viernes, 17 de julio de 2015

Altar del "Monte Accoddi", o un ziggurat en Occidente (V milenio aC)
































Fotos (menos la última): Tocho, julio de 2015

Penúltima foto: fragmento de cerámica con escena grabada de danza -una de las primeras representaciones humanas del neolítico en Cerdeña-, cuarto milenio aC, Museo Archaeológico G. Sanna, Sassari

Última foto: ídolo femenino del Monte Accoddi, tercer milenio aC, Museo Archaeologico Nazionale, Cagliari

Ya destacamos la singularidad de este monumento neolítico sardo hace un año y medio. Fue hallado en 1952 cuando se descubrió que el supuesto Monte d´Accorddi era, en verdad, una construcción neolítica.
Se halla en un recinto arqueológico apartado que no siempre se abre al público.
Las imágenes, esta vez, se han tomado dentro del recinto y desde el propio monumento gracias a la generosidad de la Soprintendenza Archaeologica de Cagliari.

Se trata de un altar tronco-piramidal o escalonado, a cuya terraza superior se accede por una rampa. El monumento no tiene parangón con ninguno en Occidente, y recuerda los zigurats mesopotámicos.
Sin embargo, no se trata de ninguna base de templo -como un zigurat- ni menos de un monumento funerario -como las pirámides escalonadas egipcias-, sino de la base de un altar (altar hoy desaparecido).
El monumento comprende un primer altar, de adobe pintado de rojo, que fue recubierto por un monumento escalonado de mayor tamaño, construido con piedras ciclópeas. El aspecto actual es fruto de una restauración parcial (que afecta el lado izquierdo del primer piso) llevada a cabo en los años ochenta, y que hoy no sería posible.

Se ha interpretado, sin evidencias textuales, como un altar dedicado al culto a una diosa-madre, cuya imagen fue hallada (se trata, sin duda, de una ofrenda), cuando el cultivo de los campos, utilizado por diversas comunidades.
El altar se hallaría en medio de poblados dispersos, cuyos restos no se han excavado aun. La existencia de éstos se supone gracias a un gran número de tumbas, excavadas en la roca, cercanas, que testimonian de la presencia de varios grupos humanos en las cercanías.
Junto con el supuesto altar en la cumbre, el monumento se rodea de varios altares en la base, dominados por altos monolitos o menhires, que se interpretan como representaciones divinas.

jueves, 16 de julio de 2015

WILLIAM BASINSKI (1958): CASCADE (THE DELUGE -EL DILUVIO-, 2015)



Video y música: William Basinski

Tocho ya presentó, en una entrada anterior, un fragmento de la célebre y extensa composición The Desintegration Loop, dedicada al derribo de las Torres Gemelas, en Nueva York, el 11 de septiembre de 2011.

Esta reciente última composición musical y visual, que cierra la obra sobre el mito del diluvio, sigue el mismo procedimiento compositivo e interpretativo, y es igualmente sobrecogedora e hipnótica.

JEAN-CLAUDE ELY (1938): GAKU-NO-MICHI: (parte I: TOKYO (1978)



Sobre este compositor electrónico francés -y esta su obra maestra- revalorizado hoy, véase, por ejemplo, esta página web

Héroes y hogares del Monte Prama (primer milenio aC, Museo de Cabras, Cerdeña, Italia)

























Fotos: Tocho, julio de 2015

Ya mostramos, en un texto de hace un año y medio, estatuas de guerreros míticos, y maquetas de arquitectura, halladas en un yacimiento en el Monte Prama de Cerdeña que se excava desde 1975. Las piezas principales se exponen en el museo Aequeológico Nacional de Cagliari.
Estas piezas no son las únicas halladas. De hecho, en la campaña de 2014, se han desenterrado dos estatuas casi completas y una maqueta, amén de fragmentos.
El museo de la localidad de Cabras, no lejos del yacimiento, acoge la mitad del hallazgo: piezas de calidad similar a las expuestas en Cagliari.
El desconcierto que siguen provocando este descubrimiento no cesa. Se trata de estatuas de tamaño natural, en piedra blanca local, con rasgos orientales -si bien fueron talladas por operarios locales u orientales que trabajaban en Cerdeña. Serían las primeras esculturas antropomórficas de gran tamaño en el Mediterráneo occidental, y las segundas tras la estatuaria egipcia, ya que preceden de cinco siglos a los kuroi y las kore griegas.
Estas estatuas han sido halladas intencionadamente rotas y enterradas. Debían erguirse sobre tumbas, y fueron quizá derribadas y mutiladas tras un conflicto.
Podrían representar a antepasados, que habrían velado sobre el camposanto.
Se acompañan de maquetas de arquitectura: imágenes de nuraghi. Como se ha comentado en una entrada anterior, estas maquetas representan estructuras arquitectónicas características de la Edad del Bronce en Cerdeña (hacia el 1500 aC), pero fueron talladas a principios del primer milenio, cuando estas estructuras ya no se erigían, y habían perdido su función original -espacios comunales, en los que almacenar alimentos y refugiarse en caso de conflictos, y signos de identidad de las comunidades- para convertirse en lugares sagrados: la casa de los antepasados, considerados posiblemente como unos gigantes. La devoción por los grandes nuraghi se manifestaba a través de estas maquetas que presidían estancias de estas "fortalezas", convertidas, de graneros y espacios comunes profanos que eran, en espacios sagrados. Las maquetas eran objetos de culto, o altares sobre los que se depositaban ofrendas o sobre los que se practicaban sacrificios en honor de los nuraghi y de sus imágenes o sustitutos. Estas maquetas, o edificios en miniatura, no eran solo la morada de una divinidad -espacios sagrados, consagrados a una deidad-, sino que, probablemente, eran divinidades. Es posible que sean los únicos casos en el mundo en los que un edificio, o su imagen, se hubiera convertido en un dios -y no tan solo en el espacio propio de un dios.

domingo, 12 de julio de 2015

El culto a la arquitectura en Cerdeña (poblado nuraghico de Su Mulino, segundo-primer milenios aC): maquetas arquitectónicas sagradas







Vistas exteriores del nuraghi de Su Mulinu (conservado sin alteraciones posteriores), 1500 aC



Acceso a y bóveda de la sala de la maqueta-altar, 1000 aC



Maqueta-altar del nuraghi de Su Mulinu en una de las estancias del mismo nuraghi


Copia de la maqueta, en el Museo arqueológico de Villanovafranca, en el que se descubre el creciente lunar esculpido en el frente de la maqueta

Fotos: Tocho, julio de 2015

La cultura de Cerdeña de finales del segundo milenio y principios del primero aC, se caracteriza por la abundancia de maquetas arquitectónicas, de piedra y de bronce.
Éstas representan casi siempre nuraghi.
Son las construcciones características de la Edad del Bronce en Cerdeña.

Se tratan de "fortalezas" de piedra ciclópea, constituidas por una alta torre tronco-cónica, rodeada en ocasiones de torres perimétricas de menor altura unidas por murallas, que dibujan una planta cuadrada o pentagonal alrededor de la torre central. Las torres poseen dos o tres plantas, y están unidas por un laberinto de pasadizos subterráneos y distribuidos por los pisos. poseen galerías y estancias abovedadas, semejantes a los posteriores "tholoi" micénicos.
Se cuentan unos ocho mil nuraghi. Están separados a menudo por unos pocos centenares de metros. Puntúan el territorio. Desde lo alto de cualquier nuraghi se divisan varios a la redonda.
Alrededor de estas construcciones se agrupan edificaciones de planta circular, chozas y estancias comunales.
Los nuraghi, construidos entre el 1500 y el 1000 aC, debían ser posesiones comunales -y no palacios de jefes, ni estructuras de defensa. Tampoco eran santuarios.

Un cambio político y mental, a principios del primer milenio, seguido quizá de una pérdida de poder o económica, llevó a la finalización de estas construcciones que podían alcanzar unos quince o veinte metros de alto. Estructuras políticas comunales fueron reemplazadas por el poder de una clase emergente aristocrática.

Los nuraghi debían impresionar o fascinar. Debían ser consideradas construcciones de gigantes o de dioses. Se convirtieron en lugares de culto.
Se tallaron o se fundieron maquetas de nuraghi, algunas de más de un metro de altura. Estas maquetas se situaron en el centro de las estancias abovedadas. Se convirtieron en altares, sobre el que se depositaban ofrendas y se realizaban libaciones.  Eran altares e ídolos o fetiches, representaciones divinas. Los dioses simbolizados eran los propios nuraghi. Debían ser considerados espacios sagrados, moradas divinas, o incluso divinidades. No acogían a ninguna representación humana o animal; tan solo imágenes de sí mismos.

El nuraghi de Su Mulino aún atesora una gran maqueta de piedra que lo representa, utilizada como un altar. En el frente se esculpió un creciente lunar. Sobre una piedra baja y alargada se hallaron innumerables lámparas de aceite, fenicias, cartaginesas y romanas -lo que denota la persistencia del culto. Las lámparas romanas ornan el mango con una media luna.
La luna representa a una diosa, ligada a las aguas y la fertilidad, una diosa-madre probablemente.
La conversión de un edificio profano (un edificio comunal) en uno sagrado (en manos de la aristocracia y el clero) exigió una refundación del mismo. Se realizaron ritos fundaciones consistente en la entrega de ofrendas a la tierra -joyas, cerámicas-, encerradas en cajas de madera, y una lámpara de aceite por estrenar, depositadas sobre los restos de animales sacrificados. Éstos eran casi siempre pájaros: palomas.

Estas aves estaban asociadas a deidades femeninas (en época histórica, a Venus), posiblemente a diosas-madre. Los cursos de agua, las fuentes, los pozos, como los que siempre se hallan en los patios de los nuraghi, estaban al cuidado de estas divinidades de la fertilidad.
Los nuraghi, entonces, empezaron siendo edificios públicos, transformados en sagrados: en divinidades, representados por maquetas, unidos a deidades femeninas, de la tierra y del agua. De este modo, la unión de la construcción y de los elementos naturales (y quizá celestiales, dada la importancia de las entradas de los rayos en los solticios), debió asegurar la supervivencia de los poblados nuraghicos, ocupados aún en la Alta Edad Media en algunos casos, y bien conservados hoy en día.

Nunca el culto a la arquitectura gozó de tal importancia.
Hasta hoy

sábado, 11 de julio de 2015

El toro y la muerte: las "tumbas de los gigantes" sardas












El toro es un animal asociado al tránsito hacia el más allá en las culturas mediterráneas. Cabe solo recordar al toro Apis llevando sobre el lomo al faraón fallecido hacia su última morada donde revivirá.
Su fuerza y su potencia sexual los convirtieron en símbolos de vida y renacimiento. Los dioses creadores solían tener al toro como atributo, o se metamorfoseaban en éstos para mostrarse entre los hombres quienes, en agradecimiento, como exigía el propio Yahvé, les sacrificaban en su honor una hecatombe (cien) toros.
Esta relación es muy evidente en la Edad del Bronce en la isla de Cerdeña. Numerosas tumbas se ornan con relieves de bucráneos. Las llamadas tumbas de los gigantes son recintos de piedra alargados y abovedados colectivos del segundo milenio, comunes en la isla. Contenían restos de numerosos difuntos, que fueron confundidos en el medioevo con los huesos de seres descomunales dotados de un esqueleto descomunal.
Estas tumbas no solo están decoradas con motivos taurinos, grabados o pintados, sino que la planta, compuesta por un muro curvo de entrada, abierto como unos brazos a lado y lado de la nave alargada recuerda la testa de un toro bravo. Algunas se orientan hacia la estrella más brillantes de la constelación de Tauro. Al menos ésta es la explicación más común, que casa con creencias mediterráneas, si bien algunos historiadores, marcados quizá por los posibles cultos a deidades femeninas, prefieren interpretar la planta como un útero en el que los difuntos se disponen para renacer en el más allá. El acceso, orientado habitualmente hacia el este, miraba hacia el sol. Estas tumbas, en todo caso,suelen estar dispuestas en lugares por donde circulan corrientes magnéticas..