Estelas
La arquitecta colombiana y docente de dibujo arquitectónico, aún en activo, Olga de Amaral, es conocida por sus telas que reciben a menudo nombres no asociados a la arquitectura: estelas (que organizan y centran el espacio) y muros.
Obras tejidas, con técnicas tradicionales y empleando materiales como el oro sobre yeso aplicado a las fibras vegetales o la lana con la que teje, que recuerdan el Eldorado que los colonos perseguían y la fascinación por el oro (el sol) de culturas precolombinas.
Sus obras no siempre son tapices. Se presentan colgadas en el espacio aunque evitan los volúmenes de cierta tapicería contemporánea. Tienen el carácter de una aparición suspendida en medio de una estancia.
Si las estelas, que no se apoyan en el suelo, detienen por su resplandor, los muros no son obstáculos. No son transitables pero invitan a rodearlos.
Pese al peso del oro, las telas de Amaral son dúctiles, compuestas a veces por hilos entrenados más que tejidos, deshilachados en ocasiones. Las fibras, los hilos no quedan atrapados por el tejido; no siempre existe la urdimbre.
Del mismo modo que la línea y el plano constituyen los elementos básicos con los que se componen los espacios, los hilos, a veces sueltos, que se enroscan, trenzan, enredan, componen volúmenes a través de los cuales se percibe el espacio que no se detiene sino que los atraviesan.
Una gran exposición en París recuerda a esta arquitecta.
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