El Talmud -el conjunto de interpretaciones judías del Antiguo Testamento- menciona repetidas veces la expresión: Jesús hijo de Pantera.
Esta enigmática expresión se desvela gracias a Celso, un autor romano que polemizaba contra los cristianos, cuya cita se conoce a través del escritor cristiano Orígenes que contestó a Celso:
"Cuando estaba embarazada [la madre de Jesús] fue echada de casa por el carpintero con el que estaba hermanada [el verbo no indica: esposada], acusada de adulterio, y había concebido un hijo de un soldado llamado Pantera" (Orígenes: Contra Celso, IV, 32)
Pantera era un nombre conocido y aceptado por la comunidad judía. Se trataba del nombre del padre de José.
No se sabe qué significa Pantera -que podría venir de parthenos, término griego que significa no esposado, y que podría expresar ironía acerca de la condición de María.
La relación entre Jesús y Partera no era insólita. Incluso Juan se refiera a ella si bien atribuye el nombre de Partera al bisabuelo materno de Jesús.
Sin embargo, Celso, y el Talmud ofrecen una versión distinta: Patera o Panthera es el nombre de un soldado romano con el que María habría tenido relaciones. No sé si este hecho explica que, según algunos textos judíos, no habría habido cinco Marías en la vida de Jesús, sino cuatro -los propios Evangelios a veces confunden varias Marías-, ya que María y María Magdalena habrían sido la misma persona. Ésta última no habría sido la esposa de Jesús, como sostienen algunos textos gnósticos -que Dan Brown banalizó-, sino su madre.
Esta supuesta paternidad de Pantera en detrimento de la de José no está reñida con los textos canónicos, ya que en varias ocasiones Jesús es presentado como hijo de María sin mencionar el nombre del padre, lo que acontecía cuando la madre era soltera o el hijo había nacido fuera del matrimonio. La paternidad divina -José apareciendo como padre putativo - no sería sino una versión teológicamente aceptable o aceptada de la paternidad de Patera.
¿Esos "datos" llevan a que se crea más en la historicidad del Talmud, de textos cristianos apócrifos y de Celso (un polemista anticristiano), que en la de los Evangelios canónicos? No, entre otras razones porque aquéllos no son relatos históricos.
Su interés reside en otras razones. Amplían las interpretaciones de los Evangelios y de la figura de Jesús, quizá incluso más complejos, enigmáticos y humanamente ricos que los textos de Shakespeare, Cervantes o Proust, que lograron postular lo que ningún texto antiguo había logrado -la doble naturaleza de un ser, dios y hombre al mismo tiempo, como ni siquiera Orfeo o Heracles la habían poseído, unidas o asumidas sin que se limitaran sin embargo, y que permitieron que el hombre muriera sin que lo hiciera la divinidad, muerte cierta en un caso, imposible en otro-, y revelan la potencia imaginativa -o trascendente-, la apertura a un mundo humano y divino desconocido, de Pablo y algunos Padres de la Iglesia, capaces de aunar judaísmo, neoplatonismo, orfismo, pitagorismo, quizá incluso zoroastrismo, en una síntesis nueva, personal e inaudita, cuyos retos, cuya concepción del ser humano y de su lugar en el mundo, no solo sigue siendo válida sino que está como mínimo a la altura de las más grandes creaciones humanas, creaciones de mundos sin los que no se puede vivir en éste, mundos que solo se alcanzan a percibir a través de textos que plantean preguntan cuyas respuestas son infinitas -pero tan sorprendentes (plausibles o improbables) como la que el Talmud o Celso ofrecen.
sábado, 18 de febrero de 2017
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