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Escucha legal y gratuita.
Sobre esta obra, véase este enlace.
sábado, 20 de febrero de 2016
¿Qué es la arquitectura? (2)
Arquitectura es el arte de proyectar o de construir espacios sensibles y es el resultado de dicho trabajo. Un espacio sensible es capaz de producir sensaciones y sentimientos: sensaciones de bienestar y sentimientos estéticos.
Los espacios pueden ser reales o imaginarios, presentes o futuros. En ambos casos, sensaciones y sentimientos son idénticos. El habitar acontece en el presente; en un caso, porque habitamos efectivamente; en otro porque soñamos en habitar.
Obras de arte son también arquitectura. Poesías, composiciones musicales y todas las artes de la imagen, quieta y en movimiento, son capaces de mostrar o evocar espacios habitables en los que el espectador puede proyectarse, sintiendo cómo podría o debería habitar.
La arquitectura es el arte de acotar maneras de vivir. Enseña a vivir. La arquitectura establece las condiciones para que la vida se establezca y perdure. Las imágenes que suscitan deseos de habitar prolongan la vida. Invitan a desear una vida mejor.
La arquitectura es un arte escaso. O quizá inalcanzable.
Los espacios pueden ser reales o imaginarios, presentes o futuros. En ambos casos, sensaciones y sentimientos son idénticos. El habitar acontece en el presente; en un caso, porque habitamos efectivamente; en otro porque soñamos en habitar.
Obras de arte son también arquitectura. Poesías, composiciones musicales y todas las artes de la imagen, quieta y en movimiento, son capaces de mostrar o evocar espacios habitables en los que el espectador puede proyectarse, sintiendo cómo podría o debería habitar.
La arquitectura es el arte de acotar maneras de vivir. Enseña a vivir. La arquitectura establece las condiciones para que la vida se establezca y perdure. Las imágenes que suscitan deseos de habitar prolongan la vida. Invitan a desear una vida mejor.
La arquitectura es un arte escaso. O quizá inalcanzable.
jueves, 18 de febrero de 2016
Poesía y miseria (poesía misérrima)
"Mare nostra que esteu en el zel
sigui santificat el vostre cony
l’epidural, la llevadora,
vingui a nosaltres el vostre crit
el vostre amor, la vostra força.
Faci’s la vostra voluntat al nostre úter
sobre la terra.
El nostre dia de cada dia doneu-nos avui.
I no permeteu que els fills de puta
avortin l’amor, facin la guerra,
ans deslliureu-nos d’ells
pels segles dels segles,
Vagina".
(Dolors Miquel: Mare Nostra)
¿Escándalo? ¿Ofensa?
Sí: estético.
La poesía mediocre enrarece el aire, y todo se vuelve indiferente: marca los criterios con los que juzgar el mundo. ¿Se puede manifestar indignación por la corrupción o la miseria, si se acepta -y se "bendice"- arte pésimo, arte que da la medida del mundo?
El arte obvio no muestra nada. ¡Para qué entonces el arte?
Premio Ciudad de Barcelona.
sigui santificat el vostre cony
l’epidural, la llevadora,
vingui a nosaltres el vostre crit
el vostre amor, la vostra força.
Faci’s la vostra voluntat al nostre úter
sobre la terra.
El nostre dia de cada dia doneu-nos avui.
I no permeteu que els fills de puta
avortin l’amor, facin la guerra,
ans deslliureu-nos d’ells
pels segles dels segles,
Vagina".
(Dolors Miquel: Mare Nostra)
¿Escándalo? ¿Ofensa?
Sí: estético.
La poesía mediocre enrarece el aire, y todo se vuelve indiferente: marca los criterios con los que juzgar el mundo. ¿Se puede manifestar indignación por la corrupción o la miseria, si se acepta -y se "bendice"- arte pésimo, arte que da la medida del mundo?
El arte obvio no muestra nada. ¡Para qué entonces el arte?
Premio Ciudad de Barcelona.
El ornamento ¿es delito?
El ensayo del arquitecto austriaco de finales del siglo XIX y principios del siglo XX Adolf Loos, Ornamento y delito, es el catecismo de los estudios de arquitectura. Constituye además la piedra angular de la arquitectura moderna.Ha vuelto a ser editado nuevamente en español.
Es, al mismo tiempo, uno de los mayores errores o equivocaciones teóricos escritos.
Inevitable, sin embargo, dada la mediocridad de una parte de la abarrocada ornamentación decimonónica.
El texto se equivoca completamente sobre el sentido de la ornamentación, posiblemente porque éste se había perdido.
El ornamento es un motivo gráfico, o la yuxtaposición de motivos entrelazados, naturalistas, abstractos o una mezcla de formas naturalismos y geométricas. Cubre superficies. Pintado, grabado, esculpido, insertado, se extiende sobre planos y pieles. La ornamentación es expansiva. La superficie es su campo de actuación; es también el lugar donde adquiere sentido. Un ornamento solo es expresivo si se expone visiblemente.
Las formas no son decorativas sino simbólicas. Cada elemento decorativo posee un significado, mas la suma de los elementos posee un significado que no resulta de la suma de éstos. Cada elemento constituye un capítulo que adquiere pleno sentido dentro de la trama de motivos.
Cada tribu o comunidad, cada cultura posee sus propios motivos. El sentido de los motivos es independiente de las superficies sobre las que se inscribe, pero solo adquiere sentido y es comprensible si se representa. Según donde se inscribe será "leído" como un planta o un alzado, un detalle o un todo.
Un mismo motivo cubre cuerpos, objetos (vasijas, escudos, muebles) y espacios. Es un elemento protector: defiende de las fuerzas dañinas, y es un signo de la alianza. Comunidades y culturas se forman y se reconocen a través de estos motivos. Así la planta de una comunidad, un asentamiento -la manera como se inserta y se orienta en el territorio, y como se estructura internamente-, los tatuajes de los guerreros, los estampados de las telas, los grabados de los útiles, la disposición de los objetos y de las personas, los símbolos sagrados tienen la misma trama y los mismos motivos. Son un elemento defensivo, un signo de reconocimiento, y en bien propio.
La decoración no es superflua. Es, por el contrario, necesaria. Constituye un poderoso elemento de unión y de diferenciación. Compone un todo. Todos los elementos que forman parte de una comunidad vienen marcados por este sello. Sello que, al mismo tiempo, anima los enseres y manifiesta la vitalidad de los cuerpos. Son signos de reconocimiento y claves que definen grupos y maneras de ver y relacionarse con el mundo.
La decoración no es gratuita. Cada motivo responde a una necesidad. Se puede descubrir la imagen del mundo de un grupo a través de los ornamentos que cubren las cosas y las personas que lo conforman. Un elemento se comparte. Otorga un color propio. Y se defiende. Sin los motivos ornamentales, las comunidades y cada miembro que la conforman no podría estar en el mundo, bajo el cielo y sobre el espacio de los muertos. La ornamentación lo ubica, lo emplaza.
A menudo, los ornamentos combinan formas o disposiciones cuadradas, con figuras o disposiciones circulares. Así ocurre, por ejemplo, en la ornamentación islámica. Estas formas conjugan el cielo y la tierra. Aseguran la vida terrena y ultraterrena. Armonizan ambos espacios y ambas estancias aquí abajo y en el o los otros mundos. Las formas que adquieren los motivos son casi infinitos como infinitas son las maneras de relacionarse con el mundo. Pero escasas son las funciones que cumplen los ornamentos, quizá incluso sea uno solo: asegurar y preservar la vida, lo que implica tanto el bienestar (el bien-estar) como el ahuyentar el mal.
El final del ornamento ha conllevado el final, sin duda para siempre, de estar en el mundo.
Es, al mismo tiempo, uno de los mayores errores o equivocaciones teóricos escritos.
Inevitable, sin embargo, dada la mediocridad de una parte de la abarrocada ornamentación decimonónica.
El texto se equivoca completamente sobre el sentido de la ornamentación, posiblemente porque éste se había perdido.
El ornamento es un motivo gráfico, o la yuxtaposición de motivos entrelazados, naturalistas, abstractos o una mezcla de formas naturalismos y geométricas. Cubre superficies. Pintado, grabado, esculpido, insertado, se extiende sobre planos y pieles. La ornamentación es expansiva. La superficie es su campo de actuación; es también el lugar donde adquiere sentido. Un ornamento solo es expresivo si se expone visiblemente.
Las formas no son decorativas sino simbólicas. Cada elemento decorativo posee un significado, mas la suma de los elementos posee un significado que no resulta de la suma de éstos. Cada elemento constituye un capítulo que adquiere pleno sentido dentro de la trama de motivos.
Cada tribu o comunidad, cada cultura posee sus propios motivos. El sentido de los motivos es independiente de las superficies sobre las que se inscribe, pero solo adquiere sentido y es comprensible si se representa. Según donde se inscribe será "leído" como un planta o un alzado, un detalle o un todo.
Un mismo motivo cubre cuerpos, objetos (vasijas, escudos, muebles) y espacios. Es un elemento protector: defiende de las fuerzas dañinas, y es un signo de la alianza. Comunidades y culturas se forman y se reconocen a través de estos motivos. Así la planta de una comunidad, un asentamiento -la manera como se inserta y se orienta en el territorio, y como se estructura internamente-, los tatuajes de los guerreros, los estampados de las telas, los grabados de los útiles, la disposición de los objetos y de las personas, los símbolos sagrados tienen la misma trama y los mismos motivos. Son un elemento defensivo, un signo de reconocimiento, y en bien propio.
La decoración no es superflua. Es, por el contrario, necesaria. Constituye un poderoso elemento de unión y de diferenciación. Compone un todo. Todos los elementos que forman parte de una comunidad vienen marcados por este sello. Sello que, al mismo tiempo, anima los enseres y manifiesta la vitalidad de los cuerpos. Son signos de reconocimiento y claves que definen grupos y maneras de ver y relacionarse con el mundo.
La decoración no es gratuita. Cada motivo responde a una necesidad. Se puede descubrir la imagen del mundo de un grupo a través de los ornamentos que cubren las cosas y las personas que lo conforman. Un elemento se comparte. Otorga un color propio. Y se defiende. Sin los motivos ornamentales, las comunidades y cada miembro que la conforman no podría estar en el mundo, bajo el cielo y sobre el espacio de los muertos. La ornamentación lo ubica, lo emplaza.
A menudo, los ornamentos combinan formas o disposiciones cuadradas, con figuras o disposiciones circulares. Así ocurre, por ejemplo, en la ornamentación islámica. Estas formas conjugan el cielo y la tierra. Aseguran la vida terrena y ultraterrena. Armonizan ambos espacios y ambas estancias aquí abajo y en el o los otros mundos. Las formas que adquieren los motivos son casi infinitos como infinitas son las maneras de relacionarse con el mundo. Pero escasas son las funciones que cumplen los ornamentos, quizá incluso sea uno solo: asegurar y preservar la vida, lo que implica tanto el bienestar (el bien-estar) como el ahuyentar el mal.
El final del ornamento ha conllevado el final, sin duda para siempre, de estar en el mundo.
lunes, 15 de febrero de 2016
LOUIS ANDRIESSEN (1939): DE STAAT (PLATÓN: LA REPÚBLICA, 1972-1976)
Louis Andriessen - De Staat from Lost Highway on Vimeo.
Sobre este compositor contemporáneo holandés, véase, por ejemplo, esta página web.
Sobre este compositor contemporáneo holandés, véase, por ejemplo, esta página web.
Torre de Babel: entre el mito y el polvo
Ni siquiera están completos.
Tres fragmentos de tamaño y perfil irregulares de un ladrillo o tres fragmentos de tres ladrillos distintos, pardos e insignificantes, que no hubieran merecido ni siquiera que fueran colectados si no fuera porque estos tres modestos elementos de terracota, que se confunden con el ingente número de fragmentos desperdigados por los yacimientos mesopotámicos en el centro y el sur de Iraq, son casi los únicos tres testimonios de una de las mayores construcciones de la antigüedad y, sin duda, la mayor construcción levantada con adobe, que dio incluso origen a un mito perdurable: la torre de Babel.
Estos tres ladrillos, ya mostrados en la exposición sobre la Torre de Babel que tuvo lugar en Murcia hace años (organizada por Juan Luis Montero), se exhibirán por vez primera en Barcelona en la muestra sobre cerámica y arquitectura en el museo del Diseño entre septiembre de 2016 y enero de 2017.
Quizá habría que mirarlos. Han sobrevivido a dos mil seiscientos años de cataclismos, y han traspasado la frontera entre el mito y la realidad, no sé en qué sentido.
Se reproduce la ficha redactada para la muestra y el catálogo:
-Ladrillos
E-temen-an-ki (zigurat del templo de Marduk), Babilonia
El E-temen-an-ki, literalmente la Casa-Fundamento-del Cielo-y de la Tierra, es el nombre de uno de los monumentos más célebres de la antigüedad: el zigurat (nombre que significa Edificio que se alza) o torre escalonada del Esagila (Templo del Alto Techo), el templo principal del dios supremo babilónico Marduk, en el centro de la ciudad de Babilonia. Tenía noventa y un metros de altura y siete niveles o terrazas. La base, cuadrada, tenía una longitud igual a la altura del zigurat. Fue construido enteramente con ladrillos de adobe recubiertos con ladrillos de terracota vitrificados que le otorgaban el reluciente aspecto de una talla preciosa, resistentes a la humedad, unidos por bitumen, en la segunda mitad del segundo milenio aC. Un santuario lo coronaba donde se producía la unión del cielo y de la tierra, de los dioses y los humanos. Destruido una primera vez tras la conquista de Babilonia por el rey no-asirio Senaquerib, en el siglo VII aC, fue reconstruido por los reyes Nabopolasar y Nabucodonosor II ochenta años más tarde:
“Fue entonces cuando mi Señor Marduk me dijo en relación al E-temen-an-ki, el zigurat de Babilonia, que estaba en mal estado y agrietado, que enraizara sus cimientos en los pechos del infra-mundo, y levantara la cumbre hasta los cielos. Forjé azadas, palas y construí moldes de ladrillos con marfil, ébano y madera musukkannu, y los entregué a un gran número de trabajadores de mi tierra. Les ordenó que moldearan un sin número de ladrillos de adobe, y ladrillos cocidos tan numerosos como las gotas de lluvia. Logré que el río Aratu acarreara asfalto y bitumen [que aún hoy abunda: aflora a la superficie de tierra húmeda del sur de Iraq] como en un sagrado diluvio…”, escribiría Nabopolasar.
El zigurat desapareció después de que Alejandro Magno, ante la imposibilidad de restaurarlo, decidiera derribar las ruinas que aún permanecían en pie tras la toma de la ciudad. Hoy, solo se conservan fragmentos de ladrillos. Se distingue apenas un estrecho surco que sigue la planta del zigurat, lleno de agua embarrada y sucia, pese a su vida que dio quizá vida al bíblico mito de la torre de Babel. Los pardos fragmentos presentados son casi lo único de lo que queda de una construcción que rivalizó con el cielo.
y contó el rey (traducción de la fragmentaria inscripción en estos ladrillos fundacionales):
"Cuando Marduk, gran señor, me honró, yo alabé con todo mi respeto a Marduk, el dios mi creador. Y el E-tem-an-ki, el zigurat de Babilonia, hice resplandecer como el día con asfalto y ladrillos esmaltados de azul celeste. Para sus techos utilicé numerosas vigas macizas de cedro"
(Montero, Juan Luis (ed): Torre de Babel. Historia y mito, Murcia, 2010, p. 193)
Siglo VI aC
Adobe
9 x 13 x 5 cm; 10 x 27 x 9 cm; 13 x 16 x 8 cm
Vorderasiatisches Museum, Berlin, VA Bab 7608, VA Bab 4069.001, VA Bab 4069.002
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