La devastadora guerra que Rusia ha declarado a Ucrania nos hace temer por las cosechas de trigo que ambos países exportan masivamente. Se les considera, como Egipto en tiempos de Roma, los graneros de Occidente.
Y hoy es el día de José, nombre que significa "El que proveerá".
José, el primer José, era hijo del patriarca Jacob y de su segunda esposa Raquel. Tenía once hermanos, la mayoría hijos de la primera esposa Lea (Lía).
Pese a no ser el primogénito, Jacob tenía una especial predilección por José, lo que suscitó la lógica envidia de sus hermanos. Éstos tramaron matarlo, si bien dudaron, lo echaron un un pozo, un día que estaban en el campo, y lo rescataron al día siguiente para venderlo como esclavo a unos mercaderes que partían hacia Egipto.
José acabó como sirviente de Putifar, cuya esposa cayó prendida del joven. Éste resistió tanto a las insinuaciones y avances, que la esposa despechada denunció José a Putifar, explicando que aquél había intentado violarla. Como prueba, el manto de José que éste abandonó en su huida de la cámara de la mujer.
Putifar era un alto cargo en la corte del faraón, Logró que José fuese encarcelado.
En la cárcel, José conoció a dos presos, inquietos por extraños sueños, que José supo interpretar; uno sería liberado a los tres días y nombrado consejero del faraón, el mismo día de la ejecución del otro preso.
No eran los únicos asediados por inquietantes sueños. La visión de vacas gordas devoradas por vacas flacas, asentadas en ambas riberas del Nilo, y de espigas cargadas de granos, a las que sucedían campos sembrados pro yermos, que asolaban al faraón, llevaron a que éste inquiriera a todos sus sabios a que le interpretaran el sueño. Ninguno lo logró, si bien uno de sus consejeros recordó los dones visionarios de José, quien, requerido de inmediato, anunció al faraón que tras siete años de bienes vendrían siete años de hambrunas, y que debía nombrar a un ministro experto para logar llenar los graneros del reino antes de la sequía, puesto y tarea que el faraón encomendó a José, ahora en la cúspide del imperio.
La sequía llegó. La hambruna se contuvo n Egipto. No así en las tierras del Levante. Desesperados, los hermanos de Jacob partieron a Egipto para comprar trigo. Tan bien vestido, y a la moda egipcia, estaba José que sus hermanos no lo reconocieron, aunque José sí supo al momento quienes eran. Les acuso, sin desvelar quien era, de espías, los encarceló durante tres días, los liberó, les llenó las alforjas de trigo, retuvo a uno de los hermanos, y pidió que cuando regresaran a por más alimentos, trajeran consigo al benjamín de la familia. Poco a poco los hermanos se dieron cuenta del dolor que habían causado a Jacob al haber vendido a José como esclavo -contaron a Jacob que José había sido devorado por una fiera- ahora que debían privar de nuevo a su padre de uno de sus hijos, de la presencia del bendito Benjamín. Pero así obedecieron a José, trajeron consigo a su hermano Benjamín, si bien se negaron a abandonarlo en Egipto. Viendo como sus hermanos habían cambiado, capaces de defender a su hermano, un emocionado José les contó quien era, y les perdonó. Al Levante no le faltó nunca trigo.