Si la prensa reproduce lo que ciertos políticos sostienen, el pago de comisiones es legal y voluntario.
En el caso anterior, sin embargo, era forzado. Sin aquél, no se obtenía ningún encargo público.
Quienes trabajan en el sector no se extrañan. Conocen bien la existencia de esta práctica nada voluntaria.
Cualquier arquitecto que se presenta a un concurso público sabe que, previamente, tiene, mediante algún amigo en la administración pública, que averiguar si "el concurso ya está dado", es decir si es una farsa para otorgar una cobertura legal a una elección a dedo. Es el peaje que se tiene que pagar. No nos extrañamos.
La Universidad pública "funciona" de un modo similar, aunque no se cobran comisiones. Para obtener una plaza fija es necesario pasar una oposición. Cualquier persona que cumpla determinadas condiciones establecidas, puede presentarse. Una oposición puede ser un problema para profesores asociados (con contratos anuales) que cubren una plaza que sale a concurso; una persona más capaz y desconocida puede ganar la oposición. Por eso, es necesario enumerar una serie de condiciones que solo puede cumplir quien se quiere que obtenga la plaza. A esta práctica se la denomina "diseñar el perfil" a medida. De este modo, cualquier otro opositor quedará inevitablemente descartado. También se puede recurrir a cierta presión para evitar que se presente más de un candidato. Hablo por experiencia. Finalmente, es útil intervenir en la composición del tribunal. De nuevo, cierta insistencia puede lograr que algún profesor favorable en principio a un determinado candidato sea nombrado como miembro del tribunal de la oposición.
Cuando uno es miembro de un tribunal de oposición a la que se presentan muchos candidatos, por lo que las pruebas pueden durar más de una semana, es necesario: ponerse de acuerdo para "liquidar el asunto" en pocos días, dando poco tiempo a cada candidato para la expisicion de su curriculum y de su proyecto de investigación, lo que permite tomarse unos días de vacaciones, y preguntar quien es el candidato "de la casa" o el que el departamento querría a fin de evitar "problemas" con los compañeros de profesión. De este modo, se pueden orientar mejor las preguntas, u obviarlas. Cabe siempre la sorpresa de un candidato "desconocido" o "no deseado" brillante, que ponga en aprietos al candidato "oficial", por lo que es necesario afinar el texto de la resolución para justificar la elección. También se puede negociar con algún candidato antes de la prueba, para "hacerle ver" que no tiene ninguna posibilidad, prometiéndole a cambio una plaza en una próxima convocatoria.
Y así avanzamos.
Y así avanzamos.