice la verdad acerca de lo que aconteció cuando aquéllos organizaron el cosmos). Pertenecían a un tradición oral -aunque, gracias a Homero y Esquilo, principalmente, fueron algunos puestos por escrito.
Una parte de los mitos fueron escenificados: utilizados como "texto" en rituales. Un rito consistía en una puesta en escena de un relato mítico. Lo que se contaba era revivido, mostrado en un espacio dado. los ceremoniantes asumían los papeles de las figuras cuyas historias el mito narraba.
Es cierto que no todos los ritos tenían un soporte mítico, ni que todos los mitos fueron representados en rituales, pero cuando la escenificación de un mito se producía, lo que solía ser habitual, la historia se visualizaba. Es así como los seres humanos se acercaban a la divinidad: asumían su papel; lo vivían. Estas escenas rituales tenían lugar durante los sacrificios. Eran públicos; al menos todos los participantes lo contemplaban. Las escenas acontecían al aire libre, ante un altar, situado frente a la fachada de un templo, o en medio de un recinto sagrado. La narración podía dar pie a una procesión, que mostraba esta aproximación del hombre a la divinidad.
Por el contrario, los misterios acontecían en espacios cerrados. Un misterio consistía en la manifestación de la divinidad. Ésta se mostraba ante los fieles. Descendía del Olimpo. Los humanos no avanzaban hacia la divinidad sino que era ésta la que aceptaba materializarse para, con su sola presencia, iluminar a los fieles.
Los misterios tenían lugar fuera del ámbito urbano. No eran rituales cívicos. Los espacios eran cuevas, hondonadas o estancias oscuras -como el santuario de la diosa-madre Démeter en Eleusis. El fiel tenía que desplazarse hasta el ámbito de la revelación y aguardar.
Lo que acontecía era secreto. Un secreto tan bien guardado que, contrariamente a la escenificación de los mitos, bien documentada, no se sabe bien quien participaba, qué se utilizaba ni qué tenía lugar. La mostración era íntima o personal. El fiel salía del encuentro trasfigurado. Un misterio es, literalmente, un acontecimiento misterioso, secreto; indecible, incluso. No se divulga porque no se puede verbalizar. La divinidad deslumbra; deja sin palabra al fiel. Así como el mito es capaz de articular un relato, la aparición fulgurante es inenarrable. Los asistentes a los misterios se vuelven místicos. Guardan dentro de sí lo que han visto. Misterio (musterion) viene del verbo, en griego antiguo, muoo, que significa cerrarse. Los místicos son mudos, como silenciosas son las apariciones que imponen el silencio.
El mito recurre al verbo; el misterio a la luz. El mito es narrativo, imaginativo: describe, narra, explica la sucesión ordenada de acontecimientos. La palabra se acompaña del gesto. El mito se cuenta y se muestra, como en una representación teatral. Por el contrario, el misterio revela y esconde. Deja entrever y se cierra. Es un fulgor que produce el rapto extático del fiel. Éste cierra los ojos para ver mejor, para entender lo que ha entrevisto. Los misterios se descubren con los ojos del alma. Desatan la imaginación. No se sabe bien qué se ha visto, pero se intuye que la aparición es esencial, y que no está al alcance de todo el mundo. Un místico requiere una cierta preparación anímica, de modo a poder soportar la visión, y asumirla. Sólo así, ésta será enriquecedora y no cegadora.
Con el fin de la Grecia clásica, los misterios, hasta entonces, marginales -acontecían en los márgenes de las ciudades y la sociedad-, adquirieron una creciente importancia, suplantando poco a poco los rituales.
Sin embargo, el cristianismo fue una religión que aunó ambas revelaciones: la historia de la divinidad es escenificada plástica o espacialmente en la planta y el volumen del templo, en las imágenes y en los textos, pero este narración sensorial culmina con la comunión cuando la divinidad se muestra en el interior del alma humana, un hecho que ya se producía en la mayoría de los cultos mistéricos que implicaban la ingestión del cuerpo o la carne de la divinidad.
martes, 29 de octubre de 2013
Walk on the Wild Side
"Caminar por el lado salvaje" ¿te convierte necesariamente en un gran artista?
Matisse llevaba una vida gris de oficinista....
Matisse llevaba una vida gris de oficinista....
KAJ PINDAL (1927): THE CITY (LA CIUDAD, 1970)
Desplazar el cursor hasta el minuto 2:16 . Hasta entonces, la pantalla está en negro, no porque faltara filmación, sino porque este cortometraje fue realizado para una video instalación, con una pantalla negra.
Ciudades de ensueño: Eurovegas y Barcelona World
Proyecto de TAC
Tuvo lugar, ayer por la tarde, en el auditorio del FAD (Fomento de las Artes Decorativas), de Barcelona, una mesa redonda, moderada por Llátzer Moix, y auspiciada por Julia Schulz-Dornburg, directora del festival Arquiset 2013, sobre los proyectos de las próximas ciudades de ocio Eurovegas y Barcelona World, en Madrid y Tarragona, y sobre ciudades del entretenimiento como Marina d´Or.
Julia Schulz lamentó, al final, el tono apocado, fúnebre y conventual de la mesa redonda. Todos los ponentes, entre los que me encontraba, denunciamos, con caras largas y tonos entre maestro de escuela, cura de pueblo y apocalíptico, estos proyectos por especuladores, escasamente adaptados a las condiciones geográficas, económicas y medioambientales del entorno en el que se ubican, y llevados a cabo sin exponer a la luz pública lo que se está preparando. Nadie les dio la vuelta, ni hizo de abogado del diablo. Ninguno de los ponentes destacamos bondad alguna de estos proyectos.
Julia Schulz tenía razón.
A estos proyectos no les sobra nada: presupuesto, extensión, altura de los edificios. Al revés, les falta algo: imaginación, algo más de chispa. ¿No se tratan de ciudades del ocio y el entretenimiento?
Julia Schulz ya ha revelado magistralmente la inventiva del complejo vacacional de Marina d´Or Golf: pistas de esquí en la playa, campos de golf escoceses en un pedregal, restaurantes en los que se encarcela y castiga a los comensales para que vivan emociones fuertes a las que la calidad de la comida ya contribuye, etc.
Mas, ¿es eso suficiente?
Los proyectos de Eurovegas y Barcelona World son de manual de primer curso en Turismo y Ocio: una avenida de tiendas de lujo, ancha como la Diagonal de Barcelona -en un paraje desértico-, obra de un arquitecto profesor universitario (¿qué se puede esperar, aunque la imagen de cómic del conjunto da ciertas esperanzas?), casinos y hoteles, en forma de torres de vidrio y edificios bajos más o menos torcidos, a lado y lado. Campos de golf y "más" (no queda muy claro que se sobreentiende por "más"). La imaginación no brilla precisamente (solo hay que ver la proliferación de trajes grises en las reuniones de o en Esade que se promocionan en la página web del "evento", llamado también "Barcelona Dream" - ¿"dream", "dream"? BCN World se ubica entre una petrolera y un parque temático al sur de Tarragona, en unos terrenos que un banco se ha sacado de encima). Auditorios, salas de exposiciones, salas de reuniones para ejecutivos contribuyen al tono banquero y muy poco vacacional del conjunto. Tal como están concebidos, Eurovegas y Barcelona World apenas se distinguen de cualquier barrio de oficinas contemporáneo, como el distrito 22@ de Barcelona, un puerto deportivo o una ciudad universitaria.
Es cierto que los espectáculos televisiones han puesto el listón del entretenimiento muy alto. Un complejo de ocio ya no puede contar con una mujer barbuda o un hombre elefante, que ya ni siquiera son de recibo en programas televisivos como Sálvame de Luxe, Eurovisión, el concurso coral Oh Happy Day, o cualquier informativo. Hasta documentales sobre excavaciones arqueológicas incorporan a figuras públicas como Flipy a las que cubren de lodo (¿?).
Las fiestas populares, tan alabadas por las comunidades, acogen su ración de tomatadas, gansos degollados, burros echados desde campanarios y toros con los cuernos incendiados.
Emociones más fuertes como decapitaciones pueden contemplarse fácilmente en redes sociales como Facebook.
Es necesario, pues, imaginar nuevos espectáculos que mantengan el nivel del ocio requerido.
La historia, sin embargo, puede dar lecciones. Roma -o la Roma mostrada en el cine- enseña que en los anfiteatros tenían lugar espectáculos de altura. El parque de atracciones Terra Mítica, lleno de ruinas y hoy arruinado, tomó buena nota . Pero de eso hace años.
¿Serían suficientes luchas de animales -toros contra burros, por ejemplo-, luchas entre fieras y personajes populares debidamente instruidos para no resistirse en exceso a las embestidas en aras de la emoción, escarnios públicos en los que se crucificaría a figuras conocidas (se deja a la imaginación del lector si el enunciado es metafórico o no) -los humanos hemos inventado desde la antigüedad una amplia e imaginativa gama de "body actions", con o sin animales, que se podrán recuperar en algunos casos, como manifestaciones de un acerbo popular, o ampliar, a fin de mostrar la vivencia de las tradiciones-?
Se podrían también hacer saltar por los aires o bombardear, por sorpresa algunos edificios. La previsibilidad de la vida diaria se alteraría, al menos temporalmente o en potencia. Inundaciones, al igual que incendios y terremotos, amenizarían algunos días. Premios notables, libres de impuestos, se entregarían a los supervivientes. En los casinos se debería permitir, amén de pitillos y mecheros, ya autorizados, el porte y el uso de armas de fuego. Fumar mata, pero demasiado lentamente. Se dejaría para un Barcelona World II el uso de armas blancas. Seguramente se podrían solventar las dificultades técnicas
En los restaurantes se serviría comida en peor estado de lo habitual, alimentos aún más indigestos, caducados, si fuera posible, alcohol de quemar o de garrafa, y todo tipo de tóxicos y colorantes.
Algunos enchufes y antenas provocarían descargas, letales o no.
Los edificios carecerían de cualquier norma de seguridad. Se alternarían horas de calefacción extrema con refrigeración extrema. Una música para reventar tímpanos sería demasiado previsible, sin embargo.
Todo se filmaría en directo.
Se debería apostar; sobre seguro.
Con estas condiciones, ¿quién se opondría a estos grandes centros vacacionales y de ocio?
La vidas sería mucho más fácil y excitante.
Y las acciones, las nuestras, subirían como la espuma.
Ocio, ocio, oh cio
Agradecimiento a Julia Schulz-Dornburg por la invitación, y a Gustavo Gili por el envío de información.
Recomiendo la visita de la muestra Ruinas modernas, de Julia Schulz-Dornburg, en la sala de exposición del FAD, en la Plaza dels Àngels de Barcelona.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)