viernes, 2 de noviembre de 2012
El dios-sol en Mesopotamia: El sol y la organización del espacio
Se ha comentado a menudo la tan distinta consideración del sol en tres de las culturas antiguas mediterráneas. Mientras que el sol, bajo distintas manifestaciones, pero siempre representado con un ojo bien abierto omnipresente -se llame Ra u Horus- simbolizaba la figura del dios creador, Helios en Grecia fue una divinidad menor hasta que se asoció con Apolo -un dios principal-, convirtiéndose en una hipóstasis apolínea, o una exteriorización de algún poder o virtud del dios de la arquitectura, la música y la poesía, el hijo predilecto de Zeus: Apolo.
La consideración del sol en Mesopotamia fluctúa entre la adoración egipcia y la minusvaloración griega. Utu, que así se llamaba el dios-sol en Súmer (más conocido por su nombre acadio, Shamash, sobre todo porque fue adquiriendo importancia en Babilonia), era una divinidad relativamente menor, a quien se le dedicaron escasos himnos.
Sin embargo, Utu (cuyo nombre significa, literalmente, sol -ud era sol en sumerio, palabra que los acadios leyeron utu, y que se impuso en los textos) era hijo del dios-luna, Nanna -la divinidad principal de la ciudad de Ur-, y de la diosa Ningal: la gran diosa de los juncos y las cañas de las marismas del delta del Tigris y el Éufrates, es decir, la diosa de las aguas primordiales (una función lógica, en tanto que hija de Enki, el dios de las Aguas originarias, y dios de la ordenación del mundo, y de la arquitectura. Que el sol fuera el hijo de la luna responde a la creencia que en los inicios fue la noche, y que la luz diurna despuntó tras la noche oscura. Esta conexión del sol con su anverso se acentúa con la presencia de la hermana del Sol: la diosa Ereshkigal, que era la gran diosa del inframundo.
Esta asociación con los poderes nocturno explica que Utu fuera un dios justiciero: sus dominios no eran tanto el mundo visible, cuanto el invisible: el mundo subterráneo, donde su fulgor, su aguda vista escudriñaba en las almas y decidía su sino. El sol era temido: nada se podía ocultar ante su óculo. El toro era su emblema, una figura usual en las tumbas por su función calculadora de las acciones humanas.
De algún modo, Utu era un destructor. Quienes no aguantaban su dura mirada caían fulminador. Este carácter implacable se simbolizaba con el útil que Utu manipulaba: una sierra de acerados dientes. Con ésta, que siempre blandía, cortaba de cuajo las montañas del Zagros, abriendo agudas gargantas que dejaban pasar sus rayos cuando el día despuntaba por el este: Utu era el Señor de las Montañas -cantaba un himno-abría vías, delimitaba, con profundos cortes, sendas y parcelas: las montañas cobijaban los enemigos de las urbes. Mas cuando Utu emergía por las cumbres, las hondas heridas que infligía a las montañas eran como un castigo que reducía el poder y la amenaza que encarnaban.
El dardo de sus ojos trazaba deslumbrantes líneas por el espacio, rectas como los cortes de la sierra. El emblema de Utu -con el que siempre se le representaba- resonaría en el signo de un dios griego muy posterior: el cuchillo afilado de Apolo.
Apolo también se abría camino entre los bosques tupidos: aserraba montaña. Apolo era un temible dios destructor. Puso fin a la naturaleza incontaminada, desordenada. Sus andares y sus gestos abrieron brechas en el mundo: estableció límites, organizó perdurablemente el mundo gracias a los nítidos tajos que efectuaba, que facilitaban el tránsito de humanos -y del sol, que pronto se convertiría en su faz resplandeciente y en los rayos de su corona.
Apolo, al igual que Utu era un dios de la justicia. Nada escapaba a su ojo expectante. La justicia que impartía llegaba hasta los confines del mundo gracias a las rutas que trazaba, que abría.
Utu -como más tarde Apolo- fue un dios urbanista. El desordenado mundo por el que no se podía circular, el espacio caótico dónde no se podía morar ni orientarse fue esclarecido gracias a la acción del sol que trajo la justicia al mundo.
La arquitectura, como ya se ha comentado, se simboliza por unos ejes rectos que estructuran el mundo. Los juncos, sobre los que la madre de Utu reinaba, representaban bien, por su fino tallo recto, la justicia. Éstos eran símbolos de rectitud, virtud que Utu y, más tarde Apolo, asumieron, poniendo fin al desorden imperante. Cortaron de raíz, de cuajo, lo que impedía que la luz alumbrara justamente el mundo.
CONGRESO SOBRE ARQUITECTURA EN EL PRÓXIMO ORIENTE, RAMALA (PALESTINA) & AMANN (JORDANIA), 4-7 DE NOVIEMBRE DE 2012
En el marco de la Bienal de Ramal (Bienal de Riwaq- Qalandiya International 2012), tendrá lugar un simposio sobre Arquitectura, Modernidad y Vida Urbana en el Mundo Árabe, organizado por la Unesco, el Ayuntamiento de Ramala, la Universidad Columbia y otros instituciones, del 4 al 7 de noviembre, con dos sedes sucesivas, en Ramala (Palestina) y en Jordania (Amann).
Parece que la vida en arquitectura se retira de Europa y, en menor grado, los Estados Unidos.
El texto de presentación del congreso explica:
The symposium Modernity, Architecture and Urban Life in the Arab Region from November 4th to 7th in Ramallah and Amman is part of the 4th Riwaq Biennale and Qalandia International 2012, and is organized by Riwaq and GSAPP's Amman Lab at the Columbia Global Centers | Middle East, in partnership with Turath: Architecture and Urban Design Consultants.
This event will spark dialogue between the various studies conducted on Modernity in Arab cities. A step towards a regional mapping of local narratives of modern architecture in the region, this symposium facilitates an understanding of the links and ruptures within the modern architectural and urban transformations of various Middle Eastern cities. How do architectural modern representations in cities such as Amman, Baghdad, Beirut, Ramallah or Cairo from the mid-20th century redefine the singular or universal notion of Modernity? And how are such representations emerging today in contemporary architecture in Arab cities creating a stage for a new modern architectural language that is responsive to its social, economical and political context?
Labels:
Modern Architecture,
Modern Times
martes, 30 de octubre de 2012
ANTES DEL DILUVIO. MESOPOTAMIA, 3500-2100 aC. Exposición en Caixaforum, Barcelona (29 de noviembre de 2012- 24 de febrero de 2013)
Imagen de la exposición.
Filmación y dirección: Marcel Borràs, en Lagash (Iraq), noviembre de 2011. Producida por la Fundación Gerda Henkel (Düsseldorf)
Montaje: Nuria Tolós
Grafismo: Jordi Ortiz-Patxi Solè
Propuesta: Pedro Azara & Albert Imperial
TEXTO DE PRESENTACIÓN
El universo surgió de las aguas: las Aguas de la Sabiduría (el Abzu);
o de una primigenia ciudad, turbia, nocturna y lacustre, anterior a los
tiempos.
Cuentan los mitos mesopotámicos, y la historia hasta ahora
parece darles razón, que las principales estructuras políticas, religiosas y
culturales con las que el ser humano se hizo con el cielo y la tierra (la
ciudad, el urbanismo, la economía, la escritura, la realeza, las leyes, la
religión organizada, la división del tiempo y el espacio, el cálculo, etc.),
vigentes aun hoy en día, fueron creadas
por vez primera, hace unos cinco mil
quinientos años, en el fértil entorno de
las marismas del delta de los ríos Tigris y Éufrates (hoy en el devastado sur
de Iraq). Vías y canales, navegables o de regadío, naturales y artificiales,
trazaron una extensa red de comunicaciones entre numerosas ciudades, como Ur o
Uruk, en las que vivía la mayor parte de la población.
El cielo y la tierra no se dejaron fácilmente dominar,
empero: el mito del diluvio, que cuenta la despiadada venganza divina ante el
crecimiento humano, es de origen mesopotámico.
Poblaciones que hablaban diferentes lenguas, y escribían
mayoritariamente en sumerio, configuraron un imaginario y una realidad
que, por un lado, nos es muy lejana –y
por eso la estudiamos-, y, por otro, a través de su influencia en la cultura griega, la Biblia y el Corán,
insólitamente próxima.
A través de unas cuatrocientas piezas arqueológicas,
procedentes de grandes colecciones públicas internacionales, así como de
diversos documentos antiguos y contemporáneos, Antes del diluvio. Mesopotamia. 3500-2100 aC , explora qué
debemos a esta primera cultura, en el Próximo Oriente antiguo, y qué imagen del
mundo, en fin, tuvieron los
mesopotámicos del cuarto y del tercer milenios aC, imagen en la que, quizá,
orientales y occidentales, nos podamos aun reconocer en parte.
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