lunes, 16 de enero de 2017

HENRY MOORE (1898-1986): PROMETEO (1950)











Una próxima exposición en la Fundación Henry Moore situada cerca de Londres, a final de año, sobre la influencia de las artes de la antigüedad sobre el artista -que sucede a una exposición en Nueva York en 2015 sobre la interpretación del arte sumerio por artistas modernos, y que se presentará ampliada en la Fundación Joan Miró de Barcelona a partir de octubre de este año- ha llevado a fijarse en obras de Moore que revisan distintos mitos, como lo muestra una exposición, Myths and Poetry, en una galería de Zurich, hoy.

Entre las obras expuestas destaca un portafolio de quince litografías de Moore, de 1950. dedicadas al dios griego Prometeo que moldeó a los humanos -según una versión romana- o los ayudó, enseñándoles distintas técnicas artísticas, a sobreponerse a las calamidades que Zeus les lanzó porque disponían del fuego con el que echar luz en la oscuridad del mundo ensombrecido por la furia divina, fuego que el propio Prometeo (nombre que significa El Previsor) les entregó.
Prometeo pagó caro su apoyo a los humanos en contra de la voluntad del padre de los dioses: fue encadenado a un risco y a tener el hígado roído anualmente por un ave rapaz.

Zeus se vengó cruelmente: entregó a los hombres una estatua animada resplandeciente, dotada de todas las gracias concedidas por Atenea: Pandora, la primera mujer, que portaba una vasija cerrada que contenía todos los males, salvo un bien: la esperanza. Los hombres aceptaron el regalo que Pandora (que significa Todos los dones) les tendía, abrieron el recipiente y, al vez la nube de males que se expandía, la taparon precipitadamente, impidiendo que la esperanza despuntase.

La figura de Prometeo, sin duda, resonaba especialmente tras la Segunda Guerra Mundial.
Quizá hoy vuelva a ser de actualidad.

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