lunes, 11 de mayo de 2020

SATISH GUJRAL (1925-2020): EMBAJADA DE BÉLGICA EN NUEVA DELHI (INDIA) (1982-1983), ENTRE EL VALLE DEL INDO Y MESOPOTAMIA


















Algunos críticos sostienen que la obra maestra de la arquitectura del siglo XX fue proyectada y construido por quien no tuvo una formación académica, sino que era, ante todo un pintor. Este edificio se halla en una ciudad que no forma parte del circuito de las ciudades marcadas por la arquitectura moderna, pese a haber sido planificada por Edwin Lutyens -un brillante arquitecto entre neoclásico y art decó- y acoger sus mejores y monumentales obras.

El pintor Satish Gujral, formado -no en París, Londres o Nueva York- sino como muralista en México, amigo o amante de Frida Kahlo, construyó una fortaleza de ladrillo, un caparazón de cúpulas y bóvedas que cubre tres edificios: la Cancillería, la Casa del Embajador, y las dependencias de la embajada, que remite, no a la arquitectura colonial británica, sino -en un gesto que tampoco es, pese a la época (los años ochenta), postmoderno-, a la arquitectura de ladrillo de la primera cultura mundial, junto a la sumeria (y la cultura precolombina de Caral), con la que mantenía relaciones culturales y comerciales: la cultura de Harappa (en el Valle del Indo, hoy en Pakistán) y la ciudad de Mohenjo Daro, en el cuarto milenio aC. Diseminada en un parque y un bosque, la embajada se asemeja a una construcción perdida,que el tiempo hubiera convertido en un colina, que invita irresistiblemente a recorrer sus pasadizos  y sus concavidades -como efectivamente ocurre, ya que una parte está abierta al público.






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