jueves, 8 de abril de 2010
Casas vivas
El esqueleto de una mujer abrazada a un bebé fue hallado hace dos años bajo las ruinas del templo tracio de Tatul (quizá dedicado a la divinidad funeraria Orfeo) (s. IV aC), en Bulgaria. Aunque no se guardan imágenes del hallazgo, lo estudiosos supusieron que se trataba de un sacrificio humano practicado durante un rito fundacional. La madre y el niño habrían entregado su vida para la animación del santuario.
Este descubrimiento no sorprendió demasiado. En los montañosos Balcanes, entre la antigua Yugoslavia y Bulgaria, la práctica de ritos de construcción se ha mantenido viva desde la antigüedad hasta nuestros días.
Aún hoy, ninguna casa de pueblo -estas costumbres se han perdido en las ciudades- se inaugura sin que se proceda al sacrificio de un animal macho negro (un carnero, habitualmente), cuya potencia sexual vivifica el hogar y cuyo pelaje ahuyenta los malos espíritus, al mismo tiempo que el animal encarna a los poderes demoníacos que, con el rito sacrificial son eliminados -ya que podrían poner en peligro la naciente vida del nuevo hogar.
Estos ritos no son extraños. Se practicaron en culturas antiguas y hoy siguen vigentes en distintos paises mediterráneos, especialmente en Oriente.
Sin embargo, destaca una práctica singular: la deposición en la tierra, cerca de las esquinas de la casa, de vasijas que se rompen para la ocasión. Se trata de una práctica que sustituye a algún sacrificio animal -aunque éste no se obvie- o posiblemente humano. Pero también simboliza la ruptura con un orden anterior: una nueva familia va a ser fundada, cuyos miembros necesariamente tienen que separarse de los núcleos familiares en los que se habían formado hsta entonces. Finalmente, la fragmentación de útiles valiosos es una prueba de la fortaleza y de la vitalidad de la nueva unidad familiar capaz de desprenderse de dichos bienes sin sufrir ningún quebranto. El gasto desbordante de bienes manifiesta la "bondad", la generosidad, y el poder de la casa, su carácter "desprendido".
Este descubrimiento no sorprendió demasiado. En los montañosos Balcanes, entre la antigua Yugoslavia y Bulgaria, la práctica de ritos de construcción se ha mantenido viva desde la antigüedad hasta nuestros días.
Aún hoy, ninguna casa de pueblo -estas costumbres se han perdido en las ciudades- se inaugura sin que se proceda al sacrificio de un animal macho negro (un carnero, habitualmente), cuya potencia sexual vivifica el hogar y cuyo pelaje ahuyenta los malos espíritus, al mismo tiempo que el animal encarna a los poderes demoníacos que, con el rito sacrificial son eliminados -ya que podrían poner en peligro la naciente vida del nuevo hogar.
Estos ritos no son extraños. Se practicaron en culturas antiguas y hoy siguen vigentes en distintos paises mediterráneos, especialmente en Oriente.
Sin embargo, destaca una práctica singular: la deposición en la tierra, cerca de las esquinas de la casa, de vasijas que se rompen para la ocasión. Se trata de una práctica que sustituye a algún sacrificio animal -aunque éste no se obvie- o posiblemente humano. Pero también simboliza la ruptura con un orden anterior: una nueva familia va a ser fundada, cuyos miembros necesariamente tienen que separarse de los núcleos familiares en los que se habían formado hsta entonces. Finalmente, la fragmentación de útiles valiosos es una prueba de la fortaleza y de la vitalidad de la nueva unidad familiar capaz de desprenderse de dichos bienes sin sufrir ningún quebranto. El gasto desbordante de bienes manifiesta la "bondad", la generosidad, y el poder de la casa, su carácter "desprendido".
Queda una última explicación (lo significados se suman hasta configurar un complejo símbolo de los valores que el nuevo hogar trae o de los que es depositario): tradicionalmente, tanto en los Balcanes cuanto en Oriente (los Balcanes, islamizados, hicieron parte del imperio otomano hasta el siglo XIX o XX), se han empleado lo que los especialistas llaman incantation bowls (copas mágicas) en ritos fundacionales (sobre todo en la tradición islámica). Los más hermosos suelen datar entre los siglos IV aC y VIII dC, tanto en culturas paganas como monoteistas (incluido el islam): se trata de unos cuencos sencillos de pequeñas dimensiones (cuya boca tiene unos doce o quince centímetros de diámetro), en los que se inscriben conjuros y maldiciones que recorren en espiral toda la superficie interior del cuenco. Dichos cuencos solían -y aún suelen- ser depositados en las esquinas de las estancias, en particular en los dormitorios. Los malos espíritus atraídos por estos objetos, pronto se ven enredados por la espiral de maldiciones y quedan neutralizados.
Las vasijas que los pueblos balcánicos rompen y entierran en las esquinas de las construcciones también tienen que ver con las nefastas influencias. Éstas, que descansan en el lecho de los cuencos, se ven aplastadas o pierden, al menos, su anclaje en la tierra. De este modo, ya no podrán socavar el orden y la seguridad del hogar.
Los sacrificios de seres vivos (animales, humanos en tiempos pretéritos, aunque no tan lejanos) refuerzan el carácter profiláctico de estos objetos utilizados ritualmente.
La casa es un organismo vivo. Tiene como fin la protección de sus ocupantes, de la familia recién fundada. Es necesario, entonces, que se dote de la fuerza o vida adecuada para cumplir esta tarea, y, al mismo tiempo, tiene que ahuyentar o neutralizar a cuantos espíritus quisieran acabar con el orden instaurado.
A medida que las sociedades se urbanizan, dichos ritos -y las creencias que los dotan de sentido- se pierden (o se practican mecánicamente). Pero en las remotas y olvidadas regiones balcánicas, el respeto sagrado, supersticioso, por el hogar se mantiene. Lo que exige la entrega de una vida para que una vida nueva prenda. El ciclo no se detiene.
miércoles, 7 de abril de 2010
Rito fundacional: (Material Girl)
"Primer ladrillo" de una escuela en Malawi por una diosa vestida para la ocasión .
"CNN — La reina del pop se solidarizó con la educación en África. En una visita a Malawi, Madonna puso la primera piedra para la construcción de una escuela para niñas en ese país (...)
Mañana el ladrillo que depositaré no será sólo la base de una escuela, son los cimientos para nuestro futuro compartido”, escribió la cantante".
Uf.
La casa tradicional en Bagdad
La desesperación y la indignación sacudieron a algunos arquitectos iraquíes mayores cuando observaban cómo las propuestas de modernización y rehabilitación de Bagdad, presentadas por arquitectos y promotores en el exilio, casi siempre localizados en los Emiratos Árabes, en el reciente congreso sobre preservación del patrimonio urbano iraquí que tuvo lugar en Bagdad, consistían en la sistemática destrucción de casas y barrios enteros, a menudo densas y compactas estructuras de barro o de ladrillo de dos plantas, dañadas o dejadas, pero restaurables, en favor de edificios mucho más altos y envueltos en baratos muros cortina azules eléctrico provenientes de China, -que también imperan en Barcelona, como se comprueba cerca de la plaza Cerdá-, a los que se recurre cuando se busca un "aspecto moderno" y no se quiere perder el tiempo componiendo fachadas.
El arquitecto iraquí Subhi Al-Azzawi, sin embargo, defendió brillantemente y con pasión un sistema tradicional de ventilación, usado hasta hace poco en Bagdad, y de gran eficacia, como se pudo comprobar durante la visita del Museo de Bagdad, instalado en una de las pocas casas tradicionales preservadas: el badgir, cuyo aplicación, ahora que los muros de vidrio sufren por fin el descrédito en favor de muros espesos, de gran inercia, capaces de regular la temperatura, podría no limitarse a la capital iraquí.
El badgir es un sistema de captación de los frescos o más frescos vientos o brisas del norte. El muro perimetral de la fachada sur se compone de dos paramentos paralelos de ladrillos macizos. El más exterior se eleva y se corona con una "visera", de manera que capta y retiene el aire del norte que se desliza por el espacio vacío entre los dos paramentos, de modo semejante a cómo funcionan las altas torres de aire iranís (llamadas también bagdir), tan presentes aún en ciudades como Yazd e incluso Isfahán.
En las estancias situadas al sur, a media altura, el vacío entre ambos paramentos conecta con unas hornacinas semejantes a chimeneas, abiertas a media altura en la pared sur de las estancias, en cuya repisa se dispone un búcaro lleno de agua fresca. La corriente descendente se humidifica, y logra que la temperatura de la estancia, que en el exterior alcanza en verano los cincuenta grados, baje unos doce grados.
Por otra parte, estas estancias (llamadas sirdab, nombre que se aplica también a salas enterámente subterráneas o sótanos, utilizados como estancias) están semi-enterradas. Se accede a ellas desde el patio central, descendiendo unos escalones. El suelo se sitúa unos cincuenta centímetros por debajo del nivel del suelo del resto de la planta baja. Es precisamente en estas estancias, refrescadas tanto por la humedad que asciende del suelo (el nivel freático en Bagdad está a ras del suelo) cuanto por los "canales" de ventilación, donde las familias pasan las horas más calurosas del estío, esperando subir a la terraza cuando el sol se pone.
Este doble sistema de ventilación y humidificación, reforzado por los gruesos muros de la ladrillo y la ausencia de ventanas hacia las callejuelas (la casa se abre hacia el patio), logra que los aparatos de aire acondicionado, incluso los ventiladores eléctricos, sean inútiles. Una solución denostada por quienes sueñan con la imagen de Dubai.
Jan Svankmajer: Alice (1988)
Agradecimiento a Lorenzo Recio por esta espléndida recomendación. La mejor adaptación de Alicia en el país de las maravillas, de Lewis Carroll, por el cineasta de animación y poeta checo Jan Svankmajer (1934).
http://www.jansvankmajer.com/
Segundo de Chomon: El hotel eléctrico (1905)
El padre del cine fantástico, junto con Meliès, era español. Agradezco a Lorenzo Recio el haberme descubierto a Segundo de Chomón Ruiz (1871-1929)
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