lunes, 13 de febrero de 2023

Carrera

 La obtención del título de licenciado, luego de master; redactar y aprobar la tesis doctoral, ingresar en una bolsa de trabajo, obtener un puesto de profesor asociado universitario, habilitarse para lector, ganar una oposición de lector -un cargo válido solo durante cuatro años-, habilitarse para agregado, superar una oposición de agregado, obtener un puesto de agregado, habilitarse para profesor titular, obtener una plaza de profesor titular oposición mediante, habilitarse para catedrático, presentarse a una oposición para catedrático y superar la prueba y, ya con setenta años, postular a una plaza de catedrático emérito.

Para enfrentarse a las pruebas con posibilidades de superación es necesario publicar incesantemente en revistas llamadas indexadas en ciertas bases de datos reconocidas  artículos que pasan por evaluadores anónimos que solicitan, si consideran que el texto tiene posibilidades de ser aceptado y publicado, una y otra vez cambios, correcciones y reformulaciones durante un proceso que puede durar varios años. Mientras, es imprescindible someter resúmenes, llamados abstracts (?), de ponencias a congresos internacionales, exponer la ponencia si ha sido aceptada, y tratar de publicarla, trabajos que se tienen que alternar con la presencia en varios proyectos de investigación financiados, a ser posible como Investigador Principal (con iniciales mayúsculas) -lo que excluye, sin embargo, la presencia simultánea en varios proyectos. No se concibe el currículum académico sin la obtención  de becas (de Formación de Investigador Universitario, de Formación Universitaria, Salvador de Madariaga, Margarita Salas, Beatriz de Pinos, Ramón y Cajal, etc.), ni estancias de cierta duración en centros de investigación extranjeros….las conferencias y los cursos  se dan por sentados. No se mencionan.

Estoy seguro que me olvido requisitos.

Todos éstos son imprescindibles si una persona quiere emprender una carrera de profesor universitario, sin apearse, ni quedarse atrás,  desde la licenciatura hasta la jubilación (o la muerte como catedrático emérito).

Una carrera…. Se trata de una palabra con un doble significado. Por un lado, el latín del bajo Imperio carraria significaba camino por donde transitaban carros (carrii, en latín). Se trataba de una vía de circulación y comunicación  bien trazada, recta y  empedrada, que unos dos destinos separados. 

Pero, por otro lado, carrera está emparentada con el verbo correr: una acción de rápido desarrollo por una vía adecuada que conduce a algún lugar. Una carrera designa una carretera, una vía rápida, y el tránsito veloz por la misma, un movimiento incesante y a toda prisa que, como en toda carrera, trata de alcanzar el primer puesto, llegando en primer lugar, dejando en la cuneta a los contendientes que se cansan antes de tiempo o sin apartados de la vía. Una carrera es un ejercicio violento siguiendo una estrecha  senda trazada que se practica casi a ciegas no se sabe muy bien porque, y que deja exhausto a quien la ejerce. El desplazamiento no tiene valor, solo la meta es lo que se persigue, un verbo de talante militar. 

Pasamos nuestro tiempo “abriendo caminos”,  haciendo carreras en la universidad, en la vida. Sin desorientarse ni descansar ( pasa la hora, entonces). Hasta el agotamiento y la caída.

No sabemos porque. Solo sabemos que lo tenemos que hacer si no queremos perder el tren. Que pasa sin detenerse.








2 comentarios:

  1. Añadir que además hay que lidiar con varios sistemas de acreditación crípticos y disuasorios que burocratizan la vida del investigador hasta niveles alienantes constantemente obligados a reintroducir sus mismos “logros” en un sinfín de formatos y plataformas diferentes. De este modo muchas personas de gran valía se desaniman dejando paso a los obedientes que cierran el paso a los más brillantes que están más interesados en investigar qué en dilapidar sus energías en las mediocres labores académicas.
    Sin mencionar el infierno de los riesgos a los que uno se expone por cuestionar lo muy cuestionable.
    Y las encuestas…

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  2. Es muy cierto. Nos hemos dotado de un Gran Hermano que impone unas reglas absurdas y convierte un trabajo, que puede ser apasionante, en una carrera de obstáculos, sospechando de todo el mundo, tratando de hacernos con una parte del pastel antes que nadie. Y si no juegas, quedas excluido….

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