viernes, 24 de marzo de 2017
PAOLO WOODS (1970) & GABRIELE GALIMBERTI (1977): HEAVEN (PARADIS, PARAISO, 2015-2017)
Los fotógrafos canadiense-holandés, asentado en Haití, cerca de las Islas Caimán, Paolo Woods, e italiano Gabriele Galimberti, publicaron un libro fotográfico, titulado Paraíso, con una portada oportunamente celeste, con imágenes de un tipo de paraíso. Retratan, a todo color, cajas fuertes, subidones, figuras a contraluz que negocian, y gaviotas que son aves carroñeras en playas prístinas. Abrieron un oficina llamada Heaven en las Islas Caimán y desde allí tuvieron acceso a modos de vida y financieros que se practican en lugares apartados -para el común de los morales-, pero a la luz del día. Personajes tranquilos en salas con vistas -desde muy arriba- o estancias que parecen tener historia e infunden respeto.
La serie fotográfica, que sigue activa, se mostró por vez primera en los Encuentros Fotográficos de Artes en 2015. Hoy se expone en la Universidad Paris II-Panthéon Assas en Paris.
LAS BISTECS: HDA (HISTORIA DEL ARTE, 2016)
Agradecimientos a Marc Marín por este envío fun damen tal, y a Albert García Alzorriz por explicar que este vídeo pertenece al movimiento posinternet. Internet no tiene veinte años, pero ya estamos en esta fase; o ya no...
miércoles, 22 de marzo de 2017
MICHAEL RAKOWITZ (1973): LAMASSU (THE INVISIBLE ENEMY SHOULD NOT EXIST, LONDRES, 2017)
Michael Rakowitz es un artista norteamericano, de padres iraquíes, que vive en Chicago. Una gran parte de su obra se refiere a la destrucción del patrimonio iraquí.
Así, una "performance", que tuvo lugar en el Museo Guggenheim de Nueva York, consistió en un banquete con manjares iraquíes cocinados por el propio artista. El precio del convite era muy elevado. Cuando los encopetados asistentes supieron que los platos en los que comían -que el artista adquirió en subastas por internet- habían formado parte de la vajilla que utilizaba el ejecutado presidente de Iraq, Saddam Hussein, se atragantaron. Varios partieron entre mareados e indignados.
La serie escultórica El enemigo invisible no debería existir, que realiza desde 2007, consiste en reproducciones, realizadas con materiales procedentes de envoltorios de productos de uso diario económicos en venta en comercios en Iraq, que acaban en la basura -latas, cartones, plásticos-, de obras del Museo Nacional de Iraq en Bagdad desaparecidas -robadas o destruidas tras el ataque del Museo por parte de iraquíes hambrientos y saqueadores, con el permiso implícito de los soldados norteamericanos que no defendieron el museo.
Este año, Rakowitz va a realizar reproducciones a gran escala de los toros alados neo-asirios destruidos por el ISIL en Nínive, cabe Mosul.
Por unos meses, las estatuas destruidas renacerán, en colores chillones y en materiales sin valor alguno, como una metáfora de la pérdida de las obras y de los valores.
Estas esculturas, realizadas igualmente con materiales de deshecho -lo que se tira construye lo que se derriba-, se colocarán en dos grandes peanas de la plaza Trafalgar de Londres, frente a la Galería Nacional. Éstas fueron concebidas en el siglo XIX para estatuas reales ecuestres que nunca se materializaron, y sirven, desde el siglo XXI, para exponer obras contemporáneas creadas para la ocasión, que configuran una lectura del mundo actual -como lo constituían las estatuas que alababan el poder real.
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martes, 21 de marzo de 2017
Mesopotamia en España (un regalo de Saddam Hussein)
Aunque, invitado por el gobierno español, el por el aquel entonces presidente de Iraq finalmente no viniera a Madrid, una numerosa delegación iraquí, encabezada por el sobrino del presidente, el vice-presidente Saddam Hussein, llegó a España el 9 de diciembre de 1974.
El motivo era económico: España se aseguraba que no sufriría restricciones de crudo pese al embargo que los países árabes ejercieron sobre países occidentales para forzarles a obligar a Israel a liberar los territorios conquistados durante la guerra árabe-israelí de 1973. Iraq suministraría petróleo a España. Razones históricas -el mito de Al-Ándalus- fundaban dicho acuerdo.
El vicepresidente se alojó en el palacio de la Moncloa. Fue recibido por el presidente del gobierno español, Arias Navarro, y por el jefe des Estado, Francisco Franco, a quien invitó a una cena en la Moncloa. Los asistentes españoles (empresarios, el embajador español en Bagdad, etc.) eran tan numerosos como los iraquíes. La comitiva desfiló por Madrid -entre manifestantes que defendían la unidad de los países árabes- y visitó privadamente Toledo y Granada, si bien la estancia fue acortada debido a los problemas de salud de Saddam Hussein. El 13 de diciembre abandonaba España.
Hubo intercambios protocolarios de regalos. Saddam Hussein recibió dos pistolas y un sable del siglo XVI procedente de Toledo, entre otros obsequios. Aquél, a su vez, regaló, entre otras piezas, una reproducción de una obra del Museo Nacional de Iraq en Bagdad. Pero los regalos más importantes fueron piezas arqueológicas mesopotámicas del Museo de Bagdad que se entregaron al Museo Arqueológico Nacional de Madrid donde fueron expuestas hasta la reciente reforma del Museo. Hoy, la sección dedicada al Próximo Oriente antiguo expone unas muy pocas -aunque notables- piezas, y una frase en un panel recuerda que son fruto de un intercambio con el Museo de Bagdad. El resto de las piezas ya no se exponen. Desconozco si otros museos europeos recibieron regalos semejantes.
El motivo era económico: España se aseguraba que no sufriría restricciones de crudo pese al embargo que los países árabes ejercieron sobre países occidentales para forzarles a obligar a Israel a liberar los territorios conquistados durante la guerra árabe-israelí de 1973. Iraq suministraría petróleo a España. Razones históricas -el mito de Al-Ándalus- fundaban dicho acuerdo.
El vicepresidente se alojó en el palacio de la Moncloa. Fue recibido por el presidente del gobierno español, Arias Navarro, y por el jefe des Estado, Francisco Franco, a quien invitó a una cena en la Moncloa. Los asistentes españoles (empresarios, el embajador español en Bagdad, etc.) eran tan numerosos como los iraquíes. La comitiva desfiló por Madrid -entre manifestantes que defendían la unidad de los países árabes- y visitó privadamente Toledo y Granada, si bien la estancia fue acortada debido a los problemas de salud de Saddam Hussein. El 13 de diciembre abandonaba España.
Hubo intercambios protocolarios de regalos. Saddam Hussein recibió dos pistolas y un sable del siglo XVI procedente de Toledo, entre otros obsequios. Aquél, a su vez, regaló, entre otras piezas, una reproducción de una obra del Museo Nacional de Iraq en Bagdad. Pero los regalos más importantes fueron piezas arqueológicas mesopotámicas del Museo de Bagdad que se entregaron al Museo Arqueológico Nacional de Madrid donde fueron expuestas hasta la reciente reforma del Museo. Hoy, la sección dedicada al Próximo Oriente antiguo expone unas muy pocas -aunque notables- piezas, y una frase en un panel recuerda que son fruto de un intercambio con el Museo de Bagdad. El resto de las piezas ya no se exponen. Desconozco si otros museos europeos recibieron regalos semejantes.
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domingo, 19 de marzo de 2017
RAY METZKER (1931-2014): LA CIUDAD DE LAS LUCES
Un peatón por la acera ante unas fachadas; cruza a veces la calzada. Anda solo, con paso decidido, la mirada gacha. Cae la tarde. Los edificios están en sombra, tan solo aliviada por las canaladuras de una anchas pilastras que atrapan la luz declinante. Y, sin embargo, un haz de luz, venido de no se sabe donde cae sobre el viandante. Parece transportarlo. Su sombra se alarga. Es la única figura ilumina, casi transfigurada. El haz crea su propio espacio que se inserta en el espacio urbano. Lo astilla, como si dos mundos chocaran.
Metzker fue un fotógrafo americano, educado en Chicago en los años cincuenta, que supo ver cómo los edificios quiebran, pero también proyectan la luz que se filtra entre las altas construcciones, creando espacios casi oníricos, por los que se desplazan, como si levitaran, hombres o mujeres, que parecen detenidos, tan solo soportados por la estilizada sombra que les da estabilidad.
Una galería en París expone hoy su obra.
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