lunes, 4 de febrero de 2013
Le Corbusier (1887-1965) & J.B. Présenté (1917): Palacio de los deportes (antes Gimnasio Saddam Hussein), Bagdad (proyecto 1955-1965, construcción: 1979-1983))
El llamado estadio o gimnasio de Bagdad es la penúltima obra de Le Corbusier, de finales de los años cincuenta y principios de los sesenta, edificada por su ingeniero Présenté, quince años después de la muerte del arquitecto.
Se trata de una obra incompleta: formaba parte de un complejo deportivo y cultural mayor, de carácter olímpico. Solo se edificó la parte de la que se tenían planos más detallados.
Algunos estudiosos la minusvaloran o la olvidan.
El edificio se halla en buen estado y es utilizado por equipos juveniles, si bien se han incorporado elementos, como gradas talladas de madera y barandillas de latón y metacrilado en forma de diamante o de bola de discoteca setentera, en el interior, y una verja metálica pintadas con motivos de balones, junto con casetas piramidales coronadas grandes pelotas bicolores -que, paradójicamente, alivian el aspecto autoconscientemente "lecorbusierano", compuesto más por gestos y soluciones formales reiteradamente utilizadas más por su impacto que por su función, tales como rampas exageradas que no acaban nunca.
Fotos: Tocho, febrero de 2013. Libres de derechos
domingo, 3 de febrero de 2013
La taverna en Mesopotamia: sexo y cerveza en Sumeria
Los mesopotámicos gustaban de la cerveza (y del vino, que existía, procedente del Elam, contrariamente a lo que se ha creído durante un tiempo).
La cerveza era turbia; no estaba filtrada. Se servía en grandes jarras comunitarias. Se tomaba siempre en compañía. Los bebedores, sentados alrededor del recipiente, muy hondo, usaban largas pajas (hechas de cañas), que les permitían sorber el líquido del fondo, evitando las impurezas que flotaban.
La cerveza se servía en las casas; pero se tomaba sobre todo en la taverna. Éste, como la que el Poema de Gilgamesh describe, era, al mismo tiempo un burdel. Quien atendía, siempre una mujer, hacia las funciones de camarera y de matrona, convencionalmente representada gruesa y enteramente vestida, con una copa en la mano. En efecto, las mujeres que bebían cerveza eran necesariamente prostitutas. Una copa en la mano de una figura femenina era un signo de identidad.
La cerveza, que provenía de la fermentación de un cereal, se asociaba no solo al placer, sino a la procreación, que el trabajo de la tavernera aseguraba o auguraba. De este modo, la figura de la tavernera se equiparaba o se confundía con el de una sacerdotisa.
Los clientes de las tavernas recibían una placa grabada -un "billete" de terracota-, en el que figuraba casi siempre la imagen convencional de una mujer desnuda, inclinada sobre una gran jarra de la que bebía con larga paja, poseía por detrás. La imagen no reflejaba necesariamente la realidad, mas era un signo que identificaba el tipo de comercio. La placa servía como señal de pago, y, al mismo tiempo, de anuncio de la taverna, que circulaba libremente.
sábado, 2 de febrero de 2013
André Bloc (1896-1966): Villa Bloc (Meudon, 1949) y Habitáculos 2 y 3 (1964-1966) / William Klein (1928): Qui êtes-vous, Polly Magoo? (Who are you, Polly Magoo?, 1966) / Tobias Putrih (1972): À propos de Polly Magoo (2013)
El fotógrafo de moda William Klein (que empezó siendo ayudante de Fellini en 1959, y cuyo cortometraje urbano Broadway by Light, de 1958, ya fue incluido en Tocho el 8 de Marzo de 2012) filmó, en 1966, la "mítica" película experimental, entre el documental y la ficción, ¿Quién eres, Polly Magoo? -premiada en el Festival de Cannes-, una sátira sobre el mundo de los desfiles y las modelos, que concluía con un deslumbrante dibujo de Roland Topor.
La escena inicial, y más célebre, acontece en un pesante edificio expresionista. Se trata de uno de los dos habitáculos-esculturas que el arquitecto francés André Bloc levantó en el parque la villa Bloc en los años sesenta, construida, con la participación de Claude Parent, unos quince años antes.
Bloc, brutalista a menudo, fundó el grupo Espace en los años cincuenta para oponerse a la asepsia y el carácter anodino o impersonal del estilo internacional. Creó las revistas L´Art d´Aujourd´hui y Architecture d´Aujourd´hui. Fue también un buen grabador.
Hoy, los nuevos museos de arte moderno y contemporáneo, puesto que ya no pueden adquirir obras abstractas norteamericanas de los años cincuenta (así le ocurre al Centro de Arte Reina Sofía de Madrid), debido a los precios imposibles, para sus colecciones permanentes (como las del MoMA de Nueva York, la Tate Modern de Londres, o el Centre Georges Pompidou de París), se fijan en el arte abstracto y cinético sudamericano (brasileño, colombiano y venezolano, sobre todo), así como, en menor medida (salvo en Francia), por el europeo, encabezado por el que artistas -Herbin, Vasarely, etc.- de grupos como Espace practicaban, por lo que aquéllos, considerados artistas de segunda fila ante los expresionistas abstractos norteamericanaos, han vuelvo a la palestra; Bloc, en parte gracias a la película de Klein, ha resurgido.
Una obra deliciosa.
El artista sloveno Tobias Putrih (1972), cuya obra escultórica, o instalaciones, recrea -y construye- motivos arquitectónicos, y "dialoga" tanto con edificios conocidos cuanto con técnicas constructivas locales, rinde un homenaje a André Bloc y a la película de Klein en la Villa Bloc de Meudon hasta el 15 de septiembre de 2013.
viernes, 1 de febrero de 2013
Tom Clegg (1934): Murder in Mesopotamia (Asesinato en Mesopotamia, de Agatha Christie, 2001)
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Película televisiva basada en la deliciosa e imprescindible novela de Agatha Christie (1890-1976), del mismo título, publicada en 1936.
Agatha Christie estaba casada en segundas nupcias con Max Mallowan (1904-1978), arqueólogo, y la persona más importante, tras Leonard Woolley, en la misión arqueológica anglo-norteamericana en Ur (Iraq), en los años veinte y ttreinta, en la que Agatha Christie también estuvo un tiemnpo.
La novela no acontece en Ur sino en un yacimiento arqueológico cerca de Kirkuk, en el norte de Iraq.
Agatha Christie se cuidó de incluir en la novela una planta de la casa de la misión, basada en la que los arqueólogos compartían en Ur.
La novela se basa en el ascenso de Katherine Keeling (1888-1945), esposada con el arqueólogo en jefe en 1927 (era el segundo matrimonio de ella), y a quien el resto de los miembros de la misión consideraban de un modo especial. Fue la encargada de enhebrar las desperdigadas piedras de los collares y brazaletes del tesoro de las Tumbas Reales de Ur (2600 aC), y de moldear el maniquí sobre el que se dispuso la abarrocada tiara de la reina Puabi, que restauró, lo que dotó de un insólito aire art decó -Kathy gustaba de la moda- al ajuar funerario.
Kathy Woolley acabó suplantando a Mallowan en el escalafón, si bien Woolley se divorció discretamente de ella tras cuatro años de matrimonio (blanco, por imposición de Kathy).
La novela es la sútil respuesta de Agatha Christie a la situación que provocó la instalación permanente de Kathy en la misión.
jueves, 31 de enero de 2013
El demonio Pazuzu (protector del hogar)
El exorcista espaÑol parte 1 por reichlavp25
Enki, el gran dios sumerio de la arquitectura, hijo del Cielo, An, tuvo varios hermanos y hermanastros. Enlil, el dios de las tormentas destructivas, fue el mayor y más conocido. Heredaría los temibles poderes de su padre. Fue quien abrió las compuertas del cielo y desencadenó el diluvio, con el que barrió de la faz de la tierra seres humanos y edificaciones, a fin de purgar aquélla de la presencia de quienes se habían enfrentado al Cielo.
Otro, Ishkur, era un hermano gemelo, lo que confirmaba la capacidad fabuladora o engañosa del dios Enki -por su condición de ser doble-, capaz de crear un espacio distinto, aunque similar al espacio natural, en el que los humanos pudieron cobijados: el espacio de la arquitectura y la ciudad.
Enki tuvo, al menos, dos hermanos más. De algún modo, estaban relacionados con los poderes constructivos de su hermano mayor. Uno velaba sobre el divino Bosque de los Cedros. Se llamaba Humbaba. Se trataba una divinidad monstruosa, cuya faz, plana como una mácara, estaba recorrida por tantas y tan profundas arrugas, que parecía un mapa de un laberinto, o dibujaba las circunvalaciones de unas vísceras (gracias a las que se podía adivinar el porvenir y prevenir desgracias). Humbaba era una amenaza constante. en concreto, desde el lejano Bosque, causaba el mal a la ciudad de Uruk. Por eso, el rey, Gilgamesh, tuvo, junto con su escudero Enkidu, que partir para combatirlo, y que el bienestar retornara a la ciudad.
Finalmente, el cuatro hermano se dio a conocer popularmente en época tardía, hacia el siglo VII aC, en Asiria, lejos de las marismas del delta del Tigris y el Éufrates, al sur, aunque ya en tiempos de los sumero-acadios era ya conocido, y temido, sin duda.
Si Enki era una divinidad amigable, próxima a los humanos a los que había moldeado, sus hermanos, por el contrario, se oponían a sus decisiones y a sus actos, aunque, en ocasiones, las secundaban, de manera retorcida.
En efecto, Pazuzu, que tal era el nombre del cuarto hermano -o hermanastro, ya que su padre no fue An, el Cielo, sino Hanbu, divinidad del antitético mundo subterráneo-, era muy poco agraciado. Toda su figura inspiraba temor o terror: cabeza de león con ojos de dragón, cuatro alas como el pájaro del destino Anzu, que siempre traía malas noticias, garras en vez de pies, y un pene en forma de serpiente. Su llegada precedía el súbito viento del Oeste que traía toda clase de infecciones.
Y, sin embargo, efigies suyas poblaban las casas y se depositaban en los cimientos, y su testa se utilizaba como un amuleto. Era un verdadero protector del hogar -así como de los recién nacidos, amenazados por el demonio que atacaba las parturientas, Lamashtu.
Ya se sabe que, igualmente, en Grecia, la maléfica Gorgona, de faz bestial, cuyos ojos, también globulosos, petrificaban, tenía el poder, si uno se cuidaba de cruzar la mirada con ella, de ahuyentar a los enemigos, por lo que innumerables testas de Gorgona, todas dirigidas hacia el exterior, coronaban los templos, a fin de impedir que quienes acudían con malas intenciones pudieran dañar la construcción y a quienes trabajaban o se refugiaban en su interior.
El mal combatía el mal.
Se ha escrito que Pazuzu era la versión asiria del dios egipcio Bes. Éste era tan monstruoso como Pazuzu. Bes tenía la forma de un enano paticorto, cuyas piernas arqueadas le impedían caminar recto. De andares torcidos, con una testa desmesurada, una faz bestial, colmillos y una lengua animal, Bes era un monstruo, sin duda.
Pero Bes era el hermano gemelo -o la cara inversa- de una divinidad "apolínea": el de hiératico porte, tieso como una columna, aferrado a un pilar, precisamente: el dios Ptah, padre de los arquitectos, que edificó el mundo, y lo sustentaba, al mismo tiempo que alentaba a quienes lo recreaban -los arquitectos, constructores y fundadores de ciudades y santuarios.
En tanto que asociado tan estrechamente a Ptah, Bes protegía de cuanto y cuántos querían atentar contra los espacios protectores: su sola figura los paralizaba. Nadie se hubiera atrevido a tener un hogar sin unas cuantas efigies de Bes. Si Ptah construía, Bes mantenía, preservaba las obras benéficas de Ptah.
Esta función protectora, a través del miedo, era la que asumió Pazuzu. Defendía lo que su hermano mayor, Enki, había edificado.
Pazuzu ha sido considerado un demonio. Mas, los demonios, fuera del cristianismo, eran semi-dioses (daemones): su ffunción era, sobre todo profiláctica. Dañaban, ciertamente, a todos los que se oponían a ellos. Y, por tanto, defendían a quienes recurrían a ellos. Los daemones eran genios benéficos: los genii romanos. Eran las encarnaciones del espíritu familiar. Protegían, pues, las "casas": los moradores y los edificios; a quienes habían echado raíces en un lugar en el que se sentían bien, cultivaban y defendían.
Pazuzu, en suma, no era una figura demoníaca, en el sentido habitual del término. Tomaba posesión de un lugar al que, como un perro rabioso, defendía. Pero nunca poseyó a nadie, salvo a quienes buscaban hacer daño.
God saves Pazuzu.
Nota:
El Exorcista, de William Friedkin -una película a la que todas las enciclopedias y estudios citan como una obra en la que aparece, por última vez, el demonio Pazuzu-, fue rodada en parte en Hatra, un yacimiento tardo-romano en el norte de Mesopotamia (hoy Iraq), en 1973.
Debo la referencia a esta película a Jordi Abadal, quien la obtuvo de Lluis Feliu (IPOA), gracias a una conferencia sobre los demonios mesopotámicos.
Obviamente, el mítico y delicado grupo polaco de Death Metal, Behethoh, ha dedicado un entregado y "sonoro" tema a Pazuzu. Quién se atreva con él....
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