lunes, 17 de enero de 2022
GABRIELLA GIANDELLI (1963) & YANN KEBBI (1987): VIDAS URBANAS
domingo, 16 de enero de 2022
La puerta de oro, o el museo como sagrario (David Chipperfield, 1951: Kunstmuseum, Zúrich, 2021)
sábado, 15 de enero de 2022
PHILIPPE PARRENO (1964): LA QUINTA DEL SORDO (2021)
La espléndida exposición dedicada a Francisco Goya en la Fundación Beyeler de Basilea, la mejor dedicada al artista desde la gran El capricho y la invención en el museo del Prado en 1993, concluye con una inmersión en las tinieblas de la desaparecida Quinta del Sordo, un modesto caserón en el barrio de la Latina de Madrid donde vivió Goya, cuyos muros de ambas plantas se cubrieron de las llamadas pinturas negras que pusieron en jaque la imagen del muro protector contra los espectros y los fantasmas, ya que éstos no se hallan en el exterior, sino en nosotros y se proyectan en las paredes que lejos de defendernos nos envuelven y nos encierran, muros - pantalla que no dejan de mostrarnos lo que tenemos (o secretamente deseamos).
La última sala de la exposición, a oscuras, proyecta una hermosa filmación del artista francés Parreno, que documenta la imagen espectral, inquietante e imborrable de los rostros deformados de los pobladores de las pinturas negras, que emergen y desaparecen de ls pantalla , como si se asomaran desde el exterior o emanaran del mundo, envueltos en un rumor turbador. Filmados desde muy cerca, los grumos de la pintura reflejan la luz de los focos y componen puntos luminosos sobre un fondo negro que componen constelaciones en un cielo estrellado sobre el que flotan rostros espectrales apenas despertados por la iluminación retenida por el relieve de los frescos.
Una hermosa e hipnótica experiencia que clausura una exposición excepcional, poniendo de manifiesto que los monstruos de Goya siguen rondándonos y no sólo cuando dormimos.
Por desgracia, de la filmación, por ahora, solo se encuentran unas pocas imágenes fijas.
https://www.fondationbeyeler.ch/en/exhibitions/goya
viernes, 14 de enero de 2022
GEORGES ROUAULT (1871-1958): BANLIEU (PERIFERIA)
Arrabal (Faubourg), Periferia (Banlieu), Pequeña periferia (Petite banlieu), Calle de la Soledad ( y Solitaria) (Rue de la Solitude) son títulos habituales de los cuadros del pintor francés expresionista Georges Rouault, sobre todo en su obra anterior a 1930. Sin embargo, se le conoce sobre todo por sus escenas religiosas cristianas que destacan la humanidad del hijo de dios, y su martirio, entre una humanidad dolorida y dejada de la mano de dios. Algunos cuadros reúnen ambas temáticas: el dios humano de las barriadas, que reúne a unos pocos desamparados a los que sólo puede ofrecer una mirada de humanidad.
Las exposiciones suelen pasar por alto sus vistas urbanas ( en favor de sus célebres Miserere, y de sus payasos tristes con ls misma faz embadurnada de blanco que la lívida Santa Faz del sudario), en las que los humos negros de las fábricas y la negrura de la miseria, bajo la lúgubre luz de las postrimerías, se mezclan con los colores sucios y las viscosidad de los grumos de ls pintura. Las figuras son manchas entre las aguas negras y el cielo velado por el hollín. El aire es espeso, cargado de un denso desaliento, sin el hiriente sarcasmo del expresionismo alemán. La pesadumbre sustituye a la horrísona carcajada.
Una excelente y completa exposición en París trata de equilibrar ambas visiones de la condición humana, crucificada física y moralmente -si bien el peso de la crucifixión sigue muy presente.
En todos los casos una ocasión para descubrir una parte de la obra de Rouault más desconocida y sin embargo central.
https://www.tamenaga.com/event-detail/49307/cent-chefs-d-%C5%93uvre-de-georges-rouault
Agradezco a Mariagrazia Masetti-Rouault el haberdestscado esta faceta nenos conocido de la obra del artista.
jueves, 13 de enero de 2022
La otredad (Mesopotamia “africana”)
El título de la entrada quizá sorprenda. Pero es correcto, aunque le falta una precisión. Los mesopotámicos eran negros…en la ópera barroca.
La ópera es un género artístico europeo que aparece a finales del siglo XVII y se desarrolla en el siglo XVIII, un género de gran difusión y audiencia, quizá el que más éxito tuvo, popular y cortesano, que atrajo al pueblo llano y a la corte por igual.
Los temas procedían de temas clásicos (greco-latinos) y bíblicos. Algunos, sin embargo, se referían a la historia y a personajes del próximo oriente antiguo, una época y una cultura de las que no se tenía un conocimiento directo -las primeras misiones arqueológicas tardarían un siglo y medio aún en explorar Babilonia y Asiría-, sino libresco, a través de autores clásicos.
La representación de personajes mesopotámicos carecía de referentes. ¿Cómo vestían? ¿Cómo se comportaban? No se disponían de modelos.
El vestuario se tomó de los otomanos. Turbantes, plumas, penachos, túnicas y cimitarras sirvieron para evocar al próximo oriente antiguo. La distancia espacial entre las cortes europeas y otomana sirvió para expresar la distancia temporal entre los siglos dieciocho antes y después de Cristo. Los disfraces otomanos eran suficientemente exóticos para evocar al desconocido habitante del próximo oriente antiguo.
La distancia se acentuó con otro recurso: los cantantes y actores a veces se cubrían el rostro con una fina tela negra y portaban fuentes de seda negros, o se pintaban el rostro de negro para parecer africanos, aunque no pretendían evocar a un negro sino que el color negro servía para figurar a un habitante de Babilonia. La otredad que un rostro negro expresaba se aplicaba para marcar otra otredad, temporal y cultural. Un negro, como un turco y un mesopotámico era un no-occidental.
El recurso a un rostro tiznado recuerda el muy posterior maquillaje que actores blancos utilizaban en los Estados Unidos para representan a personajes negros. En estos casos, sin embargo, ls burla rondaba, mientras que el maquillaje negro no implicaba ningún desprecio en el teatro y la ópera barrocos, sino que servía para evocar la lejanía temporal de los personajes y su pertenencia a una cultura pasada que asombraba y fascinaba. La suma de rasgos árabes, turcos y africanos denotaban bien que los mesopotámicos eran de una época muy distinta, sin conexión alguna con la Europa ilustrada. Eran casi inimaginables.
Una exposición de bocetos de disfraces de fiestas y obras de teatro barrocos, sobre todo del siglo de Luis XIV en Francia, en el Museo del Louvre, evoca bien esta curiosa manera de aludir a un pasado desconocido que las artes escénicas francesas utilizaron.
https://www.louvre.fr/es/programacion/exposiciones/en-escena