sábado, 18 de febrero de 2017

JANNIS KOUNELLIS (1936-2017): PABELLÓN (2016)








La que sea posiblemente última obra del artista grego-italiano Kounellis, fallecido ayer, es un pabellón -caja y contenido, continente que es al mismo tiempo contenido-, realizado conjuntamente con el arquitecto portugués Soto de Moura.
El pabellón se inspira de los embalajes de obras de arte, pero es al mismo tiempo la propia obra que transporta, una invitación a una ascensión imposible en un espacio transfigurado por la luz del sol, en lo alto del cual se asoma una ventana traslúcida, posiblemente una versión de la caverna platónica; con una diferencia: desde lo alto -un lugar inalcanzable- se divisa -o se divisaría- el mundo en el que nos encontramos, de modo que podríamos asumirlo con el mundo perfecto, o el único mundo al que podemos aspirar.
Una reflexión quizá inspirada por una muerte sentida como cercana.

ARTHUR RUSSELL (1951-1992): HOME AWAY FROM HOME & TREE HOUSE(1986)





Agradecimientos a Albert García-Alzórriz (estudiante de arquitectura y artista plástico) por el descubrimiento de este violoncelista, compositor y cantante norteamericano.

Pantera

 El Talmud -el conjunto de interpretaciones judías del Antiguo Testamento- menciona repetidas veces la expresión: Jesús hijo de Pantera.
Esta enigmática expresión se desvela gracias a Celso, un autor romano que polemizaba contra los cristianos, cuya cita se conoce a través del escritor cristiano Orígenes que contestó a Celso: 

"Cuando estaba embarazada [la madre de Jesús] fue echada de casa por el carpintero con el que estaba hermanada [el verbo no indica: esposada], acusada de adulterio, y había concebido un hijo de un soldado llamado Pantera" (Orígenes: Contra Celso, IV, 32)

Pantera era un nombre conocido y aceptado por la comunidad judía. Se trataba del nombre del padre de José.
No se sabe qué significa Pantera -que podría venir de parthenos, término griego que significa no esposado, y que podría expresar ironía acerca de la condición de María.
La relación entre Jesús y Partera no era insólita. Incluso Juan se refiera a ella si bien atribuye el nombre de Partera al bisabuelo materno de Jesús.

Sin embargo, Celso, y el Talmud ofrecen una versión distinta: Patera o Panthera es el nombre de un soldado romano con el que María habría tenido relaciones. No sé si este hecho explica que, según algunos textos judíos, no habría habido cinco Marías en la vida de Jesús, sino cuatro -los propios Evangelios a veces confunden varias Marías-, ya que María y María Magdalena habrían sido la misma persona. Ésta última no habría sido la esposa de Jesús, como sostienen algunos textos gnósticos -que Dan Brown banalizó-, sino su madre.

Esta supuesta paternidad de Pantera en detrimento de la de José no está reñida con los textos canónicos, ya que en varias ocasiones Jesús es presentado como hijo de María sin mencionar el nombre del padre, lo que acontecía cuando la madre era soltera o el hijo había nacido fuera del matrimonio. La paternidad divina -José apareciendo como padre putativo - no sería sino una versión teológicamente aceptable o aceptada de la paternidad de Patera.

¿Esos "datos" llevan a que se crea más en la historicidad del Talmud, de textos cristianos apócrifos y de Celso (un polemista anticristiano), que en la de los Evangelios canónicos? No, entre otras razones porque aquéllos no son relatos históricos.
Su interés reside en otras razones. Amplían las interpretaciones de los Evangelios y de la figura de Jesús, quizá incluso más complejos, enigmáticos y humanamente ricos que los textos de Shakespeare, Cervantes o Proust,  que lograron postular lo que ningún texto antiguo había logrado -la doble naturaleza de un ser, dios y hombre al mismo tiempo, como ni siquiera Orfeo o Heracles la habían poseído, unidas o asumidas sin que se limitaran sin embargo, y que permitieron que el hombre muriera sin que lo hiciera la divinidad, muerte cierta en un caso, imposible en otro-, y revelan la potencia imaginativa -o trascendente-, la apertura a un mundo humano y divino desconocido, de Pablo y algunos Padres de la Iglesia, capaces de aunar judaísmo, neoplatonismo, orfismo, pitagorismo, quizá incluso zoroastrismo, en una síntesis nueva, personal e inaudita, cuyos retos, cuya concepción del ser humano y de su lugar en el mundo, no solo sigue siendo válida sino que está como mínimo a la altura de las más grandes creaciones humanas, creaciones de mundos sin los que no se puede vivir en éste, mundos que solo se alcanzan a percibir a través de textos que plantean preguntan cuyas respuestas son infinitas -pero tan sorprendentes (plausibles o improbables)  como la que el Talmud o Celso ofrecen.



viernes, 17 de febrero de 2017

Imágenes y muertos (en Irán)

Iraq declaró la guerra a Irán en 1980. La Revolución islámica acababa de tener lugar en Irán. El sha se había exiliado forzado por las manifestaciones estudiantiles en contra de la siniestra policía secreta y abandonado por potencias occidentales que apoyaron la entronización del ayatolá Jomeini, exiliado en París, y con un aparente rostro democrático. Su verdadero rostro se descubrió al cabo de una semana en el poder. Los estados unidos animaron entonces al presidente de raq, Saddam Hussein, con quien mantenían excelentes relaciones, a atacar a Irán.
Irán fue perdiendo las primeras batallas. El ejército del shah había sido depurado. Nadie sabía cómo operar. No existían ni siquiera pilotos de aviación. Lo único que pudo el gobierno de Irán enviar en contra del poderoso ejército iraqui fue carne de cañón: centenares de miles de soldados mal preparados y equipados. El frente se estabilizó. Se inició una guerra de trincheras. La frontera no varió  durante el conflicto. Durante nueva años, centenares de miles de jóvenes murieron en el frente, gaseados a menudo. Toda una generación desapareció.
Veintinueve años más tarde, un paisaje desértico y removido aun recuerda una guerra inmisericorde. Familiares buscan aun los restos de sus hijos. Todos los pueblos y las ciudades del suroeste de Irán muestran, a lo largo de las calles y avenidas, durante decenas de quilómetros a veces, los retratos de los jóvenes reclutas desaparecidos. Una incesante y obsesiva procesión mortuoria, escalofriante sobre todo cuando se contempla rostros tan jóvenes, acoge a quienes llegan a estas poblaciones y las atraviesan. La procesión fúnebre atraviesa, como una flecha, o una herida sin fin, la ciudad entera y se prolonga ya en el campo cuando el número de muertos supera la capacidad de las avenidas para acoger a tantos recordatorios. Cuelgan, como en estacas, los rostros, ubicados unos detrás de otros, a igual distancia los unos de los otros. Conforma una fila de muertos, un ejército de sombras vivas, de rostros a menudo tristes o ensimismados, seguramente porque han sido tomados tras la noticia de la leva, y saben lo que les aguarda. Fotos que ni siquiera están descoloridas puesto que se sustituyen de tanto en tanto: la imagen viva del horror, acentuado por la forma de los soportes en forma de tallos de flores.
Aquí se muestra solo una mínima parte de estas procesiones.




Imágenes: Tocho, Irán, enero de 2017

El verdadero rostro de la guerra lo compuso el fotógrafo iraní -ya fallecido- Kaveh Golestan  (1950-2003)









miércoles, 15 de febrero de 2017

Persépolis


Vídeo: Tocho, Persépolis -un viernes-, enero de 2017

Paraiso (el jardín persa)



Fotos: Tocho, Jardín de Dolat-Abad, s. XVIII, Yazd (Irán), enero de 2017

Los términos modernos más habituales que designan el jardín provienen de dos raíces: una raíz indoeuropea que ha dado lugar al latín hortus (y de allí a orto, huerto y hort en italiano, español y catalán), y otra germánica que se encuentra en el garden inglés, el giardino italiano y el jardin/jardín francés/español.
Ambas familias de términos designan espacios al aire libre cercados.
La concepción de un espacio rodeado de un muro perimetral proviene de Persia.
El jardín persa se caracteriza por árboles frutales (en Arabia, por el contrario, se distinguía entre el huerto con árboles frutales -que incluían a vides y palmeras datileras-, y el jardín con plantas aromáticas).
Sin embargo, el aroma es esencial en el jardín persa: la palabra bustân, que se traduce por jardín, significa lugar oloroso.
El paraíso bíblico y coránico era un vergel (un jardín con árboles frutales) bien delimitado, accesible solo a los creyentes al final de los tiempos. (la palabra paraíso procede del persa pairi -rodeado- y diz o daeza -muro, ladrillo-). El cerco es lo que define -en sentido literal: lo rodea de un limes, un límite- el jardín. Éste estaba atravesado por cuatro ríos que partían del centro y que todo jardín persa o árabes reproduce.
El paraíso o el jardín es una imagen del mundo. Se compone de elementos naturales conformados por el hombre (a imagen de la creación divina). Se trata, por tanto, de un espacio originario recién creado, separado del resto del espacio natural aún informe pero dispuesto para ser formado, capaz de informar al resto del universo, conforme a la estructura del paraíso.
El jardín persa es pues el paradigma del espacio arquitectónico, delimitado, ordenado y compuesto en un acto creativo humano que repite el gesto divino cuando la creación del mundo. El jardín manifiesta que la Creación divina sigue vigente y alimenta el mundo que no aparece "dejado de la mano de Dios".

martes, 14 de febrero de 2017

YANN LE MASSON (1930-2012), RENÉ VAUTRIER (1928-2015) & OLGA BAÏDAR-POLIAKOFF (1928-2009): J´AI HUIT ANS (TENGO OCHO AÑOS, )



Una obra maestra hecha de miradas, dibujos -y disparos que no se sabe a qué apuntan (aunque se intuye)