lunes, 13 de noviembre de 2023

JEANNE GANG (STUDIO GANG, 1964): CENTRO RICHARD GILDER DE CIENCIA, EDUCACIÓN E INNOVACIÓN, MUSEO AMERICANO DE CIENCIAS NATURALES (2023)
























 

Fotos: Tocho, Nueva York, noviembre de 2023

Ampliación del Museo Americano de Ciencias Naturales, de Nueva York, inaugurada en mayo de 2023.
Los volúmenes, de hormigón -cuesta imaginar la forma de los encontrados-, tratan de evocar una gruta primigenia, asociada a culturas primitivas de las que se dice el edificio bebe -una asociación de dudosa justificación. 
Pero también es cierto es que, más allá del carácter pintoresco, los espacios interiores, sobre todo la biblioteca, bajo una bóveda sostenida por una estructura arbórea abierta a partir de un único “tronco” central, son particularmente acogedores, y logra hacer olvidar, curiosa y felizmente, la analogía un tanto evidente entre el edificio y la cueva, que incluso convierte pasos estrechos entre plantas, separadas por dobles espacios, en falsas rocas esculpidas suspendidas en el vacío.

Sobre este último centro cultural de Nueva York, véase, por ejemplo:

jueves, 9 de noviembre de 2023

Ladrillos mayas (Centro Gilder, Nueva York)



















 Fotos: Tocho, Richard Gilder Center for Science, Education, and Innovation. American Natural Science Museum, Nueva York, noviembre de 2023


El recientemente inaugurado Centro de Estudios Gilder expone una colección única, excepcional, de algunas de las obras más fascinantes que se puedan ver en Nueva York: ladrillos manuales, del siglo VI, del yacimiento mayo de Joy’Chan (Cielo Rodante), hoy llamado Comalcalco, en Méjico.

Son ladrillos planos, rectangulares,  pocos completos, algunos con figuras en relieve moldeadas, pero a menudo con sencillos grabados representando figuras sobrenaturales, animales y sobre todo representaciones arquitectónicas, sin duda del propio edificio construido con dichos ladrillos, de modo que la representación solo adquiere pleno sentido cuando la obra concluye, es decir cuando la representación deja de ser visible, cediendo su imagen al modelo construido, un modelo edificado a partir de una imagen grabada, imagen que es, en verdad, del edificio que es a su vez una imagen con respecto a la imagen grabada. Ladrillos que contienen el edificio representado completo, el edificio en ciernes, a punto de ser levantado, pero ya existente, ciertamente, gracias a la imagen grabada, creando un juego de espejos entre la imagen en el ladrillo y el edificio construido con dichos ladrillos siguiendo la imagen modélica que el ladrillo expone. De algún modo, el edificio, latente en la cara del ladrillo, no necesita verdaderamente ser construido efectivamente para poder existir.

Los juegos a los que se prestan estos hipnóticos ladrillos son sorprendentes, y son, sin duda, unos de los materiales de construcción teóricamente más complejos que se hayan moldeado.

Nota: El arquitecto y profesor de teoría en la ETSAB, César Saldaña, añade que los ladrillos sustituyeron la falta de piedra en este yacimiento, y que conchas machacadas reemplazaron la ausencia de piedra caliza para producir mortero.


https://untappedcities.com/2023/05/04/gilder-center-wonders-nyc/5/






Las dos caras de Picasso. Picasso en Fontainebleau (MoMA, Nueva York, 2023)





 

Las dos primeras fotos encontradas entre Google Images. Las dos ultimas tomadas en la exposición 


Las dos caras de Picasso. Fontainebleau, un pueblo en Francia, cerca de París, conocido por su palacio real renacentista y sus antiguos extensos dominios boscosos de caza reales, fue donde Picasso y su familia, recién casado y con un recién nacido, se instalaron durante unos meses de 1921, una vez concluida la Primera Guerra Mundial. Las estrecheces habían cesado. Picasso ya era una celebridad. 

Pero fue en un garaje convertido en taller temporal donde produjo unas obras que prosiguieron sus investigaciones sobre la representación plana de volúmenes, y otras que miraron hacia la historia. 

Por un lado siguió pintando cuadros de estilo cubista, algunos de grandes dimensionales, mientras fue componiendo variaciones sobre un motivo clásico, greco-latino o bíblico : tres mujeres cerca una fuente, representadas como fuerzas telúricas o diosas de las aguas, con túnicas y la expresión distante, casi ausente, de las diosas griegas. 

El único rasgo propiamente moderno residía en cierta deformación de los volúmenes, sobre todo de manos y pies, que les concedía un aspecto particularmente carnal, en disonancia con su condición sobrenatural.

En este mundo imaginario dual, Picasso produjo algunos dibujos que constituyen una de sus escasas aproximaciones a la arquitectura, representando como interiores amplios y muros vistos de frente des materializados en los que solo destacan los cantos y los perfiles de los elementos: ventanas, pilastras y molduras, que abren pero encierran espacios.

Una exposición en el Museo de Arte Moderno de n Nueva York recuerda este periodo clave en el arte de Picasso:

https://www.moma.org/calendar/exhibitions/5530




EGON SCHIELE (1890-1918): CIUDAD MUERTA (1911), CIUDADES DE PROVINCIA









Ñ















 

Un complejo caso de devolución de obras de arte expresionistas (calificadas de degeneradas por gobierno nazi alemán), hoy en varios museos norteamericanos, a los herederos de un coleccionista judío, cuya colección fue secuestrada y vendida por el gobierno nazi, dictaminado por un tribunal de Nueva York, ha vuelvo a poner de actualidad la obra del hoy austríaco Schiele, muerto a los veintiocho años de fiebre española, conocido por sus descarnados retratos y autorretratos desnudos, pese a que Schiele fue sobre todo un retratista de tranquilas ciudades de provincias austro-húngaras, aún medievales, que prefería al bullicio de la capital Viena (que sin embargo necesitaba). Estas pequeñas urbes se muestran como figuras insertadas en la trama translúcida de una vidriera, como pinturas lacadas, en las que los tejados, representados a menudo a vuelo de pájaro, se engarzan como las piezas de un rompecabezas o un mosaico de piedras brillantes. Ciudades tan tranquilas, en cuyas calles nadie circula, como si fueren ciudades de los muertos, perfectamente insertadas en la naturaleza, las casas y los riscos casi confundidos, ciudades inmemoriales que adoptan la quietud de las montañas, liberadas de la condición de construcciones artificiales, como si siempre hubieren estado donde aún se encuentran, antes que las propias ciudades humanas existieran.