lunes, 1 de noviembre de 2010

Francesco Tristano Schlimé & Rami Khalifé: Beirut (del álbum Pop Art) (2008)

Rami Khalifé: Beirut

La torre gótica



Entre los artistas que más estrepitosamente llegaron al mundo del arte en los últimos diez o quince años, el belga Wim Delvoye es uno de los más éxitosos. Célebre por sus obras escultóricas tituladas Cloaca, gigantescas máquinas de fabricar heces (los alimentos introducidos en un tubo son transformados químicamente, dando lugar, al final del proceso, a un churro marrón al que se le añade olor), tiene un estudio con decenas de artistas y arquitectos trabajando para él, y un castillo manierista.

El interés de sus propuestas y su actitud son limitados. Pero una de sus obras plantea algún problema teórico, estéril o no.

Se trata de torre gótica metálica. Proyectada por varios arquitectos a partir de imágenes de torres parecidas, existentes o no (torres que pautan el cielo bajo belga, e imágenes extraídas de grabados de caprichos renacentistas), ha sido fabricada como si fuera una maqueta. Cada pieza ha sido tallada con láser, pulida y montada a mano. La obra, de varios metros de alto, se presenta apoyada verticalmente en el suelo o como remate de algún edificio, insertándose en el juego de torres "reales". Se levanta sin cimentación, apoyada como una estatua. Es decir, es movible (y, de hecho, se ha "montado" o levantado en diversos lugares, siempre en relación con actividades artísticas: bienales, exposiciones, como la muestra antológica que le dedica en estos momento el Palacio de Bellas Artes de Bruselas)  Hoy, el taller de Delvoye trabaja en una torre de decenas de metros de alto, para convertirse en la torre gótica más alta de la historia.

¿Qué es esta torre? Proyectada y fabricada como una maqueta, no lo es. No es el proyecto de ningún edificio futuro, ni la reproducción a escala de torre gótica alguna. Tampoco ha sido pensada o proyectada para estar permanentemente en un mismo lugar. No tiene, a decir verdad, lugar alguno (pero algunos arquitectos proyectan voluntariamente edificios que no están ligados a ningún entorno y pueden ser emplazados, como la torre de Delvoye, casi en cualquier terreno, a petición o gusto del cliente). Se trata de la imagen de una torre inexistente. La maqueta deja de ser una imagen para convertirse en un original: una torre. Y, sin embargo, no lo es. Tiene la apariencia de una torre, pero es "impenetrable". Su estructura física impide que pueda ser recorrida. Solo posee o es un envoltorio. Ofrece la "imagen" o la "apariencia" de una torre. Mientras que las afiladas agujas góticas entre las que se inserta son torres (independientemente de que estén construídas con piedra o con hierro), si poseen una escalera interior, o son ornamentos (pináculos, elaboradas tracerías de piedra), la torre de Delvoye no es tal.

Podría tratarse de una escultura mimética: la imagen de una torre. El modelo no existe, pero tampoco existen los dioses, los demonios, y el bestiario medieval, y, en principio, no dudamos que sus estatuas los representen (o los encarnen, incluso). El modelo no tiene por qué ser visible. Su existencia depende de la creencia. La de la imagen, por el contrario, se basa en su materialidad. Las imágenes soolo son reales si son perceptibles, visibles.

La torre gótica de Delvoye no es una torre gótica (entre otras cosas, porque ya no se pueden construir torres góticas hoy sino, eventualmente, neo-góticas: hace seis siglos que el tiempo del gótico ha concluido). Tampoco es una maqueta a escala natural, si bien posee todas las características de un modelo. Simula ser real, pero no tiene ni puede tener un uso: por ejemplo, nadie puede ascender por el interior, no solo porque carece de escalera de caracol, y estructuralmente no ha sido proyectada ni construida para esta función, sino porque se trata de una obra de arte -y lo es porque Delvoye afirma ser un artista, reconocido por todos, lo que implica que sus productos sean obras de un artista, obras de arte-, que solo puede ser contemplada pero no usada ni manipulada. Solo puede ser contemplada y, eventualmente, tocada con cuidado.
La torre es... Torre. Con cursivas y la letra inicial con mayúsculas.  En un título. O tiene un título. No pertenece al género de las torres, de las obras de arquitectura, sino de las obras de arte. Se trata, pues, de un ente con nombre propio. Dicho nombre dice lo que el ente es. Lo define, lo bautiza. Lo emplaza. Y es una torre en el mundo del arte. Mundo inexorablemente separado del mundo real (entre otras razones, porque si se confundiera con éste, ya no existirían obras de arte, es decir entes que parecen ser lo que no son). Vista o juzgada desde el mundo real, el único lugar desde donde puede apreciarse el arte, el ente u objeto cuyo nombre es Torre (nombre propio y no genérico: existen miles de torres pero solo una Torre), aparece como una imagen, una evocación e una torre proyectada por un arquitecto y levantada por un constructor o un ingeniero, por un maestro de obras.

Sin embargo, Delvoye quiere construir una torre -o una pieza que se confunda totalmente con una torre-. Es imposible. Quiero decir, Delvoye puede construir tantas torres como quiera, pero ninguna titulada Torre. Las torres pueden tener nombres, ciertamente -la Torre del Oro, la Torre del Ángel-, mas esos nombres son calificativos. Dicen que representa la torre -si es que una torre representa algo-, ayuda a reconocerla o distinguirla, pero no dice qué es. Cuando miramos a la Torre del Oro, sabemos que contemplamos "una" torre; cuando miramos Torre sabemos, por el contrario -o tenemos que saberlo para poder mirarla como tiene que ser mirada-, que se trata de una obra de arte, una escultura, quizá, cuyo título, no solo dice qué es lo que miramos -una obra de arte, ya que solo las obras artísticas tienen título-, sino que guía nuestra mirada y nuestra interpretación: Torre es una obra que evoca o imita a una torre gótica; no se trata de una pieza "abstracta",  ni alegórica (no se titula "Gigante").
Pero, el trabajo de Delvoye, el rey de Wim City, interesante o no, estéril o vano o no, pretende, en verdad, discernir en qué consiste la realidad (una realidad que incluye entes naturales y artificiales, como las torres) y, por tanto, el arte.
Mundo artistico del que no puede salir si quiere seguir siendo reconocido como un artista y no como un simple arquitecto o un constructor académico, viviendo como un rey. Torre solo tiene entidad (aunque no sé si relevancia) si existe en tanto que obra de arte, dentro del espacio del arte. Fuera, no es nada. Un ornamento molesto.

domingo, 31 de octubre de 2010

sábado, 30 de octubre de 2010

Jan & Dean: Surf City (1963)

Marilyn Monroe, arquitecta

El único plano, de su cocina, dibujado por Marilyn Monroe:

miércoles, 27 de octubre de 2010