Contaba el filósofo Gregorio Luri hace un tiempo, que el teólogo Josep Montserrat, invitado a un congreso, leyó una ponencia que suscitó, apenas hubo concluido la lectura, el extasiado entusiasmo del público especializado. Tras los aplausos, el ponente añadió unas palabras y comentó el origen de su texto. Había fabricado una máquina, en la que introducía todas las palabras de la jerga filosófica actual -nombres comunes y propios-, ordenadas por verbos, sustantivos, etc.. Al activar la manivela, aquella iba soltando palabras al azar que el autor copiaba de inmediato. El texto resultante era gramaticalmente correcto, pero no significaba nada. El tono, empero, recordaba a textos de moda, que era preceptivo citar si se quería ser tomado en serio. Precisamente porque el texto era incomprensible, parecía profundo, cuyo sentido parecía inalcanzable salvo sin duda para los más eruditos -por lo que nadie quería reconocer que no había entendido nada. Tras revelar el juego, el ponente tuvo que salir por piernas y ya no le invitaron más. Pero aún se ríe a carcajadas.
Es muy posible que existan más ejemplares de esta máquina; sino, no se entiende que se publiquen textos de exposiciones recientes como éstos:
Si alguien los puede descifrar....
martes, 3 de marzo de 2020
lunes, 2 de marzo de 2020
El retrato de Dorian Gray
Visitante enmascarado por el coronavirus ante un retrato de un joven pintado por Rembrandt, expuesto en el Museo Thyssen de Madrid; cruce de miradas, viva ante enferma (real o imaginariamente)
Foto: Tocho, febrero de 2020
DELLAFUENTE (PABLO DE LA FUENTE, 1992), LOWLIGHT & CAZZU (JULIETA EMILIA CAZZUCHELLI, 1993) : JAVIER DÍAZ (ZIONTIFIK), COWBOY (2018)
El videoclip fue rodado por el cineasta y fotógrafo Javier Díaz, para el colectivo de cine y música Ziontifik, en el denostado y brutalista conjunto Edifici Verd (1992-1994), en Valencia, del arquitecto Antonio Cortés Ferrando (1949).
Toda la información sobre este videoclip y el anterior, mostrado en la "entrada" precedente, pertenece al archivo sonoro sobre la imagen y la divulgación de la arquitectura moderna española a través de videoclips de cantantes de trap españoles, del colectivo Bartlebooth y Alberto de Miguel.
Una recopilación de fragmentos de estos vídeos, titulada Selling Bricks, se proyecta en la (confusa) exposición Doce fábulas urbanas, en el Matadero de Madrid.
DELLAFUENTE (PABLO DE LA FUENTE, 1992) & C TANGANA (ANTÓN ÁLVAREZ ALFARO, 1990): ALBERTO BLANCO (DIRECTOR, 1980), GUERRERA (2017)
El videoclip fue rodado por Alberto Blanco en el abandonado y nunca concluido Museo de la Automoción Barreiros en Torrejón de la Calzada (Madrid).
El edificio de planta circular, con una fachada compuesta por coches prensados, de Luis Moreno Tuñón y del fallecido Emilio Mansilla, fue proyectado en 2006.
Las obras se iniciaron en 2010. Detenidas en 2015, se ordenó su derribo en 2017 ya que carecían del permiso de construcción al haberse levantado en suelo no edificable.
miércoles, 26 de febrero de 2020
CHARLOTTE PERRIAND (1903-1999) & PABLO PICASSO (1881-1973): PICASSO, INTERIORISTA
La recientemente clausurada (ayer) excepcional y descomunal exposición que la fundación Louis Vuitton de París ha dedicado -con fondos casi inagotables y un poder abrumador para obtener préstamos imposibles de obtener-, a la arquitecta Charlotte Perriand, autora del mobiliario atribuido a Le Corbusier, en cuyo taller trabajó, antes de fundar su propio estudio, ha mostrado algunas obras sorprendentes:
Una mesita para el despacho del escritor francés Jean-Richard Bloch (combatió con las tropas republicanas en España), de 1937, compuesta por un sobre en bajo relieve que reproduce obras de Léger y de Picasso: de éste último, una viñeta de la serie de grabados Sueño y Mentira de Franco, lo que convierte la mesa en una proclama política antifascista
y
Fotos: Tocho, febrero de 2020
Un porticón o un cerramiento compuesto por persianas de librillo, de 1947, para el prototipo de una casa familiar mínima, del arquitecto Paul Nelson, pensaba para una ciudad experimental periférica, cerca de París, que se presentó en la Exposición Internacional de Urbanismo y Hábitat, de París, en 1947, que incluye una reproducción de una obra de Picasso: un detalle, sacado de una fotografía publicada en el periódico comunista Le Soir, de la escultura Hombre y Cordero, de 1942, uno de sus obras más emblemáticas de su producción artística durante la Segunda Guerra Mundial. El uso de esta imagen, con la autorización de Picasso -Perriand y Picasso eran amigos- dio lugar a un diseño singular en la obra tanto de la arquitecta como del propio Picasso.
Una mesita para el despacho del escritor francés Jean-Richard Bloch (combatió con las tropas republicanas en España), de 1937, compuesta por un sobre en bajo relieve que reproduce obras de Léger y de Picasso: de éste último, una viñeta de la serie de grabados Sueño y Mentira de Franco, lo que convierte la mesa en una proclama política antifascista
y
Fotos: Tocho, febrero de 2020
Un porticón o un cerramiento compuesto por persianas de librillo, de 1947, para el prototipo de una casa familiar mínima, del arquitecto Paul Nelson, pensaba para una ciudad experimental periférica, cerca de París, que se presentó en la Exposición Internacional de Urbanismo y Hábitat, de París, en 1947, que incluye una reproducción de una obra de Picasso: un detalle, sacado de una fotografía publicada en el periódico comunista Le Soir, de la escultura Hombre y Cordero, de 1942, uno de sus obras más emblemáticas de su producción artística durante la Segunda Guerra Mundial. El uso de esta imagen, con la autorización de Picasso -Perriand y Picasso eran amigos- dio lugar a un diseño singular en la obra tanto de la arquitecta como del propio Picasso.
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domingo, 23 de febrero de 2020
Remedio contra día malo
Tiene un día malo: no ha pegado ojo; son las cinco de la mañana y su hijo no ha vuelto todavía de la fiesta; vive en un décimo piso, y el ascensor se ha vuelto a parar por tercera vez en una semana; la máquina de lavar tiene pérdidas de agua y ha inundado la cocina; se le han caído todos los botes de yogur de la nevera -que de pronto no enfría- dejando un mar de espuma blanca en el suelo; le ha llegado una tercera multa desorbitada de aparcamiento; y no encuentra los informes que tiene que presentar al día siguiente en el trabajo. Y su suegra le critica.
Tome tila y vaya a ver el drama Justicia actualmente en el Teatro Nacional de Cataluña (TNC); se partirá de risa.
Se abre el telón. Sucede una misa y se prepara un almuerzo familiar para celebrar la jubilación de un juez, bastante impedido, ayudado por un joven cuidador. Asisten su esposa, sus dos hijos, sus dos nietos, y se anuncia la llegada de un consejero de la Generalidad.
Durante la cena, mientras se discute largo y tendido sobre el punto de cocción de la pierna de cordero, aprenderá que la esposa es devota de la montaña de Montserrat y de los marcianos; que la hija -histérica porque se esposo no ha traído de la pastelería Foix el pastel que había encargado y llama furibunda a la pastelería para echarles una bronca por no haber cumplido con el encargo- descubre que aquél tiene un condón (no se sabe porqué) en su cartera, y le pide el divorcio, aunque acaban "follando" -se precisa que no "hacen el amor"; que el hijo, un fresco y lioso rompe-corazones, acude a la reunión familiar con una nueva conquista, una joven mujer venezolana -"con la que folla muy bien"- que se lía en secreto con la nieta que no quiere confesar que es "bollera"; que el nieto quiere dedicarse a la política, como su abuelo, y suelta discursos; y que el juez renqueante tiene visiones y oye voces.
El pasado le vuelve: su padre, un soldado republicano, por consejo de su madre (que, un día, desaparecerá, abandonando a la familia y dejando un hondo trauma en su hijo, el futuro juez), se casa con una rica heredera franquista. Van a misa y prosperan. Pero, antes, cuando el concierto de los Beatles en Barcelona, al que acudió con la que sería su mujer y un amigo, de pronto, se lía y se revuelca, aunque rompe con su amigo, que, desesperado, ingresará en el seminario y se hará cura: el cura que preside la misa inicial.
Mientras la familia le regala, poco antes de los postres, una placa con su nombre, llega un segundo regalo: un osito de peluche con una pequeña mancha roja. Las voces y las visiones se incrementan. El juez murmura una y otra vez un nombre masculino que nadie conoce.
Y el juez sigue recordando. Era asiduo de chaperos en la montaña de Montjuich. Se enamora de un quinqui de buen corazón que también le ama, y que encabeza la primera manifestación LGTB (coreografiada al estilo OT) -y al que deberá un día condenar por homosexual.
Un día, el cuerpo del amante se cubre de manchas. Tiene el sida. El juez lo lleva al hospital, pero no se atreve a confesar qué relación tiene con el joven, que acabará muriendo solo sin que el juez vaya a verlo por miedo al qué dirán.
Seguimos sin saber quien ha enviado el peluche.
Años más tarde, un domingo, un consejero de la Generalidad acude a casa del juez para pedirle que absuelva a los condenados por el caso Banca Catalana. Como el juez se resiste, el consejo, al despedirme, le manda también recuerdos a su secreto amante masculino.
Así que el juez cede.
Y entra en la política: se convierte en diputado del parlamento catalán.
Su sensación de culpa aumenta cuando recuerda como se negó a conceder la separación a la esposa maltratada de un consejero de la Generalidad, que, también desesperada, huye en coche con su hijo pequeño, tiene un accidente y muere, aunque el niño sobrevive.
Y mientras sigue emitiendo con voz compungida el nombre masculino desconocido, acaba reconociendo ante su esposa la verdad, una verdad que ella ya intuía, y que pide siga callada.
Hasta que el cuidador, de pronto crecido, se descubre -no se sabrá si también era amante del juez-: es el niño que sobrevivió al accidente, el osito ensangrentado es el que tenía, y aceptó el puesto de cuidador para rebuscar en los papeles del juez en busca de sus posibles secretos para confiarlos al gobierno.
Han pasado cien años. El juez cuenta lloroso, traspasado por un rayo de luz, que una niña descubrirá una placa -"la" placa- en una casa abandonada. Preguntará a su madre qué podría haber pasado. Y la madre le explicará que allí debió de vivir una persona feliz.
Cae el telón.
No se pierdan este estupendo culebrón venezolano, digno de las mejores telenovelas de la televisión catalana.
Los actores tienen mucho mérito. No se les escapa la risa en ningún momento.
Inenarrable
Tome tila y vaya a ver el drama Justicia actualmente en el Teatro Nacional de Cataluña (TNC); se partirá de risa.
Se abre el telón. Sucede una misa y se prepara un almuerzo familiar para celebrar la jubilación de un juez, bastante impedido, ayudado por un joven cuidador. Asisten su esposa, sus dos hijos, sus dos nietos, y se anuncia la llegada de un consejero de la Generalidad.
Durante la cena, mientras se discute largo y tendido sobre el punto de cocción de la pierna de cordero, aprenderá que la esposa es devota de la montaña de Montserrat y de los marcianos; que la hija -histérica porque se esposo no ha traído de la pastelería Foix el pastel que había encargado y llama furibunda a la pastelería para echarles una bronca por no haber cumplido con el encargo- descubre que aquél tiene un condón (no se sabe porqué) en su cartera, y le pide el divorcio, aunque acaban "follando" -se precisa que no "hacen el amor"; que el hijo, un fresco y lioso rompe-corazones, acude a la reunión familiar con una nueva conquista, una joven mujer venezolana -"con la que folla muy bien"- que se lía en secreto con la nieta que no quiere confesar que es "bollera"; que el nieto quiere dedicarse a la política, como su abuelo, y suelta discursos; y que el juez renqueante tiene visiones y oye voces.
El pasado le vuelve: su padre, un soldado republicano, por consejo de su madre (que, un día, desaparecerá, abandonando a la familia y dejando un hondo trauma en su hijo, el futuro juez), se casa con una rica heredera franquista. Van a misa y prosperan. Pero, antes, cuando el concierto de los Beatles en Barcelona, al que acudió con la que sería su mujer y un amigo, de pronto, se lía y se revuelca, aunque rompe con su amigo, que, desesperado, ingresará en el seminario y se hará cura: el cura que preside la misa inicial.
Mientras la familia le regala, poco antes de los postres, una placa con su nombre, llega un segundo regalo: un osito de peluche con una pequeña mancha roja. Las voces y las visiones se incrementan. El juez murmura una y otra vez un nombre masculino que nadie conoce.
Y el juez sigue recordando. Era asiduo de chaperos en la montaña de Montjuich. Se enamora de un quinqui de buen corazón que también le ama, y que encabeza la primera manifestación LGTB (coreografiada al estilo OT) -y al que deberá un día condenar por homosexual.
Un día, el cuerpo del amante se cubre de manchas. Tiene el sida. El juez lo lleva al hospital, pero no se atreve a confesar qué relación tiene con el joven, que acabará muriendo solo sin que el juez vaya a verlo por miedo al qué dirán.
Seguimos sin saber quien ha enviado el peluche.
Años más tarde, un domingo, un consejero de la Generalidad acude a casa del juez para pedirle que absuelva a los condenados por el caso Banca Catalana. Como el juez se resiste, el consejo, al despedirme, le manda también recuerdos a su secreto amante masculino.
Así que el juez cede.
Y entra en la política: se convierte en diputado del parlamento catalán.
Su sensación de culpa aumenta cuando recuerda como se negó a conceder la separación a la esposa maltratada de un consejero de la Generalidad, que, también desesperada, huye en coche con su hijo pequeño, tiene un accidente y muere, aunque el niño sobrevive.
Y mientras sigue emitiendo con voz compungida el nombre masculino desconocido, acaba reconociendo ante su esposa la verdad, una verdad que ella ya intuía, y que pide siga callada.
Hasta que el cuidador, de pronto crecido, se descubre -no se sabrá si también era amante del juez-: es el niño que sobrevivió al accidente, el osito ensangrentado es el que tenía, y aceptó el puesto de cuidador para rebuscar en los papeles del juez en busca de sus posibles secretos para confiarlos al gobierno.
Han pasado cien años. El juez cuenta lloroso, traspasado por un rayo de luz, que una niña descubrirá una placa -"la" placa- en una casa abandonada. Preguntará a su madre qué podría haber pasado. Y la madre le explicará que allí debió de vivir una persona feliz.
Cae el telón.
No se pierdan este estupendo culebrón venezolano, digno de las mejores telenovelas de la televisión catalana.
Los actores tienen mucho mérito. No se les escapa la risa en ningún momento.
Inenarrable
jueves, 20 de febrero de 2020
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