sábado, 11 de abril de 2020

El ajo pascual

Estamos en Semana Santa.
Ayer, Viernes Santo (sanctus en latín, significa secreto, prohibido, motivo de sanción si no se respeta el edicto sobrenatural, si se viola), día de la muerte del hijo de Dios. Hoy, Sábado, también Santo, día de luto y de silencio. Ni siquiera pueden sonar el agudo lamento de las trompetas. La divinidad, en el sepulcro.

Escenas de dolor por la condena y ejecución del Mesías.
Ambiente fúnebre.
Frugalidad en la comida -la ingesta de carne está prohibida-, la música, la danza, los espectáculos vetados, los contactos proscritos.
Todo el mundo debe de recogerse y lamentarse postrado.

La Semana Santa, que cierra el invierno, se asemeja a las fiestas de las Tesmoforias, en la Grecia antigua, que acontecían en el mismo periodo del año. Éstas recordaban la muerte de la joven diosa Perséfone, raptada por Hades, el dios de los infiernos, y llevada a su palacio subterráneo, y la desesperación de su madre Démeter, la diosa de los cereales, por la desaparición de su hija. -Finalmente, Zeus, el dios padre, permitiría ascender por un tiempo del palacio de Hades (hermano de Zeus), cuando la Primavera, provocando el júbilo de su madre, el día de su Resurrección.
Estas fiestas tenían como finalidad volver a ordenar el mundo. La themis -de ahí Tesmoforias-, que era la ley divina que regulaba el universo, socavaba por los desajustes del invierno, volvería a recomponer la tierra.


(Recordemos que la Pascua cristiana deriva de la Pascua judía si bien no celebra lo mismo, aunque utilice la misma palabra para designar dicha fiesta. Pascua, en hebreo, significa.... pasar (de largo). La Pascua judía (véase Éxodo, 12) es, según Yahvé, el inicio del año nuevo, renovado por la salida de Egipto. Yahvé ordenó que todas las casas hebreas se hicieran con un cordero (pascual) para sacrificarlo en esta fecha y embadurnaran con su sangre el umbral de sus casas. Cuando la peste con la que Yavhé iba a causar una masacre en las casas egipcias, ésta pasaría de largo al ver la señal.)

A fin de acentuar la soledad propia del enlutado periodo en la Grecia clásica, particularmente en Atenas,, y evitar cualquier contacto íntimo, las mujeres -solo las mujeres casadas podían participar en dichas ceremonias, excluyendo varones, esclavas, y hetairas y concubinas-, mascaban ajo durante todo el desarrollo de las Tesmoforias.

Así que ya sabemos...

viernes, 10 de abril de 2020

El depósito de las estatuas perdidas



Montaje y edición: Kerman Arranz, 2019














Fotos: Tocho, 2019


El ayuntamiento de Barcelona dispone de un gran almacén municipal en la parte alta de la ciudad. Construido en los años noventa, consta de dos grandes naves alargadas paralelas, subterráneas, pautadas por pilares de hormigón. Se accede a través de una rampa, muy ancha, situada en uno de los extremos. El descenso, dando una amplia vuelta, entre dos muros de hormigón, suscita extrañeza e inquietud.
Tras una altísima puerta metálica que se descorre pesadamente entre temblores de tumba, se descubren las dos naves. Una se utiliza como almacén de camiones de basura que no cesan, entre bramidos que retumban, de entrar y salir; la nave paralela, separada por puertas correderas metálicas, almacena bienes retirados de la vía pública: bancos, farolas, papeleras, rejas, pilones, mástiles y estatuas.

La retirada -casi siempre sin vuelta de hoja- obedece a diversas causas: reforma de un espacio público que exige el desplazamiento del mobiliario que, a menudo, no tiene cabida en la nueva plaza o avenida, daños irreparables provocados por la contaminación y las inclemencias, cambios en los gustos y necesidades, y daños causados por la acción humana.

Éstos se concentran en las estatuas naturalistas. Estatuas (de escultores como Gargallo, Claró, Marés, etc.) intencionadamente dañadas, casi siempre del mismo modo, afectando unas mismas partes: el rostro. Figuras mutiladas, decapitadas con una sierra, cuyas cabezas, a veces, aún están unidas al cuerpo por una armadura interior pese al degollamiento, o cabezas que yacen a un lado.

Algunas estatuas, como el descomunal monumento a los caídos de José Clará -dos jóvenes desnudos, uno caído en los brazos de su compañero de armas-, expuesto ante el Palacio de Pedralbes hasta el 2001, fueron restauradas varias veces tras sufrir daños y atentados, y ya no pudieron volver a la luz pública; otras, excesivamente laceradas ya no cabe restaurarlas, o es inútil intentar su restauración.

Se hallan encerradas en el depósito, unas contra otras, envueltas, desde hace un año, en un sudario de plástico transparente, como ofrendas en una tumba egipcia o china, erguidas y dañadas, sin cabeza, ojos o manos. Mucho más altas que los humanos, dominan a quien se aventura a entrar en su última morada. Miran intensamente, pese a las mutilaciones, a quien las contempla, bajo una lívida luz, mientras el fragor de los camiones resuena en la nave vecina.
No se sale indemne de este encuentro.   


Agradecimientos a Aureli Santos, Director d'Arquitectura Urbana i Patrimoni de l'Ajuntament de Barcelona,  y a Carmen Hosta, del  Departament de Patrimoni Arquitectònic Històric Artístic del Ayuntamiento de Barcelona, por haber permitido reiteradas veces acceder a este lugar que no está abierto al público.

jueves, 9 de abril de 2020

Procesión del Santo Entierro, Tarragona: el Paso del Santo Entierro



Filmación: Tocho, abril de 2019


Para quien sienta nostalgia de la procesión del Santo Entierro de Tarragona (véase entrada anterior), he aquí la filmación de los momentos principales del desfile del Paso del Santo Entierro, del Gremio de Navegantes (Marejants), Viernes Santo de 2019.

Agradecimientos al Gremi de Marejants y en particular a Francesc Seritjol, de la Agrupación de Asociaciones de Semana Santa de Tarragona, por los consejos y la autorización de filmar la procesión, a menudo desde la cabeza de la misma.


A Pilar Martorell

Procesión del Santo Entierro, Tarragona



Edición: Kerman Arranz, 2019


La procesión del Santo Entierro tiene lugar el viernes santo por la noche en Tarragona. Recorre durante cinco horas el casco antiguo de la ciudad y desciende hasta las Ramblas.

Se trata de una de las procesiones más antiguas de Europa. Originada en 1545, requiere la presencia de tres mil personas y es seguida por unas ciento veinte mil. Es la procesión con más asistentes de Cataluña tras la de Hospitalet de Llobregat.

La procesión exhibe pasos que documentan la pasión de Cristo.
Se caracteriza por el hipnótico redoblar de decenas de tambores que siguen la procesión, interrumpidos por súbitos momentos de silencio.
La cuesta final por la que desfila la procesión es tan empinada que, debido al peso del paso, debe realizarse a la carrerilla tras tomar impulso.

Esta filmación se centra en algunos momentos del paseo del paso del Santo Entierro, llevado por once personas, que cierra la procesión, desde la iglesia de Santo Tomás donde se guarda todo el año hasta la llegada a la plaza del Rey.

Las figuras fueron talladas por Isidre Espinal en 1713, restauradas por Vicente Roig en 1820, quemadas cuando los inicios de la Guerra Civil el 21 de julio de 1936, y reconstruidas por Salvador Martorell entre 1942 y 1944. El paso pertenece al Gremio de Navegantes (Marejants), uno de los más antiguos de Europa aún activos, dedicado a trabajadores del mar.

La filmación se llevó a cabo el año pasado, para documentar la función del paso, expuesto en el Pabellón Catalán de la Bienal de Arte de Venecia de 2019, dedicado al tema de la adoración y destrucción recientes de imágenes en Cataluña.


Agradecimientos al Gremi de Marejants y en particular a Francesc Seritjol, de la Agrupación de Asociaciones de Semana Santa de Tarragona, por los consejos y la autorización de filmar la procesión, a menudo desde la cabeza de la misma.

miércoles, 8 de abril de 2020

GUY BEN-NER (1969): HOUSE HOLD (2020)

Guy Ben-Ner | House Hold | 2001 from Sommer Contemporary Art on Vimeo.


"Clicar" sobre la marca azul para poder ver legalmente este vídeo del vídeo-artista israelí Ben-Ner.



https://sommergallery.com/gallery-news/online-special-three-films-by-guy-ben-ner/

Este vídeo se podrá contemplar también legalmente en este enlace hasta mañana jueves 7 de abril


Un confinamiento peculiar...

(Iconoclastia e iconodulia, parte 2: La imagen del cine ante la destrucción y la adoración de la imagen




Montaje: Kerman Arranz
Documentación: Albert García Alzórriz, Dolors Magallón

Este montaje de fragmentos de películas (y de un videoclip), unas célebres (de Buñuel, Cocteau, Eisenstein, Fellini, Antonioni, Berlanga, etc.), otras menos conocidas (de Val de Omar, por ejemplo), se realizó para la exposición permanente -To Lose Your Head (Idols)- sobre la persistente adoración y destrucciones de imágenes en Cataluña, hoy, y en el mundo, ayer y hoy, en el Pabellón catalán de la Bienal de Arte de Venecia de 2019.

El cine ha modelado nuestro imaginario, y ha sido y es un fiel traductor de nuestra percepción del mundo, al mismo tiempo que ha encuadrado y organizado dicha percepción.

Estatuas, autómatas, muñecas, entes que pareces seres .y quizá lo sean- inmóviles o articulados, dotados de movimiento pero no de palabras, figuras mudas que crean una ilusoria impresión de vitalidad, seres que parecen depender de nosotros cuando en verdad nos llevan pendientes de ellos, ante cuya fascinante presencia no podemos dejar de reaccionar. Son entes o seres de otro mundo pero están entre nosotros. Representan a dioses y a humanos, pero no son humanos sino inmortales -hasta que intervenimos. Nos seducen, nos fascinan, nos provocan, no podemos dejar de pensar en ellos, de seguir su senda, su juego. Somos títeres entre sus manos. Nos manejan, como si fuéramos su sombra. A veces nos rebelamos, otras caemos. Los proscribimos, los condenamos, pero no podríamos vivir sin ellos. Forman parte de la comunidad, sobre la que intervienen. La vida es más satisfactoria, y a la vez más vacua gracias a ellos; creaciones nuestras que nos modelan, y de las que no podemos desprendernos.  Si rompemos el espejo, nos quedamos sin nada; cae el acceso a otro mundo que nos libera de éste. Ya no hay escapatoria. 


Notas:
Se pagaron los derechos y siempre se buscaron los propietarios de los derechos de las películas posteriores a 1952
Se permite la visión, pero no se puede cobrar por este montaje.
Los fragmentos se muestran sin sonido para evitar la confusión que generaría conversaciones al vuelo, fuera de contexto, y para potenciar la fuerza de la imagen plástica.

Como un retrato de Bacon...




La imagen de la persona que habla y gesticula, mientras mantiene los ojos entreabiertos, mirando hacia abajo, se detiene de pronto, componiendo un rictus, una posición extraña, unos ojos cerrados unas manos borrosas casi irreconocibles, como en un boceto de pintura impresionista. Se intuye, sin embargo, que esta posición no sintetiza una acción en una imagen significativa, sino que parece la imagen de alguien fulminado sin que lo esperara y pudiera adoptar una postura heroica. Encogido, el rostro -o las mitad superior del rostro, como si apenas emergiera de un pozo, hundido en la parte inferior de la pantalla-, arrugado  por una mueca , las manos como alas que no levantan el vuelo, la persona se ha convertido en una caricatura fija. Mientras, la voz se ha independizado y sigue con un tono metálico y hueco, hasta que, casi coincidiendo con la reanimación momentánea de la imagen, de nuevo congelado, la voz empieza a balbucear palabras entrecortadas, incomprensibles, atascadas en la garganta, gorgojea, tartamudea, farfulla, emite sonidos pastosos y agónicos, como si estertores  retumbaran en una tumba, antes del silencio. 
El rostro, de frente, está deformado; casi irreconocible, la nariz crece e invade la cara mientras los ojos saltones se columpian sobre sombrías ojeras que los colores lívidos de la pantalla crean o acentúan.  

De la persona solo queda una cara, a lo sumo un busto encajonado en un marco horizontal. Cualquier desplazamiento ante el diminuto objetivo de la pantalla emborrona la figura como si le hubieran echado un cubo de agua sucia: se asemeja a esas tallas o esos autómatas de madera de las que solo se detallan la cara y las manos, sostenidas, como en un tentetieso, por listones de madera recubiertos por amplios ropajes que crean la ilusión de un cuerpo intocable que apenas puede moverse so pena de desenfocarse y de desaparecer.. 
Una cara chata y tumefacta, una voz mecánica de ultratumba, unos ojos cansados en una pantalla parpadeante; conversaciones atropelladas, en las que las respuestas no coinciden con las preguntas, figuras fulminadas por un rayo católico, como las víctimas petrificadas de Pompeya, patéticamente caídas: en eso nos hemos convertido estos días, y los que vendrán.

SKYPE.... TEAM.... ZOOM.... MEET....:  palabras monosilábicas, sonoras, que pasan velozmente, casi escupidas, quieren simbolizar los tiempos nuevos de las encuentras instantáneos, mientras que los bustos parlantes se desperezan, se desesperan penosamente en una mortaja invisible que los atenaza en la pantalla.

Cuando nos veamos las pálidas caras de nuevo en directo, como tras una larga enfermedad, solo recordaremos nuestras máscaras, apenas nos reconoceremos, pero haremos ver que ponemos buena cara. ... 
Cuando nos volvamos a encontrar fuera de la reja de la pantalla, o ....


A DA y a LD