viernes, 31 de marzo de 2023

Pensar es decir que no (Alain, 1924)



 “Pensar es decir no. Observe que el signo sí es el de un hombre que se queda dormido; en cambio, el despertar sacude la cabeza y dice que no. ¿No a qué? ¿Al mundo, al tirano, al predicador? Es solo la apariencia. En todos estos casos, el pensamiento se dice no a sí mismo. Rompe la feliz aquiescencia. Se separa de sí mismo. Lucha contra él mismo. No hay otra combate en el mundo. Lo que hace que el mundo me engañe con sus perspectivas, sus neblinas, sus choques desviados, es que consiento, es que no busco otra cosa. Y lo que hace que el tirano sea mi amo es que respeto en vez de examinar. Incluso una doctrina verdadera se vuelve falsa  a causa esta somnolencia. Es por creer que los hombres son esclavos. Reflexionar es negar lo que se cree. El que cree ya ni siquiera sabe lo que cree. Quien se contenta con su pensamiento ya no piensa nada. »


ALAIN, Comentarios sobre los poderes, “El hombre frente a la apariencia”, 1924


« Penser, c’est dire non. Remarquez que le signe du oui est d’un homme qui s’endort ; au contraire le réveil secoue la tête et dit non. Non à quoi ? Au monde, au tyran, au prêcheur ? Ce n’est que l’apparence. En tous ces cas-là, c’est à elle-même que la pensée dit non. Elle rompt l’heureux acquiescement. Elle se sépare d’elle-même. Elle combat contre elle-même. Il n’y a pas au monde d’autre combat. Ce qui fait que le monde me trompe par ses perspectives, ses brouillards, ses chocs détournés, c’est que je consens, c’est que je ne cherche pas autre chose. Et ce qui fait que le tyran est maître de moi, c’est que je respecte au lieu d’examiner. Même une doctrine vraie, elle tombe au faux par cette somnolence. C’est par croire que les hommes sont esclaves. Réfléchir, c’est nier ce que l’on croit. Qui croit ne sait même plus ce qu’il croit. Qui se contente de sa pensée ne pense plus rien. »

ALAIN, Propos sur les pouvoirs, « L’homme devant l’apparence”, 1924


Alain (Émile-Auguste Chartier, 1868-1951)


Un legible breve texto primerizo e inédito, recientemente publicado, del filósofo francés nacido en Argelia Jacques Derrida, basado en cuatro clases que impartió en la universidad de la Sorbona en París, en sus inicios, en 1962, en plena guerra de independencia de Argelia, cuando era aún ayudante de treinta y un años, titulado Pensar es decir que no, comenta este sorprendente texto, casi un aforismo, del filósofo francés apodado Alain.

El libro no está (¿aun?) traducido al español o al catalán.


jueves, 30 de marzo de 2023

Pongo




¿Pero qué hemos hecho mal en Barcelona? ¿En qué hemos fallado? Por qué se nos ningunea? ¿No estamos a la altura? ¿Tan provincianos somos? Contritos estamos, dispuestos a hacer acto de contrición por nuestras faltas que tanto nos merman.

¿Acaso nos nos merecemos, pobres de nosotros, una cabeza de ésas de, no sabemos, ciento cincuenta metros de alto, como mínimo - así, por lo bajo-, que esconda la fachada de la Pedrera, por ejemplo, o del Palacio de la Música, todas las fachadas, que digo, una , cinco, diez, cincuenta, una en cada plaza, en cada esquina, delante, sobre, debajo de cualquier edificio, público, privado, “okupado”, cabezas XXXL, blancas, negras, broncíneas, de mármol, hormigón, madera, bronce, chocolate -¿cómo las pastelerías no se han puesto de acuerdo ya para vender monas de Pascua en forma de cabeza esta Semana Santa?-, en todas partes, y no como en Nueva York que la han plantado tan lejos de Manhattan, en otra orilla, allá en el horizonte, que apenas se percibe como una mota en el ojo?

Y, mientras, las instituciones pagan por tan originales obras, los estudiantes de Bellas Artes y los artistas jóvenes, con una visión renovada, deberán esperar becas y ayudas que no llegan, no vayan a creer que todo el monte es orégano.

#gigantesycabezudosforeverforbarcelona


“Dar la cabeza:

Pasar  en un funeral por delante de los familiares al dar el pésame. Hacer acto de presencia en un lugar con el propósito de ser visto”.


Agradecimientos a HT y AM.



miércoles, 29 de marzo de 2023

AVICENA (ABU ÁLI AL-HUSAYN IBN ÁBD ALLAH IBN SINA, 980-1037): FLOTO, LUEGO EXISTO

"...si imaginas tú mismo ser, habiendo sido creado desde el comienzo con un intelecto y una disposición sanos, y si se supone que, en resumidas cuentas, forma parte de tal posición y disposición que sus partes no sean vistas ni sus miembros se toquen, sino que, al contrario, estén separados y suspendidos durante un cierto instante en el aire libre, tú lo encontrarías no dándote cuenta de nada excepto de la certeza de su ser..."


(Avicena: Libro de las orientaciones y de las advertencias)


Un cuerpo flotando en el aire. No siente ni percibe nada, rodeado por el vacío. Nada le atrae ni le distrae. Sus sentidos están aletargados. Ninguna fuerza, presión alguna le empuja en una u otra dirección, nada le indica qué tiene que hacer, hacia dónde ir, qué pensar. Solo un cuerpo en medio de la nada, una nada que no le oprime, sino un espacio en el que el peso del cuerpo no lastra el vuelo. En estas condiciones, solo la mente pueda activarse sin constreñimientos. No tiene que observar ni seguir nada. El cuerpo no presencia ninguna urgencia. Nada necesita. Es en estas condiciones que el hombre toma consciencia de lo que es, de que es, sin estar atraído, ni atrapado por sensaciones que l impiden darse cuenta del mundo ni de quien es.

La cita anterior, del médico y filósofo persa medieval, llamado en Occidente Avicena, es una de las más célebres, agudas y singulares aportaciones a la noción del ser, liberado del peso de los sentidos, y de la toma de conciencia de lo que uno es, de ser lo que se es, en un mundo atenazado por la gravedad, por las urgencias, imposibilitado de alzarse, de alzar el vuelo.  


martes, 28 de marzo de 2023

Carreta




 Estudiantes de arquitectura, París, finales del siglo XIX, principios del XX


“Ser una carreta”: una expresión francesa aún utilizada en Francia y que solo se aplica en los estudios de arquitectura.

En el siglo XIX y hasta no hace mucho, los estudiantes franceses de arquitectura, unos estudios que formaban parte de la facultad de Bellas Artes, tenían que realizar ejercicios de proyectos muy detallados. Los planos a tinta y acuarela sobre papel grueso, trabajados a base de horas robadas al sueño, durante meses, acaban siendo unas “sábanas” inabarcables que se debían archivar en carpetas de tapas duras, de gran tamaño, imposibles de transportar. Al último momento, poco antes de la entrega, los estudiantes agotados, somnolientos y, paradójicamente, sobreexitados, debían contratar carretas de dos ruedas para transportar sus ejercicios, tan pesadas y difíciles de mover que debían ser desplazadas a toda velocidad entre, no caballos, sino varios estudiantes. 
Pese a los proyectos virtuales, archivados en portátiles, los lápices  electrónicos o en la “nube”, la expresión “ser una carreta” sigue vigente, designando hoy la condición del estudiante de arquitectura abrumado por la carga de trabajo que los algunos  departamentos, de Proyectos, principalmente les imponen, trabajando de noche y los días festivos, no  recibiendo, en ocasiones,  sino la desconsideración por el trabajo realizado. 
 La expresión no tiene traducción en español o catalán. Lo más aproximado es la palabra despido .

Roma ante Grecia: entre la aceptación y el rechazo

 Los templos romanos no eran copias de los griegos. Las diferencias son importantes. De hecho, los templos romanos se asemejan más a los etruscos que a los griegos. Mientras que éstos son exentos y merecen ser rodeados, el templo Romano, como el etrusco, solo tiene una fachada destacable. Las tres restantes son meros muros sin pórticos ni columnas. El templo Romano está concebido para integrarse en la trama urbana, el griego, en cambio, sobrevuela, aislado, la ciudad que se extiende a sus pies.

Mas, la mayor diferencia entre Grecia y Roma se manifiesta en el teatro. Sorprende la inexistencia de una sola tragedia memorable  escrita en latín, tan solo un autor de teatro recordado. Las tragedias de Séneca empalicen ante las de Sófocles. Tan solo han sobrevivido las comedias de Plauto, si bien en menor medida que las de Aristófanes.

Esta diferencia casi abismal entre obras teatrales griegas y romanas, sorprendentes dado que los temas de las tragedias, principalmente, solían ser griegos, no es fruto, sin embargo, de una menor capacidad creativa literaria romana, sino del rechazo que el teatro producía en Roma. El teatro y sus espectáculos eran condenados por perniciosos. La condena platónica del espectáculo se ejerció en Roma. Puede sorprender también dicho repudio, por razones morales, en una cultura que cultivaba espectáculos grotescos y feroces como los que se llevaban a cabo en circos y anfiteatros, espectáculos que no eran meros entretenimientos, empero, sino partes de oficios religiosos, cuyas luchas agónicas, cuyas ejecuciones, incluso, formaban parte de los sacrificios ofrendadas a los  dioses -y, más tarde, a los emperadores divinizados. El teatro era percibido como una distracción que apartaba de la sobriedad, la austeridad republicanas, se considerada un gasto superfluo, gratuito, innecesario que ponía en jaque la virtud Romana. Es por este motivo que Roma solo poseyó teatros fijos prácticamente en época imperial, y tan solo tres. Los teatros eran construcciones efímeras de madera que de montaban y se desmontaban una vez las representaciones concluidas. Ningún teatro alcanzó el prestigio del Coliseo, del Circo y del Estadio de Roma. Los teatros eran tipologías arquitectónicas proscritas porque encapsulaban espectáculos que no se tenían que producir ni contemplarse por sus perturbadores efectos ánimicos. La sociedad Romana era puritana -pese a su gusto por la sangre- y la recreación de mundos separados de la realidad, ajenos a la dura realidad terrenal estaban prohibidos. Eso no significaba que los romanos no creyeran en los mitos griegos. Una gran parte de su historia se remontaba a Grecia. Roma era considerada la nueva Troya. Los fundadores míticos de Roma eran supervivientes de la mítica guerra troyana. Pero, contrariamente a Grecia, los mitos griegos de encarnaban en la realidad; se realizaban en la historia. Roma, la Roma existente, era Troya. Para un griego, en cambio, Troya siempre fue una ciudad ubicada en el tiempo de los héroes. Los dioses griegos vivían  ajenos al mundo humano. Los dioses romanos, por el contrario, vivían entre los humanos; eran humanos incluso, como los emperadores y su familia, y merecían el culto, algo inconcebible en Grecia. Esta fusión Romana entre lo natural y lo sobrenatural no podia aceptar las historia míticas griegas, que las tragedias escenificaban, porque éstas ahondaban en el abismo entre los mundos divinos y humano. Los griegos siempre se consideraron inferiores a los dioses, con una suerte miserable, algo que los romanos rechazaron. La virtud Romana, sobre todo en época republicana y en los inicios imperiales (así como en el Bajo Imperio sometido a cultos redentores orientales),  era el medio para alcanzar la perfección divina, que el teatro cuestionaba mostrando a los humanos como marionetas manipuladas por los dioses. El espejo que el teatro griego tendía era insoportable en Roma. El teatro, como tipología arquitectónica y como género artístico (y como culto religioso) nunca prendió. 

sábado, 25 de marzo de 2023

Fraude y falsedad

 ….son dos palabras ligadas al mundo del arte. Ambas designan objetos o la calidad de objetos que no son lo que parecen o que no poseen las virtudes que en apariencia atesoran. Ambas palabras pertenecen al vocabulario de la apariencia, de la imagen (engañosa).

Mas, ¿a quién engañan?

Fraude viene del latín fraus que significa, en primer lugar, mala dfe. Un fraude no es un objeto sino una acción que se practica cuando no debería llevarse a cabo o satisfaciendo deseos o atendiendo a fines que no deberían ser satisfechos. ¿Por qué? El engaño, la perfidia (dos de los previsibles significados del vocablo latino) llevan a la ilusión, entendida no como lo que eleva el ánimo, lo que deslumbra, encanta, sino como lo aboca a la decepción. Y quien es víctima del fraude es…quien lo comete. Fraus significa literalmente engaño que uno se produce (a sí mismo), lo que lleva al desencanto, a la desesperanza.

Fraus se asociaba a frustratio : decepción, desánimo, y al adverbio frustra, que se traduce por vana, inútilmente. Un fraude en una acción -y el resultado de la acción- que sólo causa un daño anímico a quien lo practica. El fraude es un abuso, que se vuelve contra quien lo realiza.  

Lo falso no se aparta de estas consideraciones. Falsus, en latín, designa un estado, el estado o la condición de quien se halla engañado; ¿por quién? De nuevo, por si mismo. Fallax es un falsario, un impostor que se ha creído sus propias historias. La madrastra de Blancanieves es el modelo del pérfido (la pérfida), que no quiere ver la realidad, y que se engaña a sí misma: se cree la más hermosa. Es cierto que el verbo fallere no se refiere solo a acciones dañinas: el engaño en el que uno decide vivir permite soportar el paso de las horas, el paso del tiempo, negándose a ver la decrepitud y la monotonía. Fallere significa finalmente poner buena cara a fin de mostrarse a uno mismo  que el tiempo no hace mella en el ánimo y en el cuerpo. La falso, en su origen, se asocia al disfraz, al maquillaje, con lo que se quiere evitar verse en un espejo como uno es. Y cuando cae la máscara, el daño se hace evidente: los demás huyen horrorizados, abochornados  o a carcajadas.

JOHANNES SIVERTSEN (1984): PAISAJES URBANOS (2022-2023)










 Sobre este pintor -anteriormente vídeo artista y punk en Berlín -, Franco-danés, véase su página web: https://www.johannessivertsen.com/


Cuadros de pequeño formato; vistas urbanas ensoñadoras, bajo una pura luz crepuscular. Imágenes  de ciudades nuevas periféricas de París, donde pasó la infancia y la juventud, barriadas pobladas de argelinos y descendientes  huidos de la violencia del ejército francés durante la guerra de Argelia, ciudades en las que el rechazo a los emigrantes es más notorio, donde muchos han sufrido atentados. Sobre el perfil de la Francia color de todo, despuntan las inquietantes armas de las grúas que derriban y sustituyen los bloques de los que se han echado a sus ocupantes. 
Cuadros que no requieren explicaciones para ser contemplados, silenciosos, tranquilizadores, pero que adquieren otra imagen cuando , discretamente, sin alzar la voz, el pintor cuenta lo que estas imágenes recubren, cuenta su experiencia de habitante periférico -sin buscar dotar de contenido a unas plácidas imágenes urbanas, en apariencia (pudiéndonos quedar con la apariencia, distraídamente).