https://dramatico.mcu.es/evento/falsestuff-la-muerte-de-las-musas/
jueves, 11 de mayo de 2023
martes, 9 de mayo de 2023
La familia unida…
Érase una ciudad ideal en un lejano país imaginario. Sus autoridades cantaban la excelencia de su arquitectura y su diseño, y la promovían.
Organizaban festivales mundiales, incluso de arquitectura .
La ciudad poseía fundaciones dedicadas a la promoción de la arquitectura, que otorgaban premios reconocidos mundialmente.
La arquitectura de la ciudad estaba en menos de una autoridad que hacía y deshacía a voluntad. Era la segunda figura más importante de la ciudad ideal.
Tenia una pareja.
Ésta era socia del nuevo director de un museo dedicado a temas y exposiciones de diseño y arquitectura.
Dicho director a su vez tenia una pareja
Ésta había trabajado en el extranjero. Estaba recién llegada a la ciudad ideal tras haber sido destituida de un cargo anterior en otra lejana ciudad por incompetencia.
Fue entonces cuando se la nombró responsable de los festivales de arquitectura de la ciudad ideal.
Mas, aquéllos ya tenían a un responsable. Destituido.
Así todo quedaba en familia.
Cosa nostra
lunes, 8 de mayo de 2023
JOSÉ DE ASPÍROZ Y ASPÍROZ (1895-1967): VOLADIZO DE ACCESO (FÁBRICA ROCA, 1957, ALCALÁ DE HENARES, MADRID)
Fotos: Tocho, mayo de 2023
Fotos: Docomomo.
José de Aspíroz fue un arquitecto de la primera generación de arquitectos racionalistas españoles, conocida como Generación del 25 -equiparada a la Generación del 27 literaria.
La fábrica Roca en Alcalá de Henares, un sobrio conjunto de ladrillo, destaca sobremanera por el voladizo de acceso -que no se suele mostrar: una delgada lámina de hormigón blanco de amplio vuelo que ondula y se levanta levemente por ambos extremos, tan solo apoyada en dos pilares de hormigón de sección paralelepipédica. Señala majestuosa -aunque discretamente, como un modesto arco de triunfo- el acceso, acompasa el movimiento, crea un alto de sombra, y marca el tránsito entre el espacio público de la avenida (que abraza la muralla que rodea Alcalá de Henares) y el amplio patio ante la fachada de la fábrica. Una hermosa obra que conjuga arquitectura e ingeniería, hoy un tanto perdida entre las copas de los árboles, pero que no la lastiman sino que acentúan la discreción de dicho voladizo de acceso.
sábado, 6 de mayo de 2023
Madrid, ciudad musulmana (Mayrit, s. X)
Fotos: Tocho, mayo de 2023
No, Madrid no surgió de la nada, en el centro de la Península, en el siglo XVI. Complutum, hoy Alcalá de Henares, fue una importante ciudad Romana, rodeada de villas de gran tamaño, y bajo el nombre de Mayrit fue una ciudad musulmana, cuyos restos, poco a poco, van saliendo a la luz.
El Museo Arqueológico Regional, en Alcalá de Henares, posee una pequeña maqueta de una puerta fortificada de Mayrit, del siglo X, un juguete o un pebetero, se especula; en todos los casos, un objeto precioso de pequeñas dimensiones, de terracota, que ofrece una imagen del sistema defensivo urbano árabe, con puertas de acceso dotadas de torres almenadas, un objeto singular, sino único, que invita al recogimiento, en su aparente fragilidad
viernes, 5 de mayo de 2023
CONEJO BLANCO
Foto: Tocho, mayo de 2023
Notas sueltas sobre el teatro desde dentro:
Para los que somos espectadores, cómodamente desde nuestras butacas, a oscuras, el escenario, bien iluminado, es un lugar lejano e inaccesible. Situado a cierta altura, el frente sobre el que descansa constituye un muro infranqueable. Nadie puede -ni se atreve- a saltar a la palestra. Es otro mundo, con trqnsfondos, cuyas reglas se desconocen.
El escenario también aparece lejano para quienes, no siendo los intérpretes, trabajan en una puesta en escena. Aquel es un espacio acotado rodeado de pasillos que zigzaguean, suben y bajan, angostos y oscuros, atestado de cables, de testigos luminosos, de mesas con innumerables mandos, y de pantallas en las se proyecta lo que acontece en el escenario. La altura de la caja del escenario es descomunal. El techo se pierde en la noche. Guías, cables, torres y escaleras metálicas de barco, un asedio de focos orientados amenazantes hacia el escenario, como ojos avizor que nunca se cierran, decorados y pantallas colgados, pasarelas, puertas cerradas que conducen hacia no sabe dónde, un bosque de vigas y tubos metálicos, cables dispuestos como lianas, es difícil e inseguro deslizarse por la trastienda del escenario, y aún más, por debajo de éste: aunque es posible caminar sin bajar la cabeza, el espacio subterráneo, como una cripta, atestado por lo que parecen estalactitas, invadido, como un templo olvidado en la selva, por el crecimiento desmesurado de conductos, detiene y desorienta en medio de un espacio de límites casi invisibles atenazado por la penumbra reinante que convierte la red de cables en inquietantemente inmóviles, mas al acecho, tensas sierpes enroscadas inmemoriales y sin duda mortales.
Lo más curioso ocurre detrás del escenario y en las profundidades de los camerinos. Se abre la puerta de un ascensor: sale una persona de apenas metro veinte de altura con amplio sombrero de vaquero que lo cubre casi completamente. Tres personas en silla de rueda se desplazan con dificultad por entre cajas, y colgadores atestados de disfraces de todo tipo, cuya insólita apariencia apenas se adivina . Un deficiente asciende inseguro por una escalera interior: el mundo otro del teatro recuerda los pasadizos y los moradores de Notre Dame de París. Y fascina.Mientras, por el pasillo un actor con un abrigo de leopardo se cruza con una brigada de cuatro hombres uniformados de negro que desfilan formados no se sabe bien porque ni hacia dónde m. En un camerino, por la puerta entreabierta, se vislumbra a un actor cansado, la cara cubierta de trozos adhesivos para fijar el micro de oreja, que cena ante un taper de macarrones. Y al torcer la esquina, una bailarina embarazada ensaya ensimismada complejos movimientos de brazos ante una fuente. Seguramente, el conejo blanco apresurado, con un reloj de bolsillo en la mano, habrá pasado minutos antes.
Un trabajo de locos -aún no resuelto- (el mundo del teatro es bendita mente de locos) es el de los técnicos, frente a mesas de sonido cubiertas de mandos y una red laberíntica de cables, y con mapas detallados que describen lo que cada actor hace, cuando interviene y desde dónde, que tienen que activar o desconectar, a un ritmo endiablado, los micros inalámbricos de oreja de cada actor en el momento en que interviene y deja luego de hablar, ajustando el volumen al tono de cada intérprete (algunos tienen vozarrón, otros hablan en voz baja) y al espacio, con más o menos eco, más cerca o no del público, en el que se ubica.
Una labor infernal, agotadora, que puede hundir una obra, ya que el que texto llegue a los espectadores depende del trabajo de estos técnicos, que deben conjuntarse con los que mueven los telones colgados -que agrandan o empequeñecen el escenario, lo que afecta al volumen del sonido.
Tocho pasará las próximas siete semanas en el vientre de la ballena en una ciudad española
The Kardashians & Le Corbusier (Keeping up with the Kasdashians, temporada 12, 2016)
miércoles, 3 de mayo de 2023
CARLOS III DE INGLATERRA (PRÍNCIPE CARLOS, 1948): A VISION OF BRITAIN. A PERSONAL VIEW ON ARCHITECTURE, 1989)
La publicación de este libro, escrito por el aquel entonces Príncipe Carlos de Inglaterra (hoy rey Carlos III en unos días) hace treinta y cuatro años, provocó rasgaduras de vestidos, pasmos y vahídos, y un considerable aumento en la venta de sales entre los arquitectos modernos. El libro fue repudiado como el Evangelio de Judas. Ponía en solfa cierta arquitectura de arquitectos estrella que pensaban más en su firma que en el impacto de sus insólitos artefactos.
Un profesor de la Escuela de Arquitectura de Barcelona, cansado de los dictados de la llamada Escuela de Barcelona, que juraba sobre el GATCPAC y tenía a los libros del arquitecto Oriol Bohigas como el catecismo o el Camino de Monseñor Balaguer -y no un libro tan solo, sino casi una enciclopedia, tal era el número de obras escritas de este arquitecto - decidió invitar al príncipe a dar una charla en la facultad.
Los primeros contactos fueron sencillos. El consulado inglés dio las indicaciones básicas de cómo dirigirse al príncipe (H.R. era el título que debía preceder el nombre) y dónde remitir la carta. La respuesta de su gabinete fue inmediata. El príncipe aceptaba la invitación. No ponía ninguna condición. Se pagaba el vuelo en un avión privado y llegaría con cinco personas. No pedía honorarios. Se trataba de un viaje privado. No se aplicaba ningún protocolo especial. No se requería la presencia de autoridad alguna.
Pero no se contaba con la cara de desmayo del por el aquel entonces director de la escuela. Convocó a la junta de escuela y ésta, horrorizada, rechazó la conferencia del príncipe con la curiosa excusa de la incapacidad de la universidad de atender a la seguridad del conferenciante-que nunca la pidió- y la falta de tiempo para convocar a toda clase de autoridades públicas -que el príncipe no requería, dado su papel de conferenciante y reciente fundador de una escuela de arquitectura en Inglaterra.
La conferencia no tuvo lugar.
Hoy, arquitectos jóvenes buscan ávidamente este libro.