sábado, 4 de abril de 2020

Cuando un extranjero resida junto a ti...

·Cuando  un extranjero resida junto a ti, en vuestra tierra, no le molestéis. Al extranjero que reside junto a vosotros, le mirareis como a uno de vuestro pueblo y lo amarás como a ti mismo; pues forasteros fuisteis vosotros..."

(Levítico, 19, 33-34)

La convivencia

"No penséis que he venido a traer paz a la tierra, sino espada. Sí, he venido a enfrentar al hombre con su padre, a la hija con su madre, a la nuera con su suegra; y enemigos de cada cual serán los que conviven con él"

(Mateo, 10, 34-36)


Una palabras de Cristo muy alejadas de la orden de tender la otra mejilla a quien te ha abofeteado...

En tiempos de confinamiento....


PS: Estudiosos consideran que esas palabras son una invención del evangelista Mateo para polemizar con los judíos de los que se quería separar, atribuyendo a Cristo un violento odio contra aquéllos, lo que justificaría que la secta judeo-cristiana diera lugar a una nueva religión independiente (y opuesta) al judaísmo.

GÉRARD GRISEY (1946-1998): QUATRE CHANTS POUR FRANCHIR UN SEUIL (CUATRO CANTOS PAR CRUZAR UN UMBRAL, 1996-1998)



Sobre esta meditación sonora sobre la muerte (el umbral que solo se cruza en un sentido) del compositor francés Grisey, véase este enlace

viernes, 3 de abril de 2020

Séneca y el cuidado

"Alteri vivas oportetsi vis tibi vivere"

"Vive para los demás, si quieres vivir para ti"

(Séneca: Cartas a Lucilio, V, 48, 2)

FERNANDO ÁLVAREZ (1952-2020)


Arquitecto y restaurador, profesor titular de historia en el Departamento de Teoría e Historia de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona (UPC-ETSAB), director del Departamento hasta hace una horas.

Fue quién más se ocupó de preservar, junto con la familia propietaria, la villa la Ricarda, de Bonet Castellana, permanentemente amenazada por la ampliación del aeropuerto de Barcelona. Quizá esta obra, que admiraba, fuera más suya que la del autor.

Trataba de mejorar las condiciones laborables y las perspectivas de los jóvenes profesores asociados, abriéndoles vía, de facilitar el ingreso de nuevos profesores jóvenes que pudieran renovar el cuerpo docente, de permitirles dirigir solos tesis doctorales, lo que les beneficiaba en su labor investigadora, y mediaba para solventar tensiones que surgen siempre en grupos que llevan (demasiado) tiempo juntos.
Hace aún apenas tres semanas se preocupaba de la salud de un profesor recomendándole que se quedara en casa y ofreciéndose para impartir su clase.
Enseñó a los estudiantes a "pensar" con las manos.

"A mí no me dio clases, pero la gente me habló muy bien de él"

"Cuanto lo siento; fue mi profesor y siempre nos sonreía de oreja a oreja"

"Fue el mejor profesor de Historia que tuve, recordaba mucho sus exámenes con nostalgia..."

"Qué triste, fue un fantástico profesor. Descanse en paz"

"Aunque no fui alumno suyo, mi pareja (que es arquitecta formada en la ETSAB) sí lo fue, y estaba ayer bastante desolada... "

son algunas de los comentarios de recientes alumnos suyos ante su fallecimiento.

Quizá, habiendo despertado tanta nostalgia, el último viaje sea más fácil....

La casa

Las raíces de las palabras producen insólitos emparejamientos que echan luz sobre aspectos desconocidos de las cosas.
Por ejemplo, de una casa.
El castellano casa (y el catalán casa) vienen del latín casa, que significa choza (casa primitiva).
Casa en latín, se decía domus. De ahí términos como domar -lograr que lo que se doma entre en una casa-, y domesticar -civilizar, adaptar a las normas de un hogar-. La casa era un signo de educación, civilización. Recordemos la oposición que Homero establecía entre el espacio del sociable  Ulises -un palacio en la isla de Ítaca- y la curva donde vivía el solitario cíclope Polifemo, un ogro desconocedor de las leyes de urbanidad y hospitalidad.
Domus (casa y habitantes) procedía del griego domos (edificio)
Pero en griego, casa se decía más bien oikos (el habitante de la casa). La oiko-nomos (economía) es el conjunto de normas que permitan que una casa viva o sobreviva, evitando gastos innecesarios, deudas y desórdenes. La economía es la gestión de la vida civilizada, casera.
Oikos sería una palabra de origen indoeuropeo. Varias raíces, relacionadas entre sí, estarían en el origen de la palabra.
Una primera raíz habría dado las palabras cúpula y copa. La cerámica -si tal es el material con el que se ha modelado la copa- es un signo de civilización: un recipiente con el que contener, pero también ofrecer alimentos tanto a los mortales como a los inmortales. Una copa es un útil para compartir. No existen banquetes, donde se intercambian alimentos e ideas, donde se come y se discute, sin copas; banquetes organizados en espacios domésticos; reuniones que derriban barreras y diferencias y permiten la confraternización; banquetes con los que sellan pactos, acuerdos,con los que se facilitan intercambios, muestras de buena educación, y de la pérdida del miedo al "otro".
La cúpula remite más bien al mundo celestial -mientras que el banquete es una actividad eminentemente terrenal. La cúpula corona un edificio profano o sagrado. Otorga cierta sacralidad a la casa. La cúpula evoca la bóveda celestial; es una imagen reducida del cielo; pone el cielo al alcance de la mano. La cúpula eleva el espíritu, permite salir mentalmente de las cuatro paredes que quizá nos encierren. La cúpula libera la casa de cualquier alusión a la cerrazón, evita que sea demasiado "cuadrada". Una cúpula es aérea; parece no pesar, como si un cuerpo se hubiera hinchado, tensando y afinando una tela. Una cúpula es una vela, gracias a la cual la casa levanta cabeza. La casa se dispone bajo el cielo, en conexión con él.
Pero el mismo radical que asocia la casa y la cúpula, también liga la casa a la celda. En este caso, el movimiento es inverso; de ascendente se convierte en descendente. De la elevación pasamos al recogimiento. La celda suscita imágenes de encierro; obligado, forzado, o voluntario. En este caso, el encierro físico no impide sino que facilita la elevación mental o espiritual. Quieto el cuerpo, el espíritu asciende, y la imaginación recrea lo que acontece tras los muros de la celda. Una celda voluntaria activa la imaginación.  Las celdas pueden ser espacios personales; desde luego son espacios donde solo puede morar una persona. Espacios propios en los que el cuerpo se amolda; espacios protectores, aunque puedan sobreproteger. Signos de miedo o de tenaz voluntad de evadirse con la mente. Lugares recogidos donde estudiar, meditar. En las celdas se habla solo con la voz interior. El griterío no tiene sentido. Se dispone de todo el tiempo necesario para pensar.

Un segundo radical, en el posible origen de la casa en griego, también ha dado las palabras cubrición y color. El color neutraliza lo que la cubrición puede tener de inquietante. La cubrición esconde, como si algo no pudiera mostrarse públicamente. La cubrición cubre nuestros actos, los recubre de una pátina de legitimidad. La cubrición protege, ciertamente, pero también recuerda la presencia de daños y enemigos. La cubrición es signo de debilidad y de temor. El mundo nos supera. Necesitamos desaparecer. No no vemos con ánimos ni fuerzas para afrontar el mundo.   
Pero el color, por el contrario, que cubre enteramente la superficie externa de la cubrición, pone el acento en ésta. La destaca, la hace brillar. La cubrición que trataba de pasar desapercibida, escondiendo lo que sepulta, de pronto hace que la luz y el brillo prendan en lo que nos cubre.
¿Qué color? ¿Qué color ha sido el más utilizado, el que se encuentra más a mano? El color de la tierra, rojo como la tierra, que evoca la sangre, no tanto la sangre vertida -que también, la sangre sacrificial, que nos conecta con los inmortales- sino la sangre que nos mantiene en vida, que nos dota de un carácter sanguíneo;  sangre necesaria para que el ánimo y el cuerpo no decaigan. El color estalla, proclama que la vida se halla aquí, en la casa, bajo la cubrición que la cúpula brinda, un centro vital.
Las conexiones, las relaciones entre cualidades y cantidades, entre lo material y lo ideal se conjugan al ampara de la casa, un lugar donde convergen sueños y realidades, dónde asentarse por un tiempo y pensar.

Museu de les Cultures del Mòn (Museo de las Culturas del Mundo, Barcelona): nuevo recorrido, al filo de lo visible




Edición: Lucas Dutra


 Ésta es la penúltima entrega de una visita virtual -dado los tiempos actuales- al Museu de les Cultures del Mòn de Barcelona, para estudiantes de penúltimo curso de arquitectura (ejercicio de práctica de la asignatura de Teoría II de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona UPC-ETSAB).

Al igual que los vídeos anteriores, ya "colgados" en este blog, la visita tiene como finalidad, no la adquisición de conocimientos históricos sobre esas creaciones, sino el encuentro con éstas -desgraciadamente a través de una pantalla, un encuentro que solo tiene sentido cuando tiene "lugar"-, y una reflexión sobre este encuentro o diálogo entre obras concebidas para determinados fines, entre los que no se hallan fines de diversión o distracción, y menos decorativos, sino finalidades educativas y mediadoras entre nosotros mortales y los inmortales. Estas creaciones no siempre existen para nosotros, mortales, pero sí que pretenden permitirnos acceder a realidades a las que no llegamos con nuestros sentidos, realidades que traen ante nosotros, o hacia las que nos transportan, aunque también estas obras pueden vetarnos el acceso, advirtiéndonos del peligro que correríamos si traspasáramos cierto umbral. Estas obras no son de este mundo pero en ocasiones acontecen en nuestro mundo para darnos señales de lo que ocurre más allá de nuestra limitada percepción del mundo.

Hay que tener en cuenta que muchas de estas obras no existen para ser contempladas por nosotros, sino que entran a formar parte de la familia de los inmortales.
Es el museo el que las fuerza a mostrarse, aunque no las puede obligar a revelar lo que no quieren o pueden decir. De ahí el carácter enigmático de ciertas obras (tanto para nosotros como para los fieles a los que se dirigían, a los que dirigían), pese a lo que podamos saber o aprender acerca de su creación y de su razón de ser. Son obras no aptas para humanos, al igual que gran parte de la creación humana antigua, salvo quizá la cristiana (la zoroástrica, y algunas religiones tardo-romanas orientales como el mitraísmo), toda vez que la divinidad cristiana (si solo nos referimos a ella), Jesucristo, nació para convivir con los humanos, para mostrarse, dejándose múltiples muestras de su presencia y de la finalidad de su presencia: abrir los ojos ante el mundo, y el otro mundo, a través de múltiples señales visuales y verbales.
El arte moderno y contemporáneo ha vuelto a retrotraerse al mundo de los enigmas, un mundo sin trascendencia, sin embargo, oscuro antes que luminoso (aunque cegador).