martes, 29 de octubre de 2013

Ciudades de ensueño: Eurovegas y Barcelona World



Proyecto de TAC

Tuvo lugar, ayer por la tarde, en el auditorio del FAD (Fomento de las Artes Decorativas), de Barcelona, una mesa redonda, moderada por Llátzer Moix, y auspiciada por Julia Schulz-Dornburg, directora del festival Arquiset 2013, sobre los proyectos de las próximas ciudades de ocio Eurovegas y Barcelona World, en Madrid y Tarragona, y sobre ciudades del entretenimiento como Marina d´Or.
Julia Schulz lamentó, al final, el tono apocado, fúnebre y conventual de la mesa redonda. Todos los ponentes, entre los que me encontraba, denunciamos, con caras largas y tonos entre maestro de escuela, cura de pueblo y apocalíptico, estos proyectos por especuladores, escasamente adaptados a las condiciones geográficas, económicas y medioambientales del entorno en el que se ubican, y llevados a cabo sin exponer a la luz pública lo que se está preparando. Nadie les dio la vuelta, ni hizo de abogado del diablo. Ninguno de los ponentes destacamos bondad alguna de estos proyectos.
Julia Schulz tenía razón.
A estos proyectos no les sobra nada: presupuesto, extensión, altura de los edificios. Al revés, les falta algo: imaginación, algo más de chispa. ¿No se tratan de ciudades del ocio y el entretenimiento?
Julia Schulz ya ha revelado magistralmente la inventiva del complejo vacacional de Marina d´Or Golf: pistas de esquí en la playa, campos de golf escoceses en un pedregal, restaurantes en los que se encarcela y castiga a los comensales para que vivan emociones fuertes a las que la calidad de la comida ya contribuye, etc.
Mas, ¿es eso suficiente?
Los proyectos de Eurovegas y Barcelona World son de manual de primer curso en Turismo y Ocio: una avenida de tiendas de lujo, ancha como la Diagonal de Barcelona -en un paraje desértico-, obra de un arquitecto profesor universitario (¿qué se puede esperar, aunque la imagen de cómic del conjunto da ciertas esperanzas?), casinos y hoteles, en forma de torres de vidrio y edificios bajos más o menos torcidos, a lado y lado. Campos de golf y "más" (no queda muy claro que se sobreentiende por "más"). La imaginación no brilla precisamente (solo hay que ver la proliferación de trajes grises en las reuniones de o en Esade que se promocionan en la página web del "evento", llamado también "Barcelona Dream" - ¿"dream", "dream"?  BCN World se ubica entre una petrolera y un parque temático al sur de Tarragona, en unos terrenos que un banco se ha sacado de encima). Auditorios, salas de exposiciones, salas de reuniones para ejecutivos contribuyen al tono banquero y muy poco vacacional del conjunto. Tal como están concebidos, Eurovegas y Barcelona World apenas se distinguen de cualquier barrio de oficinas contemporáneo, como el distrito 22@ de Barcelona, un puerto deportivo o una ciudad universitaria.
Es cierto que los espectáculos televisiones han puesto el listón del entretenimiento muy alto. Un complejo de ocio ya no puede contar con una mujer barbuda o un hombre elefante, que ya ni siquiera son de recibo en programas televisivos como Sálvame de Luxe, Eurovisión, el concurso coral Oh Happy Day, o cualquier informativo. Hasta documentales sobre excavaciones arqueológicas incorporan a figuras públicas como Flipy a las que cubren de lodo (¿?).
Las fiestas populares, tan alabadas por las comunidades, acogen su ración de tomatadas, gansos degollados, burros echados desde campanarios y toros con los cuernos incendiados.
Emociones más fuertes como decapitaciones pueden contemplarse fácilmente en redes sociales como Facebook.
Es necesario, pues, imaginar nuevos espectáculos que mantengan el nivel del ocio requerido.
La historia, sin embargo, puede dar lecciones. Roma -o la Roma mostrada en el cine- enseña que en los anfiteatros tenían lugar espectáculos de altura. El parque de atracciones Terra Mítica, lleno de ruinas y hoy arruinado, tomó buena nota . Pero de eso hace años.
¿Serían suficientes luchas de animales -toros contra burros, por ejemplo-, luchas entre fieras y personajes populares debidamente instruidos para no resistirse en exceso a las embestidas en aras de la emoción, escarnios públicos en los que se crucificaría a figuras conocidas (se deja a la imaginación del lector si el enunciado es metafórico o no) -los humanos hemos inventado desde la antigüedad una amplia e imaginativa gama de "body actions", con o sin animales, que se podrán recuperar en algunos casos, como manifestaciones de un acerbo popular, o ampliar, a fin de mostrar la vivencia de las tradiciones-?
Se podrían también hacer saltar por los aires o bombardear, por sorpresa algunos edificios. La previsibilidad de la vida diaria se alteraría, al menos temporalmente o en potencia. Inundaciones, al igual que incendios y terremotos, amenizarían algunos días. Premios notables, libres de impuestos, se entregarían a los supervivientes. En los casinos se debería permitir, amén de pitillos y mecheros, ya autorizados, el porte y el uso de armas de fuego. Fumar mata, pero demasiado lentamente. Se dejaría para un Barcelona World II el uso de armas blancas. Seguramente se podrían solventar las dificultades técnicas
En los restaurantes se serviría comida en peor estado de lo habitual, alimentos aún más indigestos, caducados, si fuera posible, alcohol de quemar o de garrafa,  y todo tipo de tóxicos y colorantes.
Algunos enchufes y antenas provocarían descargas, letales o no.
Los edificios carecerían de cualquier norma de seguridad. Se alternarían horas de calefacción extrema con refrigeración extrema. Una música para reventar tímpanos sería demasiado previsible, sin embargo.
Todo se filmaría en directo.
Se debería apostar; sobre seguro.
Con estas condiciones, ¿quién se opondría a estos grandes centros vacacionales y de ocio?
La vidas sería mucho más fácil y excitante.
Y las acciones, las nuestras, subirían como la espuma.
Ocio, ocio, oh cio

Agradecimiento a Julia Schulz-Dornburg por la invitación, y a Gustavo Gili por el envío de información.
Recomiendo la visita de la muestra Ruinas modernas, de Julia Schulz-Dornburg, en la sala de exposición del FAD, en la Plaza dels Àngels de Barcelona.

4 comentarios:

  1. Gracias por estas crónicas de la actualidad porque poderse reir a carcajadas en estos momentos es impagable :-)

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  2. Es que, si no, es para llorar.
    Tras la crisis vivida, volver a un modelo parecido de crecimiento es como para darse con la cabeza contra la pared....

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  3. Esta tarde he ido a ver la exposición "Ruinas modernas" que también recomiendo; mi enhorabuena a J.S.-D. y a quienes han colaborado. Algunas imágenes se tiñen de sarcasmo cuando está indicado el eslogan que sustentaba su promoción, y el contraste de estos páramos con los vídeos publicitarios de algunos de estos proyectos crean dos polos de extrema irrealidad. Lo que más desasosiega no son tanto las obras abandonadas, sino los no lugares que pretendían urbanizar.

    También es inevitable no darse cuenta de la inminente ruina del propio FAD. Ojalá me equivoque.

    Saludos.

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  4. Si, el el fin del FAD:
    Lo extraordinario del trabajo de Julia Schulz-Dornburg es el soterrado humor que destila, y la manera de exponer que revela irónica fascinación, y no pesada denuncia. Un prodigio de humor demoledor

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