viernes, 20 de noviembre de 2015

BRETT WESTON (1911-1993): NEW YORK CITY
































El High Museum de Atlanta presenta una exposición monográfica de uno de los mejores fotógrafos de arquitectura y urbanos, el norteamericano Weston, que definió este género fotográfico en los años veinte; cuando solo tenía diecisiete años, fue seleccionada para la exposición berlinesa Film und Foto que mostraba obras de arte que no respondían a los géneros canónicos de las artes mayores de de pintura y la escultura tradicionales.
Weston componía siguiendo curiosamente una perspectiva antigua o medieval, no renacentista, buscando la superposición vertical de formas, y la negación del espacio vacío. Esta manera de componer, que producía vistas que recordaban las imágenes medievales y renacentistas de la torre de Babel dominando el mundo, casaban bien con la imagen que las nuevas metrópolis suscitaban.
Al mismo tiempo, Weston jugaban con las figuras y los fondos, invirtiendo luces y sombras, iluminando fondos sobre los que se superponían las figuras a contraluz, logrando composiciones sin aire, saturadas de formas y sombras imbricadas unas en otras.
Una pequeña y excelente exposición de un fotógrafo esencial en el arte moderno que, creo, es menos conocido en Europa, si bien viajó a España cuyos pueblos, convertidos en un ensamblaje de cubos y planos, fotografió

REVERENDO HOWARD FINSTER (1916-2001): EL JARDÍN DEL EDÉN (1940-2001)

































Fotos en el Museo: Tocho, noviembre de 2015

El Museo de Bellas Artes en Atlanta (High Museum), compuesto por dos edificios principales de Renzo Piano y de Richard Meier (sorprendentemente mejor que el anterior, muy bien adaptado a las obras muy bien expuestas formando conjuntos de arte plásticas y decorativas) presenta la singular obra del reverendo metodista Finster en su colección permanente, sobre todo obras realizadas para la gran instalación El Jardín del. Edén
Sin ninguna formación artística, Finster oyó voces que le ordenaban celebrar la grandeza y variedad de la creación, así como redimirla. Compró un terreno pantanoso en el estado de Georgia y levantó una ciudad fantasmagórica en la formas reconocibles y rostros surgen de los muros,  como de una iconostásis, y cada ente se compone de un gran número de piezas (conchas, guijarros, modestas esculturas halladas en los derribos) con toda clase de materiales que son el testimonio de la creación divina, abandonados de la mano de dios y que resucitan en el Paraíso.
Varias esculturas, señales y pinturas se retiraron del jardín cuando su restauración y se exponen hoy en el Museo.

Muy popular en el estado de Georgia, grupos musicales locales como REM -antes de su éxito planetario en los noventa- trabajaron con Finster quien les dibujó portadas de discos.





miércoles, 18 de noviembre de 2015

Destrucción (o los enemigos de la fe)




"Derribé y destruí las estatuas de toros alados, los arcos de la puerta; destruí los templos a fin que dejen de existir. Consideré sus dioses como fantasmas sin fuerza..."

Cortan las lenguas de los prisioneros, los decapitan o los despellejan; sus pieles se clavan en los muros de sus ciudades. Los prisioneros vivos deben caminar con las cabezas de los prisioneros decapitados colgando del cuello. algunos prisioneros son encerrados en grandes jaulas junto con fieras.

La cita procede de los anales del rey neo--asirio Asurbanipal (s. VII aC) tras la toma de la ciudad elamita (persa) de Susa, y las descripciones de los prisioneros proceden de textos reales neo-asirios.


Nota: desde el congreso de la American School of oriental Research en Atlanta

lunes, 16 de noviembre de 2015

El espacio público en Mesopotamia y en Grecia

Pese a todos los esfuerzos de los arqueólogos y los epigrafistas, ni los textos ni los restos arqueológicos de ciudades mesopotámicas de los cuarto y tercer milenios muestran la existencia de espacios públicos urbanos (plazas, mercados, jardines, campos de marte o plazas de armas, etc.). Las ciudades presentan calles y áreas sin construir dentro del perímetro de la muralla -probablemente campos de pastoreo de cultivo útiles en casos de asedio-, y los templos poseen amplios y numerosos patios, pero el acceso a éstos estaba vetado a los habitantes, al igual que las dependencias y los espacios sagrados, separados del resto e la urbe por murallas, pese a que toda la ciudad pertenecía a la divinidad. No existía la separación del espacio urbano en áreas sagradas y zonas profanas como en Grecia.
Algunos autores griegos antiguos ya sostuvieron que el espacio público, en concreto, el ágora, constituía un rasgo propio de la ciudad griega que la distinguía de la mesopotámica.
Sin embargo, dicha afirmación se ha matizado.

La búsqueda de espacios públicos orientales no debe llevarse a cabo en el sur sino en el norte de Mesopotamia. Las capitales asirias y neo-asirias, desde la segunda mitad del segundo milenio hasta la caída de Asiria hacia mediados del primer milenio, se fundaron y se construyeron siguiendo parámetros pertenecientes a las ciudades sureñas anteriores. Murallas, palacios y templos dotados de un zigurat caracterizaban las ciudades asirias. Sin embargo, éstas poseían un espacio inexistente hasta entonces: espacios públicos ajardinados, distintos de los jardines (¿colgantes?, es decir situados en promontorios) palaciegos. Ambos jardines debían ser parecidos, profusamente dotados de una gran variedad de árboles, incluso frutales. Los jardines imperiales solo podían ser disfrutados por el emperador, no así los públicos: áreas dentro de la trama urbana, en encrucijadas de calles, como plazas centrales actuales, que liberaban espacios ante algunos templos. Ninguna construcción los afeaba o constreñía. Tampoco eran espacios residuales sino bien planificados dentro de una trama a menudo ortogonal en las ciudades fundadas neo-asirias. El acceso a estos espacios colectivos era libre.

Pero dichas "áreas verdes públicas" se distinguían del ágora. El ágora no tenía un dueño. Pertenecía a la colectividad, a todos los ciudadanos (que no constituían la totalidad de la población, es cierto, por lo que mujeres y esclavos no podían disponer de este espacio central). Era el "gobierno municipal" que se encargaba de la urbanización y el mantenimiento del ágora. Mientras, el jardín o el parque urbano asirio era un regalo del emperador, que cedía el usufructo a la colectividad.
Por otra parte, así como el ágora, pese a los templos dedicados a dioses que velaban por el comercio y el trabajo, y a monumentos a héroes de la ciudad, era un espacio profano -por el que cualquier ciudadano podía pasear-, el espacio de toda la ciudad mesopotámica pertenecía a los dioses quien delegaban en el emperador el cuidado de dicho espacio. Así, el emperador asirio ofrecía un espacio a sus súbditos que no le pertenecía en propiedad, sino que le había sido confiado por el cielo, lo que seguramente debe reflejar una creencia cierta. De este modo, todos los ciudadanos podían beneficiarse de la generosidad divina y dar gracias al cielo honrándolo ritualmente.

JULIA HOLTER (1984): CITY APPEARING (2013)

JEFFREY LEWIS (1975): BACK TO MANHATTAN (2015)



Sobre este retratista nortemaricano (cantante y dibujante de "cómics") de Manhattan véase su página web