Procesión durante la cual la Virgen María de Montserrat de Sevilla visita a la Moreneta de Montserrat, cerca de Barcelona.
La Moreneta es el nombre de la Virgen María de Montserrat, que es una “virgen negra” (de piel ennegrecida por el humo de las velas, sin duda).
¿Son las estatuas dos imágenes diferentes de un mismo ser, o representan a dos seres distintos? ¿La diferencia reside en la imagen o en el modelo?
Un encuentro ocurre entre dos seres diferentes. El único encuentro que un ser, cada uno de nosotros, puede tener consigo mismo es a través del espejo.
Pero las estatuas no son solo imágenes, sino “verdaderas” imágenes, imágenes que coinciden con el modelo. Entre el modelo y la imagen no hay diferencia. Quien se enfrenta a una imagen se enfrenta a un modelo.
Así, según se desprende de la noticia, dado que las estatuas son consideradas diferentes, deben representar —o deben estar relacionadas con— dos seres distintos.
El fiel no reza de manera indiferente a una estatua. Elige cuidadosamente ante qué estatua situarse. Esto significa que elige con qué ser desea conectarse. Y la elección, lógicamente —si la lógica profana puede aplicarse a los misterios— indica que los modelos son diferentes.
Así pues, la Virgen de Montserrat en Sevilla es (y no es) diferente de la Virgen de Montserrat (o Moreneta) de Montserrat.
Esto, por supuesto, es lógico, pero no posible, porque solo hay una Virgen y porque ella es un ser humano, no una divinidad, y aún menos dos divinidades.
Pero, como en la Antigua Grecia el Apolo de Delfos no era el mismo que el Apolo de Delos —y se representaba de manera diferente—, la Virgen María de Montserrat en Sevilla es diferente de la Virgen María de Montserrat en Montserrat.
De algún modo, nosotros, como seres humanos, tenemos distintos rostros. Uno el mismo dando una clase que escribiendo en un blog. Nos expresamos de manera diferente. Mostramos distintos aspectos de uno mismo. Somos —y no somos— la suma de todas nuestras imágenes. Tenemos distintos roles como profesionales, amigos, amantes, padres… y los roles que desempeñamos son tan diferentes, las maneras en que actuamos son tan distinguibles —uno puede ser severo como profesor o como padre, tolerante como amigo o como colega—, que de hecho resulta difícil incluso para nosotros mismos tener la impresión de que somos la misma persona en situaciones tan distintas.
Así, este encuentro religioso anunciado por las noticias revela en realidad cuán complejos somos, cuán misteriosas, imaginativas y creativas son nuestras creencias —en seres divinos o humanos—, cuán rica y compleja es nuestra percepción del mundo, y cuán sutil y matizada es la diferencia entre el politeísmo y el monoteísmo







































































