lunes, 12 de agosto de 2013

La Academia platónica en Atenas

La filosofía –el cuidado y la práctica del saber, la búsqueda del conocimiento sobre el mundo y el ser humano, sobre el hombre en el mundo- se practicaba andando. Se pensaba en voz alta, dialogando, incluso con uno mismo, o con las Musas, como Sócrates. Algunos de los principales “movimientos” filosóficos tuvieron lugar en espacios adecuados donde maestros y discípulos platicaban mientras se desplazaban siguiendo un itinerario fijo, como ocurriría, no antes de mil quinientos más tarde, en los claustros conventuales.  El camino seguido visualizaba el que se emprendía hasta alcanzar la verdad buscada. Así, al menos actuaban Sócrates, los discípulos de Aristóteles  bajo el peripatos o columnata del Liceo, o los estoicos reunidos en un espacio porticado (la stoa) en el ágora de Atenas.
Platón, y sus discípulos, los académicos, enseñaba en un enclave, la Academia, situada en las afueras de Atenas, en el barrio Cerámico, dónde operaban los alfareros –que requerían hornos que no podían  ubicarse en el centro de la ciudad-, cerca del Cementerio, en cuyas tumbas se depositaban ajuares funerarias compuestos por vasijas adquiridas en la vecindad.
Dicho enclave consistía en un bosque sagrado dedicado a la diosa Atenea, patrona de las artes mecánicas –como la carpintería, las artes del telar y la cerámica- e intelectivas. Atenea suplantaba a las Musas. La filosofía, y la geometría, estaban bajo su advocación. La lechuza, con los ojos bien abiertos, levantando el vuelo de noche, viendo donde nadie veía nada, era su emblema. En el centro del recinto, ya dedicado al estudio antes de que Platón se instalara, se hallaba la tumba del héroe Academo. Éste salvó la ciudad de Atenas de la furia de los Díoscuros (los Hijos de Zeus), Cástor y Pólux, cuando acudieron para preguntarle  dónde el héroe ateniense por excelencia, Teseo –vencedor del monstruoso Minotauro , en Creta, a quien Atenas tenía que alimentar sacrificando jóvenes- tenía raptada a Helena –causante de la guerra de Troya-, hermana de los Dióscuros.
¿Escogió Platón precisamente este lugar por sus resonancias míticas de manera a que la Academia entroncara con los fundamentos de la ciudad? Teseo era el héroe fundador de la ciudad. 
El recinto de la Academia comprendía un jardín, un santuario de Atenea, un gimnasio, salas de estudio, una biblioteca, y un albergue. Estuvo abierta durante unos novecientos años, desde 388 aC, cuando Platón fundó el centro de estudios, hasta mediados del s. VI dC: fue entonces cuando el emperador romano oriental Teodosio, queriendo borrar toda traza de paganismo, ordenó cerrar el último rescoldo vivo del saber antiguo.


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