jueves, 22 de septiembre de 2022

La enseñanza de la arquitectura

El programa de estudios de las Escuelas de Arquitectura en España no enseña arquitectura, sino construcción. Apenas se distingue de los programas de las escuelas de Ingeniería de Aparejadores. En Bagdad, en Iraq, por ejemplo, no existe la facultad de Arquitectura, sino de Ingeniería, que comprende un departamento de Arquitectura con unas asignaturas que los estudiantes de arquitectura, a diferencia de los de Ingeniería, deben seguir. Estas asignaturas se limitan a dos: historia y, sobre todo, teoría. Son éstas, en particular las asignaturas de teoría, las que marcan la diferencia entre programas dedicados a la construcción de equipamientos y programas dedicados a la formación de los arquitectos. La teoría es lo que distingue las formaciones de los constructores (de obras públicas y privadas) de las de los arquitectos. Se diría, entonces, que los arquitectos no construyen. ¿Es cierto?

Durante años, la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona (UPC-ETSAB) fue una rara avis en los estudios de arquitectura españoles, europeos y quizá mundiales. Lo característico de sus programas de estudio, entre 1972 y 2014, fueron la presencia y la importancia de asignaturas teóricas, en concreto, de estética y teoría de las artes. Éstas eran asignaturas obligatorias. Se acompañaban de un programa de asignaturas optativas y de libre elección. Éstas han desaparecido de los nuevos planes de estudio europeos de arquitectura, al igual que las asignaturas de estética. Dichas asignaturas se impartían también en facultades de filosofía y letras (hoy, Humanidades) y de Bellas Artes. Su inclusión en los programas de la Escuela de Arquitectura de Barcelona era una singularidad. Y desde luego, una excepción -o casi: en el curso de 1973-1974, el primer curso de la Escuela de Arquitectura de Montpellier, se dividía en un trimestre de asignaturas “de pizarra”, y dos trimestres de prácticas. Las clases teóricas se impartían durante cuatro días. Comprendían solo cuatro asignaturas: las dos más importantes eran Economía y Propedéutica a las Ciencias Humanas, o Iniciación a éstas, entre la filosofía -la Fenomenología- y la antropología, impartidas, bajo un árbol frondoso, en un prado cercano al modesto edificio de la escuela, por un discípulo del filósofo francés Gaston Bachelard (autor del célebre ensayo La poética del espacio, hoy olvidado, desgraciadamente). No se daban clases de Proyectos ni de asignaturas “técnicas”. El sueño solo duró un año. La Construcción se impuso. La Escuela de Montpellier impartió arquitectura durante apenas un año-.

Pero mientras, en Barcelona, durante dos años, el programa de estudios incluyó la especialidad de Teoría, que se impartía en quinto y sexto cursos. Dicha línea reforzaba las asignaturas y contenidos teóricos -de arte y arquitectura- en detrimento de los propiamente técnicos, comunes con los estudios de ingeniería y arquitectura técnica: estudios de instalaciones, construcción y estructuras (hoy englobadas en un programa de Tecnología).  Un año, un año tan solo, es cierto, se permitió que el Proyecto Fin de Carrera consistiera en un ejercicio escrito, cercano a una tesina de máster (o una tesis doctoral), salvo por el hecho que dicho trabajo debía versar sobre un tema propiamente arquitectónico, un proyecto, en verdad, desarrollado y justificado mediante la palabra escrita. El proyecto estaba en el texto; era el texto. Las imágenes gráficas (planos, esquemas, bocetos) eran optativos y se presencia se dejaba al albedrío del estudiante, a su buen criterio. En verdad, el texto debía ser suficiente para evocar, describir, justificar y comentar una obra. Su lectura debía ser capaz de suscitar la impresión de estar ante o en una obra.

La presencia de la teoría en los estudios de arquitectura españoles ha desaparecido, no tanto por las exigencias de los planes de estudio europeo, los llamados planes de Bolonia, puesto que éstos incluyen la necesidad de asignaturas o de contenidos teóricos y estéticos, que hubieran permitido la prosecución de las asignaturas de estética, sino por las exigencias de los colegios de arquitectos. Éstos, derivados de los gremios de constructores medievales, siguen ejerciendo un férreo control sobre el ejercicio de la profesión del arquitecto, al menos sobre su tarea de constructor. Todo proyecto previo a una obra construida con materiales de construcción, entre los que no se encuentran las palabras, debe ser presentado, evaluado y visado por el colegio de arquitectos. El conjunto de documentos gráficos, que constituyen lo que se denomina un proyecto básico o, ya más elaborado, un proyecto ejecutivo, debe incluir todos los planos necesarios para que cualquier constructor pueda proceder a la edificación sin recurrir a ninguna consulta, sin tener dudas ante partes del proyecto que no están suficientemente detalladas.  Este férreo control -que obliga incluso al arquitecto a colegiarse, como en la Edad Media, pagando cuotas y seguros elevados, a cambio de la promesa de  una protección jurídica en el caso de un fallo constructivo (el colegio, obviamente, no cubre errores de contenidos, sino de materializaciones, es decir, errores de construcción)- se ejerce porque, según la ley española, que defienden y exigen los colegios de arquitectos, los arquitectos son los últimos responsables de las obras. Esta responsabilidad del arquitecto se ejerce sobre todos los aspectos y fases de una construcción, es decir, su estructura, su construcción y sus instalaciones. Lo único que no se controla es la cualidad formal de la construcción, que a menudo se resume a una fachada y a un cierto volumen, acorde con los volúmenes circundantes, y los tonos de las fachadas vecinas. Si un edificio sufre una deficiencia estructural o de construcción, la responsabilidad última recae en el arquitecto, a quien los colegios de arquitectos ofrecen asesoría y apoyo legales, abonados por cuotas de diversos seguros de lo que se denomina “responsabilidad civil”. El peso legal de ésta última, obliga a que los arquitectos se amparen bajo el manto gremial de un colegio de arquitectos, que impone que la formación de sus abonados se circunscriba al dominio exhaustivo de contenidos técnicos y constructivos. Se entiende así que un arquitecto es una figura de quien construye con determinados materiales, entre los que se excluyen las palabras. De este modo, las asignaturas teóricas o reflexivas no se consideran necesarios. Un arquitecto es así un ingeniero que no se limita a edificar infraestructuras. El arquitecto como pensador no se concibe. Un arquitecto obra, y la obra es siempre una intervención material que incide en el entorno. El mundo de lo imaginario es mucho más difícil de cernir y de discernir. Escapa al control del gremio de arquitectos. Por esto, un arquitecto no es quien piensa, imagina y recapacita. Un arquitecto es un constructor. Es decir, no es un arquitecto.

miércoles, 21 de septiembre de 2022

YOSVANY TERRY (1972): RETURNING HOME (2012)


 

 Sobre este saxofonista y compositor cubano de música "clásica" y de jazz, véase su página web

martes, 20 de septiembre de 2022

STEVEN ARNOLD (1943-1994): THE LIBERATION OF MANNIQUE MECHANIQUE (1967)

Véase este enlace

Un maniquí cobra vida, y se descubre encerrado en un escaparate. O la imitación se confunde con la realidad, y deviene real, pese a -o quizá debido a- su teatralidad. 

El cortometraje debe mucho a  la película de Jean Cocteau, La sangre de un poeta, de 1930: https://www.cimalpes.fr/films-de-montagne-sang-d-un-poete-le-752-1337-0-50.html?

Steven Arnold fue el cineasta predilecto de Salvador Dalí y de Andy Warhol -quien lo descubrió gracias a Dalí.
La escenografía teatral, plagada de maniquís, del Museo-Teatro Dalí en Figueras, es obra de Dalí y Arnold.

MARJOLAINE DEGREMONT (1957): CABAÑAS EN LO ALTO (2022)









 

La artista argentina, afincada en Francia, Marjolaine Degremont, expone, hoy, maquetas arquitectónicas que se descubren, casi por casualidad -son casi invisibles-, en el extenso parque de esculturas de La Friche de l´ Escalette, cabe la ciudad de Marsella (Francia).
Son pequeñas construcciones de madera, cabañas, como las denomina la artista, atrapadas en las ramas de los árboles, o suspendidas de éstas. Forman parte de los árboles, como si fueran frutos.
Mas, las cabañas son frágiles. Cuelgan, mas que se apoyan, como farolillos. Están cerca del cielo, y son inaccesibles. Son moradas soñadas, inhabitables, salvo por seres desencarnados. Las ramas están secas. En cualquier momento pueden quebrarse, acarreando la caída de estos pequeños refugios.
Pintadas de blanco, parecen desmaterializadas, como figuras puras, incontaminadas, ideales -aunque el color blanco es ambivalente: denota el rechazo del mundo material.
Juguetes también son. De hecho, construirse o soñar en construirse una cabaña en un árbol para refugiarse en ella, es un deseo infantil que la artista plasma y ofrece, lejos de la tierra, del duro suelo. Son construcciones elevadas, que permiten pensar en abandonar el mundo, como un eremita. 

Véanse, por ejemplo, estos enlaces:



domingo, 18 de septiembre de 2022

MICHAEL GORDON (1956), DAVID LANG (1957) & JULIA WOLFE (1958): SHELTER & WHAT WE BUILD (ABRIGO/TECHO & LO QUE CONSTRUIMOS, 2005)


 

 

 Sobre la compositora norteamericana Julia Wolfe, véanse, por ejemplo, estos enlaces.

Sobre los compositores norteamericanos Michael Gordon y David Lang, véanse sus páginas web

Shelter es un oratorio contemporáneo sobre la fragilidad del hábitat humano:  "Ninguna casa, ninguna torre, ningún castillo, ninguna morada construida por manos humanas es eterna" (Robinson Meyer, sobre este oratorio)


ZUSH 1946): EX VOTOS EN FORMA DE OJOS (1980)


 Sin título, 1980. Técnica mixta sobre cartón, 9x5,5 cm, MACE (Museo de Arte Contemporáneo de Ibiza). Foto: Tocho, septiembre de 2022








Ex-vitos en forma de ojos celtas, romanos y paleocristianos


Perder la vista y vivir, en consecuencia, en la oscuridad, sin poder desplazarse con seguridad, avanzando tan solo sin saber hacia dónde se va, es una imagen de la muerte. A los muertos se les cierra los ojos, como se les cierran a quienes duermen en brazos de Hipnos, el alado dios griego de los Sueños, hermano de Thanatos, el dios griego de la Muerte.

El mayor daño que se podía hacer (o desear que afecte al enemigo), era el mal de ojo. Ésta se conseguía atentando físicamente con un objeto punzante, lanzando el mal de ojo, por ejemplo por un vidente, o mirando sostenidamente, la mirada fija, hipnótica, con envidia (lo que convertía a la víctima en un invidente).

Por este motivo, en todas las culturas, antiguas y modernas hasta prácticamente hoy, las posibles víctimas -todo el mundo es o era susceptible de sufrir un mal de ojos- se protegían con amuletos que representaban a ojos bien abiertos, capaces de detener el rayo funesto asaetado por una mirada torva. Divinidades como la Gorgona, o Dionisos se encargaban tanto de petrificar de un golpe de vista como de detener y devolver una mirada morral, protegiendo así cuerpos, casas y temolos. Todos estaban a merced de una mirada acerada. 

En compensación, divinidades soteriológicas de finales de la antigüedad, en Occidente, como el tardo-Romano oriental Zeus Sabazio (protector de la planta del hinojo, eficaz contra el mal de ojo), o Cristo, el dios cristiano, abrían bien los ojos para cubrir y proteger con su mirada limpia a quienes, víctimas de ojos sombríos, les imploraban. 

Una vez a salvo de una mala mirada, los salvados ofrendaban exvotos en forma de ojos a la divinidad invocada. En el cristianismo, aún hoy, se invoca y se ofrenda a Santa Lucía.

Los amuletos y los exvotos en forma de ojos siguen siendo más o menos habituales en el Mediterráneo, especialmente en España, Italia, Grecia, Turquía y países musulmanes.  Varias tiendas, en Barcelona, venden aún estos exvotos, habitualmente de cera (mientras que son comunes los exvotos de plata y de oro en Andalucía).

Fulminar con la mirada, la creencia en el poder de los ojos no podían pasar desapercibidos a Zush cuya obra está saturada de ojos que observan inquisitivamente e invitan a desviar la mirada so pena de caer bajo su embrujo.

El Museo de Arte Contemporáneo de Ibiza posee en su colección permanente, hoy expuestos, dos sugerentes exvotos en forma de ojos de este artista, uno de los cuales asocia el ojo con un ave de presa -Horus, convertido en un halcón, que todo lo ve con su mirada penetrante, sobrevolaba las miserias humanas. 






sábado, 17 de septiembre de 2022

ZUSH (ALBERT PORTA, 1946): LA TORRE DE BABEL, 1976 )
























 
Fotos de las cartas aisladas (parte del cuadro After the Eclipse, 1976): Tocho, septiembre de 2022. 

Imágenes de los juegos de cartas del tarot completos, entre 1976 y 1986: MoMA, Nueva York ( EEUU), Google Images.

El artista catalán Albert Porta (anteriormente conocido como Zush y hoy como Evru), desde los años setenta del siglo pasado,  ha recurrido reiteradamente a la iconografía del tarot, que incluye la imagen de la escalonada Torre de Babel, cuya cumbre se incendia, quizá zaherida por un rayo, o expulsa fuego hacia el arco de la luna azul (la luna de los melancólicos), tanto en sus pinturas como en la producción seriada.

Las cartas del tarot, un juego de cartas renacentista, que comprende cartas mayores y menores, se convirtieron, en manos de echadores de cartas a partir de finales del siglo XVIII, en Francia, inicialmente, en un instrumento para prever el porvenir, marcado por las cartas llamadas mayores, que comprenden motivos variados, desde la imagen de la muerte, o del loco, hasta de la Torre antes citada o de la también  bíblica ciudad de Dios. 

El valor o significado que la tradición religiosa -la “hermenéutica” o exégesis bíblica- ha concedido a estos motivos determina el hado favorable o funesto que espera a quien ha depositado sus esperanzas en un juego de azar, en la sucesiva y significativa aparición de las cartas que supone no es casual.

Por el contrario, para Zush, el destino tan incierto o imprevisible que el echar las cartas del tarot anuncia, determina que éstas, paradójicamente, son símbolos de libertad y de que todo puede caer, tanto positivo como negativo, por lo que ni la ciega esperanza ni el esforzado pesimismo tienen cabida ni sentido. Una manera de aludir al carpe diem, libre de ataduras morales, fines propuestos y objetivos a cumplir ciegamente. 

Una exposición en el museo de arte contemporáneo de Ibiza, hoy, dedicada a los primeros años de la obra de Zush nos lo recuerda. La exposición incluye un cuadro de grandes dimensiones en las que se despliegan las cartas del tarot. Fue pintado en los días de la muerte del dictador Francisco Franco, que aconteció tras un eclipse de Luna. Todo era posible; o no. Las cartas invitaban a la apertura de miras, a los sueños, sin tomarlos en serio, al igual que la realidad. Unas cartas, ética y estéticamente valiosas y hermosas. 

https://www.eivissa.es/mace/index.php/ca/coleccio-temporal/585-mace-acull-expo-zush-a-eivissa 


Para HT y MD, expertas en tarot