jueves, 1 de diciembre de 2011

Dieter Roth (1930-1998): Canciones de Cadaqués (1976)



El artista suizo Dieter Roth decidió unir vida y arte: las obras vivirían, y morirían. Serían creadas y se desharían, se descompondrían. Durarían la que duraría la materia orgánica (con la que está moldeada el mundo y nosotros). El paso del tiempo sería visible: Evolucionarían al mismo tiempo que nosotros.
Por eso, Roth trabajó con materias como la leche cuajada, el queso, el puré de plátano o el chocolate. La obra no sería imperecedera. Las generaciones venideras no cargarían con las pretensiones, las futilidades de quienes les habían precedido. Nada quedaría, nada tendría porque quedar.
Roth también compuso. La obra monumental Tibidabo registraba los aullidos de un perro en la montaña "sagrada" de Barcelona durante veinticuatro horas: una obra imposible de escuchar, perecedera porque el olvido le era consustancial.
Canciones de Cadaqués es otra célebre composición en la que la música que resulta de una acción intencionada se mezcla con la pulsión animal, que es la que acaba configurando la pieza. De nuevo, el tiempo crea y destruye la obra. El artista no es ajeno a su obra, como tampoco lo es el espectador o el oyente. Los tres  están a la merced de lo que la naturaleza "decide". Nada merece ser preservado, pues solo cuenta el hacer, cuyo gesto apenas prolonga una obra que le sobrevive un tiempo.


Se puede escuchar una de las Canciones de Cadaqués en:
http://ubumexico.centro.org.mx/sound/roth_dieter/musik/Roth-Dieter_Musik_06_Canciones-De-Cadaques_1976.mp3

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