domingo, 18 de mayo de 2014

Salomon y el templo perdido de Shamash en Kilizu


Base de una columna quizá aqueménida parcialmente enterrada



Ladrillos de terracota de una construcción, quizá el palacio, del emperador Adad-Nirari I (s. XIV aC)




Posible acceso suroeste, mirando al río, a la ciudadela de Kilizu









Restos de un edificio administrativo helenístico (ss. IV-III aC) -carece de cocina y de estancia de aguas-, en lo alto de un promontorio que mira hacia la entrada principal de la ciudad de Kilizu, construido quizá sobre las ruinas de un edificio neo-asirio (s. VIII aC)

La ciudad de Kilizu, hoy sepultada en el tell de Qasr Shamamok (entre Mosul y Erbil, norte de Iraq), tuvo dos momentos importantes de crecimiento y renovación urbana.
Situada entre las capitales asirias de Assur y Ninive, con un puerto fluvial, controlaba el paso por tierra y por el río, erigiéndose como un centro estratégico, que también debería ofrecer un lugar donde la corte imperial podía detenerse durante los desplazamientos entre las grandes capitales asirias.
Dos ladrillos con textos cuneiformes inscritos a mano hallados el año pasado en dos de los puntos más distantes entre sí, al el suroeste y el noreste del tell, con los nombres de los emperadores que ordenaron la reforma de la ciudad, atestiguan que los emperadores Adad-Nirari I, en el siglo XIV aC, y Senaquerib, siete siglos más tarde (dos de los emperadores más célebres de las épocas medio-asiria y neo-asiria), estuvieron en Kilizu y se preocuparon por esta ciudad.
Hace tres años, durante la primera misión, se encontró, fuera de contexto, sin duda, otro ladrillo de terracota estampillado, indicaba que pertenecía al templo del dios babilónico y asirio de la justicia, Shamash (el Apolo mesopotámico), cuya construcción fue ordenada por el emperador Shalmanazar I, hijo de Adad-Nirari I. Una tablilla inscrita, archivada en en el museo arqueológico y etnológico de Erbil, desenterrada no se sabe cuándo, corrobora que este emperador ordenó la construcción del templo.
El nombre de Shalmanazar significa, literalmente, Shulmanu asharedu que, en asirio, se traduce por "Shulmanu es el primero". Se trataba de un dios semita de la guerra y la fertilidad. El nombre del rey hebreo Salomón también procede del nombre de dicha divinidad.

La presencia de estos dos emperadores medio y neo-asirios sugiere que Kilizu fue una ciudad de gran importancia.
Posiblemente tuviera más importancia que Arbeles (hoy Erbil).
Esta última ciudad era celébre porque acogía un gran templo dedicado a la diosa Ishtar, y aun hoy los historiadores recuerdan la importancia de este santuario.
Sin embargo, nuevas interpretaciones muestran que la Ishtar de Arbeles (al igual que la de Nínive) nada tenía que ver con la Ishtar babilónica (y la Inana sumeria). En el sur de Mesopotamia, Ishtar era la diosa de la guerra y la sexualidad desabrida, asociada al planeta Venus. Por el contrario, en Abeles, Ishtar era una diosa-madre, ligada a la tierra, cuyo culto perduró durante el primer milenio aC, mientras que el ancestral culto a las diosas madre, ligadas al poder fecundante de las aguas matriciales, en la Mesopotamia del sur, decayó.
La Ishtar de Arbeles era una esposa devota y una madre atenta -mientras que la Ishtar babilónica no contaba los amantes, pero no se esposó nunca ni nuca tuvo hijos.
Se rendía un culto muy local a la Ishtar de Arbeles.
Aconteció que los últimos reyes neo-asirios, a partir del siglo VIII aC, sintieron que la tradicional unión entre los poderes religioso y político se resquebrajaba, y que los sacerdotes daban la espalda al emperador. Queriendo asegurar su poder, los emperadores buscaron apoyos al sur de las grandes capitales asirias. Creyeron encontrarlo en Arbales, promoviendo el culto a la Ishtar local, y aduciendo que ésta era la madre y la esposa del emperador, con el que dialogaban en sueños.
Este apoyo contaba también con la administración del imperio. Ésta estaba formada, no por asirios (semitas), sino por medas (indo-europeos), toda vez que Erbil constituía uno de los dos pasos cómodos entre los imperios neo-asirio y meda (o persa).
Lo que no contaron los emperadores neo-asirios es que la promoción de los funcionarios medas llevó a que éstos, de acuerdo con el emperador meda, promovieran un golpe de estado que acabó con el imperio neo-asirio para siempre.
La caída del imperio más poderoso de la tierra, por el aquel entonces, aconteció precisamente aquí, entre Arbales (Erbil) y Kilizu (Qasr Shamamok).
Esta nueva lectura de la historia no convence a ciertos poderes kurdos que no aceptan que se minimice el poder del santuario de la Ishtar de Arbeles, alabada por los medas (indoeuropeos) de los que, queriendo oponerse a los árabes (semitas) -mayoritarios en el resto de Iraq-, se presentan como los descendientes directos.

Un paseo por los límites del alto del extenso tell, como si de un camino de ronda de un castillo almenado se tratara, vertiginosamente erguido sobre un damero de rombos, dorados y verdes, de campos de trigo segados, y de tupidas plantas de patata cubiertas de hoja, en un silencio absoluto,  moteado por casas grises lejanas y bosquecillos, y suavizado por hondonadas de tierra que dibujan suaves formas de luna parda en el geométrico reparto de los campos, evoca bien el poder de esta capital asiria que parece escapar aún a la búsqueda de los arqueólogos. Golpes de viento que ascienden por las laderas del tell más expuestas traen el acre olor de la paja recién sesgada.

Se camina lentamente por lo alto del tell con la extraña conciencia de hallarse sobre los restos invisibles de cinco mil años de historia, de muestras en duermevela del ingenio y la tenacidad humanos.

Un pequeño tornado de polvo despunta de pronto en un borde del tell y se cruza velozmente por donde nos hallamos, acurrucados, levantado una columna y una bóveda que vela el solo como una tela tendida, azotada por el viento. Cuando se reabren los ojos, se divida nuevamente ya a lo lejos, girando sobre campos removidos cada vez más distantes.


Datos históricos e interpretación de Maria-Grazia Masetti-Rouault, directora de la misión arqueológica de Qasr Shamamok (Erbil, Kurdistán, Iraq)
Los errores son imputables solo a Tocho



sábado, 17 de mayo de 2014

En busca de la ciudad neo-asiria perdida de Kilizu (Iraq)







Fotos: Tocho, Qasr Shamamok (Kurdistán Iraq), mayo de 2014

El yacimiento está pleno de indicios de la ciudad neo-asiria de Kilizu, pero Kilizu se esconde.
El tell de Qasr Shamamok es inmenso; se excava, bajo la dirección de los profesores de la Sorbona Maria-Grazia Masetti y Olivier Rouault, desde hace tres años, dos meses apenas cada año; y el número de trabajadores decrece cada año debido al incremento de los costes.
En lo alto del tell, un cementerio islámico -que no se puede excavar mientras la autoridad religiosa consultada no otorgue el permiso, so pena de que el pueblo vecino se subleve-; decenas de boquetes profundos, que han removido los niveles arqueológicos hasta convertirlos en ilegibles, causados por bombas lanzadas por el gobierno de Saddam Hussein contra los kurdos en los años ochenta -quedan bombas, casquetes y casquillos por doquier; restos de instalaciones militares de la época del anterior presidente iraquí, rodeadas por un foso que abre en canal la cumbre del tell. Se rumorea que, anteriormente, un fuerte otomano dominaba la planicie desde lo alto del tell; pero no queda rastro de esta construcción, quizá legendaria.
Apenas se excava, aquí y acullá, estructuras partas (ss. II aC-IV dC): algunas de cierta entidad; no solo casas, sino quizá fortificaciones; un posible modesto palacio incluso; restos cerámicos, puntas de lanza y algunas estatuilla de terracota. Debajo, una ocupación helenística: casas de pequeñas dimensiones apoyadas, a un lado del tell, sobre amplias terrazas imperiales neoasirias, recorridas y unidas por rampas -que se intuyen, en función de cómo incide el sol, por un leve enrojecimiento de la tierra, fruto de la descomposición de ladrillos de adobe vueltos a la arcilla originaria-, de las que apenas nada queda; una garganta divide el sureste del tell: quizá fuera un puerto, o el acceso monumental a la ciudad de Kilizu que, desde lo alto, controlaba el paso de barcos mercantes por un río mucho más ancho que el actual riachuelo de aguas fecales, que se detenían en una amplio brazo de agua a un lado de un puerto fluvial.
Algunos ladrillos inscritos bien indican que la capital neo-asiria, fundada por el rey Senaquerib, como lo atestiguan las mismas inscripciones, se hallaba en este lugar, con equipamientos militares, palaciegos y administrativos en lo alto del tell, y la ciudad baja, residencial, comerciante y productora a los pies de la colina artificial. Unas tablillas recién desenterradas cuentan que, en una época anterior al 800 aC, hacia finales del segundo milenio, esta ciudad, con otro nombre, formaba parte de un extenso territorio bajo el mando de un rey medio-asirio desconocido hasta ahora.
La historia del tell remonta sin duda al cuarto o quinto milenio ya que se ha hallado fragmentos cerámicos pertenecientes a la cultura sumeria o pre-sumeria de Uruk, que atestigua, una vez más, que esta ciudad, Uruk, creo modelos y técnicas cerámicos que se extendieron a miles de quilómetros de la capital del sur de Mesopotamia, o que comerciaba con colonias que había fundado en la Mesopotamia del norte, como la ciudad o el asentamiento que ya se alzaba sobre un tell mucho más bajo que el que hoy domina los campos cultivados, hoy ya agostados, recorridos por rebaños de ovejas negras.
Pero, a menudo, los fragmentos cerámicas pertenecientes a culturas y épocas muy diversas, se hallan mezclados en un mismo nivel, ya que se echaba tierra -mezclada con fragmentos cerámicos- recogida de otras áreas del tell, fruto de la desintegración de edificios, construidos con ladrillos de adobe, centenares de años antes, a fin de nivelar ciertas zonas, o extenderlas para poder alzar estructuras, neo-asirias, por ejemplo, mucho más recientes. El desorden causante dificulta o impide recurrir a la cerámica para datar con cierta precisión un nivel arqueológico, las estructuras arquitectónicas que se desentierran.
La capital neo-asiria de Kilizu se alzó en lo alto del tell, y se desvaneció. Quizá fuera saqueada, incendiada y arrasada -extensas capas de ceniza cubren partes excavados del tell., hasta desaparecer, cubierta, centenares de años más tarde, por un asentamiento helenístico y, posteriormente, parto.
Kilizu se intuye, pero no emerge. Quizá no lo haga nunca.
El tell, hoy -que se alcanza por un camino reseco-, es pasto de escorpiones, agazapados bajo unas pocas piedras desperdigadas, y serpientes, que casi se prefieren a enjambres de mosquitos negros que asaetean hasta mediodía. Alrededor, algunas casuchas dispersas. 
Hace  cuarenta grados. El viento alza nubes de polvo gris cruzado por bandadas de pájaros negros, que, desde la distancia ensombrecen el horizonte como lo harían nubes de tormenta que cubren el horizonte.
Y Kilizu sigue resistiéndose.

viernes, 16 de mayo de 2014

Notas sobre el Kurdistan iraquí (desde la casa de la misión arqueológica internacional de Qasr Shamamok en Erbil, Kurdistásn, Iraq), mayo de 2014


























Gran villa en el barrio de Ainkawa, el mejor de Erbil, dónde se aloja la misión arqueológica de Qasr Shamamok.

Fotos: Tocho, Erbil, Iraq, 16 de mayo de 2014

Aunque no hubiera huelga general en Turquía y los vuelos a Iraq desde Ankara no estuvieran demorados o cancelados, ya solo se puede acceder por vía aérea al norte de Iraq con seguridad. La frontera turco-iraquí ha escapado a todo control, y bandas de asaltantes y secuestradores sirios atacan ocasionalmente a vehículos, autocares sobre todo, con vistas a secuestrar pasajeros que, en función de la nacionalidad, son entregados a  "Al Qaeda" -sea lo que sea este grupo- o a bandas locales. Dos pasajeros fueron asesinados recientemente.
Por otra parte, ya en Iraq, secuestradores o suicidas controlan a veces la carretera entre Mosul, cerca de la cual se halla el yacimiento neo-asirio de Qasr Shamamok, y la ciudad de Erbil. Dos graves atentados, uno contra la delegación del Ministerio del Interior, tuvieron lugar hace meses. Los habitantes de Erbil, todo y estar tan cerca de Mosul, no se aventuran en esta ciudad. Los coches con matrícula de esta ciudad son avistados y seguidos. Los secuestros son comunes. El odio entre árabes -que pueblan Mosul- y kurdos -en Erbil- es superior a la unidad sunita que debería, quizá idealmente, regir entre árabes sunitas y kurdos sunitas, mayoritarios.

Erbil solo posee controles en las entradas en la ciudad. Superados, todo ella es tranquila y se puede circular libremente. Sin embargo, durante las recientes elecciones legislativas iraquíes, la ciudad fue aislada,  y no se podía salir por la calle -ni entrar o salir del caso urbano.
No se puede llegar al yacimiento ni partir antes de la salida y la puesta de sol. Es imposible también alojarse cerca. La proximidad de Mosul y la imposibilidad del gobierno autónomo kurdo de asegurar la seguridad de extranjeros obliga a alojarse en Erbil, a veinte quilómetros del yacimiento.

La situación política evoluciona de manera imprevista. Lejos de solicitar una mayor autonomía o incluso la  independencia del resto de Iraq, las últimas elecciones han visto la caída de los partidos religiosos y de izquierdas en favor de partidos kurdos de derechas y nuevos partidos reformistas que abogan, con éxito, con mantener al Kurdistan en un estado federal iraquí, debido al temor del Kurdistan iraquí de quedar absorbido por el Kurdistan turco en el caso de la creación de un gran estado kurdo.

Sin embargo, las relaciones con Bagdad son tensas o casi inexistentes. El gobierno autónomo kurdo ha decidido vender petróleo sin el control del gobierno de Iraq y sin devolver a éste una parte de los beneficios, por lo que Bagdad ha cortado los fondos para funcionarios. Profesores universitarios públicos no cobran desde febrero y, en general, todas las obras públicas, pagadas con fondos iraquíes, como por ejemplo la rehabilitación de la ciudadela de Erbil, han quedado paralizados. El petróleo, por otra parte, en verdad, no se vende. la comunidad internacional no lo permite, por lo que sale del Kurdistan iraquí y se almacena, sin tratar, en grandes depósitos en Turquía. la crisis económica, en la hasta hace meses el muy próspero Kurdistan iraquí asola. Los precios, sin embargo, a la altura de los que rigen en Barcelona, Londres o París, aún no bajan.
¿Hasta cuándo?

jueves, 15 de mayo de 2014

Adiós temporal




Este blog cerrará quizá temporalmente hasta el 25 de mayo por una estancia en una misión arqueológica en el norte de Iraq.
Se excava una ciudad, Kilizu, y un palacio neo-asirios, fundados por el rey Senaquerib, hoy en el tell de Qasr Shamamok, no lejos de Mosul, aunque la casa de la misión, de la Universidad de la Sorbona, dirigida por los profesores Olivier Rouault y Maria-Grazia Masetti, es una amplia villa en el barrio cristiano de Ainkawa, en la ciudad de Erbil, mucho más segura (dos atentados tan solo en un año, por ahora) que otras ciudades iraquíes como Bagdad o Mosul.

"Le plaisir spécifique du voyage n´est pas de pouvoir descendre en route et s´arrêter quand on est fatigué, c´est de rendre la différence entre le départ et l´arrivée non pas aussi insensible, mais aussi profonde qu´on peut, de la ressentir dans sa totalité, intacte, telle qu´elle était dans notre pensée quand notre imagination nous portait du lieu où nous vivions jusqu´au coeur du lieu désiré, en un bond qui nous semblait moins miraculeux parce qu´il franchissait une distance que parce qu´il unissait deux individualités distintes de la terre, qu´il nous menait d´un nom à un autre nom, et que schématise (mieux qu´une promenade où, comme on débarque où l´on veut, il n´y a guère plus d´arrivée) l´opération mystérieuse qui s´accomplissait dans ces lieux spéciaux, les gares, lequels ne font pas partie pour ainsi dire de la ville mais contiennent l´essence de sa personnalité de même que sur un écriteau signalétique elles portent son nom." (Marcel Proust, "Nom de pays: le pays", À l´ombres des jeunes filles en fleurs, À la recherche du temps perdu, vol. II)

LUCIO FONTANA (1899-1968): ARQUITECTURAS (1934-1953)





















Dibujos: Proyecto de Luciano Baldessari para una muestra de Lucio Fontana


Todo museo de arte moderno debe tener "un" Fontana: un cuadro monocromo limpiamente rajado por la mitad, de modo que la tela tensada se abre y se curva ligeramente. Todas esas obras llevan el mismo título: Concepto espacial.
Sin embargo no son representativas del arte de Fontana, o al menos solo cubren los últimos años de su vida.
Fontana fui un artista argentino, que creó y dirigió una taller en Buenos Aires, llamado Altamira, en los años cuarenta 81946-1947).
Era escultor, y no pintor; y trabajaba sobre todo con la cerámica. Fui un artista "expresionista" antes que abstracto.
Y trabajó con arquitectos, especialmente con el italiano Luciano Baldessari. Las destrucciones urbanas de la Segunda Guerra Mundial, en Italia, invitaban a imaginar nuevos espacios y a animarlos -más que a decorarlos- a fin de hacer olvidar el pasado reciente. Es significativo que el primer interior devuelta a la vida fuera un cine -cinema Arlecchino en Milán, una caja de luz, animada por juegos de luces en movimiento, el lugar más adecuado para evadirse de la tristeza de la posguerra.
Su obra consistía en dar vida a las estancias públicas que Baldessari proyectaba y construía. las animaba con juego de luces. El espacio estaba definido, y caracterizado -adaptado al ser humano- más por la iluminación que por los planos.
Entre sus obras destacan grandes esculturas de neón, casi treinta años que artistas norteamericanos como Dan Flavin utilizaran este tipo de luz o de material para formalizar obras abstractas. Estas "lámparas", de grandes dimensiones simulaban nubes colgadas en lo alto de grandes estancias. Dividían éstas en dos zonas: una terrenal, necesitada de luz, pero acotada por líneas y planos, y una segunda, informe, pletórica de luz -era luz-, que recuerda el caos nebuloso de los orígenes, o un universo aún no constreñido por la materia. Las estancias, siempre de gran altura, conducían la mirada hacia lo alto, en el que flotaban estos arabescos luminosos, cuyas lineas vibrantes se desdibujaban por la intensidad lumínica y creaban un halo suspendido, inalcanzable y ensoñador.

Una exposición antológica de Lucio Fontana en el Museo de Arte moderno de París, recuerda, hasta agosto, la contribución de Fontana a la concepción de la arquitectura como un lugar donde soñar.