La estética es una ciencia (o un método) que trata las formas naturales y artísticas (o artificiales) de modo tal que busca el sentido (contenido o mensaje) que pudieran contener y que se expresa (o vehicula) a través de la forma (teniendo en cuenta, además, que la manera cómo ha sido labrado el objeto y el material escogido -el en caso de un producto artístico- pueden ser significativos", esto es, aportar datos o matices al mensaje del que el objeto es (supuestamente) portador.
Aunque sociedades tradicionales o anteriores al siglo XVIII -en Occidente- han considerado que las formas naturales -un árbol, una montaña, un río, un animal, un astro, un cometa, una nube, etc.- pueden ser o contener un lenguaje cifrado que debe ser leído o descifrado a fin de saber qué quieren comunicar los creadores (sobrenaturales) de dichos elementos, la estética -ciencia definida en el siglo XVIII en occidente-, desde principios del siglo XIX, se centra en interpretar el contenido de una obra de arte a partir de su aspecto sensible: su forma y sus cualidades sensibles: color, textura, etc.
La estética, así, determina que una obra de arte es portadora de sentido, que debe interpretarse, y determina también cómo se debe proceder a dicha interpretación; esto es, explica qué tipo de relación debe establecerse entre el intérprete y la obra, qué conocimientos, actitudes o gestos debe poseer el intérprete para descifrar la obra. También estipula que es necesario un encuentro o conocimiento directo de la obra por parte del intérprete. La obra debe someterse o exponerse a ser estudiada.
El significado de la obra está encerrado o manifestado por la forma o apariencia de la obra: el juego de formas, volúmenes, colores, etc. También por la "forma" cómo se muestra.
El contenido, mensaje o significado se halla o se determina a través de la emoción que una obra suscita. Una emoción tal que no obnubila, sino que debe ser capaz de hacer pensar o reflexionar; reflexionar sobre lo que uno ha sentido y porqué se ha emocionado; la obra debe suscitar sentimientos que despierten el deseo de preguntarse por el sentido o la razón de una obra, sobre porqué ha sido capaz de llamar la atención, seducir y emocionar. Es necesario, así, un tiempo de reflexión para entender una obra, para entender qué aporta, qué significa, una obra que ha logrado que nos preguntemos por su razón de ser, por el mensaje que quiere transmitirnos o que -al menos- creemos o "pensamos" que nos quiere transmitir.
El contenido o mensaje es hallado por el intérprete. Nada garantiza, sin embargo, que el contenido que el intérprete halla sea el que el artista halla querido comunicar. Sin embargo, dentro de unos márgenes dados, el contenido que alcanza el intérprete es válido -no se puede encontrar ciertos mensajes, por ejemplo sobre la cuarta dimensión, como en una obra cubista, en una pieza de la antigüedad, porque la cuarta dimensión era inconcebible entonces, mas, sabiendo qué se podía saber y expresar en una época dada, el mensaje descifrado por el intérprete puede ser válido. La obra (le) dice o transmite un determinado contenido. Eso significa que el contenido de una obra depende tanto del creador cuanto del intérprete.
La muestra
From Ancient to Modern. Archaeology and Aesthetics, que el Institute for the Study of Ancient World (ISAW) de Nueva York inaugura el 11 de febrero, trata de los significados que poseen o se otorgan a piezas arqueológicas. Trata de cómo nos relacionamos con el pasado, qué esperamos de él, qué le hacemos decir, y cómo lo tratamos.
La arqueología es una ciencia que explora el pasado. Determina qué métodos y mecanismos se tienen que seguir para hallar las trazas del pasado y rescatarlas. Enuncia cómo se excava, y qué se puede encontrar; qué hacer con el material desenterrado; cómo tratarlo, estudiarlo, preservarlo o no; qué criterios tienen que seguirse a la hora de estudiar y evaluar el pasado.
Pero la arqueología no estudia el sentido de las piezas arqueológicas. Eso no tiene "sentido" para la arqueología. El sentido solo se alcanza cuando se siente y se piensa en la obra que debe ser expuesta a la observación del intérprete.
Una pieza arqueológica debe ser expuesta, de tal modo que suscite sentimientos y pensamientos. Es decir, se tiene que tratar la pieza arqueológica de tal modo que se equipare o se convierta en una obra de arte. En tanto que obra de arte, esta pieza, entonces, se dota, o se descubre poseedora de un contenido. El mensaje que transmite se refiere a lo que el artista, artesano o hacedor del pasado quiso decir, pero también se refiere a lo que sentimos, pensamos y esperamos hoy. La obra de arte, y la obra arqueológica tratada como una obra del arte, habla del pasado y del presente, del artista y de nosotros, habla del pasado desde el presente, hace presente el pasado y dota de pasado al presente, nos interroga y nos responde sobre qué pensamos del pasado y del presente.
Así se inicia esta muestra -sobre la que escribiremos en entradas sucesivas.
La muestra está organizada y financiada por el Institute for the Study of Ancient World (ISAW).
La dirigen Jennifer Y. Chi, directora de exposiciones del Instituto, y Pedro Azara (UPC-ETSAB, Barcelona) con la ayuda y participación de Marc Marín (UPC-ETSAB).
La investigación se ha realizado en los archivos de las misiones arqueológicas anglo-norteamericanas en los años 20 y 30 de Ur, Kish y Diyala, que se encuentran en el oriental Institute y el Field Museum de Chicago, el UPennMuseum de Filadelfia, el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, y el Museo Británico de Londres.
La investigación cuenta con una beca Salvador de Madariaga del Ministerio de Educación y Cultura.
Parte de un trabajo anterior financiado por la Fundación "la Caixa" para la muestra
Antes del diluvio. Mesopotamia 3500-2100 aC que Caixaforum (Madrid, Barcelona) presentó en 2012.
Se basa también en estudios en yacimientos arqueológicos sumerios en Iraq gracias a una beca de la Fundación Gerda Henckel de Düsseldorf (2010-2011), y en el trabajo de Marc Marín, Eric Rusiñol, Mireia Durán, Joan Borrell y Pedro Azara en la misión arqueológica de Qasr Shamamok, entre Erbil y Mosul (Iraq, 2011-, misión, dirigida por Maria-Grazia Masetti-Rouault, a quien no dejsaremos de agredecer sus reflexiones, interrumpida este año debido al ISIL).
Dedicado a Jennifer Y. Chi, a quien corresponde la propuesta o idea inicial.