jueves, 14 de mayo de 2020
La última luz: visita de la colección permanente del Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (MACBA)
Prólogo y efectos: David Mesa
Carátula, Montaje, y edición: Lucas Dutra
(Nota: Me excuso: el video ha estado desaparecido durante unas horas)
Con este vídeo, dedicado a una segunda visita "virtual" a algunas obras de la exposición permanente de las colecciones del Museu d´Art Contemporani de Barcelona (MACBA), concluyen las prácticas de la asignatura de Teoría del arte y Estética (Teoría II) de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona (UPC-ETSAB), unas sesiones virtuales que han tratado de suplir las visitas "reales", imposibles en estos meses de reclusión.
Estos vídeos completan los dedicados a las clases propiamente teóricas centradas en qué es teorizar, cómo y sobre qué se teoriza, y se persigue o se obtiene con este ejercicio teórico, reflexiones a las que estas prácticas, en las que se presentan y se comentan algunas obras de arte, pueden aportan unos ejemplos cuyo comentario o cuya reflexión parte de o se basa en conceptos y aproximaciones a la obra de arte enunciados en las clases teóricas.
martes, 12 de mayo de 2020
Pantallas
Nuestro entorno se está llenando de pantallas; pantallas de ordenador y de móvil para relacionarnos y para trabajar, y pantallas para separarnos, como las que ya nos mantienen a distancia en los comercios, y pronto nos aislarán en los bares y restaurantes. Transparentes -como si no quisieran ser percibidas, engañosas-, permiten mirar, pero no tocar.
Las pantallas unen y separan -y engañan.
Doble función antitética.
Mas, ¿de dónde viene la pantalla?
La palabra encierra una contradicción .
Y nos remite a Adán y Eva. ¿Cómo es posible?
Pantalla es una palabra de origen catalán. Palabra compuesta por pampol -pámpano- y ventalla (ventana, en catalán antiguo. Una ventana es una membrana que protege todo y dejando pasar el viento).
¿Pámpano? Si, la conocida hija de vid con la que Adán y Eva, tras la primera y decisiva falta, se cubrieron. La pantalla esconde, tapa las vergüenzas y solo permite descubrir la superficie de las cosas, un solo aspecto de las mismas.
Ventana, por el contrario, es una apertura al mundo. Un mundo encuadrado, sin duda, mundo convertido en vista, en espectáculo; la ventana nos abre pero también se interpone; nos muestra lo que quiere mostrar, lo que aísla.
Hasta la Edad Media, se creía, como los epicúreos, que las cosas emitían delgadísimas láminas, llamadas simulacros, que recubrían las cosas, y que se dirigían hacia nuestros ojos con los que impactaban, haciéndonos ver lo que entraba en contacto visual con nosotros. La ventana es pues un puente por el que el mundo llega a nosotros, aunque lo que revela no es lo que es sino lo que descubre.
Una pantalla, entonces, nos abre y nos cierra, nos pone en contacto y nos aísla, nos protege y nos expone, si bien lo que nos llega es solo la superficie de las cosas que, por otra parte, es lo único que nuestros ojos pueden soportar. En francés, existe la expresión “ en mettre plein la vue”, literalmente , llenar la vista, en verdad, deslumbrar; que es un sinónimo de cegar (pese al encantamiento, la admiración que provoca y despierta).
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El sueño de una sombra,
Modern Times
lunes, 11 de mayo de 2020
SATISH GUJRAL (1925-2020): EMBAJADA DE BÉLGICA EN NUEVA DELHI (INDIA) (1982-1983), ENTRE EL VALLE DEL INDO Y MESOPOTAMIA
Algunos críticos sostienen que la obra maestra de la arquitectura del siglo XX fue proyectada y construido por quien no tuvo una formación académica, sino que era, ante todo un pintor. Este edificio se halla en una ciudad que no forma parte del circuito de las ciudades marcadas por la arquitectura moderna, pese a haber sido planificada por Edwin Lutyens -un brillante arquitecto entre neoclásico y art decó- y acoger sus mejores y monumentales obras.
El pintor Satish Gujral, formado -no en París, Londres o Nueva York- sino como muralista en México, amigo o amante de Frida Kahlo, construyó una fortaleza de ladrillo, un caparazón de cúpulas y bóvedas que cubre tres edificios: la Cancillería, la Casa del Embajador, y las dependencias de la embajada, que remite, no a la arquitectura colonial británica, sino -en un gesto que tampoco es, pese a la época (los años ochenta), postmoderno-, a la arquitectura de ladrillo de la primera cultura mundial, junto a la sumeria (y la cultura precolombina de Caral), con la que mantenía relaciones culturales y comerciales: la cultura de Harappa (en el Valle del Indo, hoy en Pakistán) y la ciudad de Mohenjo Daro, en el cuarto milenio aC. Diseminada en un parque y un bosque, la embajada se asemeja a una construcción perdida,que el tiempo hubiera convertido en un colina, que invita irresistiblemente a recorrer sus pasadizos y sus concavidades -como efectivamente ocurre, ya que una parte está abierta al público.
Apolo y la fundacón de ciudades en la Grecia antigua: el juego de Troya
Montaje y edición: Ignacio Urbistondo
Penúltima clase virtual de la asignatura sobre el imaginario arquitectónico antiguo, en el Máster de Teoría e Historia de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona (MBArch, UPC-ETSAB)
En esta sesión se describen las últimas pruebas de los fundadores míticos o mitificados de colonias griegas por el Mediterráneo Occidental, entre los siglos VIII y III aC, tras desembarcar, alentados y guiados por Apolo, contadas en relatos míticos compuestos a imagen y semejanza de los mitos sobre las andanzas de héroes como Heracles, Jasón o Teseo, en el tiempo anterior al de los humanos, pacificando y ordenando el mundo que nosotros los hombres ocuparíamos.
domingo, 10 de mayo de 2020
Los tiempos del verbo
Desde que Goethe afirmó, tras haber visto al emperador Napoleón I desfilar a caballo ante la puerta de su casa, que el futuro se manifestaba en el presente, y que el curso de la Historia por fin encauzaba el rumbo, el futuro se ha percibido como un camino deslumbrante que apunta a una vida siempre nueva, desgajada del pasado, que cumple sus promesas.
En Mesopotamia, en cambio, el futuro no existía. Solo apuntaba a un agujero negro, desconocido e imprevisible. La vida plena y modélica se hallaba en el pasado. Por tanto, el mundo avanzaba de espaldas, mirando siempre al pasado -del que se alejaba-, un pasado que alimentaba las esperanzas.
En el Antigua Testamento, el futuro es la luz, sin duda, pero ésta se halla a años luz. Desde siempre se anuncia la venida del mesías, venida siempre postergada, que quizá no acontezca nunca, aunque no se pierda nunca la esperanza. El futuro siempre se aleja.
Para los cristianos, en cambio, el futuro no existe, porque se ha hecho presente. Las promesas del futuro han acontecido. La llegada del Mesías y su resurrección han renovado los tiempos. Los tiempos nuevos se han materializado tras la ascensión y la bajada del Espíritu Santo. Ya no cabe esperar más porque todo lo que se aguardaba ha ocurrido. El tiempo, desde entonces, es un eterno presente, hasta la nueva venida que cerrará las puertas del tiempo.
Hoy, nos hallamos entre Mesopotamia y el Antiguo Testamento. El tiempo ya no mira al futuro, porque sabemos que la buena nueva se halla detrás de nosotros. Avanzamos sin querer mirar porque no hay nada que ver. Y si miramos anhelantes, achinando los ojos, intuimos que el futuro está tan lejos que posiblemente no lo veamos nunca. Un futuro que ya es cosa del pasado.
En Mesopotamia, en cambio, el futuro no existía. Solo apuntaba a un agujero negro, desconocido e imprevisible. La vida plena y modélica se hallaba en el pasado. Por tanto, el mundo avanzaba de espaldas, mirando siempre al pasado -del que se alejaba-, un pasado que alimentaba las esperanzas.
En el Antigua Testamento, el futuro es la luz, sin duda, pero ésta se halla a años luz. Desde siempre se anuncia la venida del mesías, venida siempre postergada, que quizá no acontezca nunca, aunque no se pierda nunca la esperanza. El futuro siempre se aleja.
Para los cristianos, en cambio, el futuro no existe, porque se ha hecho presente. Las promesas del futuro han acontecido. La llegada del Mesías y su resurrección han renovado los tiempos. Los tiempos nuevos se han materializado tras la ascensión y la bajada del Espíritu Santo. Ya no cabe esperar más porque todo lo que se aguardaba ha ocurrido. El tiempo, desde entonces, es un eterno presente, hasta la nueva venida que cerrará las puertas del tiempo.
Hoy, nos hallamos entre Mesopotamia y el Antiguo Testamento. El tiempo ya no mira al futuro, porque sabemos que la buena nueva se halla detrás de nosotros. Avanzamos sin querer mirar porque no hay nada que ver. Y si miramos anhelantes, achinando los ojos, intuimos que el futuro está tan lejos que posiblemente no lo veamos nunca. Un futuro que ya es cosa del pasado.
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actualidad de los mitos,
Modern Times
TIZIANO SCHÜRCH (1994): PABELLÓN CATALÁN, BIENNALE, VENECIA, 2019
Hace exactamente un año, el diez de mayo de 2020, se inauguraba el pabellón catalán en la Bienal de Arte de Venecia La exposición, Perder la cabeza (Ídolos) -To Lose Your Head (Idols)-, que presentaba y documentaba la vida reciente de estatuas públicas en Cataluña -y en el mundo-, adoradas o destruidas, retiradas o mutiladas, como si tuvieran el poder de alterar los ánimos y de hacer perder la contención, la mirada distante, la distancia que se nos exige ante las obras de arte, fue producida por el Institut Ramon Llull, de Barcelona, con la participación de un equipo compuesto por Pedro Azara, Dolors Magallón, Tiziano Schürch, Marcel Borràs, Marta Aguilar, Anabel Labrador, Quim Pintó, Montse Fabregat, Llorenç Bonet, Joana Teixidor, Albert García Alzórriz, Kerman Arranz, Favio Monza, con el apoyo externo de Aureli Santos, Carmen Horta y todos los prestadores: cada uno se ocupaba de un apartado, y todos participan en todo.
Tiziano Schürch fue el responsable del montaje arquitectónico.
Ha pasado un año, y la vida ha cambiado.
Hoy, dicha propuesta forma parte de los proyectos internacionales seleccionados -no finalista- del premio FAD 2020.
sábado, 9 de mayo de 2020
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