sábado, 28 de diciembre de 2019

El origen de la imagen de Cristo









Aunque al zoroastrinano dios Ahura Mazda (hoy con un culto minoritario), al hebreo Yahvé, al yazidí Khude  y al árabe Alá (entonces un dios local en un panteón politeísta) ya se les honraba en los segundo o primer milenio aC, lo cierto es que los grandes dioses politeístas occidentales y del Próximo Oriente han dejado de ser adorados desde hace unos dos mil años, sustituidos por los "únicos dioses" Cristo y un renovado Alá.
¿Desaparecieron los dioses politeístas?
Seguramente ya nadie rinde culto a Zeus, a Júpiter, a Isis o a Baal. Dichos nombres ya no son invocados. Pero cabe preguntarse si sus figuras han desaparecido.

Si contemplamos detenidamente las representaciones bizantinas de Cristo -que influyeron en las imágenes religiosas occidentales- descubrimos a un dios barbado, portando una toga,sentado en un trono, y con  la mano levantada en un gesto de bendición.
¿De dónde procede esta imagen? ¿Es una creación cristiana -no podemos plantearnos acerca de la iconografía plástica de Alá, ya que, al igual que en tiempos preislámicos, es irrepresentable naturalísticamente (aunque no simbólicamente, ni es innombrable).

No existen imágenes de Cristo de cuando este profeta vivía. Las primeras imágenes son de finales del siglo I . Lo representan mediante símbolos -peces, palomas, cruces (pero no crucificados-, seguramente por influencia del aniconismo judío, teniendo en cuenta que Cristo era un profeta judío y así fue considerado hasta Pablo, dos decenas de años tras la ejecución de Cristo.

Ya en el siglo II, Cristo empezó a ser representado antropórficamente. Su figura se moldeó a partir de varios modelos, todos clásicos: un Cristo joven, imberbe, togado, sentado rodeado de hombres también togados, una imagen compuesta a partir de la iconografía de un filósofo estoico; y un joven imberbe, de pie, basado en la imagen de los dioses Apolo, Hermes o del semi-dios un Hércules joven, atlético e imberbe.
Estas representaciones, comunes entre los siglos II y IV, fueron posteriormente sustituidas por las de una figura masculina, barbada, togada y sentada. El modelo también era pagano: era la figura de Zeus (o de Júpiter), tal como  Fidias lo representó en su templo en Olimpia. Esta imagen es la que ha perdurado. Una imagen curiosa, representando a un dios hijo (más exactamente, a un dios en tanto que hijo) a partir de la figura de un dios padre (del padre de los dioses). El gesto de bendición, sin embargo, procede del símbolo del dios tracio Sabacio.
Zeus se transparenta en la figura de Cristo. Pero esta imagen también demuestra que una imagen, por si misma, no significa nada, ya que solo el contexto, y la mirada o las expectativas de quien la contempla, la dota de sentido.

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