Bagdad, años veinte: fotos tomadas por Legrain y otros durante la misión arqueológica anglo-norteamericana, dirigida por Ch. L. Woolley, de Ur. Archivos en el Museo de la Universidad de Pennsilvania, Filadelfia.
Tocho, enero, abril-mayo de 2014.
Barrio de Adhimiyyia, Bagdad, diciembre de 2011. Fotos: Pedro Azara, Marcel Borràs, Albert Imperial & Marc Marín (PBIM)
Ribera del río Tigris en el centro de Bagdad, diciembre de 2011. Fotos: PBIM
El Institut Ramón Llull ha escogido cuatro proyectos principales y doce complementarios para su pabellón en la Bienal de Arquitectura de Venecia (junio-noviembre de 2014).
El lema de esta Bienal, dirigida por Rem Kolhaas, está dedicado a la recepción de la arquitectura moderna y su interpretación por distintas culturas en la primera mitad del siglo XX.
El pabellón catalán trata de proyectos en los que lo viejo y lo nuevo se integran. La selección incluye desde proyectos que restauran parajes naturales destrozados por vertederos hasta rehabilitaciones de yacimientos arqueológicos o reutilizaciones para nuevos usos de edificios o partes de edificios antiguos construidos para funciones distintas de las que se encajan hoy.
Entre los proyectos complementarios se halla un proyecto de rehabilitación para el barrio suní de Adhimiyya en Bagdad (Iraq). Este proyecto, que ganó un concurso convocado por el ayuntamiento de esta ciudad, se dibujó en 2012 y no se ha construido -ni, sin duda, se construirá.
El concurso quería mostrar a los ciudadanos sunís que el actual gobierno chiita se preocupaba por ellos, ya que los vecinos de este barrio, al norte de la ciudad casi inaccesible para quienes no moran en él, son mayoritaria o exclusivamente sunís. La visita del barrio, salvo en zonas periféricas, es casi imposible, y en todo caso solo puede recorrerse con cuidado en coche.
El proyecto partía de una propuesta del arquitecto y urbanista Pedro García del Barrio, miembro del equipo. Consistía en proponer un proyecto que no se centrara en diseñar una larga serie de edificios públicos emblemáticos exigidos, sino en mostrar que el barrio, cerrado sobre sí mismo, formaba parte de la ciudad, y que la propuesta de rehabilitación podía extenderse a toda la ciudad. Partiendo de la consideración que los tejidos urbanos de las ciudades de Córdoba y de Bagdad, son similares, toda vez que ambas están cruzadas por ríos poderosos, se planteaba una intervención semejante a la que se está llevando a cabo en Córdoba: abrir el barrio al río, y utilizar a éste como "puente" de unión entre el barrio y el resto de la ciudad, ubicando equipamientos de barrio -guarderías, colegios, centros asistenciales -y para la ciudad -bibliotecas, museos- en la ribera o incluso en el río, sobre islotes artificiales de juncos (comunes en Bagdad hasta mitad del siglo XX), de modo a dibujar una nueva fachada del barrio que mostrara no solo una cara más amable, sino la apertura del barrio a la ciudad, su voluntad de acogida de servicios necesarios para la urbe. Se trataba de volver a unir el barrio al tejido urbano y sobre todo al espíritu de una ciudad que fue una urbe abierta, pluriconfesional, hasta los años setenta. Este modelo de integración urbana, sin duda utópico, se proponía para toda la capital, hoy dividida en barrios cerrados sobre sí mismos -a imagen del barrio de Adhimiyya- por miedo a atentados, y a la figura del "otro", de otra confesión.
Se trataba de volver a una unidad perdida, a través de intervenciones mínimas, la apertura o la prolongación de una calle, la inserción de unos intervenciones que recuperaran una trama urbana y la volvieran a conectar con la ciudad. Se trataba, quizá ilusoriamente, que toda la ciudad sintiera el barrio como suyo, y que éste no mirara a la capital como a un enemigo. De este modo, tanto este barrio como el resto de la ciudad podrían sentirme partícipes de una misma vida, unos problemas semejantes y unas soluciones válidas para todos.
Se pensaba también en devolver la primacía al río, tratado no solo como un elemento paisajístico, sino como el alma de la ciudad, por el que pudieran incluso desplazarse los ciudadanos en transporte fluvial, recuperando la mítica importancia del agua en las culturas mesopotámicas.
La creciente violencia que asola Iraq y, en particular Bagdad, este año, sobre todo hasta este último mes, cuando las elecciones generales, ha acabado con las intenciones del ayuntamiento de la ciudad y del gobierno de Iraq.
Proyecto de Pedro García del Barrio, Victoria Garriga, Toño Foraster, Blanca Pujals (AV62 Arquitectos), Pedro Azara, 2012, presentado ante el jurado en Bagdad en 2013.
Filmación: Ignacio Tatay.
Viajes llevados a cabo con la inestimable ayuda de la Universidad de Bagdad y de la Embajada de España.
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