viernes, 22 de mayo de 2015

ANDRÉ KERTÉSZ (1894-1985): PARIS (!925-) Y NUEVA YORK (1936-)













































Tras un relativo olvido, la exposición itinerante que el Jeu de Paume de París organizó en 2011 -y que acaba de concluir en Valladolid-, y la muestra actual en una galería de Londres, han vuelto a poner el foco sobre la obra del fotógrafo húngaro Kertész, emigrado a París en 1925, y exiliado en Nueva York en 1936.
Menos conocido que Cartier-Bresson, de quien fue maestro, una gran parte de la obra de Kertész se caracteriza por vistas callejeras, a menudo tomadas desde un punto de vista muy elevado que ofrece imágenes casi cenitales, vistas aéreas en las que las figuras se convierten en sombras proyectadas sobre el suelo que se confunde con el plano de la imagen. Temas nimios -unas sillas, unos pocos escalones-, con personajes en un discreto término, Kértesz quiso -y logró- captar la vida no heroica en la ciudad, en la que las figuras son siluetas en el fondo, y detalles arquitectónicos o decorativos sin importancia, pero que caracterizan al y cualifican el espacio urbano, adquieren protagonismo.

jueves, 21 de mayo de 2015

LAURENT CHEHERE: FLYING HOUSES (CASAS VOLADORAS, 2015)





























Vése la página web de este fotógrafo que expone en este momento en Aix-en-Provence (Francia).

Érase un rey medieval de un país del Lejano Oriente. Se hallaba rodeado de reinos de infieles. China le amenazaba. ¿Un rey? No solo, También un sacerdote. Se le conocía como el sacerdote Juan, o Preste Juan.
Su comportamiento era ejemplar. El reino, cristiano, resistía las embestidas paganas y heréticas. Las cortes europeas lo admiraban. Esperaban que el emperador del Sacro Imperio Germánico lo tomara como modelo y encabezara una última cruzada para reconquistar y defender Tierra Santa.
El sacerdote-rey Juan moraba en un gran palacio. Éste poseía varios pisos. El último acogía la biblioteca donde el rey pasaba el tiempo estudiando. El palacio comprendía un extenso jardín. Cubría casi todo el país. Era tan grande que llegaba hasta donde se ubicaba el paraíso, y en una de sus esquinas echaba sombra sobre la misma ciudad de Babilonia. Algunos, incluso, afirmaban que el Edén y Babilonia, el bien y el mal, formaban parte de los jardines del palacio. Pero eso era imposible: el palacio se hallaba en el cielo. No se vislumbraba desde la tierra.
El Preste Juan vivía en una construcción celestial. Fue el mismo diios quien se la entregó. Ésta ya existía. Se trataba del palacio que el apóstol Tomás -el patrón de los arquitectos- construyó para el rey de la India Gundosforo, respondiendo así a un encargo imposible: un palacio deslumbrante que no se pareciera a ninguno, que no pudiera asociarse a ninguno, que no evocara ninguna construcción existe; un palacio inimaginable; invisible pues. Un palacio al que no se podía llegar en vida, pues la vida se desenvuelve en la tierra, una vida mortal que no soportaría la luz celestial con la que Tomás levantó el palacio. Solo las almas puras, etéreas, liberadas de la materia, podían, mientras ascendían, podían llegar ante las puertas del palacio y recogerse en él, como bien cuenta la leyenda del apóstol Tomás.

El palacio que Tomás construyó en el cielo no era único.
Siglos antes, el faraón Nectanebo había retado al emperador de Babilonia, como solía ocurrir, planteándole una misión imposible de acometer: la construcción de un torre en el cielo.
un año antes, este trabajo no hubiera constituido dificultad alguna. Esopo -el fabulista griego, cuyo nombre significa Pies Torcidos (podos)- no vivía ya en Grecia, sino que atendía al emperador de Babilonía, del que eran el gran visir. Su trabajo consistía en solventar problemas irresolubles, como los acertijos que, de tanto en tanto, el Faraón le planteaba, y de cuya solución dependía la ganancia o la pérdida de tierras.
Había acontecido que el sobrino de Esopo, envidioso de la fama de su tío, lo había denunciado como espía egipcio. El emperador de Babilonia había ordenado de inmediato la ejecución de Esopo, que, en estos momentos, ante el último -y quizá "último"- reto del Faráon, tanto lamentaba. Solo Esopo hubiera sido capaz de sacar al Emperador del atolladero.
Sin embargo, el soldador que hubiera tenido que decapitar a Esopo había desobedecido. Esopo, en verdad, seguía vivo, prisionero. No bien el Emperador supo que su visir no había sido ejecutado, amén de bendecir al soldado, mandó que fuera liberado de inmediato, la dignidad y el rango devueltos, e introducido ante su presencia. ¿Un reto imposible? replicó Esopo a la escucha de lo que el Emperador le contaba. Nada era más fácil de solventar.
Esopo escogió a niños y a enanos, y les enseño a cabalgar águilas que también adiestró para que alzaran el vuelo potando una argolla al cuelo, unida a una cadena, manejada desde la tierra, a fin de evitar la huida del pájaro.
Entonces se presentó ante el Faraón, en la frontera entre ambos reinos. Las águilas emprendieron el vuelo controlado, alzando a los pequeños constructores. Solo faltaba que se les suministrara materiales de construcción, lo que incumbía al Faraón. Mas ¿cómo podía hacer llegar piedras y ladrillos a los albañiles voladores? El Faraón no era capaz de cumplir con su parte. El emperador de Babilonia, en cambio, había dispuesto operarios en el cielo. ¿Quién era el vencedor del reto?
La torre en los aires demostraba el ingenio de Esopo, el constructor. Todo verdadero arquitecto tenía que superar esta prueba: construir sin apoyarse en nada, un edificio "puro", sin raíces, ni lugar, un objeto puro, sin conexión con el mundo material, un edificio ideal, es decir, celestial, ubicado en un espacio abstracto o indeterminado.    

Las construcciones aéreas no están sometidas a necesidades terrenales. Son construcciones utópicas. Demuestran el ingenio, y el talante visionario del arquitecto. Pero no carecen de función o sentido. No son una mera y deslumbrante demostración de inventiva, un tanto estéril. Por el contrario, son espacios de acogida. Proporcionan un techo protector. En ellas se puede vivir eternamente. Los males, que la tierra trae, no le afectan. las mismas almas se han liberado de la amenaza de la muerte. La han superado. Su última, su verdadera morada, es el palacio de Tomás, o la torre de Esopo, que  Laurent Chehere recrea con humor.

FABRIZIO TAVERNELLI (¿1960?): IL PONTE DI CALATRAVA (2013)



¿Hace falta precisar de qué o quién -ciudad, constructor- es el susodicho puente?

miércoles, 20 de mayo de 2015

CHRIS MAKER (1921-2012) & JEAN-CLAUDE CARRIÈRE (1931): THE OWL´S LEGACY (EL LEGADO DE LA LECHUZA -DE GRECIA-, 1989)

Agradezco a Jorge Raedo el descubrimiento y envío de esta extraordinaria serie televisiva sobre el legado de la Grecia antigua:

http://monoskop.org/Marker#Filmography































martes, 19 de mayo de 2015

Templo de Bel, Palmyra (Siria), noviembre de 2009



Imágenes: Tocho, Palmyra (Syria), noviembre de 2009

Desde lejos, el templo de Bel, en la periferia de la ciudad romano-oriental de Palmira, centro de acogida de caravanas venidas tanto de Mesopotamia cuanto de Arabia, en un extenso oasis del desierto siro-arábigo, se asemeja a una construcción clásica: un muro de aparejo almohadillado, pautado por pilastras, de piedra blanca.
Su planta, empero, no coincide con la de ningún templo greco-latino. Se trata de un recinto descomunal, delimitada por un grueso muro, de planta cuadrada, a cielo abierto. En en centro del mismo, un segundo recinto, también a cielo abierto, en cuyo interior se accede por una imponente puerta lateral: la capilla principal con nichos que acogían estatuas de culto.
La parte superior del muro de la capilla está rematada por almenas escalonadas, que evocan el alzado de un zigurat.
El templo está dedicado al dios Bel. Se trataba de una divinidad propiamente de Palmira. Su nombre recuerda el de Baal, una divinidad mayor del panteón cananeo o fenicio, dios de las tormentas -esenciales en el desierto-. Bel, sin embargo, está más cerca de El, el padre de Baal, próximo a Elohim -también llamado Yahvé.

Palmira era hasta hace poco, quizá hasta ayer -tras el ataque del Ejército Islámico- una hermosa ruina, que lograba esconder una cercana inmensa prisión de la que no se sale con vida.

Esperemos que estas imágenes, tomadas en noviembre de 2009 -cuando se adivinaba la próxima revuelta debido a las malas cosechas provocadas por una sequía pertinaz de años, pero era inimaginable la creación o llegada del Estado Islámico-, en ruta hacia el Eúfrates donde se hallaba el yacimiento neo-asirio de Tell Massaïkh en el que trabajaban profesores y estudiantes de la Universidad Politécnica de Cataluña, integrados en el equipo de la Universidad de la Sorbona de paris, bajo el mando de la Dra. Maria-Grazia Masetti-Rouault, no sean las últimas.
Aquél día Bel se manifestó. Desató un dolivio. Se hizo de noche. Dos meses más tarde, empezaba la guerra civil.

NOTA: Mensaje de la organización [IraqCrisis]:

    Syrian antiquities chief says statues moved from Palmyra
DAMASCUS (Reuters) - Hundreds of statues have been moved from the historic Syrian city of Palmyra to locations safe from Islamic State militants who managed to infiltrate it on Wednesday, the country's antiquities chief told Reuters.
Maamoun Abdulkarim said "small groups" of militants had entered the central city, and called on the Syrian army, opposition and international community to save the UNESCO World Heritage site.
"Hundreds and hundreds of statues we were worried would be smashed and sold are all now in safe places," he said. "The fear is for the museum and the large monuments that cannot be moved," Abdulkarim said. "This is the entire world's battle."
(Reporting by Kinda Makieh; Writing by Tom Perry; editing by John Stonestreet)
http://www.thestar.com.my/News/World/2015/05/20/Syrian-antiquities-chief-says-statues-moved-from-Palmyra/

lunes, 18 de mayo de 2015

MORTAL UNKNOWN ORCHESTRA: LITTLE BLU HOUSE (2011)



Sobre este grupo neozelandés, véase su página web.


GABRIEL BLANCO (1936-1991): LA EDAD DE LA PIEDRA (1965)



Dibujos: Chumy Chúmez (1927-2003)
Música: Pedro Iturralde (1929)

Gabriel Blanco del Castillo era arquitecto.

La obra maestra de la animación española.