miércoles, 14 de mayo de 2014

NICK MULVEY: I DON´T WANT TO GO HOME (2013)



Sobre este curtido músico y cantante inglés, formado en España y en Cuba, que recientemente ha empezado a actuar solo, véase, por ejemplo, esta página web.

JETTA (1991): FEELS LIKE COMING HOME (2014)



Sobre esta joven cantante, véase su página web

Pabellón catalán en la Bienal de Arquitectura de Venecia, 2014: proyecto de rehabilitación del barrio suní de Adhimiyya en Bagdad (2012)












Bagdad, años veinte: fotos tomadas por Legrain y otros durante la misión arqueológica anglo-norteamericana, dirigida por Ch. L. Woolley, de Ur. Archivos en el Museo de la Universidad de Pennsilvania, Filadelfia.
Tocho, enero, abril-mayo de 2014.






Barrio de Adhimiyyia, Bagdad, diciembre de 2011. Fotos: Pedro Azara, Marcel Borràs, Albert Imperial & Marc Marín (PBIM)





Ribera del río Tigris en el centro de Bagdad, diciembre de 2011. Fotos: PBIM

El Institut Ramón Llull ha escogido cuatro proyectos principales y doce complementarios para su pabellón en la Bienal de Arquitectura de Venecia (junio-noviembre de 2014).
El lema de esta Bienal, dirigida por Rem Kolhaas, está dedicado a la recepción de la arquitectura moderna y su interpretación por distintas culturas en la primera mitad del siglo XX.

El pabellón catalán trata de proyectos en los que lo viejo y lo nuevo se integran. La selección incluye desde proyectos que restauran parajes naturales destrozados por vertederos hasta rehabilitaciones de yacimientos arqueológicos o reutilizaciones para nuevos usos de edificios o partes de edificios antiguos construidos para funciones distintas de las que se encajan hoy.
Entre los proyectos complementarios se halla un proyecto de rehabilitación para el barrio suní de Adhimiyya en Bagdad (Iraq). Este proyecto, que ganó un concurso convocado por el ayuntamiento de esta ciudad, se dibujó en 2012 y no se ha construido -ni, sin duda, se construirá.
El concurso quería mostrar a los ciudadanos sunís que el actual gobierno chiita se preocupaba por ellos, ya que los vecinos de este barrio, al norte de la ciudad casi inaccesible para quienes no moran en él, son mayoritaria o exclusivamente  sunís. La visita del barrio, salvo en zonas periféricas, es casi imposible, y en todo caso solo puede recorrerse con cuidado en coche.
El proyecto partía de una propuesta del arquitecto y urbanista Pedro García del Barrio, miembro del equipo. Consistía en proponer un proyecto que no se centrara en diseñar una larga serie de edificios públicos emblemáticos exigidos, sino en mostrar que el barrio, cerrado sobre sí mismo, formaba parte de la ciudad, y que la propuesta de rehabilitación podía extenderse a toda la ciudad. Partiendo de la consideración que los tejidos urbanos de las ciudades de Córdoba y de Bagdad, son similares, toda vez que ambas están cruzadas por ríos poderosos, se planteaba una intervención semejante a la que se está llevando a cabo en Córdoba: abrir el barrio al río, y utilizar a éste como "puente" de unión entre el barrio y el resto de la ciudad, ubicando equipamientos de barrio -guarderías, colegios, centros asistenciales -y para la ciudad -bibliotecas, museos- en la ribera o incluso en el río, sobre islotes artificiales  de juncos (comunes en Bagdad hasta mitad del siglo XX), de modo a dibujar una nueva fachada del barrio que mostrara no solo una cara más amable, sino la apertura del barrio a la ciudad, su voluntad de acogida de servicios necesarios para la urbe. Se trataba de volver a unir el barrio al tejido urbano y sobre todo al espíritu de una ciudad que fue una urbe abierta, pluriconfesional,  hasta los años setenta. Este modelo de integración urbana, sin duda utópico, se proponía para toda la capital, hoy dividida en barrios cerrados sobre sí mismos -a imagen del barrio de Adhimiyya- por miedo a atentados, y a la figura del "otro", de otra confesión.
Se trataba de volver a una unidad perdida, a través de intervenciones mínimas, la apertura o la prolongación de una calle, la inserción de unos intervenciones que recuperaran una trama urbana y la volvieran a conectar con la ciudad. Se trataba, quizá ilusoriamente, que toda la ciudad sintiera el barrio como suyo, y que éste no mirara a la capital como a un enemigo. De este modo, tanto este barrio como el resto de la ciudad podrían sentirme partícipes de una misma vida, unos problemas semejantes y unas soluciones válidas para todos.
Se pensaba también en devolver la primacía al río, tratado no solo como un elemento paisajístico, sino como el alma de la ciudad, por el que pudieran incluso desplazarse los ciudadanos en transporte fluvial, recuperando la mítica importancia del agua en las culturas mesopotámicas.
La creciente violencia que asola Iraq y, en particular Bagdad, este año, sobre todo hasta este último mes, cuando las elecciones generales, ha acabado con las intenciones del ayuntamiento de la ciudad y del gobierno de Iraq.

Proyecto de Pedro García del Barrio, Victoria Garriga, Toño Foraster, Blanca Pujals (AV62 Arquitectos), Pedro Azara, 2012, presentado ante el jurado en Bagdad en 2013.
Filmación: Ignacio Tatay.
Viajes llevados a cabo con la inestimable ayuda de la Universidad de Bagdad y de la Embajada de España.

lunes, 12 de mayo de 2014

ILYA (1933) Y EMILIA (1945) KABAKOV: L´ÉTRANGE CITÉ (THE STRANGE CITY, LA CIUDAD EXTRAÑA, 2014)






























¿Por qué es extraña esa ciudad?
La pareja de artistas rusos Kabakov inauguran La ciudad extraña bajo la inmensa bóveda de vidrio y hierro del Grand Palais de París.
Afincados hoy cerca de Nueva York, los Kabakov, desde Moscú, se dieron a conocer con instalaciones hechas de materiales perecederos y de derribo con las que creaban irónicos mundos de ensueño, poblados de imágenes idílicas en medio de cartones.
La extraña ciudad es una gran instalación de madera pintada de blanco. Un doble anillo de altos muros ciegos , precedidos por dos estancias aisladas exteriores -la Capilla Blanca y la Capilla Sombría- conducen, dando un largo rodeo, en el corazón del espacio circundado presidido por cuatro estancias, y precedido por un gran arco, triunfal y con un perfil irregular. La ciudad está dominada por una especie de paraguas, semejante a un cohete inalcanzable, que emite, desde lo alto, luces y sonidos que cubren el recinto. Dentro, cada estancia alberga objetos y funciones inesperados: un altar con maquetas de ciudades imaginarias terrenales y celestiales orientales, como entrevistas en sueño; un laboratorio de profesor chiflado destino a producir energía inextinguible y a entrar en contacto con el cielo, una estructura parecida a un zigurat desde la cual se puede tratar de cazar un ángel que flota como en cuadro de Chagall, y un museo vacío en el que reposar.
La puerta marca la frontera entre los mundos de los vivos y de los muertos. Las estancias o barrios albergan máquinas y proyectos con los que acceder a lo alto, a ciudades celestiales, o soñadas, y salir de la ciudad de cada día.
La ciudad extraña no acoge a nadie. Es una estación de tránsito. Se asemeja a una morada interior, que se cruza para progresar hasta llegar a un ángel- un -ángel caído, quizá, como en una instalación anterior de los Kabakov. Ciudad necesaria para mejorar la vida por la vía del anhelo y el ensueño; ciudad que apunta hacia el cielo. Lugar de recogimiento antes del salto final. Ciudad extraña, sin duda, porque expone el carácter un tanto risible de las tentativas de salir del mundo; tentativas, empero, que no se puede, una y otra vez, obviar. Los Kabakov evocan, de manera callada, que los humanos no nos contentamos con nuestro lugar en la tierra, simple parada antes de la conquista, con los ojos cerrados para siempre, posiblemente, del espacio, de lo alto. Ciudad blanca para que cada uno de nosotros pueda proyectar sus sueños, una ciudad que la luz que inunda el Gran Palais diluye -o que ciega a los habitantes (listos entonces para el vuelo postrero).







viernes, 9 de mayo de 2014