Fotos: Tocho, julio de 2015
Ya mostramos, en un texto de hace un año y medio, estatuas de guerreros míticos, y maquetas de arquitectura, halladas en un yacimiento en el Monte Prama de Cerdeña que se excava desde 1975. Las piezas principales se exponen en el museo Aequeológico Nacional de Cagliari.
Estas piezas no son las únicas halladas. De hecho, en la campaña de 2014, se han desenterrado dos estatuas casi completas y una maqueta, amén de fragmentos.
El museo de la localidad de Cabras, no lejos del yacimiento, acoge la mitad del hallazgo: piezas de calidad similar a las expuestas en Cagliari.
El desconcierto que siguen provocando este descubrimiento no cesa. Se trata de estatuas de tamaño natural, en piedra blanca local, con rasgos orientales -si bien fueron talladas por operarios locales u orientales que trabajaban en Cerdeña. Serían las primeras esculturas antropomórficas de gran tamaño en el Mediterráneo occidental, y las segundas tras la estatuaria egipcia, ya que preceden de cinco siglos a los kuroi y las kore griegas.
Estas estatuas han sido halladas intencionadamente rotas y enterradas. Debían erguirse sobre tumbas, y fueron quizá derribadas y mutiladas tras un conflicto.
Podrían representar a antepasados, que habrían velado sobre el camposanto.
Se acompañan de maquetas de arquitectura: imágenes de nuraghi. Como se ha comentado en una entrada anterior, estas maquetas representan estructuras arquitectónicas características de la Edad del Bronce en Cerdeña (hacia el 1500 aC), pero fueron talladas a principios del primer milenio, cuando estas estructuras ya no se erigían, y habían perdido su función original -espacios comunales, en los que almacenar alimentos y refugiarse en caso de conflictos, y signos de identidad de las comunidades- para convertirse en lugares sagrados: la casa de los antepasados, considerados posiblemente como unos gigantes. La devoción por los grandes nuraghi se manifestaba a través de estas maquetas que presidían estancias de estas "fortalezas", convertidas, de graneros y espacios comunes profanos que eran, en espacios sagrados. Las maquetas eran objetos de culto, o altares sobre los que se depositaban ofrendas o sobre los que se practicaban sacrificios en honor de los nuraghi y de sus imágenes o sustitutos. Estas maquetas, o edificios en miniatura, no eran solo la morada de una divinidad -espacios sagrados, consagrados a una deidad-, sino que, probablemente, eran divinidades. Es posible que sean los únicos casos en el mundo en los que un edificio, o su imagen, se hubiera convertido en un dios -y no tan solo en el espacio propio de un dios.
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