Fotos; Tocho, diciembre de 2024
Maquetas de pared de pequeño tamaño, de plancha metálica pintada, de secaderos de tabaco andaluces.
Construcciones sencillas, originariamente de planchas o de listones de madera, separados entre sí, componiendo un enrejado, por el que el aire cálido y seco circula, impidiendo que las cosechas se pudran.
Las casas, coronadas por tejados a dos aguas, parecen vibrar, movidas interior e exteriormente por no se sabe qué impulso.
Construcciones gastadas pero vivas, cuyas tramas regulares de líneas verticales recuerdan las tramas que durante decenios, Soledad Sevilla ha pintado incesantemente, y que entroncan con el interés de la artista por los espacios arquitectónicos , sean reales, como los de la Alhambra, o pintados, como la estancia de las Meninas -la secuencia de estancias unidas por la luz-, sobre los que ha trabajado. Más que arquitecturas materiales, opacas, son espacios definidos por círculos de luz que interesan a la artista. Son son volúmenes bajo el sol, que reflejan el sol, sino lugares definidos por la luz cuyos límites y cantos trazan los rayos de luz.
Una exposición en Madrid muestra este conjunto de modestas construcciones:
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