sábado, 26 de julio de 2014

MIKE BOUCHET (1970) & PAUL McCARTHY (1945): MUSEO GUGGENHEIM, BILBAO (2014)
















Existen obras de arte que, buenas o malas, cambian duraderamente la visión de las cosas.
Tras la exhibición pública, en Alemania, y ahora en Mónaco, de la última obra conjunta (fotografías, maquetas y dibujos) de los artistas Bouchet y McCarthy -que colaboran juntos por vez primera-, en las que, junto a retratos, dignos del realismo socialista, de arquitectos tales como Calatrava, Botta o Hadid -convertidos en imágenes publicitarias de sí mismos, ellos mismos ya siendo imágenes del arquitecto genial-, transforman, con disgusto de la institución, el museo Guggenheim de Bilbao en un navío de guerra, erizado de cañones erectos, es posible que la imagen florida del perrito faldero de Koons ya no sea el emblema amable y colorista del edificio, sino que éste no pueda verse ya más que como una imponente nave acorazada, algo grotesca, a punto de bombardear la ciudad.

viernes, 25 de julio de 2014

Becas universitarias en España (las uvas verdes)

¿Quién propaga el infundio que las instituciones públicas españolas no conceden becas? En absoluto. El número de becas no ha disminuido. Y mucho menos se ha anulado.
Solo hay un pequeño matiz. Piden una nota de promedio de los resultados de las asignaturas aprobadas alta. Tan alta que nadie puede pedir becas.

Es lo que acaba de ocurrir en la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC). Se ha abierto el periodo de concesión de becas, por parte del Ministerio de Educación, Cultura y Deportes, para estudiantes de último curso. Tradicionalmente se pedía que el alumno tuviera, además del aval de un departamento, una nota de promedio de cinco como mínimo. Al año pasado subió a siete. Varios departamento no hallaron ningún estudiante que cumpliera con este requisito. Aun así, algunos lograron presentarse. Este año, la nota de corte ha ascendido aun más: siete coma veinticinco.

Los profesores no podemos poner más de un cinco por ciento de Matrículas de Honor (notas de 9 y 10). Por otra parte, en la Escuela de Arquitectura, al menos, los profesores puntuamos bajo. Las notas medianas de cinco y seis son las más habituales. No hemos aceptado que los mejores alumnos de cada año, por mediocres que sean, tienen que obtener, en tanto que son los mejores, notas de nueve y diez, y calificaciones de Sobresaliente o Matrícula de Honor. Los profesores solemos idealizar los alumnos del pasado, sobre todo de cuando estudiábamos, por lo que consideramos que los alumnos actuales son peores. Esta creencia aumenta a medida que pasan los años y nos alejamos de nuestra época estudiantil o de profesor "joven". Por tanto, puntuamos con notas bajas.

Para obtener un promedio de 7,25, es necesario haber obtenido calificaciones de al menos Notable en todas las asignaturas. Las calificaciones, pocas, de Aprobado (5  ó 6) requieren notas de 9 o 10 en otras asignaturas: es decir Sobresalientes y Matrículas de Honor (cuyo número está severamente limitado).
Por tanto, es muy difícil obtener la nota de promedio de carrera exigida por la Universidad para poder acceder a una beca. Raros son los estudiantes que cumplirán con este requisito. En la Escuela de Arquitectura, donde sólo algunos departamentos están autorizados a presentar al menos un candidato, posiblemente, ningún estudiante alcanzará la nota requerida.
Y así no se concederán becas. Becas de dos mil euros para todo un año, que exigen dedicación casi exclusiva.
Las becas son como las uvas verdes. O las meigas. Haberlas, haylas...
Pero ¿quien las ha podido tocar?

Error error: ha aparecido un estudiante con un ocho de promedio. Los departamentos estamos como suegras y nueras peleándonos para lograr sus favores o servicios...

jueves, 24 de julio de 2014

La obra de arte, según Marcel Proust: singularidad y producción en serie

"Hay menos fuerza en una innovación artificiosa que en la repetición destinada a sugerir una verdad nueva" (Marcel Proust, A la sombra de las muchachas en flor)

Considerar que la obra de arte tiene que ser singular, original, única es una opinión moderna, que, por otra parte, duró poco tiempo. Imperó a principios del siglo XIX, y fue puesta en jaque por las vanguardias del siglo XX, sobre todo a partir del Pop Art, que jugaba con obras seriadas.
La defensa de la obra única tenía, sin embargo, antecedentes. Ya los talleres de pintores y escultores a partir del siglo XVI establecían precios distintos de las obras en función de la implicación del maestro del taller y de la singularidad de la obra. Habitualmente, los compradores menos pudientes se contentaban con una copia, ejecutada parcialmente o no por el maestro, o solo por ayudantes suyos, de una obra original del maestro. Eso explica la existencia de tantas obras tan parecidas de artistas como El Greco, Zurbarán, Rubens, etc. Una producción en serie que destacaba por contraste la obra singular del maestro que, no obstante, firmaba todo lo que su taller producía. Lo reconocía como suyo.

La defensa de la singularidad de la obra no es de recibo en el arte antiguo. Antes bien, es un error. Las obras se producían en serie, no solo por necesidades materiales o económicas -todas las terracotas y los bronces se ejecutaban con moldes-, sino por consideraciones "artísticas". Una obra, sobre todo una estatua de culto,  labrada por un escultor o un taller de escultores, tenía como finalidad ofrecer un cuerpo o un soporte material para que la divinidad, invisible e incorpórea, se manifestase entre los hombres. La función de la estatua era la de ofrecer el soporte perfecto. Una vez alcanzado, no se podía mejorar. Por tanto, se tenía que repetir indefinidamente siguiente las mismas pautas, formas y procedimientos.
Por otra parte, toa vez que la finalidad de la obra era la de manifestar la presencia de un ente invisible, por tanto, la de dar relieve o cuerpo a un ser incorpóreo, de asentarlo en el tiempo y el espacio, a fin de manifestar su grandeza y su presencia, perceptible por todos, era necesario multiplicar las figuras. Dicha proliferación no tiene que ser juzgada como una limitación del artista, o la expresión de una producción en serie, fruto de la falta de ideas o de un procedimiento mecánico sino, al contrario, del mismo modo que ocurre en la literatura épica o en los relatos míticos en los que se repiten descripciones, atributos e historias, incluso, que tienen como fin, asentar en la memoria la actividad de los héroes y los dioses, a fin de que se les recuerda, se les tenga siempre presentes, la repetición de formas esculpidas o pintadas también perseguía imponer la perdurable presencia de lo invisible en la tierra. El ser divino necesitaba múltiples soportes que impusieran su presencia a los ojos y la memoria de todos los humanos. Una obra única, así, hubiera aparecido como un error, un cuerpo rechazado por la divinidad.

miércoles, 23 de julio de 2014

Mediterráneo. del mito a la razón (ss. VI aC-VI dC), Caixaforum, Madrid, Julio-Diciembre de 2014




















































Fotos: Tocho, Madrid, Julio de 2014

Dirección y textos: Pedro Azara & Gregorio Luri
Coordinación: Concha Gómez & Virginia Roy
Reconstrucción virtual del ágora de Atenas: Eric Rusiñol & Marc Marín
Música, grabación y dibujos: Joan Borrell
Lectura de textos clásicos: Marcel Borrás, Lina Lambert & Marc Martínez
Montaje: Toni Garau
Catálogo: Editorial Tenov

La muestra presenta algunas diferencias con respecto a la primera versión mostrada en Caixaforum de Barcelona. Algunas pocas piezas se han sustituido, se han tenido que devolver otras y, por el contrario, se ha añadido un incunable; nuevos textos se han incorporado, así como la grabación de la canción más antigua conocida en Occidente.
La sala única, cuadrada y de menores dimensiones, ha llevado a una nueva ordenación de los expositores, aunque el pavimento de la estancia, contínuo y de color blanco, ha solventado visualmente la reducción del espacio..

La iluminación, a cargo de uno de los mejores grupos de Europa, logra, al igual que en Barcelona, la transformación de las piezas y de la sala.

lunes, 21 de julio de 2014

JOAN BORRELL MAURI (1990): EL EPITAFIO DE SÍCILO (SOIKILOS) (Ss. I aD-I dC)

La exposición Mediterráneo. Del mito a la razón, ss. VI aC-VI dC  (el título exacto debería ser más bien Mediterráneo. Entre el mito y la razón), que Caixaforum, de Madrid, presenta entre agosto y diciembre de este año, incluye, a diferencia de la versión mostrada anteriormente en Barcelona, una interpretación, a cargo del cantante (música popular -folk- y bel canto) y estudiante de arquitectura., Joan Borrell Mauri (del dúo los Almost Brothers), de la considerada primera canción cuya partitura y letra se conoce en Occidente: el epitafio de Sícilo, una breve y emotiva canción fúnebre helenística, dedicada por Sícilo probablemente a su esposa, grabada en una columna, hallada, a finales del siglo XIX,  en un cementerio no lejos de Éfeso (las notas, como en inglés, son letras sueltas).

La exposición incluye una versión cantada y dos versiones solo musicales, arregladas, interpretadas y grabadas por Joan Borrell, a quien todos agradecemos este maravilloso regalo.

https://soundcloud.com/joan-borrell-mauri/seikilos-epitaph-song-joan-borrell

Próximamente se incluirán las versiones instrumentales

Mediterráneo: un charco de ranas (Mediterráneo. Del mito a la razón, Caixaforum, Madrid, agosto-diciembre de 2014)





Jueves 24 de julio, a las 19 horas, Caixaforum, en Madrid, inaugura la muestra sobre el mundo greco-latino Mediterráneo. entre el mito y la razón, ss. VI aC- VI dC, ya presentada en Barcelona.

La exposición se abre con una cita de Platón:


Sócrates en el Fedón (109 a-b): “Nosotros los que poblamos esta parte de la tierra que se extiende desde el Fasis [actual río Rioni, en Georgia] hasta las columnas de Hércules, vivimos en las orillas de este mar como las hormigas o las ranas en torno a un charco"

Esta conocida descripción parece evocar un espacio de intercambio y cohabitación, un espacio común en cuyas riberas viven diversos pueblos relacionados.
En verdad, como comenta Gregorio Luri, co-comisario de la muestra, a quien me atrevo a citar:

"la cita es claramente denigrante para la visión griega del mundo. Cada vez tengo más claro que los atenienses debían estar hasta el moño de Sócrates. Esta imagen  forma parte de un mito muy extraño en el que otras cosas Sócrates sostiene que la tierra, que ocupa el centro del universo sin sujetarse en nada, es muy, muy grande. Los hombres habitamos cavidades (la del Mediterráneo es una más), absolutamente confundidos en nuestra visión de las cosas. Somos como habitantes del fondo marino que creen que la superficie del mar es el agua. Si a un hombre le crecerán las alas y pudiera ascender mas allá de la cavidad que ocupa… finalmente podría sacar la cabeza de este mundo, como un pez saca a veces la cabeza fuera del agua, etc, etc."

En efecto, la cita pertenece a la grandiosa y extraña descripción del cosmos con el que el hermoso y tardío diálogo Fedón (seguramente el mejor de Platón, y una de las obras cumbres de la literatura -y no solo de la filosofía) concluye. Del mismo modo que el alma de Sócrates, condenado a muerte, y a punto de beber la copa de cicuta que le van a tender en un momento, se alejará de la tierra alzándose en los cielos, Sócrates describe maravillosa y exactamente la tierra, que pronto contemplará de lo alto, como una esfera mucho más grande de lo que los humanos se imaginan, inmóvil en el éter, cuya superficie se cubre con toda clase de tonos pardos, verdes y azules que se filtran a través del manto blanco de las nubes.
Sin embargo, esta visión deslumbrante es engañosa. Existen dos tierras. Una, interior, localizada en las profundidades marinas, es la tierra en la que habitamos como ranas en un charco. El globo terráqueo presenta numerosas oquedades en las que el húmedo éter se condensa. Los humanos vivimos dentro del mar, y creemos que el agua es el cielo. Si nos atreviéramos, como algunos peces cuando tratan de respirar en una charca fangosa, a sacar la cabeza del agua, descubriríamos que, por encima del mundo enlodado en el que chapoteamos y nos hundimos, existe una segunda tierra, tierra bajo la luz, en la que las formas, los hitos naturales se muestras radiantes, de nítidos contornos, no contaminados por el polvo y el lodo. 
Sin embargo, nadie osa, o nadie piensa ven osar, tal gesto con el que cambiaría la visión del mundo y nuestra relación con él.

El Mediterráneo, así, lejos de ser el armónico y luminoso marco tantas veces descrito, se muestra como un espacio opresivo y manchado en el que los humanos no cesan de hacerse ilusiones.
Mediterráneo, un mundo de luces y sombras, como la exposición trata de evocar.

Una imagen más actual y viva que nunca hoy.

Nota: imagen proporcionada por Gregorio Luri, a quien agradezco el recordatorio del texto.

domingo, 20 de julio de 2014