domingo, 10 de enero de 2021

La borrasca Filomena en Barcelona y en Madrid


Playa de la Villa Olímpica, Barcelona, domingo, 10 de enero de 2021
Filmación: Tocho




José Manuel Ballester: Paseando por la M-30, 9 de enero de 2021


Nota: esta fiilmación, al contrario que la primera, es una obra de artista

viernes, 8 de enero de 2021

Canibalismo y ciudad

 Las metrópolis, hoy, pueden parecer organismos monstruosos -y quizá lo sean- de las que algunas personas quieren huir, debido a su carácter pernicioso o destructivo.

Sin embargo, en Mesopotamia, la ciudad aparecía como una estructura que ordenaba el espacio y la vida de los humanos, como un centro sin el cual, la vida andaba perdida, desorientada.

Las ciudades mesopotámicas, sobre todo en los inicios de la cultura urbana, no eran perfectas, ni obedecían a planes nítidamente trazados, sino que se habían creado a partir de la adición, no siempre con orden y concierto, de casas y barrios. 

Pese a su planificación deficiente o inexistente, la vida fuera de la ciudad no se concebía.

No existía, por tanto, mayor castigo divino que la caída de la ciudad en manos enemigas, siempre interpretada como causada por el abandono de los dioses que velaban sobre la ciudad, a causa de una falta cometida por el rey. 

Pese a que, por el contrario, cualquier ciudad (incluso Jerusalén, a menudo), en la Biblia, fue considerada como una réplica de Sodoma y Gomorra -un estructura maldita, causante de todos los males y perdiciones-, merecedora del castigo divino, también es cierto que la destrucción divina de la ciudad acarreaba un retorno a la barbarie a la que la ciudad había puesto coto.

No existe, en toda la literatura del Próximo Oriente antiguo, descripción más descarnada de los efectos de la destrucción de la ciudad en la vida de los humanos, que la que proporciona el Levítico (26, 27-33) cuando cuenta qué ocurrió el día en que Yahvé dejó caer su ira sobre una ciudad:

“Y si con esto no me oyereis, mas, procediereis conmigo en oposición, Yo procederé con vosotros en contra y con ira, y os castigaré aún siete veces por vuestros pecados. Y comeréis las carnes de vuestros hijos, y comeréis las carnes de vuestras hijas: y destruiré vuestros altos, y talaré vuestras imágenes, y pondré vuestros cuerpos muertos sobre los cuerpos muertos de vuestros ídolos, y mi alma os abominará: y pondré vuestras ciudades en desierto, y asolaré vuestros santuarios, y no oleré la fragancia de vuestro suave perfume. Yo asolaré también la tierra, y se pasmarán de ella vuestros enemigos que en ella moran: y a vosotros os esparciré por las gentes, y desenvainaré espada en pos de vosotros: y vuestra tierra estará asolada, y yermas vuestras ciudades.”

En ausencia de la cultura urbana, el canibalismo -la expresión más atroz de la pérdida de humanidad, del regreso al salvajismo, al caos, de la difuminación de las barreras que impiden la mezcla entre lo humano y lo animal- está de vuelta, y los padres devorarán a sus hijos.




jueves, 7 de enero de 2021

Vanguardia

Contrariamente a las artes anteriores a finales del siglo XIX, en Occidente, atadas al pasado, respetuosas con las formas tratadas por artistas del pasado, que tienen en cuenta y a las que atienden, atentos a maneras de expresarse conocidas y probadas, los artistas, desde entonces, han hecho a menudo "tabula rasa", y han roto con el pasado, el pasado inmediato o canónico, refugiándose a veces en el arte primigenio, de los niños, los locos o los "salvajes", a la búsqueda de nuevas formas de expresión. El pasado "formal" aparece como una losa para un artista de vanguardia:

"Ojalá pueda disponer de expresiones desconocidas, de fórmulas originales, hechas de palabras nuevas que no hayan sido ya sobrepasadas, que no comportan nada que huela a repetición, sin fórmulas transmitidas oralmente, y ya dichas por los hombres del pasado.

Quiero purgar mis sentimientos de lo que ya existe, rompiendo con cualquiera que se haya expresado, porque, por naturaleza, lo que se ha expresado ya se puede repetir. No pienso tomar en consideración una palabra de los que me preceden para que los que me sucedan puedan apreciar la pertinencia (...)

Qué pueda tener conocimiento de lo que otros ignoran, de lo que no sea ya un redicho. Querría decir esto para que mi espíritu me responda; quiero que mi sufrimiento le sea evidente, para transmitirlo la carga que pesa sobre mí, el asunto que me atormenta, para informarle de lo que sufro de mi dependencia de los demás."

¿Un texto visionario y fulgurante poco conocido del joven poeta Rimbaud? Podría ser


Este revulsivo texto personal es obra del conocido escritor egipcio Khakheperraseneb

Lo redactó hace cuatro mil años en el Egipto faraónico; era un sacerdote heliopolitano. 

La tablilla estucada con este texto "revolucionario" se conserva en el Museo Británico de Londres (BM5645). 

martes, 5 de enero de 2021

El rey Gaspar y la arquitectura

Érase un rey de la India llamado Gundosforo. Soñaba con tener un palacio nunca visto. Envió a su mensajero, Abades, recorrer el orbe en busca de un arquitecto capaz de semejante proeza. Abades llegó a Arabia y se dirigió hacia el foro de la ciudad. Allí encontró a Jesús quien le respondió que conocía a tal ingenioso arquitecto. Mandó llamar al apóstol Tomás y lo presentó a Abades. Mas, Tomás se resistía tanto a partir a la India que Jesús lo convirtió en un esclavo suyo y lo entregó a Abades. Al día siguiente partían. Apenas llegaron ante el rey Gundosforo, éste inquirió sobre las habilidades constructivas y proyectuales de Tomás. Éste le garantizó, y así se lo mostró en un plano trazado con una caña en la tierra., que nadie habrá visto el nuevo palacio. Gundosforo creyó a Tomás, le entregó oro, plata y gemas para la obra, y partió a la guerra. Cuando regresó, veinte años más tarde, pidió ver de inmediato lo que nadie habría visto. Tomás lo condujo en lo alto de una loma y tendió el brazo. Allí delante se hallaba el palacio. Gundosforo miraba y no veía nada. Tampoco los materiales preciosos. Ordenó apresar a Tomás y que fuera ejecutado al alba. Mas, aquella noche, el príncipe Gad, hermano del rey, falleció. Su alma ascendió a los cielos. A medida que subía, el cielo se aclaraba. Un creciente resplandor inundaba el cielo. El alma llegó ante el portal de un palacio celestial hecho de luz que apenas se vislumbraba pues sus muros cegaban. Entendió que Tomás había logrado construir lo invisible; suplicó a los ángeles que le dejaran retornar a la tierra para en sueños advertir al rey de su cruel error. Cuando Gundosforo despertó pidió que liberaran a Tomás...

Ya intuimos quien era Gundosforo; otros lo llamaban Gaspar. El presente que había llevado a Jesús era incienso, un presente invisible, efluvios que ascienden a los cielos.

(También sabemos que Tomás, en arameo, significaba gemelo. Tomás tenía un gemelo. Jesús estaba muy unido a Tomás...)

 

lunes, 4 de enero de 2021

"Más precioso es un libro que una casa..." (Papiro Chester Beatty, s. XIII aC)



 "Los escritores, hombre sabios,

Son capaces de remontarse a los tiempos posteriores a la llegada de los dioses.

Estos verdaderos adivinos del futuro, así se han vuelto

de tal modo que su nombre se inscribe en la eternidad.

Aunque se hayan ido allí (el reino de los muertos), cuando el tiempo de su vida ha concluido,

Cuando todos sus contemporáneos han caído en el olvido,

No se han construido pirámides centelleantes

Ni estelas deslumbrantes;

No han intentado dejar herederos bajo la forma de hijos,

Para que su nombre perdure.

Pero han compuesto libros para los herederos (...)

El junco es su hijo,

La superficie pulida de las tablillas su esposa (...)

Les han construido puertas monumentales y capillas:

éstas se han hundido,

los altares están maculados por la la tierra,

los sacerdotes encargados de los difuntos se han ido,

Sus capillas funerarias, olvidadas.

Mas, se cita sus nombres y los escritos que han compuesto,

Que subsisten gracias a la potencia de su perfecta composición.

Y así uno se acuerda de sus autores para la eternidad (...)

Sus enseñanzas son pirámides.

Más precioso que una estela funeraria es un libro,

Más precioso que una cámara funeraria bien construida,

Estos libros hacen las veces de tumbas y pirámides

Para mantener vivo el recuerdo de sus autores. (...)

El hombre se ha ido, su cuerpo es polvo,

Todos sus contemporáneos han sido enterrados.

La escritura sin embargo logra que uno se acuerda de aquél

Y que una boca se lo diga a otra.

Más precioso es un libro que una casa de muros levantados,

Más precioso que una cámara funeraria vuelta hacia el oeste,

Mas precioso que un castillo bien hincado sobre sus cimientos

Mas precioso que una piedra votiva en un templo"


(Papiro Chester Beatty, IV, 2, 3-5, s. XIII aC, 19a Dinastía, época de Ramsés II, de Deir el-Medina, conservado en el Museo Británico -ESA 10684-: contiene un célebre texto del Egipto faraónico, quizá  obra del escritor Qenherkhepshef, que manifiesta la superioridad del libro sobre la arquitectura, el libro capaz de perdurar, y mantener vivo el recuerdo del escrito, cuando todos los monumentos funerarios, las casas y los castillos se han derrumbado).


Párrafo 1

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Párrafo  3

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Párrafo  8

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domingo, 3 de enero de 2021

Madera y piedra en arquitectura

 La historia  -o la leyenda- de la arquitectura cuenta que las primeras construcciones fueron vegetales -yerbas, ramas, hojas, troncos- antes de que se erigieran con piedras -brutas y luego talladas. 

El mito de los primeros templos de Apolo en Delfos, de laurel, plumas, cera y finalmente piedra- y las primeras historias griegas y romanas de la arquitectura así lo corroboran.

Sin embargo, los Malgaches (Madagascar) utilizan desde tiempos inmemoriales indistintamente la piedra y la madera; o, mejor dicho, destinan cada uno de esos materiales a una función específica.

En Grecia, la piedra era un material funerario. Las grandes estatuas antropomórficas, de kuroi y de korés, estaban talladas en piedra. La razón estribada no solo en la durabilidad de la piedra, casi eterna, sino que, contrariamente a la madera y el bronce, la piedra es un material frío, que no resuena cuando se golpea, como si fuera un cadáver. Dicho material evocaba bien el mundo -el Hades- en el que se habían adentrado para siempre las psiques -las almas, o los dobles desencarnados- de los difuntos, a las que las estatuas de piedra devolvían un soporte material, un cuerpo que, a diferencia de un cuerpo vivo, no podía emitir sonido alguno ni moverse.

Esta imagen de la piedra, propia del mundo funerario, es la que impera entre los Malgaches -y posiblemente en otras culturas antiguas: la madera, cálida pero putrescible, se empleaba para la construcción de las moradas de los mortales. La piedra, por el contrario, estaba destinada a la última morada, la casa de los muertos, sobre todo de varones: su dureza simbolizaba la entereza y el vigor del varón.

Esta imagen y este uso tan distintos de la piedra y la madera quizá aclare el "misterio" de las construcciones paleolíticas de Gobekli Tepe (en Turquía): grandes construcciones de piedra tallada y esculpida, anteriores al neolítico, en una época en que la sedentarización definitiva no se había dado: construcciones posiblemente destinadas a evocar a los antepasados. Los vivos, en cambio, deberían recogerse aún en cabañas de madera.

Del mismo modo, la erección, en todo el mundo, de grandes monolitos de piedra, durante la Edad del Bronce, hincados por toda la tierra, delimitaba espacios consagrados a los muertos. Los vivientes aún se hallaban a la intemperie o en frágiles y temporales construcciones de madera, cálidas, sonoras bajo el viento, y evanescentes.    

sábado, 2 de enero de 2021

Monumentos

“El ser humano sin monumento es la barbarie, el monumento sin el hombre es la decadencia”

(R. Debray: La confusión de los monumentos, 1999)