Quizá las obras pictóricas del joven pintor uruguayo Joaquín Radío Lalanne (becado por la Fundación Antonio Gala), afincado en Cadaqués (España), en cuya galería Iturria expone hasta el 16 de agosto, puedan ser un estudio aplicado o fuera del tiempo sobre la pintura metafísica de de Chirico, el surrealismo (de Magritte), y el pop art, o puedan ser más ilustrativas o decorativas que pictóricas (como el arte de Magritte -que era cartelista-, por otra parte), pero al menos dos de aquéllas, Tres verdades (confrontando la verdad del arqueólogo, con la fantasía del arte de la imagen, y el dudoso conocimiento que brinda el rumor), y, sobre todo, La conversación, muestran, de manera irónica, en qué se ha convertido el legado clásico: un decorado acartonado (y desconchado), preservado para el turismo.
jueves, 15 de agosto de 2013
JOAQUÍN LALANNE (1989): EL ENIGMA DE UN MOMENTO (2013)
Quizá las obras pictóricas del joven pintor uruguayo Joaquín Radío Lalanne (becado por la Fundación Antonio Gala), afincado en Cadaqués (España), en cuya galería Iturria expone hasta el 16 de agosto, puedan ser un estudio aplicado o fuera del tiempo sobre la pintura metafísica de de Chirico, el surrealismo (de Magritte), y el pop art, o puedan ser más ilustrativas o decorativas que pictóricas (como el arte de Magritte -que era cartelista-, por otra parte), pero al menos dos de aquéllas, Tres verdades (confrontando la verdad del arqueólogo, con la fantasía del arte de la imagen, y el dudoso conocimiento que brinda el rumor), y, sobre todo, La conversación, muestran, de manera irónica, en qué se ha convertido el legado clásico: un decorado acartonado (y desconchado), preservado para el turismo.
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Una obra muy sugerente. Esos elementos clásicos, piezas de cartón ondulado unidas por trozos de cinta adhesiva, nos resultan muy familiares. Pero no me parecen un decorado para turistas, sino esbozos de maquetas, pruebas de espacios y sólidos, útiles tal vez para ensayar las elaboradas perspectivas de algún pintor figurativo que construye su propia realidad -o intenta rescatar sus sueños- antes de plasmarlos en el lienzo.
ResponderEliminarSaludos,
Santiago
Muchas gracias por la interpretación, sugerente.
ResponderEliminarSupongo que las buenas obras permiten diversas lecturas.
Esas obras pueden ser vistas como una reflexión sobre el espacio que se crea, que desaparece, o que se mantiene como un decorado.
¿Alguna de esas lecturas es "la" correcta? Supongo que no; todas son válidas, incluso si no corresponden con la que el artista tiene en mente.
Gracias de nuevo