martes, 23 de enero de 2024

La figura femenina en el mundo anatólico (VII -III milenios aC)






















































Fotos: Tocho, Museo de las Civilizaciones Anatólicas, Ankara (Turquía)

Estatuillas femeninas, casi todas de terracota, casi todas diminutas (entre tres y seis centímetros de alto en muchos casos), decapitadas intencionadamente o no, de entre el 6500 y 1800 aC, procedentes de Anatolia, casi todas de los imperios antiguo y medio hititas.

Caras de pájaro, ojos desorbitados, ausencia de boca; manos bajo los pechos. Figuras desnudas, de pie, sentadas o recostadas.
Representaciones no naturalistas -algunas muy estilizadas- de figuras  con formas tomadas del natural o exageradas. 
¿Divinidades, sacerdotisas, reinas, mujeres sin cargos ni atributos?¿Estatuillas sagradas, mágicas, educativas, juguetes?  Representaciones de mujeres singulares o corrientes? ¿Reales o imaginarias? ¿Deseadas, condenadas, o ajenas al imperio del deseo (¿masculino?).
¿Moldeadas por hombres, o por mujeres, para hombres, mujeres o niñas? 
¿Amuletos protectores, de la fecundidad, estatuillas funerarias? ¿Ex-votos?

Las interpretaciones varían según las épocas. El contenido sagrado, mágico o religioso, estaría de baja en favor de interpretaciones más “terrenales”, sin desdeñar la función lúdica. 
No se conocen respuestas a fe (nunca mejor dicho) cierta. 

Lo que sí se descubre es la duración de una determinada  iconografía a lo largo de milenios y en un territorio muy extenso -sin que se pueda demostrar que las figuras respondan siempre a funciones o necesidades idénticas-, y los contactos e intercambios culturales: algunas figuras estilizadas -que consideramos femeninas sin estar ni siquiera seguros que sean representaciones antropomórficas- son semejantes a objetos cicladicos.

En cualquier caso el arte del siglo XX ha mirado a Anatolia, y cabe preguntarse si la fascinación por algunas de estas figuras no está azuzado por el arte del siglo XX.


lunes, 22 de enero de 2024

La mirada helenística (Museo de Arqueología, Estanbul)






Fotos: Tocho, Museo Arqueológico, Estanbul, enero de 2024


Las figuras clásicas griegas miran hacia la lejanía. No cruzan la mirada con nadie. De hecho, parece que no ven nada, como si sus ojos estuvieren ciegos, ciegos al menos ante las contingencia de la vida de los mortales.

Las terracotas funerarias helenísticas, por el contrario, ya no retratan a héroes sino a humanos, presentados, no con la desnudez heroica sino con los ropajes, las túnicas o peplos y los velos propios del ser humano de calle. Son figuras que podrían haber estado en las calles y plazas, o los interiores del mundo griego declinante.

Quizá por esta razón, la mirada ya no la de una figura despreocupada sino triste -pese a su juventud, como si cargara con la pesadumbre de un anciano, un sabio o un desengañado-, a veces incluso implorante ante un porvenir incierto -o demasiado previsible, inevitable. La mirada a menudo se orienta, como una plegaria muda, hacia lo alto.

El museo de arqueología de Estanbul exhibe, muy bien presentadas, centenares de testas semejantes, de unos tres centímetros como máximo de alto. De las que solo mostramos una ínfima parte.