Tyrell Co., Los Ángeles, 2019
Zigurat, Ur, tercer milenio aC
El cuarenta aniversario del estreno de la película de ciencia ficción del director de cine británico Ridley Scott (1937),
Blade Runner, y el reestreno del montaje definitivo de la misma de 2007, permite comprobar, en pantalla grande -lo que muchos estudiosos han destacado hace tiempo- la directa influencia del zigurat sumerio de Ur ( Iraq) en el proyecto del ingeniero Syd Mead (1933-2019, fallecido el año en que discurre la historia, precisamente), de un edificio que domina la ciudad del futuro -aunque este futuro ya es pasado- de Los Ángeles: la sede corporativa de Tyrell Co., la empresa que domina el universo, a la que se llega solo con naves aéreas.
El zigurat de Los Ángeles se desmarca del de Ur: aunque la imagen imponente, altiva y masiva se reproduce, ésta es una ilusión óptica, pues la sede está formada, en verdad, por cuatro edificios, cuatro bloques de vidrio y metal increíblemente inclinados -un prodigio, que reta a la gravedad, imposible de lograr, pese a que las Torres Kio, otra sede corporativa que quiso dominar el mundo hace años, antes de hundirse, en Madrid, evocan este reto, sin alcanzar la altura de la sede de Tyrell Co., empero.
El recurso a la imagen de un zigurat -que dio pie al mito bíblico de la Torre de Babel-, refuerza la monumentalidad de este tipo de construcciones mesopotámicas, al mismo tiempo que vuelve sobre la imagen maldita de la Torre de Babel, la altiva construcción que quiso alcanzar el cielo, imagen de la desmesura en el imaginario bíblico, y de la corrupción en el luteranismo, un símbolo complejo, que representa al capitalismo, pese a que (o ¿puesto que?) éste es la aspiración maxima que debe alentar al hombre (protestante) en gracia de Dios.