Con motivo del Año Mundial de la Cerámica, los teatrillos que el artista italiano Melotti modeló en cerámica durante la Segunda Guerra Mundial y la postguerra han vuelto a ser expuestos (por ejemplo, hoy, en la Cité de la Céramique de Sèvres, cerca de París).
Son cajas o cajitas, menos extrañas que las de Joseph Cornell y las de Alberto Giacometti, pero que seguramente evocan más la soledad y el desamparo. Se asemejan a refugios de los que se hubiera arrancado un muro quedando al descubierto sus fantasmagóricos personajes, a veces acurrucados, mirando hacia el exterior con sus rostros sin ojos, divididos, como un laberinto, en estancias en varios pisos, posiblemente inalcanzables. Los muros titubeantes y descoloridos, las estancias angostas, los tabiques medio derruidos, evocan últimos e inseguros refugios que son, por otra parte, los únicos abrigos que los personajes aún poseen.
Melotti empezó esta serie después que su estudio hubiera quedado destruido por un bombardeo en 1943.
Parece lógica que sus últimos interiores, cada vez más frágiles, se construyeran con alambres
Una galería de Barcelona expuso por ven primera a Melotti a finales del año pasado aunque la selección no incluía este tipo de obras.
El Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM) de Valencia -que le dedicó una retrospectiva en 1995-, y el Museo de Arte Moderno. Centro Reina Sofía de Madrid poseen obras suyas en España.